La elevada desconfianza de los argentinos en las instituciones, ¿por qué será?

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Juan Guahán-Question latinoamérica|

Se acaba de publicar una encuesta sobre la confianza que tienen los ciudadanos en diversas instituciones y organismos del Estado. Más allá de las dudas que se generan en torno a esas mediciones, los datos conocidos pueden ser verificados con el propio pensamiento que tiene cada uno de los lectores respecto de las instituciones a las que se refiere la mencionada encuesta.

Los resultados producidos más que un índice de “confianza” lo que indican, en la mayor parte de los casos, es la “desconfianza” existente.Resultado de imagen para desconfianza en la justicia

La mayor desconfianza la tendría la Justicia. En ese caso la misma es del 64,3%, un 5% mayor que hace un año atrás. En ese podio, de los menos creíbles, le sigue el Congreso de la Nación, allí la desconfianza es del 50,3%. Aquí lo más grave es que esta cifra se alcanzó luego del 37,2% del año 2016. Completa la trilogía de los “desconfiables” el sistema policial con un 48,4%. Aquí lo llamativo es que esa cifra es notoriamente inferior a la existente un año atrás, cuando encabezada este ranking negativo con el 62,7%. En el caso del Ejecutivo Nacional no hubo variantes y la desconfianza ronda el 43%, una cifra semejante a la confianza que se tiene del mismo.

Para cerrar se puede mencionar que la desconfianza sobre otras organizaciones está encabezada, en este encuesta, por el sindicalismo con un índice negativo del 71,8%, un 14,5% mayor que el del año pasado. La menor desconfianza de toda la medición está en la familia cuyo índice no llega al 10% de desconfianza.

Más allá de las dudas que puede generar esta encuesta lo interesantes es que ella puede ser comparada con las opiniones y experiencia personal de cada lector.

Macri y la tarea de revertir resultados en cinco distritos

Hay 5 distritos (Buenos Aires, Chaco, Chubut, Santa Fe y Tierra del Fuego) en los que el macrismo confía en revertir los resultados, que no le fueron favorables, en la elección de agosto.

La multiplicación de las visitas presidenciales, los manejos presupuestarios y otros mecanismos serán utilizados para alcanzar ese objetivo, que tiene varias aristas: Fortalecer la presencia y el triunfo nacional del macrismo, además de asegurarse más legisladores. Un aspecto central para éste y otros objetivos es nacionalizar, aún más, la campaña electoral. Aunque parezca mentira, la revocatoria de la detención de Milagros Sala puede inscribirse en ese objetivo propagandístico. El gobierno quiere, sí o sí, confrontar con el cristinismo.

Obviamente el lugar central de esta próxima elección lo ocupa la provincia de Buenos Aires. Derrotar a Cristina no solo equivale a tener un senador más. Ese objetivo está directamente vinculado al futuro del peronismo y la elección presidencial del 2019. El círculo más íntimo del macrismo está convencido que el triunfo bonaerense es muy factible.

En cambio, en el Chaco la tarea no parece fácil. La gran apuesta es a un cierto cambio de las expectativas nacionales. Allí los votos del gobernador Domingo Peppo y el “Coqui” Capitanich, parecen consolidados. Los problemas suscitad

Cristina y Capitanich

os con el ex gobernador radical Ángel Rozas pueden atentar contra el objetivo macrista.

La cuestión en Chubut tiene sus complejidades. El macrismo salió tercero, pero solo 6 puntos lo separan del primero. Allí triunfó el kirchnerismo con el aporte de 6 listas cuya unidad no será fácil de mantener en octubre. El gobierno nacional apuesta que la lista del gobernador Mario Das Neves también tenga algunas dificultades para mantenerse unida. El macrismo confía que ese hecho, junto al envión nacional, que trata de instalar, le permita superar el punto de diferencia que los separa de los candidatos del gobernador, que salieron segundos.

En la Provincia de Santa Fe el oficialismo nacional espera superar la diferencia que lo separó de Agustín Rossi, el candidato kirchnerista. Para hacerlo posible suponen que no todos los votos de su opositora interna, en las PASO, puedan traspasarse al candidato identificado con Cristina. Todo esto más allá de los gestos de unidad de la candidata derrotada en las recientes elecciones.

En Tierra del Fuego el mayor número de sufragios lo consiguió el cristinismo, del cual lo separa solo el 1,5% de los votos. Allí también las expectativas principales giran en torno al impulso nacional que lo lleva a confrontar con Cristina.

Como se puede ver el gobierno ha hecho de la confrontación con Cristina, el eje principal de la campaña. En estos días procura instalar la idea que, en esa batalla,  está triunfando. De allí nace el optimismo que hoy trasmite el macrismo.

Patagonia: enemigos de indios y amigos de ingleses

Es de público conocimiento el problema suscitado, en las últimas semanas entre indios mapuches y la Gendarmería Nacional. Es sabido de qué modo el Estado nacional marginó e hizo la vida imposible a los pobladores nativos de la Patagonia. Pero no todo es conflicto en la región.

Por allí también habita José “Joe” Lewis.  Se trata de un empresario británico de 79 años. Una riqueza de 5.300 millones de dólares lo ubica como una de las 300 personas más ricas del planeta. Desde hace unos 30 años tiene importantes inversiones en la nuestra Patagonia, en la zona del Lago Escondido. En su finca, que no es hotel, se hospedaron Barack Obama y Mauricio Macri. Por lo visto, amigos no le faltan. Le gusta hacer “buenas obras”. A un hospital de la zona donó dos ambulancias equipadas como unidades coronarias, en su puerta posterior se podía leer, una tierna dedicatoria: “Gracias Tío Joe”. Es un aficionado a “los fierros”, por sus tierras se corrieron -tiempo atrás- las “500 millas sport”, un regalo para los ojos de los competidores vinculados al deporte y al jet set.

Pero no todos tienen el suficiente “buen gusto” que les permita reconocer estas obras de bien del magnate inglés.

El domingo pasado llegó hasta las orillas del Lago Escondido una delegación de 35 personas, integrantes de varias organizaciones sociales, que reivindicaban el libre acceso a dicho Lago. Todo por un “pequeño detalle”. A este súbdito de la corona británica se le ha olvidado que nuestros lagos son públicos y los tiene alambrados con accesos casi imposibles. Hubo denuncias policiales y  presentaciones judiciales tratando de impedir esa caminata para llegar al Lago, lo que –finalmente- se pudo concretar. ¡Muy bien por estos muchachos y chicas!

Pero claro, siempre hay un pero…,  quedó pendiente otra excursión por las zonas patagónicas. Se trata de una recorrida por la pista de aviación que el mismo Joe Lewis hizo construir en el 2008, a 35 kilómetros al sureste de la localidad de Sierra Grande (Provincia de Río Negro, en las coordenadas 41°50’34’ –latitud Sur- y 65°04’56 -longitud Oeste), a metros del Golfo de San Matías, en Bahía Dorada, en las proximidades de Puerto Lobos. La obra se hizo en terrenos de un argentino Nicolás Van Ditmar, testaferro del británico. Dicha pista tiene una extensión de 2100 metros (igual que la de Aeroparque) y 30 metros de ancho. Está operando desde el 2008 con autorización de la Fuerza Aérea Argentina, refrendada –en su momento- por Nilda Garré, Ministra de Defensa.

En los considerandos de la aprobación se establecía que los vuelos internacionales que la utilizaran deberían hacer aduana y migraciones en otro aeropuerto autorizado a tal efecto. Claro, se olvidaron de consignar que cómo no tenemos radares en la zona, si esa medida no se cumplimentaba, tampoco había forma de verificarlo. Veteranos malvinenses denunciaron que la misma habría sido utilizada para vuelos a las Islas Malvinas, lo que motivó un pedido de investigación de la ex gobernadora fueguina, Fabiana Ríos, a la Cancillería y al Ministerio de Defensa argentina. Dado que la pista está bajo control de una seguridad privada, no hay autoridad argentina que sepa lo que entra y sale por ese lugar. Otras denuncias refieren la perspectiva que allí estén instalados laboratorios clandestinos para investigaciones genéticas que, sin conocimiento ni supervisión nacional, se estarían desarrollando en ese lugar.