Zangezur: ¿Un corredor hacia la ‘paz’ o una nueva confrontación entre grandes potencias?
Hamed Khosroshahi – PressTV
En medio de los cambios tectónicos en el panorama geopolítico del Cáucaso Sur, el Corredor de Zangezur—un estrecho paso terrestre entre Armenia y Azerbaiyán—está transformándose rápidamente en un nodo crucial en la lucha por el poder global.
Lo que en un principio era una disputa local, ahora se está convirtiendo en una palanca estratégica en la confrontación más amplia entre Oriente y Occidente. Los últimos desarrollos han encendido alarmas en Moscú, Pekín y Teherán, a medida que Estados Unidos se acerca a asegurar una presencia directa en esta región estratégica.
El viernes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acogió una cumbre trilateral en la Casa Blanca con el primer ministro armenio Nikol Pashinyan y el presidente azerbaiyano Ilham Aliyev, durante la cual los dos líderes rivales firmaron un llamado “acuerdo de paz”.
El acuerdo incluye una disposición para un corredor de tránsito que conectaría Azerbaiyán con Najicheván, con derechos de desarrollo otorgados a Estados Unidos, según la Casa Blanca.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, en un comunicado posterior a la firma del acuerdo, advirtió contra la interferencia extranjera en la región estratégica, al tiempo que dio la bienvenida a la cesación de hostilidades entre Armenia y Azerbaiyán.
Ali Akbar Velayati, asesor para Asuntos Internaciones del Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, emitió una fuerte advertencia en una entrevista de que Irán bloqueará el establecimiento de un corredor estadounidense en la región del Cáucaso, sin importar la postura de Moscú.
Rechazó el concepto del llamado Corredor de Zangezur y advirtió que dicho corredor se convertirá en un “cementerio para los mercenarios de Donald Trump”, en lugar de una ruta controlada por el presidente de Estados Unidos.
Aunque el llamado “tratado de paz” puede no perdurar por mucho tiempo, el papel central de la Casa Blanca y del propio presidente Trump en él envía un mensaje político inequívoco: Estados Unidos tiene la intención de convertirse en el principal arquitecto de un nuevo orden en el Cáucaso Sur, un papel que históricamente ha sido dominado por Rusia.

También hay informes que sugieren que el Corredor de Zangezur en el sur de Armenia podría ser arrendado a una entidad de seguridad de Estados Unidos o de Occidente durante 100 años.
Si este escenario se materializara, marcaría el establecimiento de una presencia de seguridad occidental inmediatamente adyacente a la frontera entre Irán y Armenia. El momento es particularmente provocador, ya que llega solo unas semanas después de la agresión no provocada de Estados Unidos contra instalaciones nucleares iraníes, la cual fue seguida por una represalia iraní en una base militar estadounidense en Catar.
Esto no es solo una maniobra táctica: es un reposicionamiento estratégico. Desde la perspectiva de Washington, asegurar una presencia en Zangezur sirve a múltiples objetivos: erosionar los restos de la influencia rusa en el espacio postsoviético, provocar a Irán y —quizá lo más crucial— socavar la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China al interrumpir el Corredor Medio.
De hecho, la ruta de Zangezur es un segmento crítico del llamado “Corredor Medio”, que conecta a China con Europa a través de Asia Central y el Cáucaso Sur. Con el control de esta ruta, Washington podría monitorear, presionar o incluso interrumpir los flujos comerciales a su antojo —amenazando directamente la trayectoria económica a largo plazo de China hacia convertirse en la potencia dominante mundial.
Desde la perspectiva de Teherán, este paisaje en evolución constituye una amenaza multidimensional. Primero, reconfigura las rutas comerciales entre Oriente y Occidente de una manera que deja de lado el rol histórico de Irán como puente terrestre entre Asia y Europa. Segundo, plantea el espectro de instalaciones de vigilancia o militares cerca de sus fronteras norteñas. Y tercero, pone en peligro la relación equilibrada de largo plazo entre Irán y Armenia.
Armenia, a su vez, podría beneficiarse a corto plazo del respaldo estadounidense en su tensa confrontación con Azerbaiyán. Sin embargo, tal decisión tiene un precio elevado: dependencia geopolítica, pérdida del equilibrio estratégico y un mayor enredo en las rivalidades entre grandes potencias.
La respuesta contenida de Rusia es poco probable que dure. Aunque está inmersa en crisis paralelas en Ucrania y Asia Occidental, Moscú no puede permitirse ceder el Cáucaso Sur. En los próximos meses, podrían esperarse respuestas más asertivas —diplomáticas o de otro tipo.
Irán ha demostrado que puede seguir una mezcla estratégica de moderación y disposición frente a las provocaciones.
Ampliar su acercamiento diplomático tanto a Ereván como a Bakú, mantener su rol como actor regional equilibrado y prepararse para un posible orden posterior a Rusia en el Cáucaso son componentes esenciales de la política regional en evolución de Teherán.
* Hamed Khosroshahi es analista de los asuntos del Cáucaso Sur.