Wikileaks publicará todo sobre el arsenal cibernético de la CIA

Wikileaks publicará todos los archivos sobre el arsenal cibernético de la Agencia Central de Inteligencia (CIA estadunidense), sugirió este jueves el fundador del portal, Julian Assange, quien precisó que la organización se abstuvo de publicar detalles sobre el hackeo de teléfonos, tablets y hasta autos por considerarlo muy peligroso, ya que los archivos detallan toda la capacidad de espionaje de la CIA para que cualquiera la use.

Atribuyó lo que parece ser la mayor filtración de secretos de la CIA a la incompetencia devastadora de la agencia.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estimó a su vez que los sistemas de la CIA son obsoletos y deben ser modernizados, informó el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer.

El fundador de Wikileaks aseveró que ofrecerá a compañías de tecnología acceso exclusivo a las herramientas de hackeo de la CIA para permitirles corregir defectos de programas informáticos, refirió The Independent.

El grupo publicó esta semana documentos que describen las herramientas secretas de hackeo de la CIA y fragmentos de códigos informáticos. Sin embargo, no reveló los programas completos que serían necesarios para intervenir teléfonos, computadoras y televisores conectados a Internet.

Teniendo en cuenta la que consideramos la mejor manera de proceder, y tras escuchar los llamados de algunos fabricantes, hemos decidido darles acceso exclusivo a la adición de detalles técnicos que tenemos para que puedan desarrollarse y activarse arreglos de manera que la gente pueda estar segura, dijo Assange, quien está asilado en la embajada de Ecuador en Londres, durante una conferencia de prensa por Facebook Live.

Assange criticó a la CIA: es un acto histórico de incompetencia devastadora haber creado tal arsenal (de material secreto) y haberlo almacenado todo en un solo sitio, señaló el ingeniero informático.

En respuesta a sus comentarios, Jonathan Liu, portavoz de la CIA, afirmó: como hemos dicho anteriormente, Julian Assange no es exactamente un paladín de la verdad y la integridad. Pese a sus esfuerzos, la CIA sigue recopilando de forma activa información de inteligencia en el exterior para proteger a Estados Unidos de los terroristas, estados hostiles y otros adversarios.

Por su parte, el presidente Donald Trump reconoció que los sistemas informáticos de la CIA están caducos y deben ser modernizados, indicó el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer. El presidente está muy preocupado por la publicación de informaciones confidenciales que debilitan nuestra seguridad nacional, declaró.

Portavoces de Google, de Alphabet Inc, Apple Inc., Microsoft Corp y Cisco Systems Inc, cuyos sistemas fueron objeto de ataques descritos en los documentos difundidos por Wikileaks, no respondieron de momento a peticiones de algún comentario.

Sin embargo, varias compañías ya han dicho que confían en que sus nuevas actualizaciones de seguridad incluyan soluciones para las supuestas debilidades descritas por los documentos de la CIA.

La Oficina Federal de Investigaciones (FBI), de su lado, busca a la persona o topo que filtró los documentos de la CIA, después de llegar a la conclusión de que no se trató de un ataque de un país hostil, informó el diario The New York Times.

La FBI interrogará a todo aquel que haya tenido acceso a la información, es decir, a varios cientos o incluso miles de personas.

Según fuentes de la investigación, por ahora no se descarta que el responsable sea alguien del centro de la CIA o de un prestador de servicios externo. Trump se reunió este jueves con el director de la CIA, Mike Pompeo, y con el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, para analizar la situación.

En otro asunto, la Casa Blanca informó que cuando Trump nombró a Michael Flynn asesor de Seguridad Nacional desconocía que éste hubiera trabajado en beneficio de un gobierno extranjero.

El año pasado, Flynn trabajó a través de su empresa de inteligencia en representación de un empresario turco que podría haber beneficiado al gobierno de Turquía.

La legislación estadunidense obliga a que se informe sobre el cabildeo a favor de un gobierno extranjero, y no hacerlo es considerado delito. Flynn debió renunciar a su puesto en el gobierno el mes pasado en medio de cuestionamientos sobre su contacto con el embajador ruso en Washington.

*Con indormación de The Independent, La Jornada, Reuters, Afp, Dpa y Sputnik


Anexo:

Wikileaks golpea de nuevo el prestigio de EE UU y muestra la vulnerabilidad de la CIA

Lluis Bassets-El País|

Que estamos entrando en una nueva época, llena de sorpresas no siempre agradables, no parece ofrecer duda alguna. Cada día aporta una novedad o un fenómeno insólito, que se anuncia como la primera vez que sucede y es saludado con frívola alegría por unos y con pánico incontrolado por otros. El mayor de todos y sin duda el más significativo, capaz de proporcionar constantemente más primeras veces, es que alguien como Donald Trump haya llegado a la Casa Blanca.

Una de estas noticias frescas de la nueva época es la exhibición pública del entero arsenal, hasta ahora clandestino, del armamento digital con el que aparentemente la CIA ya estaba librando las guerras cibernéticas en curso. Así como nos enteramos con las revelaciones de Edward Snowden en 2013 de que las redes sociales servían para que las agencias de espionaje utilizaran las recolecciones de datos en grandes cantidades o big data para fichar y controlar a todo bicho viviente; ahora sabemos gracias a Wikileaks que todos nuestros cacharros digitales, incluidos cierto tipo de televisores, e incluso algunas aplicaciones concretas, como Whatsapp o Skype, nos ponen a los usuarios a tiro de los espías que quieran escucharnos e incluso registrar nuestras imágenes en vídeo.

La revelación de estos métodos de espionaje tiene una dimensión geopolítica de relieve. De entrada porque desactiva el entero arsenal estadounidense para la guerra cibernética y lo exhibe para provecho de sus adversarios, a la vez que demuestra la vulnerabilidad de las defensas y golpea el prestigio de la superpotencia. Mientras Wikileaks solo perjudicaba a Hillary Clinton y desprestigiaba a Barack Obama, Donald Trump podía mostrar la mayor complacencia con Julian Assange y su organización, pero en el momento en que demuestra que Estados Unidos está perdiendo la ciberguerra que le libran sus adversarios no le será tan fácil persistir en la condescendencia con quien puede perjudicarle gravemente.

También hay una dimensión estrictamente ciudadana en la revelación. Es objetivamente positivo conocer los riesgos y vulnerabilidades a que estamos expuestos como usuarios de tecnología digital. Pero como en anteriores ocasiones, el boquete afecta solo a EE UU y deja inmunes de filtraciones y revelaciones a otras potencias de la ciberguerra como China o Rusia, de las que estrictamente nada sabemos. Si al final la revelación se convierte en una buena noticia para Trump, que ha establecido una alianza objetiva con Putin y tiene cuentas pendientes con la CIA, deberá entenderse que la infiltración de Moscú en Washington es todavía más seria y profunda de lo que hasta ahora ha aparecido.

Al margen de su relevancia política, la revelación desmiente un cierto optimismo tecnológico que solo ve en las redes sociales su capacidad liberadora y de empoderamiento. La otra cara de la democratización de la comunicación y de la erosión de la mediación y la representación política, facilitadas por la tecnología digital, es la fuerza enorme del Gran Hermano, que quiere convertir la participación en control y nuestros teléfonos, tabletas y televisores en cámaras ocultas y grabadoras espías.