Stelling: La ruta despolarizante/ Rondón: La abstención en los comicios parlamentarios

La ruta despolarizante

La polarización extrema imperante el país nos ha conducido a una malsana confrontación que trasciende los límites políticos,  creando un clima general de conflictividad en donde aquellos problemas que ameritan solución consensuada, por el contrario, dividen y fragmentan.

La polarización extrema resulta entonces una variable clave para entender, tanto la situación política actual, como los obstáculos que han enfrentado el dialogo y la negociación. Sin embargo, desde los intersticios de la sociedad polarizada se produce un debilitamiento de los niveles de polarización política y, bajo la forma de una fragmentación al interior de los polos, se produce una ruptura de  los procesos polarizantes que han dominado hasta el momento la escena política.Venezuela: polarización más allá de la ideología

Suerte de autodestrucción de la polarización, desde donde lentamente emergen las  condiciones para un  proceso de negociación y construcción de consensos. A su vez, tal quiebre  promueve tanto un debilitamiento del discurso polarizador como el surgimiento de relatos antipolarizantes y/o despolarizantes desde los propios políticos, partidos, medios y redes.

En la ruta despolarizante, “sin querer queriendo”,  la próxima contienda electoral tendría un papel determinante en la  ruptura de los procesos imperantes en el pasado y en la democratización de la polarización política, al igual que  al interior de cada polo.  La encrucijada “votar o abstenerse” más los procesos internos propios de cada partido inciden en la fragmentación interna en los polos.

Emergen posiciones y voces que denuncian la presión y se oponen al sometimiento a tales líneas preelectorales.  Se inician así deslindes, separaciones, fragmentaciones y creación de nuevas configuraciones y alianzas con miras a las próximas parlamentarias.  Suerte de democratización de los polos que incidirá en la estructura y dinámica de las tensiones internas.

De allí la importancia de la convocatoria y de la participación con miras a configurar un parlamento plural, que sin negar la naturaleza inevitable del conflicto, se constituya en  el espacio para la negociación y construcción de consensos, en suma para la consolidación de la pluralidad democrática.

Esta dinámica sociopolítica que hemos denominado la “ruta despolarizante” incidirá y a su vez se verá afectada por los resultados de las elecciones del 6D

La abstención en los comicios parlamentarios

Polarización y negación del otro en Venezuela – Destreza de PerezaJesús Rondón|

En estos veinte años de revolución bolivariana muchas cosas se han pulverizado, entre ellas encontramos la credibilidad en los reportes que publican las encuestadoras. Las empresas privadas que consultan aspectos claves en la opinión pública, se han terminado ubicando en uno de los lados de la polarización política. Sus reportes, parecen coincidir con las expectativas de bien sea del chavismo o de su oposición (según quienes sean sus clientes), lo que lleva a ser cuestionados por que el menos beneficiado.

Poco importa el rigor metodológico, en estos momentos para el público, pues percibe que los reportes buscan legitimar el discurso de un actor político determinado. Tal ha sido la implicación de las empresas encuestadoras en la política, que es llamativo que dos altos ejecutivos de las más importantes firmas, participan activamente en ambos bandos políticos.

A saber Luis Vicente León, de Datanálisis en el bando opositor a la revolución bolivariana, como diputado a Asamblea Nacional y Oscar Shemel, como diputado en la Asamblea Nacional Constituyente. No significa que el trabajo científico, se haya dejado de hacer, sino que lo que se publica, como en todo el mundo, es lo que quien paga la encuesta decidió que se hiciera público.

En relación a las elecciones parlamentarias del venidero mes de diciembre hay múltiples escenarios, y los reportes de las empresas encuestadoras lo vienen presentando, pero visto lo expuesto en el párrafo anterior, conviene revisar brevemente la participación electoral en los comicios parlamentarios en los últimos veinte años, para tener un contexto mínimo. En el año 2000, se realizaron unas elecciones en el marco de la relegitimación de poderes, resultado de la aprobación de una nueva constitución; la participación se ubicó en 56, 05 %, y la mayoría de diputados y diputadas seleccionados eran chavista.

Cinco años más tarde, la oposición no hizo postulaciones y el chavismo ganó todo los escaños, con una participación del 25 % del electorado. En 2010, hubo contienda, y el chavismo superó a su oposición para volver a tener mayoría parlamentaria, en esa oportunidad, la participación fue de 66,45 %. En las últimas elecciones realizadas en 2015, hubo una participación del 74,17 % y dio una victoria inédita a la oposición venezolana al chavismo, la cual obtuvo mayoría en el parlamento. Como vemos, cada elección en las últimas dos décadas, se da en un escenario muy particular, lo que inhibe la posibilidad de inferir, como en otros sistemas políticos.

Dicho lo anterior ¿Qué tenemos de cara a la participación en estos próximos comicios?. En principio se estima que la participación va a estar afectada, fundamentalmente por las condiciones de la oposición.  El contexto actual no es similar a ninguno en los cuales se dieron elecciones parlamentarias antes, es decir se caracteriza por una división en la oposición, donde un sector participará, mientras que el que encabeza Juan Guaido se niega.

También encontramos que se esperaría que quienes siguen a Juan Guaido, no vayan a votar, pero gran parte de este grupo se encuentra decepcionado, pues las rutas propuestas por este no han conducido a un escenario coherente con sus promesas, lo que eventualmente puede dar paso para que escuchen un mensaje alterno en la oposición al chavismo, que considera la vía electoral como parte de la ruta para construir una nueva mayoría, o al menos para no devaluarse políticamente.

Desde el chavismo las maquinarias electorales están listas y en preparación para movilizar a su base electoral, que tampoco es una tarea sencilla, pues los efectos de la situación económica en la población son un lastre para la participación electoral.  Como hemos apuntado en otras entregas, el Gran Polo Patriótico, hoy es menos fuerte, debido a la decisión de un grupo de organizaciones políticas revolucionarias de  conformar la Alianza Popular Revolucionaria, como alternativa electoral al Partido Socialista Unido de Venezuela, pero reivindicando los principios de la revolución bolivariana.

Faltan un par de meses todavía y en estos seguramente asistiremos a eventos significativos que definirán la participación en los próximos comicios.

Los derechos humanos como arma de descalificación.

Dentro de la estrategia orquestada para descalificar la revolución bolivariana, esta semana se ha hecho público los resultados preliminares de un informe de la “Misión de determinación de hechos para Venezuela sobre las violaciones de derechos humanos desde 2014” de Naciones Unidas. La publicación se realiza en un contexto donde el Secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo hace una gira por el sur de Nuestra América, que incluye a dos de nuestros vecinos, Guyana y Brasil.

El informe con los resultados preliminares, abarca un poco más de cuatrocientas páginas, se realizó sin una visita al país y al margen de la relación de cooperación que el gobierno bolivariano ha establecido con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Entre los integrantes de la Misión se encuentra un reconocido abogado, vinculado a la defensa de los intereses remanentes de la dictadura de Pinochet en Chile (ahora convertido en defensor de los derechos humanos).

No se trata de negar o no los hechos en estos momentos, sino que estos se encuentran en una narrativa impulsada por el gobierno de los Estados Unidos de América, para descalificar a la revolución bolivariana, lo que invalida de principio las afirmaciones que se pueden encontrar en dicho informe, pues son claramente tendenciosas y parcializadas.

Esta noticia ha sido un deleite para la empresas de comunicación global, que solo se quedan con las vagas afirmaciones de los miembros de la Misión y seleccionan extractos que son de su interés, sin hacer un ejercicio mínimo de investigación periodística.

No son nuevas las tensiones que existen en los organismos como Naciones Unidas, para lograr una correlación de fuerzas favorable a los intereses estadounidenses, en relación al tratamiento de Venezuela. Tampoco son nuevas estas maniobras, que no constituye una declaración del organismo, sino de un grupo de trabajo, que como vemos tiene una labor cuestionable.