Argentina, Malvinas, 17 cipayos y 18 patriotas
JUAN GUAHÁN| Muchas veces un pequeño núcleo de personas sintetiza o expresa un sentimiento mucho más amplio. Hace pocos días un pequeño grupo de intelectuales hizo pública una propuesta denominada “Malvinas, una visión alternativa”. No eran muchos, apenas 17, algunos notablemente significativos. Lo encabezaba la escritora Beatriz Sarlo, la acompañaban –entre otros- el periodista Jorge Lanata, el historiador Luis Alberto Romero y José Luis Sebrelli, otro reconocido escritor.
Todos ellos son caracterizados opositores al gobierno actual. La síntesis de su propuesta la hizo el diario La Nación quien, avalando esa posición, dijo: “uno de los ejes centrales de la propuesta es que el gobierno (argentino) adopte una posición que tenga en cuenta el principio de autodeterminación de los isleños”. Es sabido que la diplomacia argentina reconoce –al igual que lo hacen las Naciones Unidas- que debe ser contemplado el “modo de vida e interés de los isleños”.
Pero la diplomacia británica y los kelpers van más allá y demandan la aceptación de la “autodeterminación de los isleños”. Esto es negado por la Argentina dado que no puede pedirse la autodeterminación de un grupo humano originariamente trasplantado a un lugar.
Hasta aquí la posición diplomática de las partes, veamos ahora el aspecto político de esta situación. Es sabido que –ennuestros países del tercer mundo- son conocidos como “cipayos” aquellos pobladores que adoptan las posiciones de los países dominantes. Los franceses, más racionalistas que nosotros, denominaban “derrotistas” o “colaboracionistas” a quienes, en la Segunda Guerra Mundial, trabajaban para los hitlerianos invasores.
Este es el marco en el que se mueven los intelectuales mencionados, aunque ciertamente su posición, tal como lo delata la nota del diario La Nación es compartida por otros sectores tradicionalmente vinculados a los intereses extranjeros.
En el extremo opuesto se encuentra no solo el caso de quienes combatieron en Malvinas, sino también quienes participaron de otros acontecimientos históricos que, a pesar de su escaso número de intervinientes, reflejan el estado de ánimo de la inmensa mayoría de nuestro pueblo. Ese es el caso de 18 patriotas que el 28 de setiembre de 1966 tomaron el control de un vuelo de Aerolíneas Argentinas que había despegado del aeroparque Jorge Newbery y lo desviaron llevándolo hasta las Islas Malvinas.
Esa acción, desarrollada por esos 18 jóvenes, conocidos como “Cóndores”, estaba encabezado por Dardo Cabo, hijo de aquel legendario dirigente de la UOM –Armando Cabo- quien había sido designado -en 1951- como jefe de las milicias peronistas propuestas por Evita. Dardo Cabo, años más tarde sería asesinado –estando preso- por la dictadura militar instaurada a partir de 1976. Pero aquella gesta patriótica, parte de nuestras mejores tradiciones, quedó grabada en la memoria colectiva.
Hoy, cuando el tema Malvinas vuelve a estar en el centro de la agenda política, es bueno recordar dos conceptos de una reciente carta pública de nuestro Premio Nobel, Adolfo Pérez Esquivel. Allí rescata a Malvinas como una cuestión de soberanía nacional que debe ser apoyada por todos, sin caer en el mezquino juego de algunos opositores que siempre se colocan en la “vereda de enfrente” a las políticas defendidas por el gobierno. Pero en el mismo texto sostiene que “las Malvinas son argentinas y la Argentina también”, recogiendo el sentimiento colectivo que otras cuestiones como la mega minería, los hidrocarburos, la tierra, el agua y todos los bienes naturales son comunes y también forman parte de nuestra soberanía y deben ser defendidos por todos, pueblo y gobierno.