Venezuela, derechos humanos y el rol de España… a la usanza colonial
Eduardo Camin|
La ausencia absoluta de debate político en España es significativa a la vez que ha provocado que Venezuela, sea traída al primer plano por el viaje de tres días a este país del líder de la formación política conservadora “Ciudadanos” Albert Rivera, y que esté monopolizando todos los focos de la precampaña electoral. Los partidos usan desde hace días la crisis institucional y humanitaria que vive el país caribeño a su conveniencia estratégica, pues les proporciona argumentos para descolocar al contrario ante el aparente agotamiento de las muchas controversias nacionales tras casi seis meses de competición electoral.
El objetivo principal de los ataques es sin dudas Podemos, por la vinculación personal y política de sus principales dirigentes con el modelo chavista, pero las críticas también impactan en Ciudadanos, ya que nadie ve intención filantrópica en el viaje de Rivera justo un mes antes de los comicios. Al contrario, entienden que busca réditos electorales. No olvidemos que desde el líder de Ciudadanos partieron los ataques más duros. Nada más poner el pie, a su regreso, en el aeropuerto de Barajas, pidió a los españoles que tengan cuidado con votar a Podemos, un partido que entiende admirador del legado de Hugo Chávez.
Variadas razones y por diferentes vías son los cantos de sirena sobre la defensa de la democracia en la Republica Bolivariana, pero ninguno de ellos tiene credenciales éticas ni autoridad moral para juzgar o evaluar los derechos humanos de Venezuela.
¿Qué les va a recetar? el modelo español, donde el pueblo ha sido robado descaradamente mientras la gente y los pensionistas reclaman sus ahorros victimas de la estafa bancaria por la emisión y venta de acciones preferentes, por bancos y cajas de ahorro.
¿Acaso será esta España? donde la corrupción, el fraude y la impunidad parecen atributos permanentes de los gobiernos de turno.
¿Será? por casualidad el modelo de emigración propuesto en Ceuta-Melilla que ha visto cada vez más limitados sus derechos civiles, encaramados en un muro formado por dos vallas de seis metros de altura y una sirga tridimensional intermedia de tres metros, que intenta evitar la entrada de aquellos que tratan de huir de la miseria y acceder a Europa.
¿Será acaso el fraude ocasionado por la burbuja inmobiliaria donde miles de familias terminaron perdiendo sus casas. Y cuyos principales efectos han sido la profundización de la crisis inmobiliaria española, la nacionalización de numerosas cajas de ahorros quebradas (Caja Castilla-La Mancha, Caja Sur, Caja Mediterráneo-CAM, Nova Caixa Galicia, Caixa Catalunya, Unnim y Bankia), con ayudas públicas para fusiones de otras muchas entidades bancarias y el aumento de desahucios en España?
¿Será tal vez? El ex director del FMI Rodrigo Rato aquel que nos daba lecciones de cómo manejar la economía, acusado como un vulgar malhechor por “apropiación indebida” cuando era presidente de Bankia, banco rescatado con dinero público, acusado por fraude, blanqueo de capitales y alzamiento de bienes
¿Sera acaso? esta democracia acaudillada que pretende darnos lecciones de democracia en los países del sur, cuando le niega el derecho a la autoderminacion del pueblo Catalán.
¿Sera la democracia? de casi cinco millones de personas sin trabajo que no disponen de un empleo, y otros que trabajan en condiciones de precariedad con contratos laborales de cuasi esclavitud propios del comienzo de la Revolución Industrial.
Venezuela o Republica Bolivariana
Es patente y es un hecho innegable las dificultades de la Republica Bolivariana de Venezuela, como negar la evidencia misma, pero creemos que es un problema cuya resolución les incumbe en primer término a los venezolanos, es a ellos de resolverlos.
También creemos que América Latina tiene la madurez suficiente para ejercer un rol importante en la resolución de los conflictos que aquejan la región. Es un riesgo inmenso para América Latina quedar atrapados en la lógica de los EEUU o la UE que aparte de movilizar la OTAN para bombardear países que terminan siendo dantescos espectáculos de miseria y horror, dejando en su camino un colorario de desgracias humanas, no proponen nada sensato para los intereses de los pueblos.
No obstante conviene ahora que nos detengamos en un aspecto muy importante de este tema, ya que deberíamos manejar algunos datos a los cuales no se le conceden la atención debida ya que todo lo que brilla no es oro, y para muestra publicamos parte de este trabajo sobre el alcance de los “demócratas”. Para eso creímos pertinente utilizar un trabajo esclarecedor sobre uno de los principales protagonistas de las vicisitudes de la Republica Bolivariana (1).Nos referimos a Henrique Capriles Radonski nacido en 1972, procede de dos de las más poderosas familias venezolanas, las cuales se encuentran a la cabeza de varios conglomerados industrial, inmobiliario y mediático (Capriles) y poseen el Circuito Nacional de Exhibiciones (Cinex), segunda cadena de cines del país (Radonski). En los años 80, militó en el partido de extrema derecha Tradición, Familia y Propiedad.
En 2000, fundó el partido político Primero Justicia con el conservador Leopoldo López y se alió con el International Republican Institute, rama internacional del Partido Republicano estadounidense. El presidente de la época era George W. Bush, el cual brindó un amplio apoyo a la nueva formación política que se oponía a Hugo Chávez, particularmente mediante el National Endowment for Democracy.
Según el New York Times, “La National Endowment for Democracy se creó hace 15 años para llevar a cabo públicamente lo que ha hecho subrepticiamente la Central Intelligence Agency (CIA) durante décadas. Gasta 30 millones de dólares al año para apoyar partidos políticos, sindicatos, movimientos disidentes y medios informativos en docenas de países”.
Según Allen Weistein, padre de la legislación donde se establecía la NED, “mucho de lo que hacemos hoy ya lo hacía la CIA de manera encubierta hace 25 años”.
Carl Gershman, primer presidente de la NED, explicó la razón de ser de la Fundación en junio de 1986: “Sería terrible para los grupos democráticos del mundo entero ser vistos como subvencionados por la CIA. Vimos eso en los años 60 y por eso pusimos término a ello. Es porque no pudimos seguir haciéndolo que se creó [la NED]”.
Durante su mandato de alcalde de la municipalidad de Baruta, Capriles firmó varios acuerdos con el FBI estadounidense para formar a su policía municipal, y recibió fondos de la embajada de Estados Unidos para esa misión.
Henrique Capriles participó activamente en el golpe de Estado contra Hugo Chávez organizado por Estados Unidos en abril de 2002. Alcalde de Baruta, procedió al arresto de numerosos partidarios del orden constitucional, entre ellos Ramón Rodríguez Chacín, entonces Ministro de Interior y Justicia, el cual fue violentamente agredido por los partidarios del golpe frente a las cámaras de televisión.
Al respecto, las palabras de Rodríguez Chacín son esclarecedoras: “Les hice ver [a Henrique Capriles y Leopoldo López, quienes llegaron para arrestarlo] el riesgo, el peligro que había para mi integridad física [de salir frente a la multitud], que la situación se iba a escapar de sus manos, sugerí salir por otro lugar, el sótano y la respuesta que recibí de Capriles, precisamente, fue que no, porque las cámaras estaban al frente del edificio. Ellos querían sacarme en frente de las cámaras, para exhibirme, no sé, supongo; para vanagloriarse ellos, a pesar del riesgo”.
Unos días antes del golpe de Estado, Capriles apareció ante las cámaras de televisión con los dirigentes de su partido político Primero Justicia para reclamar la renuncia de Hugo Chávez, de los diputados de la Asamblea Nacional, del Fiscal de la República, del Defensor del Pueblo y del Tribunal Supremo de Justicia. Tras el golpe del 11 de abril, la primera decisión de la junta golpista fue precisamente disolver todos estos órganos de la República.
n abril de 2002, Primero Justicia fue el único partido político en aceptar la disolución por la fuerza de la Asamblea Nacional que ordenó la junta golpista de Pedro Carmona Estanga. Durante el golpe de Estado de abril de 2002, Capriles también participó en el asedio a la embajada cubana de Caracas, que organizaron la oposición venezolana y la extrema derecha cubanoamericana. Estaba presente Henry López Sisco, cómplice del terrorista cubano Luis Posada Carriles, responsable de más de un centenar de asesinatos, entre ellos el atentado contra el avión de Cubana de Aviación el 6 de octubre de 2006 que costó la vida a 73 pasajeros.
Por su participación en el golpe de Estado, Capriles fue enjuiciado y encarcelado de modo preventivo por sustraerse a la justicia. El fiscal de la República, Danilo Anderson, encargado del caso Capriles fue asesinado en noviembre de 2004 en un atentado con coche bomba. En 2006, los tribunales absolvieron a Capriles.
En 2008, se abrió un nuevo juicio penal que todavía está en curso. Tras su elección en 2008 como gobernador del Estado de Miranda, Capriles expulsó de las instalaciones de la región a los funcionarios encargados de los programas sociales que elaboró el gobierno de Chávez.
Los derechos humanos ¿un invento occidental?
Los contornos que rodean los aspectos centrales de la injerencia política de la “Madre Patria” contra la Republica Bolivariana de Venezuela esconden en su interior una perversidad que nos interpela más allá del hecho puntual. Perversidad porque detrás del pretendido humanismo se encuentran intereses políticos de la propia campaña electoral española. Ese realismo, ese pragmatismo a secas sin más esperanza que el vuelo alicorto de las aves pesadas, actúa cómo la arrogancia propia de los vestigios del viejo colonialismo.
Ése “ir tirando” sobre situaciones de hecho, aceptando la inevitable carga de injusticia e inmoralidad que arrastra siempre la complejidad de una situación impuesta por la artificialidad de las prebendas, nos lleva a interpelar ¿dónde quedan entonces los cacareados derechos humanos de la democracia occidental?
Es cierto que en plena edad media se podría escribir un manual de Derechos Humanos perfecto, mientras los siervos de la gleba arañaban la tierra del señor, los cautivos se pudrían en los sótanos y las horcas feudales pendulaban sobre las almenas. Sin embargo la arrogancia del mundo occidental “civilizado” continúa a imponer su noción de derechos humanos al resto del mundo.
No obstante la historia porfiada nos enseña en sus múltiples ejemplos que no hay una civilización que haya pisoteado más estos principios que el occidente: guerras de religiones donde se torturaban y quemaban hombres, mujeres y niños; genocidios de las civilizaciones amerindianos, la esclavitud, la miseria del proletariado urbano del siglo XIX, el racismo institucionalizado por los europeos en la Alemania Nazi reproducido en la segregación racial del Apartheid en África del Sur, las bombas de Hiroshima y Nagasaki, y podemos agregar sin temor una nueva ignominia fundamentada en la crisis actual de la emigración.
Páginas enteras en la historia de la humanidad escrita a sangre y fuego que desnudan con ironía el concepto occidental sobre los derechos humanos. Los mismos occidentales que se felicitan cuando sancionan a los países del tercer mundo en nombre del respeto a las normas democráticas, no vacilan en hacer morir niños, mujeres y ancianos como consecuencia de los embargos, la falta de trabajo la educación y el acceso a la salud.
Los mismos mesiánicos que nos imponen condiciones de vida infrahumana a poblaciones enteras con sus recetas económicas fondomonetaristas, y que nos reconocen como verdaderos “demócratas del mundo libre” sólo si abrazamos los caprichos del libre mercado. Mientras que los Estados Unidos campeones de la democracia occidental ejecutan más seres humanos que ningún otro país, algunas veces victimas de dudosos procesos judiciales. Además de perpetuar costumbres de la edad media encadenando, aislando y prohibiendo comunicar a sus prisioneros.
Durante muchos años fuimos asiduos observadores del trabajo de la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra, en ese lapso de tiempo, llegamos a la firme convicción de la arbitrariedad y falta de espíritu democrático ignorando o haciendo caso omiso, a la defensa de los derechos humanos para los pueblos pobres del Planeta. Muchas veces nos interpelábamos del ¿Por qué no se reconoce el derecho a la alimentación, el derecho a garantizar la atención de la salud de sus pueblos, el derecho a la educación? ¿Por qué no se reconoce el derecho a la soberanía, a vivir en un mundo justo y equitativo? Muchas son las cuestiones planteadas, sin respuestas.
Pensábamos, eso sí, que la despolitización, y el fin de la selectividad de los dobles raseros presupone el fin de largos discursos cargados de retóricas interminables donde se menciona y se critica esencialmente a los países en desarrollo, presentando además resoluciones discriminatorias contra los países del Sur. Mientras que los derechos civiles y políticos de millones de seres humanos en los países desarrollados también son violados y discriminados.
El paraíso occidental por desarrollado y rico que sea, por civilizado que parezca, no tiene derecho divino sobre los destinos de la humanidad, más bien lo que tienen son responsabilidades por el saqueo cometido contra nuestras riquezas, por la explotación a la cual se sometió y se somete a nuestros pueblos y por haber perpetuado por siglos el odio y la imposición de sus valores arrastrando culturas y generaciones enteras.
*Jefe de Redacción Hebdolatino Ginebra, columnista de Nodal