Capriles, cada día más violento
El candidato derrotado, Henrique Capriles Radonski, acentúo la noche de este miércoles su ataque a las instituciones democráticas, particularmente al Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Ejecutivo Nacional, durante una rueda de prensa caracterizada, como en otras oportunidades, por la presencia de medios de comunicación privados que responden a una política informativa y línea editorial que avala los argumentos de la derecha.
“Se robaron el proceso electoral”, expresó Capriles alimentando así la matriz del “fraude” que se intensificó en el discurso del candidato antichavista después del anuncio de los resultados del 14 de abril, en el que Nicolás Maduro ganó la Presidencia de la República con 50,78% de los votos.
En este punto, hizo referencia al proceso ampliación de la auditoría de verificación ciudadana en su fase dos, que anunció el pasado jueves 18 de abril la presidenta del CNE, Tibisay Lucena.
“Nosotros emplazamos al Consejo Nacional Electoral (CNE), no vamos a esperar más, hasta mañana esperamos”, amenazó Capriles, aún cuando en la cadena de radio y televisión de la semana pasada la presidente del Poder Electoral fue explícita al precisar que el inicio de este proceso -no el proceso per sé- se anunciará esta semana.
Luego de su ultimátum , el candidato de la derecha añadió que de no satisfacerse sus condiciones de revisión de los instrumentos de votación “vendrán otros anuncios y otras acciones dentro de la Constitución”, entre ellas “acciones legales e internacionales”, tal como lo dijo la madrugada del 15 de abril después del anuncio de los resultados electorales y que hasta la fecha han cobrado la vida de nueve personas, además de asedios a residencias de venezolanos identificados con las ideas de Chávez, Centros Médicos de Diagnóstico Integral (CDI), sedes del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) y redes de alimentación como abastos Bicentenario, Mercal, entre otras agresiones.
En relación a estos ataques violentos, Capriles negó que haya habido CDI agredidos y alegó que las nueve personas fallecidas fueron supuestas “víctimas” de crímenes políticos.
Dijo haber recibido información de que se “autoincendiaron la sede de su propio partido” en un estado del país y que repartieron franelas alusivas a su campaña para generar disturbios.
Además, invisibilizó el resto de las agresiones y evadió su responsabilidad en estos hechos con el alegato de que su lucha es “pacífica”, en medio de un discurso de desconocimiento de los resultados y de quienes no votaron por él.
En su intervención continuó utilizando descalificativos como “corruptos, enfuchados, mitómanos, mañosos”, para referirse a las autoridades legítimamente constituidas y al pueblo que las respalda y los elige; y añadió a su lista de insultos “bolsa” y “ridículo”, para hablar sobre el Jefe de Estado.