Jean-Luc Mélenchon: “América Latina es una fuente de inspiración”

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NIKO SCHVARZ | En las últimas elecciones presidenciales francesas del 22 de abril y el 6 de mayo de este año, Jean-Luc Mélenchon fue el candidato del Frente de Izquierda, que con 4 millones de votos en el primer turno (11,11% del total) dio una contribución decisiva a la victoria de François Hollande sobre Nicolas Sarkozy en la segunda vuelta, y a sacar a éste de la escena política. 

Barómetro Internacional 

Mélenchon es diputado al Parlamento Europeo por el grupo GUE-NGL (Izquierda Europea-Izquierda Verde nórdica). Fue miembro del Partido Socialista durante 30 años, integrante de su dirección por 15 años, senador  y ministro de Enseñanza Profesional del gobierno de Lionel Jospin entre 2000 y 2002. Renunció al PS por discrepancias sobre la actitud asumida en relación a la constitución de la Unión Europea. Participó activamente, con un  grupo de militantes provenientes del PS,  en la creación del Frente de Izquierda conjuntamente con el Partido Comunista, los Verdes y otras formaciones de izquierda.

Nuestra conversación se desarrolló mezclando los idiomas español y francés. Nacido en Tánger hace 61 años, habla fluidamente nuestra lengua. Hoy integra la Coordinadora del Frente de Izquierda. Visita por segunda vez varios países de América Latina, estuvo en Venezuela en el XVIII Encuentro del Foro de San Pablo (allí lo contactamos, participó junto a Ignacio Ramonet) y en las elecciones del 7 de octubre. Llegó al Uruguay el martes 16 procedente de Buenos Aires y en entrevista con LA REPUBLICA ese día habla de la situación europea y de su visión sobre América Latina, uno de sus temas predilectos. Al lado del grabador le coloqué un ejemplar de su muy difundido folleto titulado “Qu’ils s’en aillent tous. Vite, la révolution citoyenne” (Que se vayan todos. Rápido, la revolución ciudadana), que utilicé para la serie de notas sobre las elecciones francesas y que, curiosidades de estos tiempos, está impreso en Eslovaquia.

La nueva época de América Latina

– Vd. ha emitido opiniones favorables al nuevo curso emprendido por un conjunto de países de América Latina. El presidente ecuatoriano Rafael Correa sostiene que desde el inicio del nuevo siglo y milenio se vive no sólo una época de cambios, sino un cambio de época en América Latina. ¿Cómo aprecia la situación actual?

– Para nosotros es muy espectacular lo que está ocurriendo aquí. Nosotros en Europa estamos sumergidos en una crisis que lleva ya diez años, mientras ustedes están saliendo. Cuando se llega a Europa se siente  una suerte de tristeza, mientras que cuando se llega a América Latina se siente una alegría, una esperanza que se percibe en el aire. Hablando con la gente  se aprecia la esperanza de una vida mejor para sus hijos. A nosotros nos ha golpeado muy fuertemente el fracaso del autodenominado campo socialista, un fracaso mayor del que parecía. Después sobrevino la caída de la socialdemocracia. En Alemania, donde la socialdemocracia había construido el estado de bienestar, Schröeder subió la edad de jubilación de 62 a 67 años, fue el que inventó la jubilación por capitalización que hoy constituye el problema número uno de Alemania. Después vino Rodríguez Zapatero, y el peor de todos fue Papandreu, primer ministro de Grecia y presidente de la Internacional Socialista, que no resistió ni una hora el asalto de los organismos  financieros internacionales. Le pegaron a Grecia y después pasaron de uno a otro país. Este fue el cuadro ultraliberal de Europa. Hasta en Francia, que se definía por su identidad republicana, apoyada en los servicios públicos y las empresas estatales, todo eso fue arrojado a la basura.

Pero aquí, en América, es lo contrario. Cayó el muro de Berlín y poco después se constituyó el Foro de San Pablo. Empezó la ola democrática en América Latina. Yo conocí a Lula antes que fuera electo presidente. Cuando pasó por Francia en el año 2002, nadie lo recibía, y yo como ministro de Jospin lo recibí y eso quedó registrado en una película. Cuando él ganó en Brasil, eso fue para mí un llamado de atención sobre América Latina. También repercutió lo que sucedió en Venezuela. Aquí estoy contando mi historia personal, como militante socialista que busca una salida a la situación que se vivía en Europa. Hablo de los años 2002, 2003, 2004 y especialmente el terremoto que significó para nosotros el año 2002, en que la elección se definió entre un fascista como Le Pen y Jacques Chirac, de la derecha. El Partido Socialista no fue a la segunda vuelta. Para nosotros fue un horror, había que preguntarse por qué nos ocurría eso. En ese momento aparecen los sucesos de Venezuela y en el Uruguay se elige a Tabaré Vázquez, siguiendo después con Pepe Mujica. Eso daba esperanzas. No era poco lo que nos había pasado en Francia. Había gente que pensaba que se había terminado la izquierda. Entonces, analizamos lo que sucedía aquí. Como dice Correa, había un cambio de época en América Latina, no solamente nuevos gobiernos, de alternancia, como decimos en Francia. En Europa a mi juicio no hay socialdemocracia, no queda nada, porque la socialdemocracia construía un estado de bienestar social, tratando con el capitalismo, pero arrancando algo en beneficio de los trabajadores. Pero ahora no es así. Vimos que había que aprender y que aquí, en la América del Sur, la nueva izquierda cada vez enfrentó a la derecha y a la socialdemocracia. Eso pasó en Bolivia, en Venezuela, en Ecuador. Pasó también en Argentina. En cada país fue el mismo fenómeno.

En Venezuela se dio la caricatura total. Se firmó un pacto llamado del Punto Fijo, de alternancia en el poder entre la socialdemocracia y los socialcristianos. Esto trajo muchísimo sufrimiento para el pueblo y los trabajadores. En Argentina vino el corralito, en Bolivia el precio del agua. Menciono estos fenómenos para que se entienda que los procesos no son lineales, como se veía antes en Europa.

Repercusión mundial de la elección en Venezuela

– En ese cuadro, ¿cómo ve la reciente elección en Venezuela? En cifras definitivas, Chávez obtuvo 8:136.964 votos, el 55,25%, y Capriles 6:499.575 votos, el 44,13%.

Es muy importante. Los medios en todo el mundo y en Europa hicieron de la elección en Venezuela casi un caso nacional. En Argentina presentaron la  campaña electoral en Venezuela como que si perdía Chávez era como si perdiera Cristina Kirchner. En Francia leí un montón de artículos sobre las elecciones en Venezuela, en publicaciones que no se ocupaban nunca de América del Sur. Me llamaron a mí “el pequeño Chávez”. (Cuenta al respecto una anécdota risueña con el reelecto presidente venezolano). Es decir, nos juntaron a todos con Chávez pensando que iba a perder. Trataron de agrandar a Capriles, y fueron a Venezuela unos 10 mil periodistas, más que al Mundial de fútbol para ver la caída del diablo, del monstruo. Pero retornaron a casa y tuvieron que explicar que habían sido muy buenas las elecciones, que era una democracia y además el que perdió lo reconoció. En Francia las cadenas de TV dijeron que había 80% de pobreza en Venezuela, que no había ni una línea de tren, que no había metro, y el lunes siguiente pidieron disculpas, dijeron que se habían equivocado, que la pobreza era 27% y no el 80%, que líneas de ferrocarril no hay una sino 8, etc.

Participación popular, soberanía nacional, cambio institucional

Lo que ocurrió en Venezuela fue un gran momento de confrontación, no sólo en Venezuela sino en toda América del Sur y en Europa, porque a nosotros nos colocaban junto a Chávez, pensando que iba a perder o que nosotros nos íbamos a asustar y decir que no teníamos nada que ver con él. En algunos aspectos somos críticos, pero hemos permanecido muy firmes junto a Chávez, y también explicando nuestras posiciones cuando había divergencias, como las tenemos en materia de política internacional, por ejemplo en el caso de Irán. Ahí hay desacuerdos, pero sostenemos a Chávez, no vamos a ayudar a atacarlo.

En relación a todas las experiencias de América del Sur, nosotros consideramos lo que ocurre aquí como una fuente de inspiración. No es un modelo. Destacamos las características comunes de estos procesos. Primero, que no hay cambios sin participación popular. Segundo: la recuperación de la soberanía nacional sobre los recursos fundamentales. Tercero: el cambio institucional. De una forma u otra, en varios países se produjeron cambios en la Constitución, como sucedió en Bolivia, en Venezuela, en Ecuador; en Argentina también hubo un cambio del estatuto del Banco Central, el voto a los 16 años y otros temas. Y la distribución de la riqueza como prioridad; es decir, que el desarrollo económico surge del desarrollo social y no al contrario.

República, ecología y socialismo

Estos puntos se comparten esencialmente en el programa del Frente de Izquierda francés. Primer punto, el cambio constitucional. Segundo punto, compartir la riqueza, es decir, igualdad sí, pero concreta. Tercer punto, la planificación ecológica, porque para nosotros hay que cambiar fundamentalmente el proceso de producción y de intercambio, teniendo en cuenta que hay un único ecosistema común que permite la vida humana. Nuestra nueva doctrina sostiene que república, ecologismo y socialismo son los tres pilares del nuevo  pensamiento.

Nosotros queremos salir de los tratados europeos, no de Europa, sino de este modelo de construcción de Europa. Y por otro lado, no queremos más ser aliados de Estados Unidos en la OTAN, la alianza militar que no tiene ningún sentido después que terminó la guerra fría.

En estos temas nos ha inspirado América Latina Entonces, cada elección que hay acá es importante para nosotros. Cuando ustedes ganan no nos dicen nada, pero si pierden, ¡ay de nosotros!

La experiencia unitaria del Frente Amplio

– ¿Conoce usted la experiencia unitaria del Frente Amplio en Uruguay? ¿Cómo la valora?

Sí la conozco, pero vengo aquí para ver y escuchar más de cerca y comprender mejor cómo funciona el Frente Amplio. Sé que es muy amplio, que comprende una gran variedad de fuerzas políticas de izquierda. Quisiera informarme acerca de cuáles son sus normas de funcionamiento colectivo, cómo transcurre su vida orgánica, cómo eligen sus candidatos. Quiero escuchar porque hoy día en el Frente de Izquierda francés estamos buscando cómo organizarnos, que no sea una cosa del momento sino para un plazo largo.

(La entrevista se realiza en la sala Crottogini de la sede del Frente Amplio. Ante su pregunta, le explico los antecedentes de este gran dirigente frentista. En cambio, Mélenchon tiene referencias concretas del general Líber Seregni y de su trayectoria. Le muestro un artículo que publiqué en LA REPÚBLICA el 17 de abril de este año, en vísperas de las elecciones francesas, en que recojo su afirmación de que “el Frente Amplio de Uruguay es una fuente de inspiración desde hace muchos años” y que se toma en cuenta  para la conformación del Frente de Izquierda francés, al igual que el concepto de la “revolución ciudadana” del presidente Rafael Correa).

La crisis europea

– Volvamos al tema de Europa.

Lo que está ocurriendo hoy en Europa es muy grave e implica a ustedes también porque Europa es el 25% de la riqueza que se produce en el mundo. Estamos entrando en una crisis más grande que la que hemos conocido desde el 2008. No es solamente una crisis del capitalismo, es una recesión inmensa. Es un conflicto por la distribución de la riqueza. En Grecia se perdió el 20% de la riqueza. España está sufriendo los efectos de la crisis, Italia también. En Francia empieza ahora. (A continuación critica la política del actual gobierno francés y realiza un análisis minucioso y demoledor de la política nefasta del Banco Central Europeo y de la Comisión Europea contra los países altamente endeudados y en beneficio de los bancos privados). Esto va muy mal, y yo quiero dar un alerta. Es un momento en que la historia se va acelerando. Lo que vivimos con el nuevo tratado europeo es algo nunca visto. Cuando hacemos un presupuesto en un Estado europeo, antes de que sea examinado por su Asamblea Nacional, tenemos que buscar la aprobación de la Comisión Europea. Cuando a ésta no le conviene un presupuesto puede cambiarlo e imponer multas que pueden crecer hasta el 1% o 2% del total de la riqueza del país. Es una locura que ya la estamos pagando hoy día. Nosotros hicimos una revolución contra el rey en la que el tema inicial fue quién decide sobre los impuestos y sobre el presupuesto. Ese círculo vicioso lo están viviendo los portugueses, los españoles, sin que vislumbren una salida. ¿Qué van a vender en Grecia?  Sólo queda el aire, el mar, no hay nada más para vender.

En Francia nosotros estamos creciendo. El Partido Comunista tuvo menos del 2 por ciento de los votos en las anteriores elecciones. Con el Frente de Izquierda hemos pasado al 11%. Pero la ultraderecha está más adelantada que nosotros, es el 18%. Nosotros vamos a persistir y tenemos que buscar una salida de la crisis por lo alto, que hoy día no la tenemos.

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