¿Zorros cuidando gallinas?: La corrupción de/en Interpol
Mirko C. Trudeau-CLAE.
El Ministerio de Seguridad Pública de China comunicó oficialmente que el expresidente de Interpol, Meng Hongwei –que también ocupa el cargo de viceministro para la Seguridad Pública de China– está siendo investigado como sospechoso de recibir sobornos y otros delitos, sin especificar si se trata de actos relacionados con su función gubernamental en China o con su cargo en la organización internacional.
Con 192 países miembros, Interpol es la mayor organización policial internacional del mundo. “Nuestra función consiste en permitir que las policías de todo el planeta colaboren para hacer del mundo un lugar más seguro”, señala su portal. El 6 de febrero último se realizó en Costa Rica la 20ª Reunión del Programa Mundial de Interpol sobre la Lucha contra la Corrupción, Delincuencia Financiera y Recuperación de Activos.
La detención del jefe de Interpol reubica en los primeros planos el peligro de la posibilidad real de que el crimen organizado infiltre los máximos niveles policiales nacionales e internacionales y neutralice la acción de las fuerzas del orden mediante el poder del dinero. La globalización de la economía mundial y la enorme concentración de capitales en escasas manos, facilita la presión sobre decisiones nacionales y en organismos internacionales por medio del soborno.
No existe un solo organismo internacional exento de amenaza en esta materia. Cabe recordar que en la misma Organización de las Naciones Unidas (ONU) se han presentado casos graves de corrupción. Y ni hablemos de la Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA), aunque ésta no es una organización a nivel de estados.
El Gobierno de China confirmó que investiga a Meng Hongwei, de 64 años, como sospechoso de violar la legislación de su país, “por su obstinación y por crearse problemas legales a sí mismo”. El 7 de octubre, la Secretaría General de Interpol, ubicada en Lyon (Francia), recibió la renuncia de Meng Hongwei , quien estaba “desaparecido” desde que se marchó de territorio francés a finales de septiembre y resultó detenido el 25 de septiembre en Pekín por las autoridades chinas.
Interpol anunció que será sustituido por el surcoreano Kin Jong Yang hasta que el 18 de noviembre la asamblea general del organismo elija nueva presidente por los dos añlos de mandato que le restaban a Meng Hongwei hasta 2020.
El comité del Partido Comunista calificó la actuación contra Meng de “oportuna, totalmente justificada y sensata. La investigación demuestra la determinación de luchar contra la corrupción. Nadie está por encima de la ley y quien la viola tiene que ser castigado duramente”, indicó.
Meng se convirtió en 2016 en el primer presidente de Interpol de nacionalidad china y su mandato terminaba en 2020. Entonces, Amnistía Internacional reaccionó preocupada acusando a China de tratar de utilizar a la Interpol para buscar a disidentes y activistas de la oposición.
“Las autoridades explicaron al exterior que se trata de violación de leyes, pero detrás de esto hay una lucha de poder”, dijo el politólogo Zhang Lifan. Desde el exterior han acusado al presidente chino Xi Jinping, de utilizar la campaña anticorrupción para deshacerse de rivales y afianzar su poder. Ya había mandado a la prisión a mil 500 funcionarios, incluido al ex responsable de Seguridad Pública Zhou Yongkang, ex jefe de Meng, condenado a cadena perpetua.
En este contexto, el secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo, y su homólogo chino, Wang Yi, dieron muestras de intercambios poco diplomáticos en Pekín, días después de que el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, formuló críticas que China calificó de “ridículas”.
De paso por Pekín al final de una gira por varios países de Asia en la que se reunió con el dirigente norcoreano Kim Jong-un, Pompeo escuchó los reproches del canciller chino sobre recientes medidas tomadas por Washington, que van desde la guerra comercial hasta la venta de armas a la isla separatista de Taiwán. “Exigimos que Estados Unidos cese estas acciones imprudentes”, expresó Wang. Pompeo no fue recibido por el el presidente Xi.
Este hecho pone en relieve la necesidad de que los organismos internacionales adopten mecanismos de fiscalización autónomos y con capacidad de tomar decisiones vinculantes para impedir que sus acciones se vean desvirtuadas por el enorme poder de los sobornos.
Este no fue un hecho aislado. Hacia finales de 1960 el diplomático uruguayo Nelson Iriñiz Casás documentaba la extendida venalidad imperante en la ONU, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras instancias internacionales. “La ONU hace gala de una vocación democrática universal pero, en los hechos, no es más que una auténtica dictadura ejercida por grandes potencias, mediante su derecho de veto y poderío económico, financiero y militar”, señalaba.
“Estamos viviendo en una civilización a escala planetaria y, por lo tanto, la corrupción en países como Liberia o Nicaragua o Panamá está ligada con la tragedia del pueblo de Grecia. Similarmente, la corrupción en Brasil o Uruguay es aprovechada, por ejemplo, por los delegados de EEUU a las conferencias del FMI para imponer la política financiera adecuada a sus intereses en países europeos”, añadía ya en aquel entonces.
En 2005 la ONU se enfrentó a uno de sus peores escándalos, cuando una investigación desveló que varios de sus funcionarios estaban implicados en casos de fraude en el programa humanitario para Irak -Petróleo por Alimentos-, el mayor gestionado hasta entonces por la organización y que había movido 67.000 millones de dólares.
En 2015 saltó otro gran escándalo, con la detención en Nueva York, del diplomático de Antigua y Barbuda John Ashe, ex presidente de la Asamblea General, junto a cinco funcionarios y empresarios, por (ofrecer y recibir) sobornos millonarios para promover la construcción de un centro de conferencias de la ONU en Macao.
* Economista-jefe del Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva York), analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)