Los Robertos: Muros/ ¡Aquí es! ¡Aquí es!

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Muros

Roberto Hernández Montoya|

El mundo se llenó de muros. Quienes han viajado alto dicen que es mentira que la Gran Muralla China se ve desde el espacio, pero no importa, porque cada día son más visibles. Están de moda. País que se respete debe tener su muralla. O tantas como le alcance el presupuesto o endeudarse si no le da. Supongo que el neoliberalismo ya diseñó una de sus doctrinas delirantes para incorporar el rubro “muros” en los presupuestos.

No solo sirven para repeler gente de piel oscura, pobre, y de religiones forajidas. Nunca gente blanca -ni anaranjada como Trump. También sirven para dar empleo y exprimir capitales indolentes. No sé quién construirá el muro con México si deporta masivamente a la inmigración. En fin, él sabrá, supongo. Aunque sospecho que ni él sabe.

En Venezuela tenemos las barreras y rejas de las urbanizaciones quitipún, como llamaban antes a la gente taquititaqui, goda, mantuana, nariz parada, estirada, culito apretado, o sea, sifrina, dicho en nuestro román paladino. Están por todas partes. Vivimos delante o detrás de muros, murallas, tapias, parapetos, barbacanas, contrafuertes, baluartes, fortalezas, ciudadelas, vallas, cercas, barreras, paramentos, verjas… Se acabaron los sinónimos de mi diccionario. Ah, sí, ahora se lleva mucho tensar alambres galvanizados para degollar motociclistas, como el que el humanista Henry Ramos Allup llamó “el tal muerto de la guaya”.

Por ahí vuelve el Mesías. Ojalá no en Palestina, porque su madre virgen tal vez lo tendrá que alumbrar sobre un muro, de un lado la mula y del otro el buey. A San José no sé dónde ubicarlo, porque ni la Iglesia sabe dónde le toca estar. Pero más inexpugnables son los muros invisibles, cuando alguien taquititaqui te grita si eres pobre en un centro comercial quitipún: “¡Vete pa tu rancho!”. Apartheid. O te mira becerreao. O te saca con el servicio de inseguridad.

Cada quien tiene su muro mental portátil, más inexpugnable que los que las migraciones masivas desbordan en el Río Grande, en Ceuta, en el Mediterráneo donde nació Serrat. Es que son inútiles, la gente los sobrevuela, solo sirven para declarar grima mística, o sea, desesperada, por personas engorrosas.

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¡Aquí es! ¡Aquí es!

Roberto Malaver| Cansada de viajar a Venecia en los carnavales, Cinthya Machado Zuloaga decidió pasarlos por primera vez aquí, en Venezuela: “Y me dice mi padre que esto ha cambiado mucho, porque antes el carnaval era caravanas y carrozas, y juegos con agua, y lanzamiento de caramelos, donde los niños gritaban: ‘Aquí es, aquí es’. Ahora al que se le ocurra gritar ‘aquí es, aquí es’, piensan que lo están robando y está pidiendo ayuda”, comenta Cinthya.

Hoy está linda como siempre. El pelo le baila en la cara con la mínima brisa que sopla en el Centro San Ignacio. El mesonero se acerca y se detiene: “Salve, mi Reina”, le dice y le sirve su taza de café. La otra taza la pone en frente de mí, pero sin mirarme. Y dice: “Señorita, por favor, yo sé que su familia viaja a todas partes del mundo; si me consigue esta medicina, mi familia en pleno se lo agradecería”. Y le entrega un papelito donde está anotada la encomienda. Cinthya lo toma y el mesonero se marcha contentísimo.

Y sigue diciendo Cinthya: “La política se agarró el Carnaval para ella. Antes el Carnaval era solo en época electoral, ahora es todos los días. Los disfraces aparecen un día y luego vuelven con otras caras. Hay quienes no se quitan la máscara ni en Carnaval. Y otros que cambian de máscaras cuando sienten que están perdiendo fuerza. En fin, que los carnavales de Venecia no son tan originales como los de aquí. ¿Cuándo te encuentras tú con un Ramos Allup disfrazado de político en Venecia? En cambio aquí tienes la oportunidad de verlo y oírlo casi todos los días. Mintiendo aquí, allá y en el más allá, y sin embargo tiene seguidores”.

Toma un poco de café. Devuelve la taza y la toma otra vez. Y sigue tomando café y dice: “Hace pocos días, una delegación de la oposición fue a hablar con mi padre… Él estaba sentado al fondo de la sala. Ellos pasaron preguntando: ‘¿Dónde está el compañero Machado?’. Y mi padre, con toda la ironía del mundo, les contestó. ‘¡Aquí es! ¡Aquí es!’. Y después les dijo: ‘Ustedes siempre vienen a buscar y nunca vienen a traer. Láncenle algo al pueblo, que todos los caramelos no son para ustedes’”.

Y termina diciendo: “Lo malo es que van a pasar los carnavales y la oposición no se va a quitar la máscara”.


Dirigencia idiota

Roberto Hernández Montoya | 

La idiotez no se entiende, pero da risa. El humorismo está lleno de idiotez divertida, fantoches, Sancho Panza, que a menudo son más inteligentes que la petulancia. Sí, es desconcertante. Erasmo de Rotterdam le escribió un elogio de obligada lectura. Descarto la idiocia clínica, discapacidad que merece amor. Me limito a la memez voluntaria, o sea, a la necedad, es decir, la inteligencia que elige ser bolsa, todavía más incomprensible y bufa.

La necedad cunde en las altas esferas y da risa, sobre todo cuando se combina con petulancia. Bush hijo daría más risa si no fuera genocida. No hallo en la historia colectivo más babieca y petulante que la dirigencia opositora venezolana. La cosa es unánime. No hay nadie allí que no sea alarmantemente tarugo. Pensé que Ramos Allup, por su vocabulario tornasol, tendría alguna chispa, pero ya ves su rendimiento.

Son gafos, pero sería injusto omitir su ignorancia. Una dirigente cree que la unidad virtual del barril de petróleo es un recipiente tangible, otro habla de peras al horno, de hospitales que abren las 24 horas y de noche también, de marcianos de Júpiter. He tratado y admirado a personas inteligentes, pero esta mentecatez me abisma. Maripili Hernández tiene razón: el Escuadrón Mete La Pata haría mejor papel. A veces me inquieta si el chiquilicuatro soy yo.

Como no soy estudioso de la mente, busco por el lado de las ciencias sociales, que he transitado más. Veamos: hay malcriadez estructural. En la escuela les regalaron las notas, su familia les reservó altos cargos, a Capriles papi y mami le compraron una curul. Se acostumbraron a que nadie les llevara la contraria. Su voz tiene valor de veridicción. Eso atrofia. A Bush su padre no le encontraba ocupación, solo sabía jugar béisbol y ser playboy porque era rico y guapo, así cualquiera. Era tan paleto que el único puesto que pudo desempeñar fue el de Presidente de los Estados Unidos porque allí lo mejor es no ponerse a inventar, como estamos viendo.

Pero la causa principal de la idiotez artificial es que el Imperio busca títeres pazguatos para llevarlos como caballo de Junquito, coge pallá, coge pacá.

Lo más conmovedor e indignante es que se creen deidades del Olimpo y pueden acabar con el país. Si los dejamos.


Entre Ramos y otros ganchos

Resultado de imagen para capriles, ramos allup, borgesRoberto Malaver  | Aquella tarde del 25 de noviembre de 2015, en Altagracia de Orituco, estado Guárico, cuando Lilian Tintori celebraba un acto político, el secretario regional de Acción Democrática, Luis Manuel Díaz, fue asesinado en la tarima. Y la noticia comenzó a correr por las redes sociales. Y el primero en dar a conocer los culpables en su cuenta fue @hramosallup: “Asesinado 7:30pm Luis Manuel Díaz sec gen AD Altagracia de Orituco por disparo arma de fuego hecho por bandas armadas Psuv desde vehículo”.

De haber estudiado Periodismo, Ramos Allup habría sido un aventajado alumno. Porque en esos 140 caracteres de su tuit estaba bien clara la noticia. ¿Qué pasó? Asesinaron a Luis Manuel Díaz, secretario general de AD. ¿Dónde? En Altagracia de Orituco. ¿Cómo? Con arma de fuego. ¿Quiénes? Bandas armadas del Psuv. Después se supo que todo fue una lucha entre bandas de delincuentes. Sin embargo, Ramos Allup no era juez, estaba haciendo política.

Mucho antes, un 15 de agosto de 2004, Ramos Allup se paró ante las cámaras de televisión, con Pompeyo Márquez, entre otros, como testigo, para decir que se había cometido un fraude en el referéndum que se había efectuado ese día y que él mostraría las pruebas al día siguiente. Sin embargo, esas pruebas nunca llegaron.

Ahora, y como para decirle al vicepresidente colombiano, Germán Vargas Lleras, llámalos tú allá venecos que yo aquí llamo delincuentes a sus patriotas, Ramos Allup arremete contra Ezequiel Zamora en un alarde de ignorancia adeca, puesto que su presidente Carlos Andrés Pérez, en un decreto emitido el 4 de febrero de 1975, número 736, solicitaba que se hicieran los actos necesarios para que se reconocieran los méritos del patriota Ezequiel Zamora.

Antes también Ramos Allup había arremetido contra el presidente Chávez sacando sus fotos de la Asamblea Nacional. Ahora tampoco estuvo de acuerdo con el traslado de Fabricio Ojeda al Panteón Nacional porque, claro, fue asesinado en el gobierno de Raúl Leoni, un gobierno adeco.

Lo que habría que preguntarse es, si cuando se cumplan los 200 años del nacimiento de Ramos Allup, alguien en este país, o de más allá del Cunaviche, de más allá del Cinaruco, de más allá del Meta, lo recordará aunque sea para llamarlo delincuente político.