El asesinato de Mónica y Thomas, ¿acto final de la guerra económica?

MARIO SANOJA| Casi dos meses después de la fecha que habíamos conjeturado en notas anteriores, parece estar llegando a su fin la guerra económica planificada por el imperio y ejecutada por su franquicia local, la oligarquía parasitaria venezolana.

Carromna-660x330El análisis coyuntural del asesinato de Mónica Spears y Thomas H. Berry, parece indicar que se trató de una muerte por encargo, de un sicariato donde participaron diversos autores materiales vinculados al hampa popular. No se me escapa desvariar o especular sobre los posibles vínculos que podrían tener  esos grupos hamponiles, por ejemplo, con algunos guardaespaldas de los jerarcas mercantiles de la oligarquía, cuyo origen es también popular.

Es posible asimismo que estos guardaespaldas funjan como agentes materiales en el terreno de los servicios de inteligencia creados por aquellos oligarcas para planificar y llevar a cabo sus acciones desestabilizadoras, comprando y utilizando la deshonestidad de sectores populares corruptos, maleados por la ofensiva mediática y la campaña feroz y repetida contra la conciencia del pueblo venezolano que se ejecuta a través de la industria cultural, particularmente las narco-telenovelas colombianas.

Como escribió sabiamente nuestro amigo Luis Britto García en: Investigación de unos Medios por Encima de Toda Sospecha (2004) “… los opositores confiscan las víctimas…para el macabro propósito de alimentar la indignación de los opositores y ocultar la responsabilidad de estos. La mejor manera de escribir lo que no es consiste en no  escribir lo que  es…”

El asesinato de Mónica  y Thomas ocurre cuando la ofensiva del gobierno cívico militar bolivariano que lidera Nicolás Maduro tenia contra las cuerdas a la oligarquía empresarial parasitaria y anunciaba las importantes medidas destinadas a crear un nuevo modelo económico venezolano. A nadie escapa que ello significa erosionar seriamente el  poder de las mafias económicas que se apropiaron monopólicamente, desde hace casi dos siglos,  de la vida del pueblo y de la nación venezolana.

Venezuela ha sido hasta ahora el coto cerrado de la elite capitalista cuya truculenta concepción del comercio desafía y contradice los mismos principios del mercado, de la oferta, de la demanda y de la fijación de los precios de las mercancías, tal como se entiende en la economía liberal clásica.  La inminencia de la entrada en vigor de Venezuela en Mercosur y la formación eventual de un amplio bloque político-económico que englobaría Sur América y el Caribe y parte en alguna medida del bloque de los BRICS, llevará sin duda a la conformación en Venezuela de un nuevo bloque productivo comercial aliado a la Revolución Bolivariana. Ello sonaría el toque de defunción de la antigua oligarquía mercantil parasitaria venezolana y de las agrupaciones políticas de derecha que hacen vida en la MUD, que constituyen su brazo político.

Para dar por terminada la fracasada guerra económica había que despedirla con un evento impactante tal como el asesinato sicarial de una personalidad internacional como Mónica Spears.   Al apropiarse de este hecho los medios tanto nacionales como extranjeros y hacer énfasis en una supuesta incapacidad del gobierno de Maduro para enfrentar la delincuencia (promovida por la misma oligarquía  parasitaria), se cambiaba el énfasis de la matriz de opinión adelantada por los medios informativos bolivarianos, centrada en el carácter delictivo y vulgar de dicha oligarquía,  en una nueva matriz centrada en la inseguridad cuyo fin es poner fuera de balance al gobierno bolivariano.

Esa matriz de opinión de la derecha se acompaña de otras movidas políticas que intentan poner de relieve la supuesta sumisión al poder de Maduro -al reconocer su  investidura presidencial- por parte de personajes emblemáticos de la violencia antidemocrática y de la corrupción empresarial tal como el ahora “barbudo” Capriles Radonsky y el alcalde, comerciante corrupto y usurero de Valencia, Michele Cocchiola.

No olvidar que los “barbudos” de la Revolución Cubana están celebrado los 55 años del triunfo del pueblo cubano y que el camaleón  Capríles trata esta vez de mimetizarse en el imaginario popular como “barbudo revolucionario” -tal como lo hizo anteriormente como “chavista bolivariano”- para edulcorar su aparente genuflexión ante Nicolás, la cual indica, sin embargo,  la aceptación de su derrota política.  No nos extrañaría que Maricori aparezca también llevándole a Nicolás, en una cestita,  galletitas “home made”. O Eveling trayéndole mandocas hechas con harinapan. Como diría Aquiles Nazoa: puede que sea cursi, puede que  a lo mejor eso no  llegue a suceder ¡pero verdad que sería bello, bello, bello!

Otros hechos, que quizás no tengan relación acompañan esta elaboración teórica sobre el posible fin de la guerra económica. Ayer, cuando hacía mi rutinario mercado semanal en un super de Prados del Este, me conseguí con algo insólito: montañas de cajas de leche descremada, desaparecida desde hacía más de seis meses. Los empleados casi que suplicaban a los asombrados clientes clasemedieros, que se llevaran toda la leche que quisieran. El acaparamiento de la leche, como todos sabemos, era uno de los productos emblemáticos de la guerra económica empresarial, diseñado para alterar la vida cotidiana y  hacer arrechar a la población venezolana, de modo que la campaña mediática pudiese  canalizar esa arrechera –de manera gratuita- contra la persona de Nicolás Maduro.

Si tratásemos de hacer como en el Juego de Abalorios de Herman Hesse, y buscásemos las correlaciones existentes en la ocurrencia de hechos aparentemente desconectados, veríamos que hay sucesos coetáneos que presagian un posible colapso de la oligarquía colonial que gobierna Colombia desde hace siglos, tal como la probabilidad de una consulta popular que decida si Gustavo Petro permanece como alcalde de Bogotá, derrotando la decisión tomada por un vocero de dicha oligarquía. Ello abriría nuevos cauces para un posible movimiento democrático popular en Colombia que acompañaría la firma de los acuerdos de paz y sería un golpe mortal para los planes políticos actuales y futuros de la oligarquía mercantil venezolana y su brazo político, la MUD, apoyados ambos por el sector terrateniente uribista, el más fascista,  criminal y proimperialista de toda la oligarquía colombiana.

Podríamos continuar explicando cómo el fin de la guerra económica contra la Revolución Bolivariana, en nuestra opinión, coincide con un aflojamiento (¿temporal?) de ciertos nodos de tensión en la sociedad mundial. Pero ello nos apartaría de seguir insistiendo en el carácter político que la ofensiva mediática, de manera interesada, le ha conferido al asesinato de Mónica y Thomas, confiscando el dolor que toda la población siente por la muerte tan trágica de esta bella y joven mujer y su compañero.

Nos preguntamos también: ¿Por qué la ofensiva mediática no ha confiscado de igual manera la muerte de cientos de líderes campesinos revolucionarios asesinados por el sicariato de la oligarquía parasitaria, ni por las doce personas bolivarianas ajusticiadas por ese mismo sicariato durante el llamado de Capriles Radonsky a sus seguidores en abril-2013 para que descargasen su arrechera luego de su derrota electoral ante Maduro? ¿A quién y a quiénes beneficia entonces el asesinato de Mónica?  Como dijo Alexandre Dumas (padre) en 1854: cherchez la femme! Busquen al o los aprovechadores de este crimen: todas las pistas podrían llevar hacia los sectores más fascistas de la oligarquía parasitaria venezolana, cuyos caracteres más notables hoy tratan y tratarán de desmarcarse de tan abominable hecho.