Sanciones: una ofensiva de profundidad estratégica

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Leopoldo Puchi|

A William Brownfield, exembajador de Estados Unidos en Venezuela, se le preguntó en una entrevista de octubre de 2018 en La voz de América sobre las posibilidades de cortar la compra de petróleo a Venezuela. Respondió en relación a esa opción que si se tomara esa medida, si se sancionara a Pdvsa, eso “tendría un impacto sobre el pueblo entero, sobre el ciudadano común y corriente y las comunidades de Venezuela”.

Y añadió: “pero el contrargumento es que ya ellos sufren tanto de falta de alimentación, de falta de seguridad, de falta de medicinas, de falta de salud pública, que en este momento quizás la mejor solución sería acelerar el colapso, aunque produzca un período de sufrimiento mayor por un período de meses o quizás años”.

La opción Brownfield

Precisamente, ha sido esa opción analizada por Brownfield en sus distintas aristas la que ha sido escogida como eje central en el plan diseñado en diciembre pasado para cambiar el Gobierno de Venezuela, aunque se creía que otras líneas de acción darían resultado en pocas semanas, antes de que el efecto de las sanciones se desplegara completamente.

Ahora bien, las sanciones y sus consecuencias no corresponden a una operación relámpago, sino que requieren tiempo para que cumplan su propósito. Se trata de una ofensiva de profundidad y de amplia extensión sobre todo un territorio.
Tres ejes estratégicos

Como se sabe, la estrategia elaborada para deponer el Gobierno contempla otros ejes de presión. Uno de ellos ha sido el de la creación de la imagen de un poder dual, una percepción que aunque no se corresponda con la realidad genera incertidumbres jurídicas que impactan directamente entre los militares, por su formación. Esa era la función. De allí la celeridad del reconocimiento por varios países, realizados con el fin de reforzar esa imagen.

Puede decirse que en una medida considerable esa imagen se logró posicionar y que los factores internacionales adversos al Gobierno supieron aprovechar la reacción tardía o la inhibición del sector gubernamental

Un tercer eje de presión, adicional a la imagen de poder dual y a las sanciones, es la amenaza de una invasión. Esta presión coloca a los militares en la disyuntiva de decidir enfrentar o no una expedición extranjera. Se apuesta a que ante ese dilema los oficiales escojan la opción de un golpe palaciego o que se produzca una fractura. Este eje ha perdido peso como medio de presión, en razón del rechazo que tiene una intervención en Estados Unidos y en Europa, lo que disminuye las probabilidades de que ocurra.
Las sanciones y la mecánica del colapso

El mecanismo para acelerar el colapso que resultaría de “un período de sufrimiento mayor”, son las sanciones y medidas de bloqueo de cuentas, que cumplen la función de impedir que Venezuela disponga de divisas para la importación de insumos, alimentos y medicinas.

De esta manera se busca multiplicar de forma exponencial los problemas que ya existen como resultado de políticas macroeconómicas erradas y de la ineficiencia de la gestión. Y ahora con las sanciones se podría llegar al punto de una paralización de la actividad productiva y menos importaciones de insumos y alimentos, lo que ocasionaría, efectivamente, “un período de sufrimiento mayor por un período de meses o quizás años”.

La importancia del colapso dentro de la estrategia en curso es que encierra el potencial de desencadenar el caos y de generar una explosión social, situaciones que a su vez presionarían al estamento militar, muy sensible a esas circunstancias por sus funciones de mantenimiento del orden interno. Se espera que la presión así ejercida, conduciría a un pronunciamiento militar, la deposición de Nicolás Maduro de la presidencia y un cambio general de gobierno.

Las sanciones financieras aplicadas a Venezuela desde 2016 ya han perturbado en una medida importante la actividad productiva. Ahora ha comenzado el ciclo de las nuevas sanciones. Una demoledora maquinaria silenciosa. El colapso por medio de un “sufrimiento mayor”.

*Sociólogo. Secretario General del MAS 1996-2006. Ex diputado al Congreso y a la Asamblea Nacional. Miembro de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999. Ex Ministro del Trabajo y de la Familia. Premio nacional de periodismo de opinión. Analista. Columnista

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