Radicales y justicialistas: chau a los gigantes políticos del siglo pasado

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Juan Guahán-Question Latinoamérica

 El cierre de listas para las elecciones internas de los diferentes partidos dejó mucha tela para cortar. Allí se destaca lo que parece evidente e indetenible: la decadencia y desguace de la Unión Cívica Radical (UCR) y el Partido Justicialista (PJ). Una semana después de haberse concluido con el cierre de candidaturas, serenados los ánimos político-electorales por esa competencia de egos, ofrecimientos, negociaciones y frustraciones, ahora podemos analizar lo que pasó y algunos de sus significados.

Primero veamos, en un pantallazo, lo qué pasa con la UCR y el PJ, que ocuparon –junto con los militares- el centro del escenario político del siglo XX. Para comprender la importancia de estos dos partidos hay que recordar que –entre ambos- gobernaron, durante más de dos tercios la vida político-institucional de nuestro país en este último siglo. El tercio restante, unos 33 años, los gobiernos surgieron de golpes militares. Resultado de imagen para ucr y pj

El primer dato incontrastable es que actualmente, como una manifestación de la crisis política general, la UCR y el PJ están transitando el tobogán de su decadencia la que –muy probablemente- se extienda durante varios años más. Aquí se tratará de desentrañar algunos aspectos acerca de sus causas, cómo se manifiesta en la actualidad y qué se puede ver de la evolución del sistema político.

Es bueno no olvidar que se está hablando de la UCR y el PJ, no del radicalismo como una de las manifestaciones históricas más importante de los sectores medios, con sus ideales de cambiar la realidad y sus recurrentes “agachadas”; estas reflexiones tampoco se refieren al sentimiento peronista del pueblo, a las esperanzas, dolores y sueños de justicia social de los plebeyos del “subsuelo de la Patria sublevada”.

Las historias de estos dos sectores sociales seguirán teniendo una fuerte gravitación política en el futuro, quienes –muy posiblemente- no tendrán la misma suerte son sus expresiones electorales: PJ y UCR.

Situación de la UCR

Los orígenes de esta fuerza se remontan, bajo el nombre de Unión Cívica, a los fines del siglo XIX. Allí (1890) aparece como una expresión de los emergentes sectores medios, en la Revolución del Parque. Llegaron al gobierno, después de la sanción de la Ley Sáenz Peña, en 1916 con Hipólito Yrigoyen. Desde allí hasta nuestros días gobernaron 23 años como UCR, otros 4 como UCRI (Arturo Frondizi), 3 más conduciendo la Alianza encabezada por Fernando de la Rúa y este último año y medio en otra alianza, ahora subordinados al Cambiemos de Mauricio Macri.

Se puede considerar que su crisis se empezó a manifestar con toda crudeza luego de que Raúl Alfonsín (1983/89) tuvo que dejar su gobierno antes de tiempo en medio de una profunda crisis económica. De allí en adelante solo pudo gobernar entre el 1999 y el 2001 con la Alianza encabezada por De la Rúa y ahora, totalmente subordinados a Macri.

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Gerardo Morales, gobernador de Jujuy, mantiene presa a Milagro Salas

Prácticamente carecen de poder de decisión en el gobierno nacional y se mantienen como una fuerza con cierta representación territorial en el Parlamento. En las recientes nominaciones pesaron más el gobernador de Jujuy y los caudillos locales que las autoridades partidarias  nacionales. Su última decisión orgánica -como partido- tomada en la Convención Nacional de Gualeguaychú (2015) fue confluir con el ARI (Elisa Carrió) y el PRO (Macri).

Es así como el partido más representativo de los sectores medios transita una lenta decadencia aportando su larga historia y extendida territorialidad a diferentes sectores políticos que le ofrezcan, a algunos dirigentes provinciales, la supervivencia política y un “lugar bajo el sol” del Estado.

El Partido Justicialista (PJ)

La situación del PJ es diferente, en su historia, representación social y origen aunque no en su realidad actual. El peronismo nació como un movimiento identificado con los trabajadores, fuertemente centralizado y jerárquico. En su concepción el Partido Político no es más que su expresión electoral.

Expulsado del gobierno por el golpe de 1955, luego de una dura resistencia de 18 años, volvió al gobierno (1973). La edad y muerte de su líder facilitó -que las diferencia internas y otras macanas –como el “lópezrreguismo”- hicieran que el peronismo perdiera su rumbo y ya nunca más volvería a ser el mismo. Poco a poco se fue transformando en un partido más.

Con el paso del tiempo, el PJ se fue constituyendo en “la” expresión del peronismo. Con el advenimiento del kirchnerismo esto comenzó a cambiar y el Frente para la Victoria (FpV) empezó a ocupar ese lugar. Luego de la derrota kirchnerista del 2015 muchos dirigentes, sobre todo el interior, creyeron ver la oportunidad de sacarse de encima la “mala fama” del cristinismo-kirchnerista volviendo a reflotar al PJ, con la voluntad de mantenerse cerca del gobierno. Pero algunas cuestiones tomaron otro camino. Resultado de imagen para derrota fpv

Las agresiones del macrismo a vastos sectores, algunas de ellas como el intento de cambiar la Suprema Corte por decreto, las suspensiones a pensiones por invalidez o el Bono por 100 años, probadamente inútiles y contraproducentes, hicieron difícil consolidar el camino de un acuerdo con el gobierno que intentaron esos sectores del PJ. Esos errores junto a un proyecto económico que beneficia a los más poderosos, la actitud de Cristina de endurecer su posición y la voluntad del gobierno de transformarla en su contracara, hicieron el resto.

Ahora Cristina ha decidido darle el golpe de gracia al PJ, esto sucederá en el mismo cordón del Gran Buenos Aires que hace 70 años viera nacer al peronismo. El nuevo agrupamiento, Unidad Ciudadana,  es mucho más que ir por fuera del PJ. Es un intento por fundir al viejo movimiento con las modalidades de los nuevos partidos progresistas europeos, como el Podemos español. Está tratando de desembarazarse de sus viejos e impresentables cuadros propios, solo respeta a los líderes territoriales procurando colocar por encima de ellos su discurso.

Como le dijera Cristina a Florencio Randazzo, en medio del frustrado intento de armar una lista única, pocas horas antes del cierre de las PASO (internas partidistas): “Solo existimos yo y la gente”, no hay nada en el medio. Ahora, con los fueros que espera lograr, confía que –en esta gigantesca puesta en escena que es la elección bonaerense- el voto ciudadano convalide su posición, para marchar –con o sin el PJ- hacia el 2019, le guste o no a la vetusta dirigencia de ese partido.

Características de estas nuevas expresiones políticas

Esta experiencia de la crisis de los partidos mayoritarios y la aparición de nuevas formaciones políticas tuvo, en los años recientes, su punto inicial en una experiencia misionera, que aun gobierna dicha provincia. Allí un Frente Renovador (Partido de la Concordia Social) reunió -en el 2003- a los principales dirigentes de la UCR, el PJ y otros partidos menores dando origen a este nuevo agrupamiento.

Estas nuevas formaciones tienen en su base no solo el agotamiento de los dos partidos tradicionales, también son una búsqueda de respuestas a crisis estructurales que indican un deterioro de la vida cotidiana que se ha extendido por la mayor parte de la sociedad en las últimas décadas. No solo con la democracia no “se cura, se come, se educa.” Sino que, después de la dictadura genocida (1976/1983) y con la llegada de los gobiernos elegidos por el voto, la mayor parte de los índices económicos-sociales (pobreza e indigencia, empleo y subempleo) son negativos. A estos datos debe agregarse la escasa participación que estas democracias le dan a sus pueblos. El derecho de poner una papeleta en la urna cada 2 años no alcanza para que los pueblos estén satisfechos.

Buena parte de la actual dirigencia, aunque hable de una “nueva política”, parece no entenderlo y marcha hacia un destino sin destino. En este sentido Cristina les saca una cabeza de ventaja, si bien carga con una cuota importante de responsabilidad en la crisis actual, se ha puesto en la ruta de esta nueva realidad al menos en su aspecto electoral.

Son muchas las cosas que hacen pensar que aun no hemos llegado al fondo del problema. Una prueba rotunda de ello es lo que oficialismo, oposición y toda la gran prensa plantean sobre la mentada “grieta”. Todos la colocan como un abismo que se ha creado entre el macrismo y el kirchnerismo. La grieta existe pero la real, la que conmueve a las fibras íntimas de millones de personas, no es ésa diferencia. No, la grieta profunda es la que separa a aquellos que saben que tienen un futuro por delante y los otros, un gran porcentaje de la sociedad, que está afuera, los “descartables” (como diría el Papa Francisco).

Ellos, en general, no son ciudadanos partícipes de lo que pasa, son apenas “clientes” para los grandes protagonistas. Pero en algún ignoto lugar, sin ser vistos por los que mandan, es posible que estos sectores -hoy “descartables”- estén creando las condiciones para una vida futura más digna entre las personas y más respetuosa de la madre tierra. Hoy solo se los ve cómo los “bárbaros” que acechan las defensas del Imperio Romano. Son presentados como los responsables de la inseguridad reinante. Allí está la raíz de la “nueva política”.