Venezuela e Irán, una hermandad estratégica
NICMER EVANS | La relación con Irán ha sido y seguirá siendo centro atención de la polémica nacional e internacional, fundamentalmente porque no se ha entendido su esencia o porque se ha pretendido tergiversar, según la conveniencia de quien observa o critica el asunto.
Nicmer N. Evans – evansnicmer.blogspot.com
Desde mi perspectiva son dos los centros fundamentales que originan los nexos de hermandad entre Irán y Venezuela, y se derivan algunos elementos complementarios que son consecuencia de estos centros.
El primer centro fundamental que origina el nexo de hermandad con Irán está vinculado a la esencia antiimperialista de los dos gobiernos democráticamente electos. Dos presidentes de dos países petroleros, socios de la OPEP que tienen como elemento común la legitimidad de los votos, más allá del cuestionamiento de los que han sido objeto por sectores internos y poderosos factores externos de carácter trasnacional.
El segundo centro fundamental que origina el nexo de hermandad con Irán es el precio del petróleo. Durante los casi 13 años de gobierno del Presidente Chávez, la estrategia petrolera ha sido no sólo muy clara sino muy eficiente, el refortalecimiento de la OPEP como fijador de los parámetros del mercado internacional y la valorización justa del precio del petróleo han sido los elementos que han permitido profundizar el primer centro fundamental, la esencia antiimperialista.
La consecuencia de estos dos centros fundamentales conducen a elementos complementarios en esta relación, pero que deben estar claros: no son los que articulan la misma. La complementariedad y transferencia tecnológica, la inversión de capitales, el desarrollo automotriz en Venezuela, la capacidad constructiva de viviendas, el reforzamiento del conocimiento nuclear con fines pacíficos, entre otros, se han convertido de manera intencionada o no en los elementos de mayor especulación por parte de la opinión pública internacional.
En especial, el tema nuclear, la ubicación de yacimientos de uranio y el activo comercio entre los dos países han sido los hechos de mayor ataque por parte del gobierno de los EUA, para ir acondicionando escenarios favorables de conflicto bélico, si ello llega a considerarse necesario. Todo esto tiene una explicación: el control de los yacimientos de petróleo por parte del vampirismo petrolero imperial.
Señalamientos como la exportación de uranio a Irán (de lo que si existiera alguna prueba no duden que ya fuese pública), la fabricación de componentes para la industria nuclear (que terminó siendo una fábrica de bicicletas), los misiles nucleares erigidos en la Península de Paraguaná (que terminaron siendo las torres para la central de energía eólica en construcción), han sido algunos de lo argumentos utilizados por voceros oficiales y no oficiales como Noriega, que con verbo encendido han convertido a Venezuela en un objetivo militar, pretendiendo fijar las matrices necesarias para condicionar a la opinión pública de EUA y de Europa sobre una posible acción política, económico o militar en contra de Irán y Venezuela.
La llegada del presidente iraní Mahmud Ahmadinejad y su gira por los países de la Alba nos indica que la Alba se reposiciona con sus aliados internacionales a favor de la libertad, la soberanía y la autonomía de sus pueblos ante los dictámenes del gobierno de los EUA, y es la ratificación del gobierno venezolano de mostrar su fortaleza en cuanto al mantenimiento de los precios del petróleo y el reforzamiento de la OPEP, aún a pesar de la exigencia mundial del aumento de la producción petrolera, demanda que empezará a ser satisfecha por Venezuela este año, incrementando en 500 millones la producción de barriles diarios, en el marco de un acuerdo de aumento de producción de la OPEP que se establecerá en su próxima asamblea.
Sumamente ingenua es la postura de quienes sólo atribuyen a una afinidad ideológica la hermandad de Venezuela e Irán, que sin duda tienen elementos comunes basados en el antiimperialismo como visión política, pero que también poseen profundas diferencias culturales, que son extraordinariamente respetadas y comprendidas por cada uno de los pueblos, cosa que el extremo occidente no tolera, el respeto a la diversidad cultural, religiosa y política.
Mientras los medios siguen fijados en el fetiche nuclear, y el gobierno de los EUA sigue sancionando a nuestra industria petrolera con medidas que poco afectan los intereses de ambos países, el objetivo estratégico se va logrando, un barril de petróleo a 100 dólares, una Venezuela cada día más influyente en el contexto internacional y un proyecto bolivariano y socialista más sólido que nunca por vía electoral y democrática. Sin embargo no todo es favorable, el juego planteado para el posicionamiento y el mantenimiento del barril de petróleo ha implicado vivir en la zozobra de un posible ataque militar de quien se cree dueño del mundo, y evitar este desenlace también debe ser parte de la estratégica en el marco de la política internacional venezolana.