En Europa manda Goldman Sachs e impone sus tecnócratas

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JUAN GUAHÁN| Algunas cosas que están pasando en Europa hacen sonreír a los que piensan que hay una madeja de intereses detrás de lo que se ve. Este pensamiento, de tipo conspirativo, que considera a los banqueros como los dueños del mundo, se ha visto fortalecido con algunos acontecimientos que tuvieron por escenario a la Europa de nuestros días. En particular, se destaca el rol que tienen algunos funcionarios o ex funcionarios de Goldman Sachs, una entidad financiera estadounidense. Question Latinoamérica
Mario Draghi, es el actual presidente del Banco Central Europeo (BCE), clave en el desarrollo de la crisis europea; Mario Monti, reemplaza a Silvio Berlusconi al frente del gobierno italiano; Lucas Papademos, ex Presidente del Banco Central de Europa (2002/2010), es el nuevo primer ministro griego. Todos ellos formaron parte del universo Goldman Sachs.

Un caso notable es el de Petros Christodoulos, quien fuera Presidente del Banco Nacional de Grecia y en ese carácter compró a un área de Goldman Sachs (a cargo de Mario Draghi) el Programa que le permitió mantener encubierto -para el resto de autoridades europeas- el endeudamiento griego. Actualmente su función es administrar la exorbitante deuda pública griega, que él contribuyó a generar. Del cumplimiento de su función deberá dar cuenta a Mario Draghi, actual Presidente del BCE y tiempo proveedor del sistema que facilitó aquel endeudamiento.

Estos son algunos de los nombres de los “tecnócratas” –apolíticos según ellos- que están al frente del manejo de la crisis europea. Obviamente, la presencia de esta entidad financiera -dentro del gobierno norteamericano- no es mucho menor. Desde Bill Clinton para acá, tres Secretarios del Tesoro de los Estados Unidos fueron parte de la misma.

Hay denuncias periodísticas en el sentido que el Secretario del Tesoro norteamericano, dejó caer -en la crisis de 2008- al gigante Lehman Brothers para beneficiar a su competidor Goldman Sachs, grupo del cual había sido Presidente.
Que Goldman Sachs es un gigante ¡que dudas caben! Datos del 2010 indican que tiene 36 mil empleados y que sus ganancias netas fueron de u$s 8.354 millones.

El conocido cineasta y periodista norteamericano Michael Moore señala que dicha entidad financiera es una de las responsables de fomentar y encausar la crisis para beneficiar a los propios banqueros y sectores más ricos de la sociedad.

Da la impresión que la presente “crisis financiera”, el endeudamiento de sectores estatales, trae vastos beneficios a los banqueros “que saben y pueden” moverse en medio de ese vendaval. Para ellos resulta absolutamente cierta aquella frase de un operador financiero que dijo: “la crisis es un sueño hecho realidad”. Otro colega suyo, en un reciente reportaje de la BBC de Londres, fue aún más preciso al sostener: “Los líderes políticos no gobiernan el mundo. Goldman Sachs gobierna el mundo”.

Es probable que Goldman Sachs sea solo la manifestación empresarial financiera del poder real que está detrás de la actual crisis y de otras precedentes que vivió la humanidad.

Los principales protagonistas de lo que pasa en Europa también son parte de la Comisión Trilateral, creada en la década de los 70 por David Rockefeller y que sigue articulando los intereses de los empresarios de las 3 principales zonas de la economía capitalista: Norteamérica, Europa y Asia-Pacífico.
A su vez, todos ellos integran él Grupo Milderberg que para muchos, es desde hace varias décadas, el lugar donde se deciden los destinos del planeta tierra.

Con España van cinco…

Que Europa está en crisis no quedan dudas. El domingo pasado hubo elecciones en España y se confirmó lo que viene ocurriendo en los diversos países europeos, donde reina el Euro. Avanzan las fuerzas políticas más conservadoras. Ya había pasado en Irlanda, Portugal, Grecia e Italia. Ahora, con España, son 5 los países que en los últimos tempos cambiaron de rumbo. Los endebles gobiernos social-demócratas o populistas dejan su lugar a sectores claramente identificados con políticas de “ajuste”

El Partido Popular (PP), al que pertenecía nuestro conocido José María Aznar, de la mano de Mariano Rajoy, ganó –luego de las derrotas de 2004 y 2008- las elecciones españolas. Éstas tuvieron un alto nivel de abstención. Rajoy sacó el 44,6% de los votos y 16 puntos de diferencia sobre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), al que pertenece el actual Presidente José Luis Rodríguez Zapatero. El PP ganó logrando la mayor diferencia electoral, desde la renuncia del dictador  Francisco Franco.

Es sabido que el 21,5% de desocupados es una de las claves para esta derrota socialista. Los españoles, cansados, buscan otros rumbos. Al hacerse cargo de la victoria Rajoy manifestó: “Estamos ante una hora decisiva. No habrá otros enemigos que el desempleo y el estancamiento económico”. España es la cuarta economía de la zona del Euro, detrás de Alemania, Francia e Italia.

Felipe González, histórico líder socialista, buscó responsables de la situación en el sistema financiero, sobre el que pidió un mayor nivel de control y regulación. Angela Merkel, primera ministra de Alemania, -por el contrario- instó a Rajoy a apurar las medidas de ajuste. Lo mismo demandan los mercados financieros. Éstos dieron, después del resultado electoral, algunos créditos al gobierno español. Lo hicieron a tasas (7%) superiores a las exigidas a Grecia. Todavía lejos del 9% o 10% que nos piden a nosotros.

La izquierda (Partido Comunista y otras fuerzas menores) reunió cerca del 7% de los votos, pasando de pasó de 2 a 11 legisladores. Éstos tendrán escasa influencia dada la mayoría propia que tendrá el oficialismo.

El resto de los votos se repartió entre diferentes fuerzas regionales. Justamente allí el Reino de España enfrente un nuevo desafío. En los países vascos, luego del fin de la lucha armada decretado por la ETA, el triunfo del PP fue apenas perceptible sobre las izquierda vasca y el tradicional partido nacionalista. La suma de los votos de estos dos últimos supera largamente a las fuerzas que responden a Madrid. Ello seguramente constituirá un nuevo dolor de cabeza a las estructuras que tienen su sede en Madrid, ante las expectativas de autonomía e independencia que campean en el pueblo vasco. Esa tradicional esperanza ahora cuenta con el aval de las urnas.