Cita con la historia y construcción del eje Sur-Sur
CRISTIAN CARRILLO | La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner visitó ayer el emblemático distrito de Cu Chi, en esta ciudad, en donde se encuentra el entramado de túneles que utilizaron los vietnamitas para defenderse de la ocupación francesa y –más conocido– en la guerra con los Estados Unidos. La mandataria arribó a las 10.50 (0.50 hora argentina) acompañada por su comitiva, pero fue la única que realizó las diferentes propuestas que ofrece el predio, hoy abierto a los turistas.
“Lo que más me queda de esto es el amor a la paz y la inutilidad de la guerra, porque quienes entonces combatieron –Estados Unidos y Vietnam– hoy son países amigos, con relaciones entre ambos”, dijo la mandataria. Cristina realizó una escala en Ho Chi Minh en medio de la gira presidencial por Oriente, que finalizará mañana en Hanoi, con el objetivo de conocer el lugar donde se llevó a cabo la mayor resistencia ante esta potencia armamentista que durante años buscó el exterminio de los vietnamitas. Las secuelas siguen aún hoy en las malformaciones en los nacimientos de las nuevas generaciones. Estados Unidos sigue sin reconocer su responsabilidad.
“Estuve en dos oportunidades por venir y nunca pude, pero la tercera es la vencida. Se cumplen 40 años de la conferencia de París, que es donde se hace el cese del fuego y comienzan las negociaciones por la paz”, señaló la jefa de Estado a este diario.
La Presidenta fue recibida por el comandante Tran Van Tan, director del complejo y veterano de guerra, al que se sumó una guardia de honor del ejército. Previo al inicio del recorrido, recibió como presente el típico sombrero y pañuelo que utilizaban las tropas del Viet Cong en su uniforme y que Hollywood muestra en las constantes ediciones de una guerra en la que aún hoy no logra aceptar su derrota. La primera parada fue un viejo depósito en el que se encuentran viejos fusiles y vestigios de bombas lanzadas por la fuerza aérea de Estados Unidos. Pero la mandataria argentina no estaba allí para recorridos formales y se adentró en los angostos túneles para los soldados.
El distrito Cu Chi fue uno de los lugares más asediados durante la ocupación francesa y bombardeado durante la guerra con Estados Unidos, lo que obligó a sus pobladores, en su mayoría agricultores artesanales, a vivir bajo tierra para defenderse y combatir a los invasores. Los túneles fueron utilizados por los guerrilleros del Viet Cong como escondite, pero también como vías de comunicación y suministro de alimentos, hospitales y depósitos de armas y viviendas para los combatientes.
La historia fue proyectada en un quincho preparado para hacer un recorrido informativo sobre el funcionamiento de estos túneles, lo que despertó la curiosidad de la mandataria, quien preguntó –vía traductor– detalles sobre la mayoría de lo que se contaba. Luego toda la comitiva se dirigió a los pozos, que eran camuflados para que el enemigo no conozca el ingreso a esta ciudad subterránea. Los primeros 48 kilómetros de extensión se construyeron bajo la aldea de Than Phu Trung, a principios de la década del ’60, pero el sistema se iba completando y perfeccionando y llegó a contar al término de la guerra con tres niveles de túneles de hasta diez metros de profundidad y un total de 220 kilómetros en las más diversas direcciones.
Una de sus vertientes pasa bajo el lecho del río. El guía, un vietnamita de unos 40 kilos, mostró a la mandataria cómo ingresaban por las aberturas originales, ya que las que se prepararon para los turistas fueron ampliadas. Finalizada la demostración, la jefa de Estado se sentó al lado del pozo y se metió por el orificio tapando el ingreso desde adentro, tal como hacía el Viet Cong y había mostrado el guía. También recorrió los túneles a través de los ingresos ampliados para uso de los turistas.
La temperatura exterior acompañó, pero en los túneles el calor y el nivel de humedad agobian, a lo que se suma la presencia de murciélagos que hacen poco agradable el paso por estos corredores. Cristina visitó los talleres, hospitales y comedores que se encuentran en la altura original, pero se encuentran abiertos y protegidos por techos de paja. “Al ver el taller, donde tomaban las bombas del enemigo y con esas mismas creaban sus granadas y sus propias armas, o la imaginación de las trampas para que no les encontraran sus refugios, pensaba: eso, ¿saben qué?, es amor a la Patria. Lisa, decidida y llanamente es amor a la Patria”, señaló CFK en un alto que hizo ante la prensa que sigue la gira presidencial. Consideró que “la antigua Saigón, hoy convertida en Ho Chi Minh, es un ejemplo impresionante de un pueblo decidido a combatir por la libertad”. “Es la única vez que Estados Unidos perdió una guerra, adentro y afuera”, dijo Fernández de Kirchner.
Su paso por Cu Chi, que se extendió por poco más de dos horas, incluyó una visita al memorial en homenaje a los 44.752 soldados del Viet Cong muertos en combate. Previo a rendir el homenaje final a las víctimas en el memorial, saludó el busto en honor al mítico Ho Chi Minh y firmó el libro de visitantes ilustres, en el que expresó: “Gracias por permitirme vivir una experiencia humana, política y social única e irrepetible. Felicitaciones por la valentía, el coraje y el amor a su país y a la paz, porque el amor a la Patria es amor a la paz”. Sobre este punto, Cristina comparó la lucha de los vietnamitas con los sacrificios llevados adelante por caudillos y próceres argentinos. “Estando ahí me lo imaginaba a Chacho Peñaloza, que vivía en una verdadera choza que yo visité; o a Manuel Belgrano ordenando quemar todo en el Exodo Jujeño para combatir al enemigo.” “De esta manera se construyen las patrias y las historias de una Nación”, sentenció.
Finalmente, tras la actividad en Cu Chi, primera de su visita a Vietnam, la Presidenta regresó a la ciudad de Ho Chi Minh, donde se reunió con el presidente del Comité Popular, Lê Hoàng Quâng, en el Palacio de la Reunificación. Allí también la esperaría otra parte del recorrido histórico (ver aparte). Hoy por la mañana, antes de partir a Hanoi, señaló que visitará el Consulado de Estados Unidos, donde funcionaba la embajada de ese país, pero fue demolida por orden el gobierno norteamericano para que no quedara vestigio de aquella imagen fotográfica que recorrió el mundo: soldados yanquis escapando en un helicóptero desde la terraza del edificio diplomático.