Los cárteles de la droga también lucran con la migración y la trata de personas
Gerardo Villagrán del Corral
Las organizaciones de narcotraficantes en todo el mundo lucran con la migración en una cuerda que se mueve entre el tráfico consentido de personas y la trata. En el caso de México, diferentes agencias del gobierno de Estados Unidos tienen identificado el tráfico de personas como una de las actividades de estas empresas criminales, y advierten incluso la colusión de funcionarios públicos de ese país que la facilitan.
La movilidad migratoria y el tráfico de drogas son dos asuntos en apariencia distintos en su origen, inconexos en sus dinámicas, con objetivos y medios de reproducción en principio ajenos, pero que en realidad interactúan y se refuerzan mutuamente.
La asociación de la migración con la delincuencia, la inseguridad, la inestabilidad económica e incluso la instrumentalización de tales equívocos como recurso político-electoral que ha permitido la emergencia de movimientos extremistas de derecha, que están en auge gracias a la explotación de una imagen que dota al extranjero del papel de enemigo de una nación imaginada.
Por más benigno que sea el sistema político de un país, por más elocuentes que sean sus voces públicas respecto a las virtudes de la tolerancia, el multiculturalismo y la inclusión, ninguno está libre de la idea de que su soberanía nacional se halla construida sobre una suerte de genio étnico.
La migración no está incluída en el diseño de la política pública. El migratorio es un proceso que se interpreta desde las élites políticas como ajeno a la responsabilidad interna y el migrante se pretende identificar como inconexo a las políticas de atención, protección e integración.
El corredor mexicano
El flujo de México a Estados Unidos fue el principal corredor migratorio del mundo en 2021, al representar el 3,9 % de la migración global. Según cifras de 2020, viven 38,8 millones de habitantes de origen mexicano en Estados Unidos, de los que 11,5 millones son de primera generación, es decir, migrantes que llegaron al país. La población migrante mexicana representó 19,8 % de la fuerza laboral en el sector agrícola y 11,7 % de la manufactura de alimentos en EEUU. Mano de obra barata para la explotación.
México es el corredor territorial de las oleadas migratorias de mexicanos, de Centroamérica, del Caribe, Venezuela y Colombia. Mover seres humanos como carga deja miles de millones de dólares a las organizaciones criminales trasnacionales de contrabando, refiere la Evaluación Nacional de Riesgos de Lavado de Dinero, publicada por el Departamento del Tesoro estadounidense.
Las cuotas por cruzar la frontera de México pueden ir a más de 10 mil dólares, pero para los migrantes chinos que viajan por el Pacífico éstas escalan a varias decenas de miles de dólares.
Cruzar personas a EEUU paga una mano de obra barata con márgenes millonarios, muestra un caso de la Corte del Distrito Sur de Texas. En abril de 2019 un mexicano de 18 años fue detenido por guiar a seis migrantes desde Nuevo Laredo. Afirmó trabajar para el cártel del Noreste y recibir 400 dólares por esa tarea. Uno de los cinco migrantes chinos que iban en el grupo –el otro era brasileño– declaró que solo él pagaría hasta 30 mil dólares por el servicio.
Hay raíces comunes en la interacción y el fortalecimiento del narcotráfico y la movilidad migratoria. Estos dos asuntos no nacen en épocas contemporáneas, pero sí adquieren las características y el impacto socioeconómico en el sistema de naciones reafirmando las consecuencias del modelo económico vigente, que impactan en el debilitamiento del tejido social a la par de la consolidación de actores paralelos al Estado.
Estos actores, en buena medida, se constituyen en competidores sociales de la política pública estatal, ante la carencia de estrategias de gestión de estas dos problemáticas desde una perspectiva integral, bajo la premisa de que la atención de un asunto debe correr paralelamente con la gestión del otro, como fenómenos sinérgicos y no disociados.
Ninguna agencia del gobierno estadounidense ha publicado algún cálculo amplio al respecto. El Departamento del Tesoro sólo consigna un estudio de la organización Rand, el cual refiere que en 2017 la migración del Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Honduras, Nicaragua) generó entre 200 millones y dos mil 300 millones de dólares para las bandas traficantes.
La amplia gama en estos montos reflejan la incertidumbre de las estimaciones relacionadas con los flujos de migrantes ilegales, el uso de traficantes y las tarifas de contrabando, señala el informe del gobierno estadounidense, que refiere que organizaciones de narcotráfico de todo tamaño están involucradas en el tránsito de migrantes.
Drogas y mucho más
Mientras aumentan su negocio en el suministro de opioides, han seguido diversificándose en México en delitos como el contrabando de personas y el robo de petróleo. Entre las organizaciones criminales destaca el cártel del Noreste, el cual, como escisión de Los Zetas, comparte que su principal conjunto de habilidades no es el contrabando de drogas sino la violencia organizada.
Una investigación del Congreso estadounidense detalla que además del robo de combustible, la piratería, el contrabando de armas y el secuestro, “se sabe que Los Zetas (cártel del Noreste y Vieja Escuela) matan a aquellos que no pueden pagar las tarifas de extorsión o que se niegan a trabajar para ellos, a menudo atacando a los migrantes”.
Además de centrarse en el servicio de tránsito y cuota, la delincuencia organizada explota a niños migrantes como sicarios, vigilantes y en la producción, transporte y venta de drogas como trabajo obligado, reporta un informe anual del Departamento de Estado estadounidense.
Los organismos del gobierno estadounidense reconocen que operadores independientes, redes informales y otras estructuradas que son parte de organizaciones de narcotráfico mantienen el control de territorios sobre los que pasan migrantes con el cobro de derecho de piso. En medio está el sistema financiero que tanto en México como en Estados Unidos es una coladera para los flujos ilícitos y el lavado de dinero.
Además del blanqueo de capitales a través del sistema financiero formal con empresas de comercio, los giros postales se utilizan en una amplia variedad de actividades delictivas que van desde el fraude hasta el tráfico de narcóticos y el tráfico de personas pues garantizan el anonimato, y a ellas se suman los criptoactivos.
Pero más allá de informes sobre lo que pasa, el gobierno de Washington se abstiene de tomar medidas. No es cierto, persigue a los migrantes y los encierra en corralones –como si fueran animales- antes de regresarlos a sus países de origen.
* Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)