Ecuador entrega las Galápagos para instalar una base militar de EEUU
Eloy Osvaldo Proaño
El ultraderechista presidente de Ecuador, Daniel Noboa, entregó a Estados Unidos las islas Galápagos para que las use como base militar, y en los próximos días y llegarán los primeros buques y tripulaciones estadounidenses. El acuerdo otorga inmunidad plena a los agentes extranjeros ante cualquier ilícito que cometan, lo que significa que se establece un régimen colonial de facto, además de concretar la entrega del control del Pacífico Sur a Washington
En 1978, la Unesco declaró el archipiélago Patrimonio Natural de la Humanidad. Además de su valor para la conservación de especies animales y vegetales, el parque es de gran interés turístico. En el siglo XIX, Charles Darwin hizo una expedición científica. Hoy los expertos advierten sobre la frágil ecosistema de la región y la población civil corren riesgos.
Con la decisión del Consejo de Gobierno de la provincia de Galápagos, entran en vigor los tratados de cooperación militar de Estados Unidos con Ecuador firmados por Noboa el 15 de febrero de 2024. De esta manera, buques, personal militar, armamento, equipamiento y submarinos podrán instalarse en ese archipiélago declarado Patrimonio Natural de la Humanidad, por la Unesco, en 1978.
Con sus actos, Noboa, hijo de un empresario bananero que es el hombre más rico del país, en buscan sostener sus proyectos políticos en medio de crisis causadas por su propia codicia e incompetencia, confirma que las oligarquías latinoamericanas no tienen otro proyecto de clase y de nación que el entreguismo.
Este 10 de diciembre se aprobaron el Proyecto de seguridad integral en la región insular y el Instructivo para la aplicación de los acuerdos de cooperación entre Ecuador y Estados Unidos.
Con él el mandatario ultraderechista completó la demolición de la soberanía ecuatoriana iniciada por Lenín Moreno (2017-2021) y proseguida por Guillermo Lasso (2021-2023), quien firmó tres acuerdos que permiten a Washington mantener personal militar en territorio ecuatoriano con libertad de desplazamiento, controlar el tráfico aéreo y marítimo, y otorga inmunidad plena a los agentes extranjeros ante cualquier ilícito que cometan. En pocas palabras, establece un régimen colonial de facto.
De facto, Ecuador dio también la cesión de uno de los máximos y más frágiles tesoros naturales del planeta, pues el establecimiento de instalaciones militares de poderes foráneos se encuentra expresamente prohibido por la Constitución, cuyo artículo 5 declara a Ecuador un territorio de paz en el cual no se permitirá el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con propósitos militares.
Asimismo; se prohíbe ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjeras. En septiembre pasado, Noboa anunció una reforma constitucional para revertir la conquista ciudadana contra el injerencismo, pero no esperó a su trámite parlamentario para confirmar la subordinación de su gobierno a Washington y dar lo que, confía, será un golpe propagandístico de cara a las elecciones de febrero próximo.
La entrada de buques, personal militar, armamento, equipamiento y submarinos al archipiélago, para la cual se adaptarán o construirán instalaciones adicionales en los puertos o aeropuertos locales, augura un desastre ecológico irreversible sin que la presencia estadounidense se traduzca en una mejora de la crisis de violencia que azota a la nación andina.
Explícitamente con la decisión referida se plantea que la finalidad es operativizar el proyecto con el fin de hacer frente a los retos de seguridad compartidos en la provincial de Galápagos, a 600 millas (965 kilómetros) de la costa continental ecuatoriana.
Además, se propone “combatir el narcotráfico, la pesca ilegal y otras actividades ilícitas marítimas en esta región del Ecuador. Es importante evitar conflictos violentos y otros delitos conexos entre los grupos narcoterroristas vinculados a cárteles internacionales que se disputan las rutas para exportación de estupefacientes y el dominio territorial para el expendio de drogas”, se indica.
Además se menciona que los buques de guerra, buques de Estado, aeronaves y tripulaciones estadounidenses están exentas de tasas (impuestos) administrativas y tendrán controles ambientales rigurosos para ingresar a la isla.
Cabe recordar que mediante el Decreto del 15 de febrero de 2024, Quito ratificó el Acuerdo con Washington relativo al Estatuto de las fuerzas, firmado el 6 de octubre de 2023, durante el gobierno de Guillermo Lasso, por el cual se otorgaría al personal militar y civil del Departamento de Defensa y sus contratistas, privilegios, exenciones, e inmunidad equivalentes a lo recibido por el personal administrativo y técnico de las misiones diplomáticas bajo la Convención de Viena.
En la práctica, constituye el establecimiento de una base militar, tal como ocurrió desde 1999 hasta 2009 en la costera ciudad de Manta, cuyo acuerdo el entonces presidente Rafael Correa no renovó y, además, en la nueva Constitución de 2008 se prohibió la presencia de fuerzas o bases militares extranjeras en territorio ecuatoriano. Dos semanas atrás Noboa envió a la Asamblea (Parlamento) una reforma parcial a la Constitución para eliminar el artículo que prohíbe esa presencia de bases de otros países, pero la Legislatura todavía no lo trató.
“Es inaceptable, vergonzoso, peligroso, indigno servilismo colonial. No hay conciencia de la soberanía nacional, ni de los intereses del Ecuador ni de las experiencias negativas con bases militares extranjeras, siempre de Estados Unidos”, señaló el exvicecanciller Fernando Yépez.
*Analista e investigador ecuatoriano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)