Otegi y la utopía de la paz en el País Vasco
Germán Gorraiz López|
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) acordó recientemente admitir parcialmente el recurso presentado por el que fuera portavoz de Batasuna Arnaldo Otegi por el denominado “caso Bateragune”, si bien aplaza su decisión sobre la cuestión más relevante, que debe establecer si la Audiencia Nacional vulneró los derechos del dirigente abertzale durante el juicio por este asunto y que siguiendo la Doctrina Garzón que señalaba que “todo el entorno de la Izquierda Abertzale era ETA” le condenó por “integración terrorista por intentar la reconstrucción de Batasuna.bajo las órdenes de ETA”. Arnaldo Otegi saldrá de prisión según la nueva liquidación de condena que le ha hecho la Audiencia Nacional al estimar el recurso que interpuso para que le descontaran de la pena de 10 años por el caso Bateragune las comparecencias apud acta (ante el juzgado) aunque le ha impuesto una inhabilitación para ejercer cualquier cargo público hasta 2021, estrambote jurídico que será desmontado por el Tribunal Supremo al aplicar la Doctrina Casanova pero se encontrará una sociedad que continua inmersa en una profunda e inquietante distopía.
El término distopía fue acuñado a finales del siglo XIX por John Stuart Mill en contraposición al término eutopía o utopía, empleado por Tomas Moro para designar a un lugar o sociedad ideal. Así, distopía sería “ una utopía negativa donde la realidad transcurre en términos antagónicos a los de una sociedad ideal”.Las distopías se ubican en ambientes cerrados o claustrofóbicos enmarcados en sistemas antidemocráticos, donde la élite gobernante se cree investida del derecho a invadir todos los ámbitos de la realidad en sus planos físico y virtual e incluso , en nombre de la sacro-santa seguridad del Estado, a eliminar el principio de inviolabilidad ( habeas corpus) de las personas, síntomas todos ellos de una posterior deriva totalitaria del sistema plasmada en la instauración de la Ley Antiterrorista, la práctica consentida de la tortura, la política de dispersión de los presos y el mantenimiento en prisión de Arnaldo Otegi, elementos constituyentes de la llamada “la perfección negativa”, término empleado por el novelista Martín Amis para designar “la obscena justificación del uso de la crueldad extrema, masiva y premeditada por un supuesto Estado ideal”.
La deriva totalitaria del establishment del Estado
El establishment del Estado español estaría formado por las élites financiera-empresarial,
¿Hacia la utopía de la Paz en Euskal Herria?
El actual sistema dominante o establishment de las sociedades occidentales utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista que pasará a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas. Así, el sociólogo y filósofo alemán Herbert Marcuse, en su libro “El hombre Unidimensional (1.964), explica que “la función básica de los medios es desarrollar pseudonecesidades de bienes y servicios fabricados por las corporaciones gigantes, atando a los individuos al carro del consumo y la pasividad política”., con lo que la utopía aparece como algo inalcanzable.
Así, en el supuesto de conformarse en el Estado español un Gobierno reformista, asistiremos a la escenificación de la metamorfosis del Régimen del 78 mediante una reforma edulcorada de la actual Constitución vigente que implementará un Estado monárquico, jacobino y eurocéntrico, siguiendo la máxima del gatopardismo (“Cambiar todo para que nada cambie”) y a la continuación de la deriva autocrática iniciada por el PP. La autocracia, del griego autos (por sí mismo) y kratos (poder o gobierno), sería la forma de Gobierno ejercida por una sola persona con un poder absoluto e ilimitado, especie de parásito endógeno de otros sistemas de gobierno (incluida la llamada democracia formal), que partiendo de la crisálida de una propuesta partidista elegida mediante elecciones libres , llegado al poder se metamorfosea en régimen Presidencialista con claros tintes autocráticos (inflexible, centralista y autoritario).
Los sistemas autocráticos (gobiernos de facto), serían pues una especie de dictaduras invisibles sustentados en sólidas estrategias de cohesión (manipulación de masas) y represión social ( promulgación de Decretos-Leyes que rozarían la constitucionalidad pero que quedarán revestidos por el barniz democratizador del Tribunal Constitucional de turno (Ley Mordaza) Posteriormente y en el paroxismo de la lógica distópica, se procederá a la implementación de la “Doctrina Aznar” que tendría como ejes principales la culminación de la “derrota institucional de ETA para impedir que el terrorismo encuentre en sus socios políticos el oxígeno que le permita sobrevivir a su derrota operativa” y el mantenimiento de la “unidad indisoluble de España “, lo que se traducirá en el finiquito de la representación institucional lograda por EH Bildu en base al apoyo popular mediante la ilegalización del partido abertzale Sortu tras la remisión por Dignidad y Justicia a la Fiscalía del TSJPV de una denuncia penal contra el presidente de Sortu, Hasier Arraiz por unas declaraciones en las que emplazó a “dar jaque mate a la Guardia Civil” y la prohibición de la celebración del referéndum sobre la independencia en Cataluña, medidas que conllevarán el final de la más larga experiencia seudodemocrática de la historia del Estado española (35 años).
En consecuencia, la utopía de la paz en Euskadi deberá esperar a que un determinado número de personas en el Estado español (Masa Crítica), alcance una conciencia más elevada , momento en que el individuo es capaz ya de realizar un salto evolutivo y lograr un cambio de mentalidad , tesis conocida como “Teoría del Centésimo Mono” y citada por el biólogo Lyan Watson en su obra “Lifetide” publicada en 1.979, por lo que se antoja inevitable un proceso de catarsis y posterior metanoia colectiva en el Estado español que tendrá como efectos benéficos la liberación de la parte indómita del individuo primigenio ( el lobo estepario) que ha permanecido agazapado en un recodo del corazón, sedado y oprimido por la tiranía del actual sistema dominante, neoliberal y constrictor de las libertades democráticas. Así, tras un parto agónico en el que agonizará lo viejo sin que amanezca lo nuevo, asistiremos al nacimiento del “Individuo Multidimensional” como generador de un tsunami popular de denuncia del actual déficit democrático, social y de valores e instaurador del caos constructivo que terminará por diluir el opiáceo inhibidor de la conciencia crítica (consumismo compulsivo) , finiquitar las estructuras del obsoleto Régimen del 78 y proceder a la instauración de la III República que instaurará un Estado plurinacional tras el reconocimiento implícito de Euskal Herria y Catalunya como naciones soberanas.