Trump: Del “puede que lo haga” a la intervención directa

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Leopoldo Puchi

 

Hasta ayer, Trump parecía mantenerse en los límites de las recomendaciones de su propio libro con frases ambiguas: “Puedo que lo haga, puede que no lo haga”. Pero con el bombardeo a Irán, ha cruzado un umbral.  “Puede que lo haga, puede que no lo haga”, dijo Donald Trump el pasado miércoles, cuando los periodistas le preguntaron si atacaría a Irán. La frase retrataba su estilo de meter miedo, amenazar y negociar descrito en su libro The Art of the Deal. Sin embargo, esta vez no se trató de una táctica de negociación.

Con los bombardeos lanzados contra Irán, Trump resolvió el dilema que lo acompañaba: seguir la línea del aislacionismo de “America First” o alinearse con el sector de su partido que reclamaba una intervención en el Medio Oriente. Optó por lo segundo. La decisión de bombardear define, con hechos, los criterios y parámetros que guían, y guiarán, la política exterior de Trump. Las presiones del sector neoconservador han dado resultados y su administración ha asumido la doctrina de intervención militar “preventiva” y unilateral para moldear el mundo en función de los intereses estratégicos de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, aunque en un contexto muy distinto, continúan las presiones sobre Trump para que intervenga en Venezuela. Hasta el momento, esto se ha traducido en el incremento de las sanciones a la economía venezolana, el encarcelamiento de venezolanos en El Salvador, la prohibición de viajes y la revocación de las licencias a las empresas petroleras. Sin embargo, algunos sectores de oposición consideran que esas medidas no son suficientes y mencionan las relaciones entre Irán y Venezuela, hablan de la “seguridad hemisférica” y presionan para que se vaya más allá, incluso en el terreno de la de la fuerza militar.
En sus más recientes declaraciones, María Corina Machado ha adoptado una posición alineada con los sectores más duros de la política exterior estadounidense. Al señalar, en plena guerra en el Medio Oriente, a Venezuela como una amenaza para Estados Unidos por sus relaciones con Irán y pedir que se actúe con urgencia, Machado adopta una narrativa que sirve para justificar una intervención.

America FirstDonald Trump full speech at America First Policy Institute Gala

Un análisis de Foreign Affairs señala que para muchos voceros del movimiento MAGA, las intervenciones militares se alejan del espíritu original de la corriente ‘America First’. Por eso, tanto la guerra en el Medio Oriente como la política hacia Venezuela ponen en evidencia las contradicciones en la política exterior de Estados unidos y reflejan las divisiones internas en el Partido Republicano, en el que los sectores aislacionistas chocan con los halcones que buscan una política más agresiva.
Frente a la posición del movimiento MAGA, existe otra corriente dentro del Partido Republicano que defiende una política exterior intervencionista, la de la línea neoconservadora. Esta visión, que ha ganado terreno en el entorno de Trump desde su regreso al poder, sostiene que tanto Irán como Venezuela representan amenazas que requieren una respuesta militar. Figuras como Marco Rubio, actual secretario de Estado, encabezan este enfoque. Aunque este sector evita hablar abiertamente de una intervención militar directa en Venezuela, ha venido planificando acciones armadas quirúrgicas sobre instalaciones militares venezolanas.

Monroe 2.0

En el caso de América Latina podría imponerse, además, la lógica de la Doctrina Monroe, que considera la región como el espacio natural de Estados Unidos. Trump ha afirmado, en su particular “distribución” del mundo, que se reserva para Washington el dominio desde Groenlandia hasta Panamá. Pero no ha definido públicamente si Venezuela entra dentro de ese perímetro.Trump y el Nuevo Orden Mundial. La vuelta de la Doctrina Monroe - Erik  Norling
El peligro de que la Doctrina Monroe vuelva a aplicarse con fuerza aumenta ahora que las corrientes halconas han logrado que se produzca una intervención militar directa en Irán. América Latina, y especialmente Venezuela, podría quedar atrapada en una nueva lógica de intervención, algo diferente a las invasiones tradicionales, pero igualmente destructiva.
Este modelo opera en fases: comienza con el nombramiento de un enviado especial, sigue una exigencia y un ultimátum. Posteriormente vienen operaciones encubiertas que buscan neutralizar a figuras del poder mediante atentados selectivos, se continúa con el uso de tecnologías como drones, hasta llegar a la implicación directa o a través de actores proxy.
Hasta ayer, Trump parecía mantenerse en los límites de las recomendaciones de su propio libro con frases ambiguas: “Puedo que lo haga, puede que no lo haga”. Pero con el bombardeo a Irán, ha cruzado un umbral. Ahora está por verse si su decisión de asumir la política neoconservadora de intervenciones será aplicada en cualquier circunstancia y en cualquier continente.