Milei en el Congreso: épica del ajuste y un pacto con los gobernadores
Rubén Armendáriz |
El presidente argentino Javier Milei abrió el 142° periodo de sesiones ordinarias del Congreso y dio su primer discurso frente a la Asamblea Legislativa en la que, tras varias semanas de confrontación con los gobernadores provinciales, con un llamado conciliador para firmar el Pacto del 25 de Mayo con los 23 gobernadores provinciales y el jefe de gobierno capitalino, para avanzar en “la reconstrucción del país”.
El ultraderechista mandatario apuntó contra lo que él llama “la casta” y volvió a calificar al Estado como “una organización criminal”, tras señalar que en los últimos 20 años del país hubo “una orgía de gasto público” que dejó como resultado “la peor herencia que ningún gobierno haya recibido jamás”.
La asfixia financiera dejó a los mandatarios provinciales a merced del gobierno central, lo que le sirvió a Milei para volver a ganar tiempo y retomar la iniciativa cuando comienza la etapa más crítica de una pólítica economica signada por el ajuste, la alta inflación y el estancamiento.
La negociación que se viene fue planteada por el presidente en el último tramo de su discurso: volverá a la carga con una nueva versión de la rechazada Ley Ómnibus, quizás dividida en capítulos, y buscará revertir la derrota parlamentaria de febrero con la negociación de un nuevo pacto fiscal que busque mitigar una parte del ajuste que están padeciendo las provincias. Simultáneamente, Milei amenazó con que si no hay leyes podría avanzar por decreto.
En su discurso completamente leído de algo más de una hora, Milei desafió a los gobernadores provinciales a pactar su plan a cambio de alivios fiscales y acuerdos políticos. El programa para profundizar un neoliberalismo en crisis busca -en la velocidad- constitucionalizar las reformas reaccionarias, y el pacto pretende otorgarle la institucionalidad que no logró con el Decreto de Necesidad y Urgencia ni con la Ley Ómnibus, que impidió el Congreso.
Para asistir al “pacto”, previamente, los jefes provinciales estarán obligados a acompañar una versión acotada de la Ley Bases. Entre los puntos a discutir, entrarán una fuerte reducción del gasto público, “en torno al 25 por ciento del PBI”; modificar la coparticipación federal, “para terminar con el modelo extorsivo actual”; y una reforma política, comercial tributaria, previsional y laboral.
En materia de seguridad, el mandatario afirmó que hay “ciudades enteras rehenes del narcotráfico” y que las calles están “tomadas por el caos y el desorden”. Según Milei, todo esto es generado por las organizaciones de izquierda en “su afán de extorsionar”. También remarcó que las fuerzas de seguridad fueron “maltratadas y pisoteadas” por los gobiernos anteriores y valoró el rol que cumple Patricia Bullrich al frente del ministerio de Seguridad.
No sorprendió que el expresidente neoliberal Mauricio Macri apoyara la propuesta presidencial. Macri dijo que el discurso del libertario fue “claro, firme y con coraje” y llamó a todos los argentinos a apoyar al presidente, mientras cobra mayor fuerzala posibilidad del desembarco de su partido -Renovación Republicana (PRO)- en el gabinete presidencial. Ya el presidente del bloque parlamentario neoliberal, Cristian Ritondo había vanazado el jueves con Milei el acuerdo para trabajar juntos en el Congreso, sin conformar aún un solo bloque.
Los diputados de la opositora Unión por la Patria lamentaron que «en pleno prime-time, el presidente haya decidido realizar un discurso plagado de generalidades, frases sueltas y chicanas, funcional a los títulos de los diarios, pero totalmente vacío de respuestas ante los problemas que angustian a la mayor parte del pueblo argentino.”
El peronismo lanzó fuertes críticas a la falta de propuestas y medidas para aplacar la crisis que se acrecentó tras las medidas económicas que puso en marcha el gobierno. «A este país lo maneja una persona que se preocupa más por la cantidad de likes y retuit en X que por lograr acuerdos para sacar al país adelante. Milei sigue de campaña electoral. Una oportunidad totalmente desaprovechada», sostuvieron.
La oferta de suscribir un nuevo pacto social -en Córdoba el 25 de mayo (fecha patria)- estuvo cargada de amenazas y fue escuchada por la decena de gobernadores presentes. «Quiero convocar tanto a gobernadores como expresidentes y líderes de los principales partidos políticos, a que depongamos nuestros intereses personales y nos encontremos (…) para la firma de un nuevo contrato social, llamado pacto de mayo: que establezca los 10 principios del nuevo orden económico argentino», leyó Milei.
Los 10 puntos se asemejan a los pliegos que históricamente presentaron los grandes empresarios argentinos: cuando el flagelo de la pobreza alcanza a más de la mitad de la población, no hay una sola mención a la situación social, al hambre y pobreza que campean por las ciudades argentinas.
Ninguna referencia a los ingresos, cuyo poder adquisitivo disminuido es la contracara de la inflación galopante que Milei provocó con la enorme devaluación de diciembre, que elevó el valor del dólar en 118% e impulsó la hiperinflación que azota hoy a millones de argentinos. Tampoco al principal problema económico y financiero nacional: el peso de la deuda pública en un Estado quebrado.
El ocultamiento de este tema equivale a la intención de sustraerlo del debate, justo en un momento en que Milei viene de fracasar en su pedido de esquivar al Congreso para endeudarse.
En el punto sexto, llama a las provincias a explotar los recursos naturales “del país”. De acuerdo con la Constitución vigente desde 1994, los recursos son de las provincias. Ese texto soslaya la propiedad provincial y da a entender que pasaba a la Nación.
Junto a ello, el llamado es una confirmación de que el proyecto mileista es de incentivar un modelo económico extractivista, que se caracteriza por la necesidad de un libre movimiento de capitales para invertir y remitir utilidad al exterior, tipo de cambio alto, salarios bajos y muy escaso impacto económico, tecnológico y social. Tal como sucedía con el país de 100 años atrás, la Argentina que reivindica Milei.
El paquetazo
Se trata de un conjunto de proyectos para reforzar el relato libertario que incluye obligar a que en los sindicatos haya elecciones periódicas, libres y bajo supervisión de justicia electoral; establecer que los convenios por empresa estarán por encima de los convenios colectivos del sector; establecer que los políticos condenados por corrupción en segunda instancia no podrán presentarse en elecciones nacionales.
Además, el oficialismo impulsará otras medidas como la reducción drástica de la cantidad de contratos de asesores para diputados y senadores, descuento de la jornada de sueldo de los empleados públicos que no vayan a trabajar por motivo de un paro, la eliminación del financiamiento público de los partidos políticos, y se penalizará en forma imprescriptible al Presidente y a los funcionarios y legisladores que aprueben un Presupuesto que prevea financiar déficit fiscal con emisión monetaria.
Nuevamente Milei dijo que por el coronavirus murieron 130.000 personas cuando, “si se hubieran hecho las cosas como un país mediocre” la cifra de muertes por la covid-19 deberían haber sido “30.000 muertos… de verdad”.
No es la primera vez que el ultraderechista reivindica la crueldad del terrorismo de Estado. Durante la campaña presidencial -y hasta en pleno debate- dice que las banderas de Memoria, Verdad y Justicia son “una visión tuerta de la historia” e insistió en la masacre de dictadura cívico-militar fue una guerra en la que hubo “excesos”, un discurso calcado al de los militares genocidas.
Las amenazas
La transmisión oficial en cadena nacional fue escandalosa. Luego de mostrar al presidente a los abrazos y sonrisas con la vicepresidenta Victoria Villarruel -para acallar rumores sobre sus peleas internas- mostró durante todo el discurso a los aplaudidores, ocultando a la oposición y a los manifestantes que estaban afuera. Un recorte de la realidad propio de alguien que se propone establecer un régimen monolítico y autoritario.
Con las tribunas colmadas de arengas libertarias y encendidos aplausos del bloque oficialista, Milei utilizó la apertura de las sesiones ordinarias para denunciar que en “los últimos 20 años hubo una orgía de gasto público descontrolado”, defender el “plan motosierra” y hacer una catarata de anuncios de demasiado dudosa ejecución (una reforma política, tributaria, comercial, laboral y previsional y modificar la coparticipación federal).
Tras llamar al diálogo y pedir apoyo a las reformas, Milei amenazó a quienes se opongan: “Si lo que buscan es el conflicto, conflicto tendrán”. Cuando Milei habla de libertad se refiere sólo a la libertad económica para las grandes corporaciones y las trasnacionales, no para los 46 millones de argentinos.
En la lista de nombres propios denostados aparecieron el exministro Sergio Massa, el líder camionero Pablo Moyano, el dirigente social Juan Grabois y el diputado Máximo Kirchner, a qienes tildó como los “jinetes del fracaso”. Por último, mencionó a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien acusó de haber encabezado “uno de los peores gobiernos de la historia”.
Casi al pasar, en medio de la exposición, Milei anunció que cerrará la agencia nacional de noticias Télam. “Fue utilizada en las últimas décadas como agencia de propaganda kirchnerista”, afirmó.
Como era previsible, la belicosa apertura de sesiones tuvo como telón de fondo un inédito y desmesurado operativo policial que mantuvo separada a la gente que se había congregado horas atrás, en todo el radio que rodea a la plaza, por un “anillo de contención” de kilómetros de vallas y filas de efectivos de la Policía Federal. Los manifestantes repitieron con cantos que “La Patria no se vende”, en una suerte de catarsis de estos “dos meses de rumbo al abismo”.
Este viernes, los molinetazos se convirtieron en hecho político. Las asambleas barriales, Unidos x la Cultura, estudiantes, trabajadores y trabajadoras fueron protagonistas de los saltos por encima de los molinetes de los subteráneos y las líneas de trene, acción que mostró el rechazo a los tarifazos, pero también el repudio general a la política de ajuste.
En el marco de un país con el 60 por ciento en la pobreza, con una inflación que duplica a la del gobierno anterior y con un salto abrupto de despidos en la industria y la construcción, Javier Milei tuvo su fiesta fantástica con aplaudidores, cánticos y tribunas propias, señala Luis Bruschtein. “Resulta de un cinismo patológico rasgarse las vestiduras por los pobres cuando sabe que las medidas que está tomando los perjudican a ellos y favorecen sólo a la casta del poder económico”, añade.
Fiesta para pocos y sufrimiento para las mayorías: quien no concuerda con las ideas del oficialismo es parte de una “casta corrupta” y la única forma de evitar la confrontación sería que todos se sometan a sus designios.
*Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)