DOSSIER| A 30 años de la muerte de Raúl “Bebe” Sendic, líder del MLN-Tupamaros
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El 28 de abril se cumplen treinta años de la muerte de Raúl Sendic, El Bebe, en un marco de controvertida militancia sindical y política en el Uruguay, como la que él vivió y protagonizó en sus años mozos donde templó su personalidad. Fue fundador y líder del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros desde 1963, una guerrilla sui generis célebre por sus acciones espectaculares, sin derramamiento de sangre.
Sendic fue un hombre que se jugó el pellejo por los más pobres, los peludos (los arroceros y cañeros de Bella Unión) en defensa de la reforma agraria y condiciones humanos para el trabajador del campo. Supo unir teoría con acción, en un país sin servicio militar y prácticamente sin armas.
Apenas terminados sus estudios secundarios en el departamento de Flores, Raúl Sendic se trasladó a Montevideo. Ya traía la experiencia del militante estudiantil, adolecente y del Interior del país, integrante de la FEI (Federación de Estudiantes del Interior) y rápidamente pasó a la FEUU (Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay) y a las Juventudes Socialistas (JJSS) en las que, apenas traspasó los veinte años de edad, ocupó cargos de dirección.
Fue madurando en tiempos de Guerra Fría, de enfrentamiento sindical entre la UGT (Unión General de Trabajadores) de orientación afín con el Partido Comunista y la CSU (Confederación Sindical del Uruguay) de orientación anticomunista que va decayendo y languidece hasta desaparecer. Surgen, entretanto, los sindicatos de los entes públicos y se organizan los gremios autónomos hasta que, en 1961, surge la CUT –Central Única de Trabajadores- convertida luego –en 1964- en Convención Nacional de Trabajadores (CNT).
En esa realidad conflictiva y beligerante, no solo en reclamos salariales y derechos para el mundo del trabajador, sino también de lucha ideológica entre las fuerzas proletarias, Sendic es figura central en el funcionamiento de la Secretaría de asuntos sindicales del PS que coordina y dinamiza una cantidad enorme de agrupaciones gremiales de trabajadores.
Luego, pasa a trabajar en el medio rural, organizando a los trabajadores del arroz para más adelante rumbear hacia el litoral y el norte del Uruguay a trabajar con los cañeros.
Más adelante, ya enfrentado no solo a la justicia formal que actuaba en función de los poderosos, sino a la “justicia por mano propia” que estos aplicaban en sus feudos, sus concepciones coliden con los criterios existentes dentro del Partido Socialista del que se aparta para comenzar otra vía de acción política. Y así surgen los tupamaros y, tras muchos otros avatares, el MLN (Movimiento de Liberación Nacional) que inscriben una nueva impronta en el acontecer nacional.
El movimiento surgió a partir de la vinculación de varios grupos de la izquierda –socialistas, maoístas, anarquistas, nacionalistas- con una visión marxista de la realidad histórica, poco ortodoxa para la epoca. Y fueron surgiendo, junto a Sendic, líderes como Julio Marenales, Jorge Manera, Eleuterio Fernández Huidobro, Henry Engler, Mauricio Rosencoff, José Mujica, entre otros. Se organizó como grupo guerrillero sin conexión con ningún partido existente.
La rúbrica “Tupamaros” se estampa por vez primera el 9 de agosto de 1965, en el volante que acompañaba una poderosa bomba que vuela los depósitos de la compañía alemana Bayer. «Mueran los yanquis asesinos de Vietnam… La Bayer, empresa nazi, ayuda con gases a la intervención de los gringos. Fuera los gringos liberticidas. ¡Viva el Vietcong! ¡Viva la revolución! Tupamaros”.
Allí estuvo Sendic dirigiendo no solo las acciones sino discutiendo conceptos, ideas, y formas de organización. La historia es larga e intrincada pero dentro de su complejidad surge la figura de un revolucionario que actuó sin dobleces, fiel a sus ideas y a sus principios. Algo que, en estos tiempos de falsedades y complicidades con el enemigo se debe valorar como atributo imprescindible del buen y auténtico dirigente sindical y político de izquierda.
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Alianzas policlasistas y alianzas polipartidistas
Raúl “Bebe” Sendic, 2 de setiembre de 1987
Cada vez que uno evoca la unidad del Obelisco y cosas así llama a construir un frente grande que vaya más allá del Frente Amplio, aparece la confusión entre polipartidismo y policlasismo y se tropieza con objeciones como esta: “No estamos dispuestos a cambiar un frente clasista por uno policlasista”.
Frente grande: ¿de qué nos espantamos?
¿Creo que con las declaraciones de Seregni a Carlos María Gutiérrez publicadas recientemente en Brecha (21 de agosto), muchos de estos escrúpulos deben trasladarse al seno mismo del FA. Dice el general Seregni: “Necesitamos imperiosamente el concurso no sólo de las masas trabajadoras, de los intelectuales, de los estudiantes; necesitamos también el concurso de los empresarios del campo y la ciudad, de los empresarios que son auténticamente nacionales. No quiero hacer teoría fácil, pero el Uruguay no ha transitado aún la etapa de la revolución democrático-burguesa”. Y cuando el periodista le cuestiona la existencia de una burguesía nacional no dependiente, añade: “Tenemos que despertarla y tiene que haberla. Personalmente, creo que la hay. Su magnitud no la conozco, porque no la hemos incentivado lo suficiente. Es un juego que se retroalimenta en la medida en que las propuestas del Frente sean viables y contemplen los intereses de todas las capas sociales. El Frente, como fuerza política, es policlasista. Tenemos que asumir esa realidad”. Todo esto porque “la lucha ahora es por romper las cadenas de la dependencia. Para realizar la sociedad que queremos, lo primero es reasumir la plenitud de nuestra soberanía, lo que nos lleva a una primera definición, o sea al antimperialismo. Para alcanzar esos objetivos, necesitamos el concurso de los empresarios progresistas, que los hay”.
Sin embargo, de estos conceptos, el mismo presidente del Partido Encuentro Progresista-Frente Amplio prioriza una alianza con los trabajadores que aún votan a los partidos tradicionales. Pero no dice cuáles serían los mecanismos para provocar la fusión de esos sectores con el frente de izquierda.
¿Entonar cantos de sirena o tender puentes?
Si un trabajador, digamos del interior del país, tiene un rechazo hacia el Frente Amplio, puede hacerse una propaganda sobre él y se obtendrá un lento avance en ese sector. Tan lento que el porcentaje de votos del FA en el interior no varió entre 1971 y 1984 (en ambas elecciones alrededor del 10 por ciento del total de votos) e, incluso, en algunos departamentos retrocedió.
Se diría que la estrategia para obtener ingresos masivos, no es hoy diferente de la que se ensayó con éxito cuando la creación del propio FA. Entonces había un FideL y un conjunto de partidos y de fracciones desprendidas de los partidos tradicionales que en total no sobrepasan el 5 por ciento del electorado.
Fue con el abandono de aquel frente para fusionarse con las otras organizaciones en el FA, lo que trajo, ya en 1971, ese salto de la izquierda que llegó al 20 por ciento del electorado. O sea, que se creó un nuevo instrumento, dejando de lado al FideL, y con él se tendió un puente transitable a aquellas fracciones desprendidas de los partidos tradicionales. No se les exigió pasar por las horcas caudinas del ingreso a un Frente que hasta entonces había estado combatiendo. Y el resultado fue que cruzaron este puente creado para ellos que se llamó Frente Amplio. El cual fue mucho más que la suma aritmética de las fuerzas políticas que lo integraron.
Buena parte del pueblo no encuadrado en esas organizaciones vio en ese instrumento una alternativa y se añadió a él.
Visión estática y visión dinámica de los frentes
¿Se puede decir que este Frente polipartidista fue en su composición más policlasista que los partidos de izquierda anteriores por el ingreso de los contingentes de los partidos tradicionales? Evidentemente no, los trabajadores están distribuidos equitativamente entre los primeros y los segundos.
¿Se puede decir que los dirigentes políticos que se le agregaron por estos sucesivos desprendimientos de los partidos tradicionales (Rodríguez Camusso, Alba Roballo, Erro, Michelini) le dieron una tónica policlasista al frente de izquierda? No, al cabo de un tiempo de su tránsito por el Frente no vemos diferencias sustanciales entre ellos y los dirigentes de la izquierda tradicional. Pero en todo caso, no hay que ver a estos dirigentes, y sobre todo a esta masa venida de esos partidos, como algo estático, congelado en el tiempo, sino como algo dinámico. El camino cambia a los caminantes.
Estas alianzas polipartidistas se levantan como puentes, pero el proceso de las fuerzas que ingresan no culmina al atravesarlo sino que comienza allí.
Luego, como en el Frente Sandinista y tantos otros, algunos quedarán al costado del camino, pero el grueso seguirá adelante en continua evolución hacia un auténtico frente de liberación nacional.
Los mil vericuetos de una reforma constitucional
La recolección de firmas por el referéndum obligó a tender un transitorio puente de emergencia que unió en esta empresa a sectores bastante alejados del panorama político nacional. Lo mismo pudiera pasar con el proyecto de reforma constitucional sobre el que parece haber un principio de acuerdo en el FA. Para que eso no sea una alianza transitoria que termine con la aprobación de unos artículos en la Constitución (como la del referéndum puede terminar con la derogación de la Ley de Caducidad), habría que llenarla de contenido programático.
Por eso no somos partidarios de una reforma simplemente en las formas de la Constitución (eliminación de la Ley de Lemas, etc.) sino de agregarle normas de tipo social: limitación de los latifundios, no pago de la deuda externa contraída por la dictadura, estatización de la banca, presupuesto de enseñanza y salud que vuelva al porcentaje histórico, etc. Así, el que se compromete para una reforma, se compromete también por un programa social mínimo para paliar la pobreza.
Las reformas propuestas por un sector (al parecer mayoritario) del FA no contienen cambios sociales de este tipo: son sólo formales. Pero se las podrá llenar de contenido si se hiciera un programa de gobierno progresista por un acuerdo de las fuerzas que la impulsan.
Así, por ejemplo, se abate el número de votos para levantar los abusivos vetos del Ejecutivo. ¿Pero cuáles proyectos de leyes se impulsarían una vez zanjada esta traba que ha impedido llevar adelante tantas iniciativas a favor del pueblo, como la reciente de aumento a los jubilados?
Se habla de un bloque parlamentario que respalde un gabinete ministerial, pero ¿a qué programa se compromete ese Ministerio?
O sea que la reforma puede o no ser un puente de algo más que transitorio según se le añada o no un programa de cambios sociales.
En este proyecto se ha incluido también el “voto cruzado”: se puede votar simultáneamente la lista al Parlamento de un lema y la fórmula presidencial de otro. Esta propuesta ha desconcertado aún a algunos políticos veteranos; tomaron una posición inicial en contra de la misma y después se inclinaron a favor. Es que aumenta la capacidad de maniobra del votante. Por ejemplo, los votos frenteamplistas podrían definir el pleito por la presidencia dentro del Partido Nacional. A su vez, al proclamar candidatos para ella cada una de las grandes fuerzas deberá optar, entre los postulantes, por aquellos capaces de captar votos de otras fuerzas.
Todo esto juega a favor del progreso, juega en contra del hambre creciente de un sector de nuestro pueblo, juega contra los acaparadores de la tierra y otras riquezas, si a las reformas formales se le añade un compromiso de usarlas para llevar adelante un programa de cambios sociales común, acordadas por las fuerzas que las impulsan. Un programa común que sea el prolegómeno de un frente grande que aparezca como alternativa de poder.
Si no se llega a esto, las reformas formales aún podrían jugar a favor del fascismo que ya está resurgiendo también como alternativa.
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La vida es un gran proyecto: para sí y los demás
Fernanda Cousillas-Mate Amargo
Es difícil hablar de la producción de textos del “Bebe”. Sencillamente porque reúne un repertorio variadísimo, característica que entendemos, tienen las y los cuadros políticos. Un lente a través del cual leer el mundo, que se nutre de la coherencia entre la teoría y la práctica y además mantiene unas líneas generales que habilitan a analizar muchos temas. Fue un compañero que, sólo por el hecho de organizar sindicalmente a hombres y mujeres que vivían en condiciones de semi esclavitud en el norte del país, ya contaría con nuestro total respeto y admiración. Pero a esto se suman una tras otra, historias que merecen ser recordadas, textos que merecen ser rescatados, hechos políticos que deben seguir siendo reivindicados: tantos que no alcanza ni para empezar, un sólo artículo.
Precisamente por esto, es que decidimos recordarlo desde una de sus aristas de discurso, que es la que va dirigida a las generaciones que lo sucedieron. Ya sea desde un lugar más íntimo como lo es la recopilación epistolar Cartas desde la prisión, dirigida a sus hijos e hija; o desde La juventud y sus proyectos en la vida, a través de pequeños artículos que reflexionan en torno a la situación de la juventud de fines del Siglo XX. Si bien estos documentos, como todo documento histórico responden a una coyuntura, creemos que hay postulados que guardan plena vigencia porque hacen a concepciones más que a recetas, y nos ayudan a organizar el pensamiento.
Son textos reflexivos, que problematizan nuestro accionar, nuestras prácticas como especie, que son las que matrizan nuestra sociedad. Son reflexiones esperanzadoras a pesar de las derrotas circunstanciales. Son en definitiva la búsqueda de un proyecto colectivo a largo plazo que nos exceda a cada una y cada uno.
Hay una intención muy clara que se desprende de las palabras del “Bebe”: su preocupación por pensar en clave de futuro, y eso implica pensar entonces inevitablemente en sus protagonistas. Quizás no desde la receta del “deber hacer”, pero si desde el análisis de distintas situaciones con responsabilidad histórica. Estos libros constituyen entonces, dos documentos de referencia para lo que su autor ha llamado “solidaridad supra-generacional”, un ejercicio poco frecuentado hoy en aquellos lugares en donde distintas generaciones convivimos. Solidaridad que no es más que pensar en el otro, pensar en otros y otras, y el momento en que les tocó/toca vivir.
Rescatamos algunos pasajes que nos parece ilustran lo que venimos sosteniendo. En primer lugar su planteo sobre la importancia de tener proyectos.
Es siempre el ser humano buscando romper el estancamiento, la inercia individual y colectiva a través de sus vocaciones y proyectos. Para que la sociedad no quede estática. Para que avance. Sumándose a ese contingente humano que siempre está explorando, siguiendo el horizonte. (1)
En junio de 1982 en carta a su hija Carolina escribía:
Pero de aquí a que cumplas 17 años y tengas que optar por una profesión puede aparecer algo que te guste más, como Electrónica, Arquitectura, Medicina, Danza, Dibujo o Enfermería, etc. y a mi también me gustará y te alentaré todo lo que pueda. Pero ¿no me contradigo al estimularte por igual en proyectos tan distintos? No, porque lo que importa es que tengas proyectos hermosos y los persigas con tenacidad; eso es lo que le da sentido a una vida. (2)
Y unos meses después habiendo comenzado sus estudios secundarios y frente a lo vertiginoso de este cambio le complementa: Cada cual tiene un método que le da más resultado para estudiar, pero en el caso tuyo tal vez pueda recomendarte el que me sirvió más a mí, porque creo que somos bastante parecidos. (…) lo mejor es sacar apuntes de cada párrafo, aunque sea de los datos más importantes.(3)
Estos consejos -que no dejan de ser autobiográficos- y se repiten a lo largo de la obra que acabamos de citar, nos hablan de una sensibilidad muy fuerte de Sendic hacia todo lo que tiene que ver con la relación entre un sujeto y el conocimiento. Es decir, la importancia de ocupar espacios de conocimiento (en este caso en la educación formal de su hija, pero no olvidemos que el “Bebe” fue un gran autodidacta) y la potencia que esta relación contenga, vinculada a una ruta metodológica (ejemplificada a través de una técnica de comprensión/estudio).
Pero el saber por sí sólo no alcanza, o en todo caso este nunca debe tener pretensión de neutralidad. Es así que este discurso sobre la necesidad de formarse y tener proyectos se enriquece con el planteo de lo ético y lo moral. El para qué. Para qué usar ese saber adquirido, si no va a ser con un sentido de justicia, con un sentido liberador:
(…)la ética, la moral, no es solo algo racional, aquello que hacemos para ganarnos el cielo o para cumplir una especie de “contrato social” de no agresión: también es algo sentido, el sentimiento gregario, solidario, que antes se daba sólo entre integrantes de una tribu y que hoy se siente respecto a los coterráneos y al mundo en general. Todo ello nos conduce a no ser solamente justos, sino también a luchar para que la justicia triunfe en el mundo haciendo para ello todo lo necesario. (4)
Ese sentido debe tener un horizonte que contemple a muchas generaciones, y el “Bebe” lo deja plasmado en este apartado denominado “Solidaridad supra generacional”:
Y ese sentimiento que decíamos, esa solidaridad, no se da sólo respecto a las generaciones contemporáneas sino también hacia las que las sucederán. Esto se ve no solo en los casos heroicos, sino también en ese anciano que planta un árbol que sabe que no va a ver. Y desde luego en el combatiente que da su vida por una sociedad que sabe que no va a alcanzar a disfrutar. (5)
¿Y cuál sería la síntesis de poder hacer dialogar estos dos planteos? La militancia formada, que se cuestiona qué es capaz de hacer por otras y otros. Que se organiza para transformar, metódicamente y en colectivo. “(..)para que la sociedad no quede estática, para que se lleve adelante la investigación, la exploración, las nuevas formas artísticas, los cambios, la revolución …”(6)
Nos podemos imaginar siendo mejores gracias a sus palabras, esas que decían que siempre vamos a andar rompiendo la inercia y el estancamiento a través de nuestros proyectos, para que la sociedad avance. Esa perspectiva no es lineal, es bien compleja y nos contiene a todas y todos quienes lo reivindicamos. A todas las generaciones, a todos los pensares y sentires que no sólo recuerdan al “Bebe” desde un lugar autocomplaciente y lo usan para comparaciones que van en contra de la Historia, sino que lo homenajean desde la militancia cotidiana.
Porque en definitiva nuestros compañeros históricos no son más que el reflejo de mucho de lo que hoy queremos ser.
El “Pepe” Muica lo caracteriza de una manera similar en las siguientes palabras: El Bebe era una paisano raro, de esos que aparecen muy de vez en cuando. Una figura contradictoria, y con un vicio: olfatear muy lejos. Siempre andaba preocupado, por cosas que estaban muy lejos del escenario.(7)
Hace 30 años que se fue el “Bebe” y muchas y muchos militantes actuales estábamos por nacer o éramos muy niños. Pero la solidaridad inter generacional en la militancia no es sólo pensar en los que van a venir, sino traer las mejores expresiones de los que ya no están. Porque las organizaciones son recorridos y procesos tejidos por miles. Y por una razón muy política: sin la existencia de ese capital histórico hoy no estaríamos aquí.
Notas
(1) SENDIC,R. Cartas desde la prisión. Editorial TAE. Montevideo, 1987. p. 26.
(2) SENDIC, R. Cartas desde la prisión. Ob. Cit. p. 69.
(3) SENDIC,R Cartas desde la prisión. Ob. Cit. p. 84.
(4) SENDIC, R. La juventud y sus proyectos en la vida. Editorial TAE. Montevideo, 1988. p. 20.
(5) SENDIC. La juventud y sus proyectos en la vida. Ob. Cit. p. 21.
(6) SENDIC. La juventud y sus proyectos en la vida. Ob. Cit. p. 23.
(7)GÓNGORA, S. Raúl Sendic. El primer Tupamaro. Editorial Capital Intelectual. Buenos Aires, 2007.
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“Bebe” Sendic y la política económica
Ec. Gabriela Cultelli y Ec. Héxtor Tajam
“Otra cosa que conspira contra la posibilidad de respuesta en estos y otros problemas básicos, es quedarse en las posiciones de las plataformas partidarias, sin adaptarlas a los hechos nuevos”2.
Sin duda hechos nuevos son los que encontró Raúl a la salida de la cárcel y nuevas fueron también sus propuestas. La lucha por la tierra y contra la pobreza, las soluciones a la deuda externa, etc., exigía un amplio acuerdo social: el Frente Grande. Esa fue la síntesis política donde convergían los diferentes temas que conformaron su análisis económico. Es que cómo revolucionario, intentó explicarse el mundo o acercarse a una imagen lo más legible posible del mismo. Estudiar y reflexionar sobre ello era parte de la cotidianidad de Raúl, encontrando en la economía política como ciencia una “aliada estratégica” para incursionar en la política económica de sus y nuestros días.
Aquí, y a la luz de los últimos sucesos, en primer lugar trataremos la importancia que Raúl le daba a la distribución de la riqueza y los ingresos, al incremento salarial y de pasividades, impulsado de manera distributiva para el propio desarrollo económico; en segundo lugar, sus ideas sobre ciertas formas de la economía social de propiedad colectiva; la importancia que daba a la planificación, idea más presente que nunca; para finalizar con un cuarto aspecto relativo a elementos básicos de política económica plasmadas de alguna manera en las bases programáticas del Frente Amplio y hacia un cuarto gobierno de, en definitiva también, nuestro Frente Grande. Con este artículo modestamente intentaremos reflexionar sobre temas de actualidad, que, de una u otra manera, trató Raúl (Bebe) Sendic.
- Y dice Raúl (Bebe) Sendic…
“…de nada vale montar un mecanismo para producir más…sino se crea una demanda extra para los productos agrícolas…la nueva colonización no se puede dar aislada de otras medidas. La principal de ellas es la ampliación del mercado interno a través de la suba del salario real y las pasividades.”3.
La idea aquí claramente expresada hacia la producción agrícola, transversaliza gran parte de sus escritos y la vincula a otros sectores o al conjunto, tratándose del ciclo producción – consumo y la dialéctica interna que mueve a uno y otro, y por tanto al desarrollo económico. Es que resulta vital la comprensión de esa dialéctica pues no solo indica el papel determinante de la producción, sino el papel sustancial del consumo, que de hecho puede trastocarse en limitante de la primera, y con ello las crisis de superproducción capitalistas tan cuidadosamente estudiadas por él. En aquellos años y hasta nuestros días parece “demencial” hablar en esos términos de nuestro mercado interno, y dada la base concdeptual de las corrientes económicas en boga. Sin embargo, la realidad de estos últimos 14 años le dio la razón.
Aclaremos lo expuesto observándolo en el Uruguay de hoy. Como es sabido el período frenteamplista incrementó salarios y pasividades según demuestra el gráfico.
A partir del 2005, el crecimiento del PBI fue constante y como nunca antes en la historia de este país. Véase que mientras que entre 1986 y 1998 el crecimiento ACUMULADO del PIB fue del 56.1%, entre el 2005 y 2017 fue del 64,6% (un 15% mayor). En el primer caso con estancamiento de salarios y pasividades. Crecimiento el de los 90´por demás espurio, en tanto que se basó en el predominio del capital financiero tanto a nivel de nuestro relacionamiento externo y a lo interno, cosa que ya se veía venir desde antes y que tanto criticara Sendic. Modelo además que a partir de 1998 cayó en bancarrota hasta hundirnos en una de las peores crisis de la historia (2002). Mientras tanto, en el otro período señalado, no solo se continuó creciendo hacia el 2018, si no que esta performance de crecimiento conjunto de producción y consumo se continuará dando en los años venideros, de mantenerse el frente amplio en el gobierno.
Raúl (Bebe) Sendic, sostenía que llegaba un punto que el propio desarrollo del consumo interno empujaba el crecimiento. Fíjese que desde el 2005 al 2017 el consumo interno de los hogares creció casi un 77%. Cabe recordar que ese consumo es el 67% del PBI observado por los componentes del gasto.4
Y continúa… “Hay que aumentar los salarios para devolver al pueblo trabajador uruguayo por lo menos el nivel adquisitivo que le quitó la dictadura”5. Téngase presente que la caída salarial de la dictadura aún no ha sido recuperada, distando un 17% para lograr los niveles de 1972 y a pesar del crecimiento desde el año 2005 (61%). El Salario medido en términos reales (de acuerdo a su poder de compra) del año 2005 era casi la mitad (53%) que el de 19726. Es evidente que el tema de la distribución de la riqueza atraviesa todo el pensamiento que en relación a la política económica expresara Raúl Sendic Antonaccio.
Durante los tres gobiernos frenteamplistas transcurridos se logró, al menos detener, y en buena parte de este tiempo revertir, el proceso de concentración de la riqueza. Tal es así que mientras el PBI7 (y el ingreso nacional) creció entre el 2005 y el 2017 en un 64%, ciertamente un poco más que el salario real8 (61%), las pasividades medias9 también crecieron en un 64% (entre el 2005 y 2018) por el sustantivo incremento de las más bajas. El empleo creció, disminuyendo el desempleo a solo un dígito en pocos años. Crecieron los aportantes a la seguridad social por mayor formalización y más empleo, en definitiva, disminuyeron la cantidad de pobres en cerca de 1 millón de personas y los indigentes (o personas que se encuentran en situación de pobreza extrema) se redujeron a menos de 3 mil.
El gasto social dirigido al conjunto de la población es otro ejemplo de la distribución acaecida, así como las nuevas formas de ingreso público que luego de la reforma tributaria se tornaron menos regresivas. En definitiva, el índice de Gini en el país urbano, ese coeficiente que describe de alguna manera la concentración de los ingresos cuando se va acercando a 1 y su mejor distribución cuando más cerca de 0 se halle, mejoró sustancialmente en estos años pasando de un 0,45 en el 2004 a 0,37 en el 201210, prácticamente estancándose a partir de 2014.
Múltiples indicadores pueden reafirmar el proceso de distribución vivido. En este sentido es válido rescatar el reparto de tierras desde el Instituto de Colonización, cuyo esfuerzo no pudo aún oponerse al avance de la transnacionalización de la tierra. Pero aquí reluce por primera vez, múltiples apoyos a la economía social y muy especialmente a las formas colectivas de propiedad y gestión obrera. Y no podemos olvidar lo más destacable desde nuestro punto de vista: el progreso de la propiedad social con el desarrollo de nuestras grandes empresas públicas.
Así pues, y en la idea que recogíamos de Raúl es imprescindible continuar este proceso hacia un cuarto gobierno del frente, pues es donde más nos queda por hacer si de desarrollo sustentable hablamos. En tal sentido los acuerdos programáticos impulsados y aprobados en el congreso frenteamplista expresan textualmente: “… Quedan aún viejos sueños por cumplirse, es verdad y es importante recordarlo. Pero se han ido sumando y cobrando fuerza los sueños de hoy.”11 … más adelante se sostiene: “Pese a la importante disminución de la pobreza e indigencia y los avances en políticas sociales, la reproducción de la desigualdad y las distancias en el ejercicio de derechos, a través de servicios estratificados y territorios segmentados, continúa.”12. Luego declara la necesidad o aspiración de “Un país con un modelo de desarrollo con justicia social e inclusión.”13 … y continua con la necesaria… “Reducción de la desigualdad social, en particular en las dimensiones de ingresos, patrimonio, acceso a la educación, calidad del hábitat; y eliminación de la pobreza.”14 .
Y dice Raúl (Bebe) Sendic…
“El principal recurso del capitalismo, y de cualquier régimen, es el trabajador.” Se refería al “proletariado marginal” como aquella fuerza de trabajo que va dejando atrás el capital, y planteaba la necesidad de aprovechar toda su iniciativa en las diversas formas de (lo que hoy se llama) economía social, pues este “…es un sector social cada vez más calificado y consciente que busca un lugar en las luchas sociales de nuestro país. Un sector desahuciado por el capitalismo que se rescatará en el socialismo.”15 .
Y continúa en otro momento “También hay sectores cooperativos que son como pequeños islotes en un mar capitalista que trata de asfixiarlos (las cooperativas constituyen también la base de la economía agraria en los países socialistas, pero insertas en un plan que las fomenta)”. Ejemplifica con las cooperativas de vivienda como una “invasión de forma colectiva de espacios económicos quitados al capitalismo”16, planteando que puede haber otros incluso de alta tecnología. En este sentido, el corazón de la cuestión, para él, sigue estando en las formas de propiedad con que se produce, más que en la evolución de lo producido.
Hoy ejemplifiquemos tras todo el conocido impulso que se les ha dado a las diferentes formas de producción autogestionadas por sus trabajadores. En ello todos los esfuerzos en la búsqueda de mercados, el otorgamiento de créditos (FONDES), etc. Pero sobre todo destacar los esfuerzos de organización de esa fuerza social, que como dijera el mismo Raúl “son los nuevos marginados…, con quienes se intenta crear un hambreado y sufrido ‘ejercito laboral de reserva’. Ejército que tal vez se vuelva contra sus propios creadores.”17 .
Así será y más si para ello contamos con nuestros jóvenes como Raúl lo concebía18. La prueba la están dando varios grupos de trabajadores del campo y la ciudad, aún en condiciones adversas y subsumidas por el sistema también ideológicamente hegemónico. Pero, en otro análisis concluye algo de lo que en los hechos y en la actualidad hemos tenido poco en cuenta, cuando plantea “Un número creciente tendrá conciencia social del trabajo, pero no se puede asumir que esta es la motivación de todos, hasta que no se logre que sea así.”19
Y dice Raúl (Bebe) Sendic…“…aún el planificador más minucioso desconoce el potencial económico latente en cada individuo: La experiencia dice que el Plan es más adecuado para los grandes objetivos y la iniciativa individual y popular para los pequeños y medios.”20
Reconoce en todo momento la necesidad e importancia de planificar, sobre todo cuando se trata de nuestros países, con recursos escasos, observando la necesidad de incorporar tecnología. Pero no desconoce la importancia de una visión flexible del asunto, destacando el valor de lo individual y los colectivos más pequeños, pero sobre todo que el mecanismo crucial de la planificación es la participación de los trabajadores, sujetos de la misma.
“Muchas personas tienen proyectos de producción que pueden hacer avanzar la economía. El hombre, en general, hace proyectos, una parte de los cuales son económicos: algunos de consumo, otros más indefinidos, de ahorro, por ejemplo, otros de producción…. Si se mata toda la iniciativa individual para producir, sólo quedan los proyectos de consumo.” … “nada de esto es antieconómico mientras no interfiera en los planes generales” Y advierte sobre el dogma burocrático y de la nueva intelectualidad pues “Toda esta creatividad tropieza con el bizarro lema del burócrata —y el profesional universitario no suele ir a la zaga en la toma de iniciativas— de que “lo que se me ocurre a mí, no se le puede ocurrir a nadie”. “Por lo tanto, hay que encontrar vías especiales para que esa creatividad no se vea frustrada.” Es que, para él Bebe, y según plantea más adelante, “El rol del Estado…, antes que el de sustituir a los diferentes actores sociales, es el de construir amplios consensos y liderar la construcción institucional, sobre la base del desarrollo de un denso entramado institucional y variadas formas de organización de la sociedad civil. Un Estado capaz de cumplir con su misión y una sociedad con un denso entramado social con múltiples canales de participación, son dos caras de la misma moneda.”21.
No “se trataba” sino que “se trata” de la construcción de una nueva sociedad, sobre bases económicas diferentes “Despojándolas de la posibilidad de lucrar a costa de otros, todas estas iniciativas de trabajo dinamizan la economía mientras que el incentivo económico contenido en ellas no es distinto al del obrero por su salario.” …” Se debe destruir la mentalidad de lograr ingresos injustos explotando a otros, pero admitir que uno trabaje más que otro para realizar sus proyectos. La buena formulación de la consigna sería pues “a cada uno según sus necesidades básicas, cubiertas éstas, a cada uno según su trabajo”22, excelente razonamiento para un proceso de transición.
Continúa diciendo hoy más que nunca
En esta oportunidad, quisimos resaltar simplemente algunos temas por la importancia actual de los mismos vinculados no a su momento histórico, aquellos años 80 cuando los escribió, si no al hoy con la perspectiva de un 4to gobierno del Frente Amplio, como expresión política de acuerdos programáticos. A manera de ejemplo, es suficiente lo presentado aquí, para leer o volver a releer sus escritos sobre política económica. Pero sin duda, es necesario continuar este trabajo, reflexionando ahora nosotros y aprendiendo, por la necesidad urgente de transformación social y, por tanto, básicamente económica.
En definitiva, en este y otros temas, él Bebe más que señalarnos lo que hemos andado, nos indica lo mucho que falta por caminar.
Notas
1 La primera versión de este artículo fue publicada en MateAmargo digital Nº18 en abril de 2014 como Parte 1, y otras dos partes más en ese mismo año.
2[1] R. Sendic 17 de marzo de 1988, recopilado en “Sendic vive clandestino en el corazón del pueblo” Ed.TAE, 1990, pág. 21
3[1] R. Sendic en “La tierra, la banca y la Deuda Externa” 2da. edición TAE 1986, pág. 51
4[1] Fuente BCU
5[1] R. Sendic 16 de diciembre de 1987, recopilado en “Sendic vive clandestino en el corazón del pueblo” Ed.TAE, 1990, pág. 19
6[1] Fuente: INE
7[1] Fuente BCU
8[1] Fuente. INE
9[1] Fuente BPS
10[1] Fuente MIDES
11[1] pág. 1 “Preámbulo: Nuevos sueños empiezan hoy”
12[1] Ídem anterior pág. 7
13[1] Ídem anterior pág.3
14[1] Pág. 3 “Desafíos del desarrollo”
15[1] R. Sendic en “La tierra, la banca y la Deuda Externa” ob.cit., pág. 27
16[1] R. Sendic 4 de febrero de 1987, recopilado en “Sendic vive clandestino en el corazón del pueblo” ob.cit., pág.51-52
17[1] R. Sendic en “La tierra, la banca y la Deuda Externa” ob.cit., pág. 81
18[1] ver R. Sendic 1987-88, recopilado en “Sendic vive clandestino en el corazón del pueblo” ob.cit., pág.49 “Tema 3 Juventud”
19[1] R. Sendic “Reflexiones sobre política económica” Ed. Mario Zanovich 1985, pág.23
20[1] R. Sendic “Reflexiones sobre política económica” Ed. Mario Zanovich 1985, pág.24
21[1] R. Sendic “Reflexiones sobre política económica” Ed. Mario Zanovich 1985, pág.23-25
22[1] R. Sendic “Reflexiones sobre política económica” Ed. Mario Zanovich 1985, pág.27
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Cartas desde la prisión
Ricardo Ehrlich
Las Cartas desde la prisión, a más de tres décadas de la publicación de su primera edición, invitan a una profunda reflexión sobre nuestros tiempos y sobre nosotros mismos, tanto a quienes se reencuentran con el texto como a quienes se acercan a sus páginas por primera vez. Las cartas que se van desgranando desde marzo de 1981 a noviembre de 1984, alientan a explorar nuevos territorios y caminos en el mundo de hoy. Al misSpectacle.TJ5282mo tiempo, se abren en un abanico de lecturas diversas que despiertan un sentimiento de enorme confianza en el ser humano y sus capacidades. En efecto, tienen distintas capas de mensajes, como si fueran palimpsestos, esos documentos antiguos escritos sobre pergaminos borrados y reutilizados nuevamente, donde se puede llegar a descifrar una escritura atrás de la otra.
En primer lugar, su destino principal es el vínculo con los hijos distantes. La voz y el gesto tierno desde la lejanía del militante clandestino primero, del prisionero político luego, símbolo de todos los combates y destinado a ser destruido en los calabozos de la dictadura. Surge, a través y entre todas las líneas, el cariño de un padre y su enorme voluntad y desvelos por acompañar a los hijos en su vida de todos los días, en ese duro camino que los tiempos de plomo les imponía por su apellido.
A través del intercambio epistolar, centrado en la vida cotidiana de los hijos y en las opciones que ellos irán enfrentando a lo largo de los años, en un lenguaje que debía pasar por la suspicaz censura de los carceleros, van apareciendo profundas reflexiones y una poderosa construcción intelectual que se va filtrando a través de los muros de la prisión. Del silencioso diálogo con sus destinatarios primeros, las ideas trascienden a un espacio abierto, universal. Raúl Sendic, dedicará así la edición de 1987 de TAE a la juventud, señalando: “Creo que lo que consideré bueno para mis hijos, puede serlo para otros jóvenes, quienes como ellos, también comienzan sus vida llena de inquietudes e interrogantes. No es que este libro de respuestas, pero en sus páginas tal vez encuentren a un compañero que también se interroga, y con quien les gustaría discutir y profundizar”.
Sus reflexiones se van estructurando, a partir de lecturas que le fueron autorizadas, junto con un prodigioso trabajo de análisis y fuerte sentido común, deduciendo y extrapolando, recordando y citando lecturas de todos los tiempos, aventurándose en territorios inexplorados buscando encontrarse con quienes navegan en la frontera del conocimiento. Desde la filosofía y la antropología llega a las ciencias exactas y naturales, osando una mirada prospectiva que sigue sorprendiendo con el paso del tiempo.
Por un lado recorre los textos una clave ética, que va a explicitar en algunos momentos, como cuando cita a Renán sobre el “imperativo categórico de Kant”: “obra como si la máxima de tu acción fuera a convertirse en norma universal”. Por otro, permanentemente construye el puente entre los avances del conocimiento y la vida del ser humano. En muchas cartas, están presentes las comunidades más humildes, con múltiples referencias a comunidades de pueblos indígenas. Allí pone en valor la construcción de conocimientos y la sabiduría de los pueblos, con particular énfasis en la diversidad de caminos y tiempos para la formación de las nuevas generaciones.
De Darwin – del cual lee en prisión “El origen de las especies” a la teoría de la relatividad de Einstein, pasando por la neurofisiología, la microbiología, la genética, la bioquímica, la física, las matemáticas o la computación, va recorriendo muy diversas áreas del conocimiento. Son sorprendentes sus deducciones y proyecciones sobre el alcance que tendrán los avances del conocimiento, desde la muy incipiente biotecnología, vista en esos tiempos y desde la prisión, hasta el desarrollo de las ciencias de la información y comunicación. Luego, en los pocos años de vida después de la prisión, pondrá principal atención a los desarrollos científicos y a sus aplicaciones. Mantuvo así vínculos con científicos de áreas muy diversas, tanto el en exterior como en el país, que se sorprendían cuando inadvertidamente terminaban en apasionadas y profundas discusiones con un hombre como Raúl. Será entonces una de sus preocupaciones centrales que el Uruguay pueda alcanzar una sólida capacidad de creación de conocimientos, con la certeza de que ello era imprescindible para construir el país del futuro.
Finalmente, sus reflexiones sobre la ciencia y sus aplicaciones se van enlazando con un cuerpo de ideas que permea gota a gota en distintas cartas durante esos años y que se resume en una palabra unida en forma indisociable al nombre de Raúl Sendic: la tierra.
Así, desde Artigas y Azara, pasando por la vida de comunidades y culturas muy diversas, están presentes sus ideas sobre el significado de la tierra en la historia, en el presente y en el futuro de los pueblos. Desde el valor del valor de las manos del ser humano hasta la relación y responsabilidades de las comunidades con la naturaleza. Tierra que significa arraigo, raíces para crecer y dar frutos. Tierra que significa sentido de pertenencia, a un territorio y a una comunidad, como verdadera riqueza del ser humano.
Ser joven en el siglo XXI y hacerse su lugar en el mundo, en la vida, es un difícil desafío. La voluntad del autor de estas cartas ha sido la de acompañar a sus hijos y a través del ellos a los jóvenes en la construcción de ese lugar. Como un compañero del camino.
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Lucha social y política, teoría y praxis y, sobre todo, la orgullosa dignidad de los que no se corrompen
Jorge Zabalza
En la historia hay personajes, mejor dicho personalidades, a los que el tiempo engrandece en su nobleza y su dignidad. Raúl Sendic – el Bebe- nació con ese halo que marca el destino de los grandes, grandes desde su humildad y no por los oropeles, a los que siempre desechó. Entendemos que estas palabras de Jorge Zabalza, tienen esa cualidad, y la calidad necesaria como para hacer una interpretación válida de ese alguien al que la memoria reverdece dando brotes nuevos de su esencia. Recomendando su lectura a él nos remitimos.
♦ «Como ves compañero, nuestra vida se parece a la tuya, la ropa se parece a la tuya, nuestras manos se parecen a las tuyas, nuestra muerte en un hospital o en una desgracia, se parecerá a la tuya, y nuestra tumba, como la tuya, estará al borde del cementerio, como nuestro rancho está al borde del pueblo.
Y nosotros te preguntamos compañero: ¿Por qué tenemos que vivir así? Si la tierra uruguaya es rica, capaz de producir pan, bienestar y mejor vida para que los trabajadores. ¿Es justa nuestra pobreza?
Queremos que sepas esto, compañero. Esa justicia no es obra de Dios, ni del destino; es obra de los hombres, es obra de la mala organización social, que hicieron los ricos, para vivir ellos bien, a costa de los pobres que vivimos mal. (…)
Esto no debe continuar así. Hay que levantar la frente, compañero; hay que enderezar el lomo, compañero. Si la patria es pobre, que sea pobre para todos, si la patria es rica, que sea rica para todos»
1968.1° de Mayo. Manifiesto de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA).
♦ Las cosas tal como son, tal y como se perciben desde lo más explotado de la clase trabajadora; mostrando cómo, en el Uruguay batllista de mediados de siglo, no todo era idilio de clase media, que existían sectores enteros donde no regían las leyes laborales, donde la ley la hacía el patrón y la policía a su servicio.
La realidad social más descarnada traída a Montevideo desde la lejana Bella Unión, en brazo de aquellas mujeres con sus criaturas a cuestas, de sus hombres envejecidos antes de tiempo y los adolescentes hechos adultos a fuerza de tumbar caña. Fue una marcha de familias enteras, reclamando tierra para trabajar y tiñendo con su rebeldía el acto de la CNT.
Así fue el llamado del Norte cañero. El llamado de los «peludos» La convocatoria a la solidaridad y la lucha, a cambiar la patria, a hacerla para todos… a la Revolución, en definitiva.
♦ En otra parte de aquel manifiesto se puede leer: «Pero algo ocurrió hace 6 años en Bella Unión. Todo parecía tranquilo, porque los gringos mal acostumbrados y prevalecidos, abusando de nuestra ignorancia, no pagaban los salarios mínimos, ni licencia, ni aguinaldo, ni indemnización por despido.
Se reían de las leyes uruguayas. Y un grupo de uruguayos, traidores a su patria, se juntaban con los gringos para explotarnos.
Entonces llegó un hombre a Bella Unión. Era un estudiante de abogado, que no quiso ser doctor, que dejó la carrera y se vino al campo. Le falta un solo examen para recibirse de abogado. Era un hombre manso y tranquilo, de ojos claros, limpios, que hablaba fácil y despacio, para que todos lo entendieran.
Había dejado en la ciudad su esposa y a sus hijos, se largó al campo, y apareció en los cañaverales. Este hombre se llamaba Raúl Sendic.
Él nos abrió los ojos; nos explicó nuestros derechos y gracias a él nos agremiamos, y presentamos a los gringos nuestros reclamos. Fuimos tratados con desprecio, como en tiempo de los esclavos.
No hubo arreglo, y nosotros los cañeros, los «peludos» como nos llamamos, fuimos con Sendic a la cabeza, a acampar a los montes del Arroyo Itacumbú, cerca de las azucareras. Vivimos bajo carpas de ramas, bajo la lluvia, con nuestras familias. También Artigas un día, tuvo que salir de su pueblo a la intemperie, para salvar sus derechos, desconocidos por los extranjeros.
Pero no fuimos a escondernos al monte, sino que, desde nuestro campamento, con la ayuda de Raúl Sendic, reclamamos nuestros derechos, con más energía que nunca. Eso fue el 4 de enero de 1962.»
♦ Allá por los años de Maracaná, muchos fueron los militantes sindicales que decidieron emigrar hacia las concentraciones de trabajadores agrícolas, con la idea de sumar experiencia a la tarea de organizar el movimiento sindical en el campo uruguayo. Recordamos entre otros a Orosmin Leguizamón, Pedro Aldrovandi, Washington Rodríguez Belletti y Andrés Cultelli.
Pero en el imaginario popular, el paradigma de la lucha social en el campo fue Raúl Sendic, con su papel en la formación de los sindicatos de remolinos en San Javier y Paysandú de URDE (Unión de Remolacheros y Destajistas del Espinillar), y en especial, por su participación en el nacimiento de UTAA y en sus primeras marchas. El llamado del Norte cañero cambió para siempre el destino de Raúl Sendic. En adelante sus compañeros y compañeras, sus amigos y amigas, fueron siempre los más humildes, aquellos que nadie escucha y cuyas opiniones fueron, desde ese momento, decisivas en las actitudes políticas de Raúl Sendic.
Tan fuerte se hizo el vínculo del individuo con la lucha de los cañeros, que todavía hoy, medio siglo después, la identidad del personaje se la asimila a la identidad colectiva. En muchos momentos la imagen de Raúl Sendic se nos presenta totalmente asociada con aquellas históricas marchas de UTAA, y a su vez UTAA, en la leyenda de los 60, aparece identificada con el recuerdo de Raúl Sendic.
A partir de la integración a la lucha de los cañeros, Sendic se transformó en el símbolo uruguayo de la opción política y filosófica por los más desamparados y explotados. Y esa opción la condujo a recorrer la misma senda que el Che Guevara y Camilo Torres recorrieron: desde los sentimientos y la práctica de solidaridad con los trabajadores más pobres a precursores de la Revolución socialista en América Latina.
Opción revolucionaria que compartió con cientos de miles en los 60, pero que acabó modelando el personaje histórico destinado a desarrollar el rol que la historia le pedía, donde Raúl Sendic representará para siempre el luchador social del campo uruguayo, el símbolo de la lucha por la tierra en el Uruguay y el guerrillero tupamaro de los años 70.
♦ El manifiesto del 68, también proclamó a los cuatro vientos que:«los peludos queremos ser dueños de las 33 mil hectáreas de Silva y Rosas para hacer una gran cooperativa, trabajar todos en común, y donde no hay explotados y explotadores»
Al grano. Directo a la cuestión de fondo. El monopolio latifundista de los campos denunciado en una consigna: ¡Tierra para trabajar!, que también tomaba la forma de: ¡Por la tierra y con Sendic!
En el año 1966, como ocurría cada cuatro años, la vida política entró a girar alrededor de las elecciones nacionales. Fue entonces que UTAA, se propuso contrapesar el electoralismo dominante poniendo sobre la mesa el problema de la propiedad de la tierra en el Uruguay.
No quisieron ser otra voz más en el coro de las promesas electorales, sino hablar con la voz clara de la clase trabajadora, planteando las medidas de cambio profundo necesarias, para terminar con la justicia social y la opresión.
Porque, en definitiva, mientras no cambie el sistema de propiedad de la tierra, el fomento de la producción agropecuaria con créditos y exoneraciones fiscales termina engrosando las arcas de los latifundistas y de los grandes intermediarios. Los dineros volcados desde el Estado no aseguran el aumento del poder adquisitivo de los asalariados del campo. Ni siquiera puede decirse que asegura realmente las fuentes de trabajo. No resuelve nada, es pan para hoy y hambre para mañana. Son parches que no eliminan la miseria y la explotación del pueblo trabajador.
Por eso mismo, para que el destino de los fondos volcados al campo fuera otro, junto a las medidas de fomento, UTAA siempre bregó por las 8 horas, por salario y por tierra para trabajar. Así fue, que, en los tiempos de la epopeya cañera, UTAA y Sendic se hicieron sinónimos de Reforma Agraria, de cambios sociales revolucionarios.
♦ Veinticinco años más tarde, recobrada la legalidad en el Uruguay, rescatados de las catacumbas los rehenes de la dictadura, Raúl Sendic desde su «Movimiento por la Tierra» replantea con insistencia la cuestión agraria.
En el reportaje que le hicieron para «La República» en octubre de 1988 explicaba que: «Hace 20 o 30 años, el primer punto de todas las plataformas de los movimientos avanzados era la reforma agraria, hoy en día hay una conspiración de silencio en torno a este tema y nadie habla de reforma agraria» (…) «Yo creo que porque no es redituable. El éxodo rural ha sido tal que hoy en día no hay electores en el campo, la gente radicada en el campo es poco más de 250.000 personas, entonces se ha descuidado el problema rural porque es poca gente que hace oír su voz. Eso, por un lado. Y después porque ha venido esa atenuación, digámoslo así de todas las plataformas políticas, incluso de la izquierda.
Creo, en resumen, que las causas del silencio son dos: el que no hay una enorme cantidad de pueblo reclamando por la tierra y esa especie de desmonetización de las plataformas»
Aún en el mundo globalizado del neoliberalismo Raúl se negó a silenciar el reclamo de tierra para trabajar. Hasta el final de su vida insistió tozudamente en la necesidad de cambiar la estructura de propiedad de la tierra. No le importaron las consideraciones electorales para seguir luchando por la más justa de las causas. No creyó que, para alcanzar acuerdos políticos con otros sectores en el Frente Amplio, hubiera que dejar de hablar de Reforma Agraria, nacionalización de la banca y no pago de la Deuda Externa.♦ Como tampoco entendió que la amplitud de un Frente Grande construido desde abajo por los de abajo, estuviera contrapuesta con la lucha por el socialismo y los grandes cambios en la estructura social del Uruguay, en el Franzini, en ese 1987, Raúl Sendic terminaba su discurso con un planteo político muy firme:
«Volver a la unión del pueblo por abajo y profundizar esa conciencia solidaria y socialista que permitió salir colectivamente de la dictadura y de la miseria que nos trajo. Construir en los hombres millones de columnas donde se puede acentuar esa sociedad socialista. Para terminar, compañeros, nuestros frentes de lucha están ahí:
- Distribución de la tierra y mejoras para el trabajador rural;
- Terminar con la banca privada en mano de los extranjeros;
- Terminar con la sangría del pago de la deuda externa;
- Volcar esos recursos y lo quitado a los especuladores, para un aumento general del salario que traiga el consiguiente ensanchamiento del mercado interno.
Amplitud sí, pero sin diluir la plataforma de lucha. Participación en la lucha electoral sí, pero sin postergar un instante los reclamos de fondo. Participación en la lucha institucional también, pero sin renegar de la puesta a la conciencia solidaria y socialista de ese pueblo que siempre ha sido el mejor estratega.
El 16 de diciembre de 1987, desde las páginas del «Mate Amargo», Raúl reafirmaba su concesión de un Frente Grande nucleado en torno al Frente Amplio: «Luego de nerviosas acusaciones y presurosas aclaraciones ha quedado bien establecido que estamos hablando de lo mismo, por lo menos materia de composición de ese frente, que se podría llamar Grande, Opositor, de Alternativa, etcétera -no importa- con tal de que tenga una buena cuota de todo esto. Ahora queda la inquietud: ¿Unidad para transar o unidad para cambiar?»
Esa columna de Raúl, titulada «La larga marcha hacia el Frente Grande» finalizaba reafirmando en cuanto a la lucha contra la Impunidad, Tierra, Deuda, Banca y Salario: «Nada de esto se puede negociar. Ha habido demasiado diálogo con los entreguistas, ha habido demasiado diálogo con los militares fascistas. Y ha habido demasiada poca concertación para el cambio»
En ese mismo discurso del Franzini Raúl Sendic señalaba con claridad y simpleza: «Estamos por la unidad sin exclusiones. Pero reunirnos para transar, para contemporizar con el gobierno…Tampoco estamos para transar con el que tranza. Como se ve somos bastantes ‘imbancables’ compañeros»
En ese 1987 en que los tupamaros esperábamos pacientemente el reingreso a las filas del Frente Amplio en cuya conformación había participado activamente, Raúl Sendic definió sin duda el trazo más profundo del para qué la unidad, el Frente Grande y cómo debía ser el rol de los tupamaros en ese conjunto político. Se pueden hacer todos los juegos de palabra y conceptos que se quiera, pero más claro, echarle agua.
♦ Raúl Sendic después fue radicalmente desmitificador de los dogmas en el plano de las ideas. No aceptaba padrinos ideológicos, ni libros transformados en biblia, para escándalo de todos los que creíamos ver sus escritos la santa palabra revelada, no sintió el menor temor en discrepar abiertamente con Marx y Lenin
Es que, en cierta manera, Raúl nunca dejó de ser el gauchito nacido y criado en Chamangá, en los límites entre Flores y su Durazno, lejos del vivir civilizado. Irreverente en su modo de ver y hacer la política, fue el orejano por antonomasia, nunca reconoció marca o señal y nos desconcertó profundamente a quienes solamente mirábamos la vida a través de los esquemas de moda.
Confrontó ideas con Don Emilio Frugoni, y en 1957 representando la Juventud Socialista Uruguaya, de la que era el secretario general, protagonizó el choque con el socialismo europeo, ocurrido en el Congreso Internacional de las Juventudes Socialistas donde predominaba la visión satisfecha de los países escandinavos y se aceptaban las políticas imperialistas de los socialistas franceses en Argelia y Vietnam. Confrontación ideológica que condujo a la desafiliación de los socialistas uruguayos de la Internacional
Sin embargo, Raúl nunca fue hombre de perder tiempo en las discusiones de la izquierda. Supo dar la lucha de ideas alejándose de la polémica -que siempre consideró estéril- y embarcándose en la acción, convencido de que los hechos prácticos eran el mejor instrumento para incidir en las «orgánicas» del Partido Socialista o del MLN (Tupamaros), a las que siempre vivió como una especie de corset para su espíritu tempestuoso.
En aquel acto del estadio Franzini, Raúl explicaba que: «La táctica de copar aparatos se viene practicando desde que nosotros estamos militando y desde mucho antes. En nuestro país el resultado siempre es el mismo: se copan sindicatos, se copa un frente y se quedan con la cáscara vacía, porque los marginados se retiran silenciosamente. Copas y copas y siempre estás en el mismo sitio sin avanzar un milímetro»
♦ En 1987, Raúl Sendic participó en varios homenajes al Che Guevara, a 20 años de que lo asesinaran en Bolivia, realizados en distintas ciudades de Europa. Al regresar escribía en su columna de «Mate Amargo»:
«Es la sociedad del consumo. La cantidad de cosas que se pueden comprar sustituye a la calidad de vida que se perdió. Les falta el aire, el sol, el cielo, la noche, pero no se sienten miserables sino privilegiados por la cantidad de artefactos que se pueden comprar. Es una sociedad decadente y enfermiza que te compra por todo lo que te permite comprar. Esto nutre el conformismo mayoritario en Europa, pero hay una creciente rebeldía contra la sociedad de consumo. Y es cuando aparecen los valores que sembró el Che Guevara. El hombre nuevo, solidario, generoso, austero,
Los actos de homenaje Al Che en París Barcelona a Zúrich, Oviedo y Madrid contaron con un público siempre desbordante y predominantemente joven, lleno de inquietudes e interrogantes. Nuestro aporte trató de incentivarlas más que aplacarlas: Los ideólogos del capitalismo sufrirán un revés en sus cálculos optimistas, tal vez en los próximos meses. Pero es necesario que también nosotros nos preguntamos a esta hora qué hacer. Qué hacer con un proletariado que pierde sus derechos día a día. Es la médula de toda revolución, ¿cómo lo vamos a sacar adelante? Qué hacer con los marginados que ya hoy son más y más pobres que los proletarios en muchos países. Qué hacer con el capital especulativo y con la deuda que nos reclaman. Y otra vez la visión del guerrillero caído en Bolivia tal vez no de una mano. Diciéndonos que no tenemos que esperar que teorías y prácticas nos vengan de otros, sino que tenemos que hacerlas nosotros mismos. Diciéndonos que, sin hombre austero, sin hombre solidario, sin hombre nuevo, no se puede construir el socialismo.
Hoy ya no somos tan ingenuos como a principios de siglo. Ya no creemos en el cambio de un régimen por otro traiga automáticamente el cambio del hombre. Ya no creemos que el individualismo, la mezquindad, la codicia, cesen automáticamente al cambiar el régimen. No, la cosa no es así de simple. Tenemos que cambiar al hombre, tenemos que hacer, fabricar un hombre generoso, solidario, socialista. Sólo sobre ese pilar se podrá construir el socialismo. Sobre éstas millones de sólidas columnas, se puede sí construir una sociedad socialista. Y así otra vez, como en la década de los 50, nos encontramos con que el socialismo no es algo que lo va a construir un ente abstracto, sino que debemos construirlo hoy en nosotros mismos»
En Raúl no se encuentra la idea de resolver los problemas de la humanidad produciendo cantidades cada vez mayores de bienes cada vez más sofisticados, siempre fue muy crítico con el consumismo, transformado en norte de la humanidad. Se encuentra sí la idea de apostar a la producción de mujeres y hombres capaces de pensar críticamente la realidad, no adocenados autómatas del consumo, sino irreverentes transgresores y rupturista con la filosofía del capital. Y esa concepción de la condición humana como eje y objetivo del socialismo, lo llevó a discrepar en lo que veía en el campo socialista y la URSS, a suscribirse a la revolución en la revolución del Che Guevara, y enamorarse de la Nicaragua sandinista que todos creímos una puesta a formas nuevas del socialismo.
♦ En el Uruguay de principios de los 60, imaginarse la posibilidad de un cambio revolucionario las estructuras sociales contra el sistema del poder, contra las Fuerzas Armadas, era simplemente inconcebible, algo que no existía, que no podía ser, que iba contra las leyes de la lógica. De locos.
En su imbancable tozudez Raúl encontró la fuerza espiritual para afrontar la proeza de romper con la dinámica rutinaria de la izquierda uruguaya. Salirse de la mentalidad dominante en aquel Uruguay tan batllista fue una hazaña en el plano de las ideas, y mucho más todavía transgredir los hábitos que una lucha social y política acostumbrada a girar en torno al parlamento, los congresos y los editoriales de la prensa.
Así, en esa actitud de transgresión y ruptura, fue que Raúl Sendic logró dar el puntapié inicial de una forma de lucha guerrillera la uruguaya. Lucha que mientras pudo conducirla se pauta por lo que él llamaba la regla de oro de la acción armada: «no hacer nada que no pudiera ser comprendido por los más humildes, aún por aquellos que no compartían para nada la lucha de los tupamaros»
A fines de 1988, en esa entrevista publicada en «La República» que le hiciera Hoenir Sarthou, Raúl Sendic reflexionaba: «Fueron épocas en que hubo lucha armada en toda América Latina y luego dictaduras como respuesta a un ascenso de las luchas populares, independientemente de que hubiera guerrilla o no. Fue una etapa épica de las luchas en Latinoamérica que le dejaron un legado que a veces se resume en la figura del Che Guevara y que está llamando siempre a la rebeldía. Porque en todas las grandes luchas siempre hay precursores; porque Artigas no culminó su lucha, ni Tiradentes ni tantos otros. Es como si estuvieran golpeando en la conciencia de las nuevas generaciones diciendo: Yo llegué hasta acá, ahora les toca a ustedes llevar a destino la lucha»
Recordar a Sendic es homenajear a un revolucionario. Antes que nada y por encima de todo, un revolucionario. Alguien capaz de soportar las peores infamias y torturas con la frente bien alta: jamás tranzo con los torturadores, ni dentro ni fuera de los calabozos. Cuando se le planteó la posibilidad de una tregua al 1972, puso bien por delante de los suyos, los intereses generales del pueblo uruguayo, condicionando la paz a soluciones de fondo. Y en febrero de 1973, ante la maniobra de los golpistas que pretendían disfrazarse de militares progresistas, no dudó ni un instante en negarse a caer en la trampa de los famosos documentos 4 y 7. Nunca pudieron engañarlo con sus falsos nacionalismos. Esa intransigencia con los militares de la tiranía, llevada al extremo de no hacer concesiones hasta en las más pequeñas cosas cotidianas, le acarreó consecuencias nefastas en el trato que le dieron los carceleros y, en definitiva, fueron las condiciones que dieron origen a la enfermedad congénita que hace años lo condujo al Cementerio de La Teja.
♦ Durante veinte años Raúl Sendic, actuó por fuera del sistema, perseguido por la policía y el ejército como un criminal. Durante 20 años fue satanizado en las primeras planas de los grandes medios de comunicación.
Después de tantos años de ser mostrado como demonio volvió a la vida en marzo de 1985, y cuatro años más tarde -sólo cuatro años más duró su vida libre- Raúl fue acompañado a La Teja por una multitud dolorida y respetuosa, una muchedumbre pocas veces vistas llenó las avenidas de Montevideo.
¿Por qué Raúl tuvo tamaño cortejo? ¿Por qué tantos otros seres políticos, que se atuvieron cuidadosamente a las reglas del sistema, fueron enterrados en la soledad? Vivieron en el poder y terminaron en la más completa soledad.¿Cuáles son los caminos por dónde camina el sentido de la gente?
Raúl Sendic encontró su hora de mayor gloria cuando la vida lo abandonó y se convirtió en símbolo y emblema de la lucha social, la lucha por la Tierra y la revolución socialista.
Raúl Sendic fue de la estirpe del Che, de Fonseca y Camilo Torres, de Turcios Lima y De la Puente Uceda, de Miguel Enríquez y Santucho, de Marighela y tantos otros que conformaron la generación del 60, la generación de los precursores de la revolución social en América Latina.
Seguramente la clave del misterio debe encontrarse en esa vida de entrega generosa, de lucha incansable, de coherencia para resistir y resistencia para ser coherente, momentos heroicos y momentos increíbles de dulzura y sonrisas tiernas, de mantener siempre aquella pícara ingenuidad del paisano y la tozuda firmeza para confrontar con los dueños del Uruguay.
Recordar a Sendic es sentirlo en todas sus dimensiones humanas sin esconder, tras pudorosas hojas de parra su dimensión esencial: la de un revolucionario, la de irreverente transgresor de los dogmas y el imbancable sustentador de sus principios.
Porque, siendo apenas un botija, nos metió en la lucha revolucionaria, lo sentimos como un padre, lo obedecimos como a un padre, y porque lo sentíamos con un padre nos peleamos duramente con él.
Así como fuimos tras un mítico Sendic a los campamentos de los «peludos», hoy quisiéramos que su lucha revolucionaria nos siga dando razón para vivir y para seguir peleando por una sociedad libre y justa, por un Uruguay para todos, por la Revolución socialista, en definitiva.
* Texto publicado en 1999
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La juventud y la revolución
(Extracto de la entrevista realizada por Victor Lavagna para la revista Crisis de Buenos Aires).
– ¿Coincidiría usted con aquellos que afirman que la juventud del Cono Sur latinoamericano ha perdido la utopía del cambio profundo de la sociedad?
-En cuanto a la vocación revolucionaria de la juventud hay una nueva valoración. Es cierto que aquella mística de veinte años atrás ha sido sustituida por una visión más realista, que surge de los defectos y errores que se dieron en los países donde se aplicó el socialismo. Ahora la juventud tiene una actitud más terrenal sobre lo que el socialismo le puede traer a una sociedad. En ese sentido yo diría que es cierto, que la juventud europea ha perdido mística e impulso revolucionario y que ese fenómeno se ha trasladado a los países del Tercer Mundo. Es claro que las mentalidades son distintas en nuestros países que en Europa, ya que aquí hay mucho más para ganar en una revolución, que en un país desarrollado como los europeos.
-Pero, en concreto, en Argentina y Uruguay, por ejemplo ¿la juventud ya no quiere cambiar las estructuras?, ¿ya no reacciona ante las injusticias?
-Yo no creo que la juventud haya perdido el idealismo, ni el concepto de justicia social. Por el contrario, yo creo que está tan combativa como antes y eso se ve en las luchas por los derechos humanos.
-De todos modos es una realidad comprobable que la juventud no se moviliza en la medida que lo hacía en la década de los 70…
-Es que lo que se dio en esos años fue un intento, yo diría prematuro, de cambiar la sociedad. Ese intento no fue exitoso y entonces el fracaso trajo una especie de reflujo en materia revolucionaria, reflujo que se nota más en Argentina que en Uruguay, debido a que la represión fue tremenda y eso dejó sus huellas en la gente.
-¿Acaso el elemento psicológico predominante en esta época y a su vez diferenciador con el pasado sería el miedo?
-Tal vez. Tampoco hay que olvidar todo un trabajo de propaganda en contra de la posibilidad del cambio violento. En Argentina se implementó mucho la teoría de los dos terrorismos, tratando de emparejar la violencia de la represión con el conato de cambio social a través de medios no convencionales, como fue el de la juventud de esos años. De esa equiparación surge la idea de que la violencia que se ejerció en beneficio del pueblo sería igual a la injusta y deshumana de la represión y, además, aquella violencia con sentido revolucionario aparece como la causante de haber creado las condiciones para que apareciera la represión.
-En términos morales resulta casi innecesario abundar acerca del horror padecido en Argentina y en Uruguay. Pero en términos políticos, ¿cómo podría caracterizarse esa represión indiscriminada?
-Lo que hubo aquí fue el traslado exitoso de experiencias que se realizaron en otros lados, por ejemplo, Indonesia, donde hubo una gran masacre de revolucionarios. En Uruguay y en Argentina se dijo que el golpe militar y la represión eran en respuesta a la guerrilla, pero ¿cómo se explica entonces lo sucedido en Chile, donde había un gobierno legal, o lo que pasó en Brasil, donde también un gobierno constitucional es reemplazado por una dictadura militar? Por eso la visión global es que la decisión de los golpes militares estaba siendo tomada independientemente de la existencia o no de la guerrilla.
*Tomado de “Raúl Sendic el tupamaro, su pensamiento revolucionario” de Jorge Zabalza (2010, Letraeñe Ediciones)