Argentina con Macri: sin una visión de Nación

364

Aram Aharonian|

Sin duda, una cosa es ser candidato y otra ser presidente. Con la camiseta de candidato uno puede arremeter con los tapones de punta (sobre todos si está seguro de que los comentaristas lo van a aplaudir), pero cuando se calza la albiceleste de mandatario, uno debe cambiar los botines por, al menos, unos zapatos deportivos o unos mocasines.

Más allá de las declaraciones previas del entonces candidato, nadie sabe a ciencia cierta cuáles serán los principios que regirán la política exterior argentina, en momentos en que las economías regionales sudamericanas sufren de los bajos precios del crudo, de las materias primas, de los alimentos, tendencia que según el Fondo Monetario Internacional se agudizará hasta 2017.

Mientras China, a su vez, anuncia su estrategia político-comercial a futuro, que prioriza a los países africanos y asiáticos en detrimento de los latinoamericanos.

Seguramente, no serán prioridad de la política exterior macrista los procesos de integración regional (Mercosur, Unasur y Celac) y quizá haya un progresivo abandono de ellos y un giro a la derecha, hacia la Alianza del Pacífico, que no es un organismo de integración sino un tratado de libre comercio.

Obviamente, también congelará o abandonará las políticas de cooperación Sur-Sur y de los foros y organismos que la expresan, como el G-77 más China.

Es de esperar que el macrismo desarticule las políticas de protección del mercado interno y del desarrollo de la industria sustitutiva de importaciones, para poder impulsar al sector importador y consumidor de divisas. Lo que deberá considerar seriamente es el desmantelamiento de los acuerdos bilaterales con China y los países del sudeste asiático: quizá trate de convertir éstos en acuerdos de libre comercio.fondos buitres y griesa

Ningún documento del macrismo hace referencia a la disputa con los fondos buitre ni al proceso de reestructuración de deuda argentino, ni a la iniciativa argentina de regulación de los procesos de reestructuración de deudas soberanas en el seno de Naciones Unidas.

Tampoco hay críticas explícitas ni implícitas al proteccionismo europeo y estadounidense –que sí las hacen productores e industriales locales– ni referencias a la necesaria protección del mercado interno argentino y regional.

El Grupo Consenso, think tank del macrismo que insiste en el viejo concepto dictatorial de nuestra “identidad occidental”, trata de compatibilizar la globalización y la división internacional del trabajo que insiste en la reprimarización de la economía: a la Argentina le corresponde, según el documento, aportar alimentos y energía al mundo desarrollado.

Vamos a aplicar el método de Jack, destripando parte por parte. No es ningún secreto que el Departamento de Estado de EE.UU. apostaba a un cambio en la política exterior del país y por ello, las “inapropiadas” declaraciones de Mauricio Macri contra Venezuela fueron un gesto, una señal de alineamiento para Washington.

Las relaciones

Todos saben de sus estrecha vinculaciones con fundaciones y ONG de la derecha internacional y con la embajada de Estados Unidos. Los cables difundidos por WikiLeaks dejan establecido que Macri, quien dirigía la Fundación Creer –aliada del Instituto Republicano de Estados Unidos y la alemana Fundación Konrad Adenauer–, presentó en 2007 su oferta electoral a la legación y habló con el cónsul político Mike Matrera. Éste lo definió como un líder con suficientes recursos y lo suficientemente joven para competir con el kirchnerismo a largo plazo.

Un año después, en la sede de la embajada se reunió con el funcionario del Comité de Relaciones del Senado, Carl Meacham, a quien lo convenció de los sentimientos antiestadounidenses de los Kirchner y de cierta pasividad de Washington para con ellos, y en 2011 pidió en la embajada el apoyo para lanzar su candidatura presidencial.

Macri figura al frente de la Fundación Pensar, vinculada estrechamente a la estadounidense Heritage y las que presiden José María Aznar y Mario Vargas Llosa.

Lo esperable de su gobierno es que bajo el eufemismo de “reinsertar a la Argentina en el mundo”, el país abandone las polar macri netanyahuíticas de autonomía relativa en materia de relaciones internacionales de los últimos 12 años, se sume a los dictados de las potencias y organismos (FMI, BM) promotores del programa neoliberal, sostenedores asimismo del capital financiero internacional, que sea eco de las exigencias del Grupo de los 20 más poderosos… O sea, como revival de la época de la pizza y el champán, una Argentina del primer mundo.

Vale la pena recordar que asume la presidencia procesado, acusado de espionaje contra dirigentes de los familiares del atentado contra la AMIA (también a sindicalistas y a su cuñado). Y recordar que para justificar la contratación del comisario Jorge Fino Palacios para “pinchar” teléfonos y sabotear la investigación del atentado, sólo atinó a decir que fue recomendación de las embajadas de Estados Unidos e Israel.

Estreno regional

El estreno internacional del nuevo presidente será en Asunción, cuando participe de la 49 cumbre del Mercosur. Si cumple con su palabra, seguirá con los tapones de punta, llevando la propuesta estadounidense para que se suspenda a Venezuela del bloque regional, en aplicación de una cláusula no aplicable (no existe “una ruptura del orden constitucional” y existe “la plena vigencia del orden democrático”, en plenas elecciones parlamentarias), como ya se lo explicaron varias veces.

Lo que preocupa es que un presidente tenga como verdad absoluta lo que le cuenta o chismea su amiga Lilián Tintori, esposa del preso Leopoldo López: quizá sea un revival de la época del cholulismo menemista. Y lo que queda en claro es que se trató de un mensaje claro al capital financiero, a los organismos de crédito internacional, un gesto para Washington: Aquí Macri, poniéndose a sus órdenes. “No le pedimos tanto”, respondieron.

El nuevo presidente suele sobregirarse. Y también desdecirse con mucha facilidad y sin vergüenza alguna. Desde Europa, Macri habló de abandonar el “eje bolivariano”, y descalificó los avances en los procesos de integración regional durante la última década. Del Mercosur dijo que “es casi una ficción, llena de trabas” y adelantó que trabajará para que el bloque firme el resistido tratado de libre comercio con la Unión Europea.

Pero, previo a llegar a la Casa Rosada, Macri hizo un vuelo rasante a Brasilia y Santiago para reunirse con Dilma Rousseff y Michelle Bachelet, para darse un baño (compartido) de realidad.

En Asunción, Argentina cambiará de camiseta: de la de ser paladín de la integración latinoamericana pasará a vestir la del equipo de la restauración conservadora. ¿Significará un cambio en la correlación de fuerzas?

En Asunción, tendrá un grave problema, ya que en el Mercosur las decisiones se toman por consenso (quizá nadie se lo haya explicado)… y pareciera demasiado optimista lograr que Horacio Cartes, Tabaré Vázquez y Dilma Rousseff acompañen su iniciativa, si es que la presenta.

Se va la segunda: Casa Blancaen_las_entranas_de_la_casa_blanca_807058805_1200x785

Desde el 31 de marzo Washington será anfitriona de la cuarta y última Conferencia sobre Seguridad Nuclear.

Cinco años después de que Cristina Kirchner y Barack Obama se reunieran por el mismo tema, Mauricio Macri conocerá al mandatario estadounidense, tras la conversación telefónica del miércoles 25 de noviembre, y estaría acompañadp por el nuevo embajador, Martín Lousteau.

Lo cierto es que Cristina Fernández se reunió varias veces con Obama: Washington, Cannes, Cartagena de Indias. Los estadounidenses suelen decir que la mandataria argentina no cumplió con los pedidos: arreglar los juicios en el Ciadi, cerrar el tema de la deuda pagándole a los fondos buitre y convertir a Argentina en un mediador confiable de la región con Venezuela. Obama, caballeroso, se levantó de la reunión de presidentes americanos, este año en Panamá, al comenzar el discurso de Cristina.

Antes, a dos meses de asumir la presidencia en 2003, Néstor Kirchner se reunió con George W. Bush, interesado en hacer olvidar su apoyo a Fernando de la Rúa.

Dos años después, en Mar del Plata, Kirchner dejó en ridículo a Bush, sepultando –junto a sus pares del Mercosur y Hugo Chávez– el ALCA: EE.UU. fue derrotado y eso no se olvida fácilmente.

Pero…

Lo que quizás le sea más difícil de imponer es la relativización de la reivindicación de soberanía en la cuestión Malvinas. Para Cambiemos, primero son los negocios y por ello ya hablan de priorizar acuerdos comerciales y de inversión con el Reino Unido, incluyendo la explotación ilegal que hacen los británicos de los recursos naturales del archipiélago.

Macri promete “terminar con el narcotráfico”, pero –más allá de su admiración por el expresidente colombiano Álvaro Uribe, sindicado de tener alianza con narcos y paramilitares–, su administración conservadora, aperturista y destructora de un capitalismo nacional, de la agricultura familiar y de las economías regionales sembrará las mismas condiciones que favorecieron la expansión descontrolada del narcotráfico y los lavadores del dinero sucio, como en México.

Sin duda, ya está cambiándose los botines. Sería bueno que la nueva canciller también hablara. Se supone que conoce el libreto, ya que deberá llevarlo a escena.

Malcorra busca currículum

La designación de Susana Malcorra –una ingeniera rosarian de 61 años- para ocupar el Ministerio de Relaciones Exteriores sorprendió a todos, propios, extraños y, en particular, a los funcionarios de carrera, que esperaba que el nuevo jefe de la diplomacia surgiese de sus filas, donde campean enemigos tan declarados del peronismo y el kirchnerismo.ar susana malcorra

Fue un diplomático radical (de la Unión Cívica Radical, aliada de Macri en estas elecciones) el que puso el nombre de quien fue jefa de Gabinete del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, desde el 2 de marzo de 2012, entre los papeles del inminente presidente.

Malcorra, que se destacó como Secretaria General Adjunta del Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno de la ONU, apila con paciencia, y eficiencia reconocida por distintos sectores, antecedentes para reemplazar a su jefe surcoreano al frente de Naciones Unidas.

Aparentemente, en los conciliábulos internacionales dignos de la Florencia de los Medici, el próximo turno para ese puesto sería europeo. Sin acuerdo entre los que no aceptarían un secretario general proveniente del Este, la cancha se inclinaría hacia América y, entonces sí, Malcorra correría con buenos caballos, tanto como que serían del establo del comisario.
Aquella “pata” faltante, a esa altura y después de un año al frente de la Cancillería argentina, la habría conseguido más que sobradamente.

Malcorra hace tal culto de “perfil técnico” que llega a afirmar entre sus allegados que la política exterior “debe ser independiente de la política nacional”, pero tendrá al antimalvinero FulvioPompeo, referente internacional de Macri, como Secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, a cargo del “enfoque político” de las relaciones exteriores argentinas.

La nueva canciller se ganó simpatías entre diversos funcionarios kirchneristas, ya que contribuyó al trabajo que arrojó un triunfo resonante en la última asamblea General de Naciones Unidas, que aprobó la resolución impulsada por la Argentina que fija principios globales para la reestructuración de deudas soberanas, una forma de poner límites a los “fondos buitre” que condicionaron los últimos años de las negociaciones financieras internacionales, con los que Macri quiere cerrar acuerdos rápidos.

Por el contrario, Pompeo es una figura que genera rápidos distanciamientos a partir de expresiones como las vertidas en octubre pasado a The Telegraph, adelantando que, en caso de imponerse en las elecciones, “Mauricio Macri no nombrará un ministro para las Islas Malvinas y trabajará para descongelar las relaciones de Argentina con Gran Bretaña”.