Foro de Sao Paulo frente a nuevos desafíos
Este último fin de semana se realizó en Caracas una reunión del grupo de trabajo ampliado del Foro de Sao Paulo. Se debatió cómo enfrentar a la derecha neofascista en el continente, ahora en una nueva “oleada” de gobiernos progresistas, que ganan condicionados.
Marcos Salgado |
La Universidad Internacional de las Comunicaciones (UICOM), que da sus primeros pasos en lo que hasta hace poco fue el complejo de redacción e imprenta del diario El Nacional de Venezuela, fue el punto de encuentro del Foro de Sao Paulo, para una reunión de su Grupo de Trabajo ampliado.
El Foro se creó en 1990, y ha pasado por diferentes etapas. Tuvo un primer rol de denuncia durante su primera década, cambió a otro de acompañamiento cuando varios de los principales partidos que lo integran fueron llegando a los gobiernos en elecciones en Venezuela, en Brasil, en Nicaragua, en Ecuador, en Bolivia, y así. Fue la década dorada de los gobiernos progresistas en la región, en el arranque del siglo XXI.
En esa misma lógica, el Foro se convirtió luego en un espacio de resistencia y denuncia cuando varios de esos partidos fueron expulsados de los gobiernos, en un avance de la derecha que incluyó destituciones fraudulentas, golpes de Estado y persecuciones judiciales, el llamado Lawfare instrumentado desde una derecha recargada en los gobiernos.
En los últimos pocos años esta tendencia se detuvo y aparece de nuevo una oleada de gobiernos de tendencia progresista en la región, y de nuevo el Foro de Sao Paulo se resignifica como un ámbito de apoyo. La reunión en Caracas acordó una declaración donde se valoran las victorias electorales recientes de partidos o alianzas progresistas en Brasil, Colombia y Honduras; y también en Chile y Perú y otras algo más lejanas, como en Bolivia y Argentina, pero que conforman todas un mapa regional distinto.
Un nuevo mapa
Hoy por hoy siete partidos que forman parte del Foro son gobierno en otros tantos países en América Latina. Hay diferencias, claro, y no solo de matices. Por ejemplo, mientras en el documento del Foro se saluda la victoria de Gabriel Boric en Chile, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, fustigó duramente a su par chileno, justamente en una reunión con los delegados de la reunión del Foro, que se transmitió por la televisión estatal venezolana.
Estas diferencias no quitan que hay un nuevo clima político que favorece un tema postergado por la oleada de derecha: la integración regional. Hace pocos días el Grupo de Puebla, integrado básicamente por personalidades, algunos presidentes y varios ex presidentes, envió una carta a los presidentes de Sudamérica para pedir la reactivación de la UNASUR, organismo estratégico que prácticamente se disolvió a manos de una mayoría de gobiernos de derecha en el lustro anterior.
En el Foro de Sao Paulo también se ve con buenos ojos esa reconstrucción, y además cifran esperanzas en lo que pueda pasar en la cumbre de la CELAC, que en principio se realizaría los últimos días de enero próximo en Buenos Aires, ya con Lula en la presidencia de Brasil.
El lugar real de la derecha
En el Foro de Sao Paulo se cree que es el momento de avanzar en una integración que evite el regreso de la derecha en un formato de ultraderecha fascistoide, a los gobiernos ahora progresistas.
En las mesas de trabajo en Caracas, más que en el documento final mismo, se trazaron escenarios realistas y no basados en un entusiasmo voluntarista, sobre las amenazas que enfrentan estos gobiernos progresistas frente a una derecha que no los quiere dejar gobernar (Perú), que coquetea con la intervención de los militares (Brasil), que reedita tácticas destituyentes (Bolivia), o que fogonea sin demasiado disimulo intentos de magnicidio, como el dronazo contra Nicolás Maduro en Venezuela en 2018 y hace un par de meses en Argentina, contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
La secretaria de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Brasil, Ana María Prestes, advirtió que en Brasil “los nuevos movimientos autoritarios, fascistas, tienen fuerza” en el Congreso brasileño y en las gobernaciones estadales. En esa línea, postuló que la de Lula es “una victoria para empezar nuevamente a luchar”.
Una advertencia a tiempo sobre un panorama complejo, que debe ser tratado como tal, y que demanda de espacios como el Foro de Sao Paulo mucha profundidad autocrítica. Es que también en los errores cometidos por los partidos del Foro en los gobiernos en la anterior década dorada de la izquierda seguro hay claves para evitar que esta nueva oleada repita después viejos fracasos.
* Periodista argentino del equipo fundacional de Telesur. Corresponsal de HispanTV en Venezuela, editor de Questiondigital.com. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)