Cumbre de las Américas: reunión con final abierto

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Marcos Salgado – Hispantv

La relación de Estados Unidos con Cuba, y la avanzada de la Administración Obama contra el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela figuran al tope de los temas que -se estima- menearán unos y otros en un encuentro que, sin embargo, no tiene esos dos puntos en la agenda.

Así, es probable que la Cumbre transite en varios carriles en paralelo. Uno, la reunión de los presidentes, convocada bajo la consigna: “El desafío de la cooperación”, donde no está claro cuánto espacio habrá para que los mandatarios de varios países, especialmente de America del Sur, eleven reclamos como la derogación del decreto que declara a Venezuela como una amenaza de seguridad nacional para los Estados Unidos.

El presidente venezolano llegará a la Cumbre con avales internos y externos importantes. Presentará a Obama lo que se asegura serán más de diez millones de firmas recogidas en el país reclamando la derogación del decreto, y cuenta además con importantes rechazos internacionales a las presiones de Obama, como la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el G77 más China, y el Movimiento No Alineado (MNA), entre otros. Las cumbre no se entrevé así como el mejor escenario para que Obama sostenga o argumente su encono contra Venezuela pero, aunque no eche leña al fuego, recibirá críticas.

Tampoco se prevé que a Estados Unidos le interese ahondar demasiado en su nueva política hacia Cuba, nación que por primera vez participará de la Cumbre, luego que varios presidentes advirtieran en el encuentro anterior, en Colombia, que no asistirían a un nuevo encuentro continental si la isla socialista no era invitada.

¿Para qué servirá entonces la reunión de presidentes? Algunos analistas, como el argentino Luis Bilbao, opinan que habrá “una medición de fuerzas” entre Estados Unidos y sus aliados versus los países “que han apoyado a Venezuela”, en las últimas semanas. Para el filósofo mexicano Fernando Buen Abad, la cumbre será una nueva derrota del ALCA, el proyecto largamente acariciado por los Estados Unidos de implantar un área de libre comercio en todo el continente americano. Anhelo de Washington que recibió un duro golpe hace diez años en otra cumbre de las Américas, en la ciudad argentina de Mar del Plata, pero que sigue en las gavetas de la Casa Blanca.

Es difícil creer que Obama vaya a cometer el mismo error que su predecesor, George W. Bush, quien intentó imponer a capa y espada el ALCA en Mar del Plata y se encontró con el firme rechazo del comandante bolivariano Hugo Chávez, y los entonces presidentes Néstor Kirchner, de Argentina, y Luis Inacio Lula da Silva, de Brasil, además de los mandatarios de Uruguay y Paraguay. Hace una década no existía la CELAC ni la UNASUR, dos organismos que desde su génesis misma son un contrapeso a las pretensiones hegemónicas de Estados Unidos sobre su otrora “patio trasero”. La existencia misma de la CELAC, su surgimiento en Caracas bajo la impronta de Hugo Chávez cuestiona severamente la existencia de la Organización de Estados Americanos (OEA). Varios mandatarios de la región ya opinaron que la OEA debería desaparecer o al menos redefinir su rol.

Así, conviene poner un signo de interrogación sobre el devenir del segmento presidencial del encuentro de Panamá. Pero aún siendo la más importante, no es ésta la única dimensión de la cumbre, está también la llamada “cumbre social”, donde sin duda aparecerán con fuerza los casos de Cuba y Venezuela. Por lo pronto el país anfitrión, Panamá, parece haber tomado partido directo en el asunto, permitiendo la llegada de decenas de organizaciones ligadas directamente a los Estados Unidos que -como se ha probado en muchas investigaciones- financia directamente a la oposición cubana y venezolana. Por el contrario, organizaciones que defienden las revoluciones de Cuba y Venezuela fueron dejadas de lado.

Sí serán de la partida algunas muy mediáticas luminarias de la oposición venezolana, como las esposas de Leopoldo López y Antonio Ledesma, dos referentes de la oposición detenidos en Caracas, que enfrentan procesos judiciales acusados de conspirar contra las instituciones venezolanas. No hay que ser vidente para saber que, esta vez y a diferencia de cumbres anteriores, estos foros paralelos de la llamada por algunos “sociedad civil” tendrán un cubrimiento intensivo por parte de los medios de comunicación hegemónicos, que forman parte del eje “Miami – Bogotá – Madrid” contra la revolución bolivariana, que denunció en su momento el presidente Nicolás Maduro.

Con estos elementos sobre el tablero, se puede prever que el encuentro de Panamá será un momento de debate y confrontación, así no augure implicancias importantes a corto y mediano plano. Marcará, sí, el reingreso más activo de los Estados Unidos a la política formal en el continente que posee las mayores reservas de petróleo, la mayor reserva de biodiversidad y uno de los acuíferos más grandes del planeta, todos estos ubicados no el norte sino en el sur. El mismo sur que construyó la CELAC y la Unasur, hasta aquí dos escollos importantes en las pretensiones de Washington de “regresar” a América.

No por casualidad y antes del encuentro de Panamá, Barack Obama se reunirá en Jamaica con jefes de gobierno del CARICOM, que reúne a los países del Caribe. Llegará con una oferta tentadora: proveer asistencia en materia energética con el nada disimulado objetivo de socavar la presencia de Venezuela en la zona, a través de Petrocaribe.

¿Podrá Estados Unidos reinstalar su hegemonía en el continente o, por el contrario, será la cumbre en Panamá un nuevo golpe a esas pretensiones? Se trata de una ambición estratégica que difícilmente se resuelva en un sentido o en otro el próximo fin de semana en Panamá. Pero la guerra se compone de muchas batallas.

Marcos Salgado. Periodista. Corresponsal de Hispantv en Caracas.

Fuente: http://www.hispantv.com/newsdetail/OPINIoN/23291/Cumbre-de-las-Americas-reunion-con-final-abierto