La nueva era
Maryclen Stelling
En trabajos anteriores abordamos el tratamiento informativo de la confrontación ruso-ucraniana, calificándolo de guerra telenovelada, donde se fusionan la comunicación con los relatos y las narrativas sustentadas en el peso de las emociones. Situación en donde, de la mano de la espectacularización de la política, estaríamos consciente y voluntariamente entrando en la “nueva era emocional” informativa.
Novedosa etapa de pluralismo informativo donde, bajo el impacto de la emocionalidad que consentidamente permea la información, se abre la puerta a discursos, reacciones, pasiones y sentimientos. En este sentido, se estudia y evalúa si el discurso emocional de las noticias genera una mayor difusión y atención de los usuarios; igualmente se abordan las emociones y sentimientos que provocan en la audiencia. Nueva era emocional informativa, donde impunemente se funden y confunden pluralismo informativo y polarización; emociones y sentimientos; discursos, reacciones y opinión pública…
Suerte de connivencia y complicidad donde no tienen cabida sentimientos de culpa, ni se acude a exaltados discursos emocionales centrados en el impacto que puedan tener sobre la audiencia. En tal sentido, se comprueba y aprueba el uso abierto y cómplice de emociones y sentimientos, en tanto estrategia para lograr la atención y fidelidad del lector. Mientras que la respuesta de los usuarios estaría relacionada con el hecho informativo en sí y con las emociones que convoca, más que con el propio discurso intencionalmente polarizado y/o emocional.
Otros estudios se abocan a analizar la confianza que los ciudadanos depositan en los medios de comunicación y si está condicionada por su posicionamiento ideológico. Así mismo, se estudia cómo la ideología incide en la percepción que los ciudadanos tienen de los medios como creadores y difusores de desinformación. Entre los hallazgos se observa una clara polarización en el consumo de medios.
Fenómeno donde la ideología juega un papel relevante en la confianza, dibujándose ecosistemas mediáticos bien diferenciados ideológicamente, que influyen igualmente en la percepción que los ciudadanos tienen de los medios como difusores de desinformación.
Clara expresión de la “nueva era emocional” informativa.