Wang Yi: Diplomacia con características chinas

 Gabriel Fernández

Si hay una tarea compleja, es la de adentrarse en el pensamiento profundo de un funcionario clave del gobierno de la República Popular China.Hace tiempo que seguimos el rastro de Wang Yi, actual Director de la Oficina de la Comisión Central de Asuntos Exteriores del Comité Central del Partido Comunista y ex canciller del Dragón.

Por su recorrido y sus ideas, se comprende estar ante un estratega de fuste. Sin embargo, como es comprensible, rara vez va más allá de presentar un complemento afiatado a las extensas y hondas consideraciones del presidente Xi Jinping.China. Wang Yi: las declaraciones de Xi en la ONU colocan un impacto de 'largo alcance' en el panorama internacional - Resumen Latinoamericano

La búsqueda rindió sus frutos. Lo cual permite correr el velo de seda y asomarse al Wang Yi que además de seguir el lineamiento gubernamental, participa en su diseño. Sin corcoveos ni distancias, claro, pero sí con una hondura singular, que habla a las claras del razonamiento estatal de la potencia.

Nacido en Beijing, el 19 de octubre de 1953, concretó la base de su formación en la Universidad de Estudios Internacionales de su ciudad natal. A lo largo de este artículo vamos a conocer, junto a sus conceptos, otros rasgos de su trayectoria.

Bueno, pero ¿qué dice este protagonista clave? Vamos de a poco, lector:

CARACTERÍSTICAS CHINAS.

“En todo el mundo, la evolución de cambios sin precedentes se aceleró debido a la pandemia que no se había visto en un siglo. Fuimos testigos de los disturbios en el Capitolio de Estados Unidos, el Momento de Kabul, el nacionalismo de las vacunas, el resurgimiento de la mentalidad de la Guerra Fría y muchos otros factores.

El mundo está entrando en un período de turbulencia y transformación a un ritmo más rápido”. Cómo se sitúa China en ese marco: “Bajo el fuerte liderazgo del Comité Central del Partido Comunista Chino con el Camarada Xi Jinping en su núcleo, hemos completado la construcción de una sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos. En el frente diplomático, sacamos fuerza de los 100 años de logros del PCCh, avanzamos a través de competencias y desafíos con coraje y determinación, escribiendo un nuevo capítulo en la diplomacia con características chinas”.

La idea básica de su gestión como canciller fue la de “intensificar la comunicación estratégica con líderes extranjeros para generar consenso y promover la cooperación en todo el mundo, elaborando así el gran plan y formando una fuerte sinergia para construir una Comunidad con un Futuro Compartido para la humanidad”. Por eso se logró afirmar una prioridad, “la cooperación mutuamente beneficiosa con los países en desarrollo de Asia, África, América latina y el Caribe”.

La intención de China es “construir una red de asociación global más completa y sólida”. Pero su país entendió que también deben estar incluidas “las empresas”, para lo cual se dispuso “un entorno más favorable a las empresas y una mayor apertura institucional”. Por eso Xi Jinping presentó, dos años atrás, la Iniciativa de Desarrollo Global (IDG), con miras a construir una sinergia global para acelerar la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, de modo que ningún país o individuo se quede atrás”.

Según Wang Yi, es preciso plasmar esa cooperación en base a “la justicia en la diplomacia multilateral”. Por eso “alzamos la bandera del multilateralismo, hemos defendido los valores comunes de la humanidad y hemos defendido el sistema internacional con la ONU en su centro y el orden internacional sustentado por el derecho internacional” y a partir de allí, su país impulsa “la configuración de un esquema de acuerdos sobre el clima, el medio ambiente, la salud, el desarrollo digital y las nuevas tecnologías”. Resulta necesaria, dice, “la construcción de una comunidad de vida para el hombre y la naturaleza, y una comunidad de toda la vida en la Tierra, ofreciendo las soluciones y la vitalidad que posee China”. Para eso, “el sistema de gobernanza mundial debe ser reformado”.

Más adelante se transparenta el significado que atribuye al concepto de multilateralidad.

Para asomarse de tal modo al planeta, primero “hemos estado a la altura de nuestro compromiso diplomático con el pueblo. Hemos trabajado activamente para apoyar la construcción de un nuevo paradigma de desarrollo. Nos hemos adherido a un enfoque centrado en las personas, hemos creado un sistema de protección de los intereses de las personas, de alerta y prevención de riesgos, y una progresiva mejoría en el nivel de vida de la población”.

Eso resulta posible, si se “mantiene el liderazgo del Partido, su dirección centralizada y unificada”. Lo cual relaciona la acción interior con la internacional: “El liderazgo del PCCh es la mayor fuerza política de la diplomacia china. Poner a la gente en primer lugar es la fuente de fuerza de la diplomacia de China. Solo cuando fundamentamos los esfuerzos diplomáticos en el servicio al pueblo, podemos resistir todas las pruebas y seguir adelante. Nosotros, en el servicio diplomático, siempre ponemos a la gente al frente y al centro”.

CUESTIÓN INTERNACIONAL, CUESTIÓN SOCIAL.

Wang Yi ocupó varios destinos en el Ministerio de Relaciones Exteriores; empezó su tránsito  en la Sección asiática. En septiembre de 1989, fue enviado a la Embajada china en Japón, donde permaneció durante cinco años. Cuando regresó a China en marzo de 1994, fue ubicado al frente de la Sección asiática de la cartera. Como le vieron condiciones, lo mandaron a seguir estudiando: desde 1997 hasta febrero de 1998, Wang fue becario visitante en el Instituto de Relaciones Exteriores de la Universidad de Georgetown en los Estados Unidos.

No sin práctica continua: enseguida fue promovido a director de la oficina de investigación política. Y más formación, todavía, pues en 1999, estudió relaciones internacionales en la Universidad de Asuntos Exteriores de China. En febrero del año 2001, Wang fue promovido al cargo de Viceministro de Asuntos Exteriores, encargado de Asia (el más joven funcionario). En 2004, fue nombrado embajador en Japón, gestión compleja que culminó en 2007. En 2008 resultó designado Director de la Oficina de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado de la República Popular China.

Las profundidades de la política internacional no deterioraron el énfasis en la cuestión social, a la cual presenta como eje: “Defendemos los intereses del pueblo chino y seguimos activamente el principio de la diplomacia centrada en las personas. Mantener una visión global es la aspiración original de la diplomacia china. Mientras busca la felicidad del pueblo chino y el rejuvenecimiento de la nación, el PCCh también se compromete a promover el progreso humano y la armonía mundial.

Esta ha sido la aspiración y misión del Partido desde el día de su fundación. Teniendo en cuenta los imperativos tanto nacionales como internacionales, en el servicio diplomático continuaremos trabajando con otros países para fomentar una comunidad con un futuro compartido para la humanidad”.

Y ratifica: “Mantenerse independiente es una excelente tradición de la diplomacia china”. Más claro: “sea cual fuere la evolución de la situación internacional, seguiremos firmemente una política exterior de paz independiente y nos mantendremos en la senda del desarrollo pacífico. Mientras tanto, apoyaremos firmemente a todos los países, especialmente a los países en desarrollo, en la defensa de su soberanía e independencia y en la exploración de la vía de desarrollo adecuada a sus propias condiciones nacionales”.

Todo esto tiene un sentido que podría denominarse aprendizaje histórico. “Defendernos a nosotros mismos es un carácter distintivo de la diplomacia de China. La diplomacia de China se ha fortalecido en la lucha contra la invasión, el bloqueo, la sanción y la intervención. Representa el espíritu inquebrantable y tenaz de la nación y mantiene una excelente tradición de salvaguardar los intereses nacionales y defender la equidad y la justicia. Es preciso realizar un nuevo viaje hacia el rejuvenecimiento nacional, oponiéndonos firmemente a todas las prácticas hegemónicas y de intimidación”.

VERDADERO Y FALSO.

Estas palabras de Wang Yi fueron publicadas en Xinhua, la agencia de noticias estatal. Fue una de las pocas veces, quizás la única, que aceptó una conversación extensa sobre la panorámica de la política exterior de su país. Durante la misma, expresó convicciones que sugieren vamos por la paz, pero todo tiene su límite.

“Algunos elementos en el mundo todavía se consideran superiores y siempre quieren imponer su propia voluntad a los demás. Eliminan reglas y utilizan los derechos humanos, la democracia y otras excusas altisonantes para difamar y contener a China y muchos otros países en desarrollo. No debemos ceder ni dar marcha atrás. En cambio, debemos enfrentarlos de frente y unirnos con la mayoría de los países para defender la equidad y la justicia y hacer lo correcto por la humanidad”.

Al toque, presentó una interesante variación. “El problema no es el multilateralismo. La cuestión es diferenciar entre multilateralismo verdadero y falso”. Sucede que ciertos países, “mientras corean consignas sobre el multilateralismo en la retórica, están construyendo bloques exclusivos en acción. Están intentando devolver al mundo a la confrontación de la Guerra Fría. En respuesta, China ha señalado inequívocamente que los países deben defender y practicar un verdadero multilateralismo.

Hemos hecho hincapié en que existe un solo sistema internacional en el mundo, es decir, el sistema internacional con la ONU en su centro. Los países deben defender resueltamente la autoridad y la posición de la ONU, oponerse conjuntamente a la división y la confrontación, permanecer unidos contra los juegos de suma cero y hacer esfuerzos constantes por una mayor democracia en las relaciones internacionales. Esta posición ha sido reconocida y respaldada por la mayoría de los países del mundo”.

De allí que, a su entender, existen “reglas verdaderas y reglas falsas”. Señala Wang que hay “un pequeño número de países que argumentan un “orden basado en reglas”, pero se niegan a aceptar que las reglas se basen en el derecho internacional comúnmente reconocido. Lo que realmente quieren es imponer las “reglas de las pandillas” por ellos y sus aliados en todos los demás países. En respuesta, China indica que solo hay un conjunto de reglas en el mundo, es decir, las normas básicas de las relaciones internacionales respaldadas por la Carta de la ONU”.

A medida que evoluciona la exposición, se aclaran sentidos y responsabilidades. “Lo que está al descubierto es la intención de algunos países de practicar la hegemonía con el pretexto de las reglas. Por eso también hay “derechos humanos verdaderos y derechos humanos falsos”. En concreto, “los Estados Unidos y algunos de sus aliados, a pesar de todos sus propios problemas de derechos humanos, han buscado durante mucho tiempo utilizar ese tema como una herramienta para inmiscuirse en los asuntos internos de otros países y atacar y difamar con acusaciones infundadas”

¿Qué puede hacer China frente a eso? “Es necesario rechazar las acusaciones falsas y dejar que el mundo vea la hipocresía de los autodenominados campeones de los derechos humanos. La justicia está en el corazón de la gente. Los pueblos manifiestan su fuerte oposición a la injerencia en los asuntos internos bajo el pretexto de los derechos humanos”.

Wang siguió a fondo con la propaganda occidental. “Los Estados Unidos han fabricado la falsa narrativa de “democracia contra autoritarismo”. En respuesta, China ha defendido firmemente los valores comunes de la humanidad. Es que también hay verdaderas democracias y falsas democracias”. Filo, contrafilo y punta: “El estado de la democracia en los Estados Unidos, alienta discusiones sobre los estándares y prácticas de la democracia. Nuestros esfuerzos han puesto al descubierto las contradicciones y la escasez de la democracia estadounidense, y la comunidad internacional ha cuestionado ampliamente las intenciones norteamericanas. La democracia es un valor común de la humanidad, sobre el que ningún país tiene derecho a sermonear a otros. En última instancia, depende de la gente de un país decir si su democracia es verdadera y efectiva”.

CHINA, RUSIA, SEGURIDAD.

Nuestro pensador fue designado, el 16 de marzo de 2013, como Ministro de Asuntos Exteriores Ocupó este puesto hasta el 30 de diciembre de 2022, cuando fue sustituido por Qin Gang  y asignado al puesto de Director de la Oficina de la Comisión Central de Asuntos Exteriores del Partido Comunista. Así, Wang Yi se convirtió en el principal asesor de política exterior del Partido Comunista de China y en el encargado de las relaciones con espacios mundiales allegados al Dragón. Por eso, vamos a los bifes.

“China y Rusia –considera Wang– son países importantes con influencia global. Su coordinación estratégica y cooperación práctica tiene un significado global y juega un papel insustituible. Ya son más de dos décadas de vigencia del Tratado de Buena Vecindad y Cooperación Amistosa entre China y Rusia. El presidente Xi Jinping y el presidente Vladimir Putin anunciaron oficialmente la renovación del Tratado y lo hicieron más relevante en la nueva era. Los dos presidentes se han mantenido en estrecha comunicación estratégica. Guiadas por ellos, las relaciones entre China y Rusia se han vuelto más maduras, estables, resistentes y vibrantes”.

Hay ejemplos previos a la guerra en Ucrania. “En respuesta a la pandemia, China y Rusia han sido un buen ejemplo para el mundo. Con solidaridad y asistencia mutua, los dos países han sido pioneros en la investigación, el desarrollo, la producción y la distribución global de vacunas, y se opusieron conjuntamente a la estigmatización y politización de los problemas relacionados con el coronavirus y su rastreo de orígenes, mostrando a otros miembros de la comunidad internacional que la solidaridad es la forma correcta de actuar” En cuanto a la economía, “su cooperación en todas las dimensiones se desarrolló. El comercio bilateral, los grandes proyectos estratégicos siguen en marcha y la cooperación en materia de innovación científica y tecnológica avanza rápidamente. Esto no solo ha mejorado el bienestar de los dos países y pueblos, sino que también ha creado nuevas oportunidades para la recuperación económica mundial”.

Como el lector de esta secuencia ya sabe, la Seguridad es clave. “En cuanto a la estabilidad regional, China y Rusia han proporcionado una salvaguardia sólida. Los dos países han mantenido una coordinación estratégica de alto nivel, han promovido un papel constructivo de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) y los BRICS y han fortalecido la coordinación estratégica en cuestiones relacionadas con los puntos críticos. Estos esfuerzos son el pilar fundamental de la estabilidad y la solidaridad regionales entre los países en desarrollo”. Por eso “nos opusimos a la injerencia en los asuntos internos de otros países, las sanciones unilaterales y la jurisdicción de brazo largo”. Wang está convencido que “el hegemonismo no ganará”.

El estratega fue el encargado de presentar el Plan de Paz chino sobre Ucrania al presidente ruso Vladimir Putin. La potencia asiática instó a ambos países a reanudar las negociaciones de paz lo antes posible y advirtió que las armas nucleares no deben usarse en este conflicto. Tras la reunión con el jefe de Estado de la Federación, Wang expresó que “todas las partes deben respaldar a Rusia y Ucrania para trabajar en la misma dirección y reanudar el diálogo directo lo más rápido posible”.

En el documento se destaca que “Las armas nucleares no deben usarse y las guerras nucleares nunca deben lucharse. Hay que oponerse a la amenaza o el uso de armas nucleares”. Asimismo, el texto hace énfasis en el deber de proteger a los civiles: “Las partes en conflicto deben respetar estrictamente el derecho humanitario internacional y evitar atacar civiles o instalaciones civiles”.

Los Estados Unidos condenaron inmediatamente el documento a través del asesor de seguridad nacional del presidente Joseph Biden, quien defendió que la guerra “podría terminar mañana si Rusia deja de atacar Ucrania y retira sus fuerzas”. Las palabras de Jake Sullivan dejaron en claro que la guerra no es un dilema para el espacio financiero que comanda la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

CHINA, ESTADOS UNIDOS.

Entonces, cabe adentrarse en el vínculo entre China y los Estados Unidos. Al decir de Wang Yi,  esta relación “ha experimentado algunos cambios comparación con el pasado, dado que China está decidida a defender sus derechos y rechazar el hegemonismo, la parte estadounidense se ha dado cuenta de que China no hará ninguna concesión bajo la amenaza de la máxima presión, y que tales prácticas en última instancia dañarán los intereses estadounidenses.

Hemos visto declaraciones del líder estadounidense y algunos altos funcionarios de que Estados Unidos no busca una nueva Guerra Fría, no busca cambiar el sistema de China, no apoya la independencia de Taiwán”. Pero lo cierto, apunta, es que los Estados Unidos “continúan provocando problemas en temas relacionados con la soberanía, la seguridad y los intereses de desarrollo de China, causando daños y perjuicios a las relaciones bilaterales. Este es un caso típico de decir una cosa y hacer otra. Esto ha dejado dudas sobre su credibilidad”.

Ahí, apela a tradiciones confucianas que la visión maoísta no ha eliminado. “Según la antigua sabiduría china, una persona sin credibilidad difícilmente podría establecerse en la sociedad. Y esto es aún más cierto para las relaciones entre países. Si la parte estadounidense espera preservar un nivel de credibilidad para sí misma en el mundo, debe igualar sus compromisos con acciones reales y concretas para ganarse la confianza del pueblo chino y de la comunidad internacional”.

Por eso “el presidente Xi Jinping ha presentado los tres principios de respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación de beneficio mutuo. Estos tres principios resumen la experiencia y las lecciones de las interacciones de medio siglo entre los dos países. Representan el camino correcto a seguir para restaurar un crecimiento sólido y estable de las relaciones entre China y los Estados Unidos. Que eso se convierta en una realidad depende de si la parte estadounidense puede comprender verdadera y completamente tres cosas”.

Al puntualizarlas, retoma la idea de inevitabilidad del proceso histórico. Explica Wang: “En primer lugar, el desarrollo y la revitalización de China es un derecho legítimo de un país soberano y, lo que es más importante, una tendencia inevitable que nadie puede cambiar ni detener. Por lo tanto, sería mejor mantenerse al tanto de esta tendencia general en lugar de ir en su contra. Mientras los Estados Unidos abandonen su obsesión por reprimir y contener a China, las relaciones entre los dos países podrían volver al camino correcto y desarrollarse de manera constante”.

Luego, intenta despejar suspicacias: “En segundo lugar, no importa cuán desarrollada se vuelva China, nunca tomará el viejo camino de algunos países occidentales para buscar la hegemonía global, y no tiene ningún deseo de cambiar, reemplazar o amenazar a otros. Mientras Estados Unidos vea a China como un socio en lugar de un adversario o enemigo, los dos países podrían beneficiarse mutuamente y prosperar juntos”. Y en tercer lugar, “el sistema social y el camino del desarrollo de China representan la opción decidida y la voluntad colectiva de los 1.400 millones de chinos. Respetamos el sistema y el camino de Estados Unidos, pero nunca permitiremos ningún intento de difamar o sabotear el sistema y el camino que hemos elegido”.

En el pensamiento del diplomático, el futuro depende en buena medida de la capacidad de adaptación de los estadounidenses, lo cual implica “abandonar la obsesión por el enfrentamiento ideológico”.

CHINA, EUROPA.

¿Contra quién se ha lanzado la OTAN? El lector ha sido informado en esta secuencia acerca de uno de los ejes que disparó el avance sobre el Este. Europa se estaba adentrando en la Multipolaridad a través de China, como había anticipado Charles De Gaulle. En diciembre de 2020 este periodista informó sobre El acuerdo menos previsto, el acuerdo más pensado. Wang recuerda: “Ese año se lograron avances en muchas áreas de las relaciones entre China y Europa. El presidente Xi Jinping realizó dos video conferencias cumbres con líderes franceses y alemanes. El primer ministro Li Keqiang también se comprometió ampliamente con los líderes europeos y la comunidad empresarial. La cooperación económica y comercial entre las dos partes disfrutó de un crecimiento”.

Por entonces, se aguardaba que “el volumen comercial durante 2021 aumentara en un 30 por ciento con respecto al año anterior y superara los 800.000 millones de dólares estadounidenses. Había entrado en vigor el acuerdo China-Unión Europea (UE). Se habían lanzado oficialmente diálogos de alto nivel sobre medio ambiente y clima y en el ámbito digital. El número de servicios de carga del China-Europe Railway Express registró un nuevo récord. Se habían logrado avances en proyectos emblemáticos de la Franja y la Ruta, como el puerto del Pireo y el ferrocarril Budapest-Belgrado”.

Es más. “Las dos partes compartían un amplio consenso sobre temas como la defensa del multilateralismo y la mejora de la gobernanza global, y resultados positivos en la lucha contra el cambio climático y la respuesta conjunta al Covid-19” Enseguida, retornó el atlantismo a los Estados Unidos. “Notamos que la política europea hacia China pareció sufrir una “disonancia cognitiva”. Fue difícil comprender que, por un lado, Europa buscara construir una asociación estratégica integral con China y, por otro, la definiera  como un rival sistémico. Esta lógica no solo ha socavado las relaciones entre China y Europa, sino que también ha traído confusión a los propios amigos europeos. La diferencia de sistemas no significa que China y Europa tengan que ser rivales. Las dos partes bien podrían respetarse, aprender y complementarse”.

Wang, que conoce los intereses que laten detrás del viraje, se empeña en fundamentar las intenciones de su país. “El Acuerdo Integral de Inversiones China-UE, se trataba de un acuerdo económico y comercial con el nivel más alto de apertura y el umbral de acceso al mercado más bajo para China. Era bueno para China e incluso mejor para Europa. Los obstáculos al acuerdo son obstáculos para el propio desarrollo y dañarán los intereses a largo plazo de los ciudadanos europeos”. Así están las cosas.

CHINA EN ASIA.

Ahora bien, una de las especialidades del funcionario pensador es Asia, la casa grande del coloso. Ahí, la orquesta suena más afinada. “China ha fortalecido y mejorado sus relaciones con la ASEAN. Las dos partes se han mantenido juntas en la lucha contra COVID-19. La Asociación Económica Integral Regional (RCEP) está en vigor.

China y la ASEAN han intensificado la cooperación en la economía digital, la economía azul y la economía verde. La conectividad se ha acelerado en todos los ámbitos y el ferrocarril China-Laos ha comenzado a funcionar con éxito. La cuestión del Mar de China Meridional se ha gestionado eficazmente en el marco de la Declaración sobre la conducta de las partes en el Mar de China Meridional, y la libertad de navegación y sobrevuelo se ha protegido de conformidad con la ley.

En cuestiones de puntos críticos como Afganistán y Myanmar, China se ha mantenido en estrecha coordinación con los países de la región para salvaguardar conjuntamente la estabilidad en esta parte del mundo. Asia sigue siendo una región con la mayor vitalidad y potencial de desarrollo. Esto no ha sido fácil. Es el resultado de años de arduo trabajo solidario de China y los países de la región, y merece ser apreciado”.

En ese nivel, se registran nuevos desafíos. Al entender de Wang, existen dos tendencias divergentes: Una es la búsqueda conjunta del desarrollo y la prosperidad mediante la confianza y la cooperación mutuas; la otra es crear división y confrontación mediante la “construcción de muros” y el “desacoplamiento”. Por eso “es importante que los países asiáticos se mantengan claros, firmes en sus posiciones y tomen la decisión correcta que sirva a sus intereses fundamentales a largo plazo.

No debemos permitir que ningún país fuera de esta región avive la confrontación de bloques y empuje a Asia hacia una nueva Guerra Fría; no debemos permitir que ningún país fuera de esta región socave la estructura de cooperación regional existente y el proceso de integración y los reemplace por uno de su propio diseño; no debemos permitir que ningún país fuera de esta región provoque una carrera de armamentos en la región o incluso la proliferación de armas nucleares y amenace la seguridad y la estabilidad en Asia”.

Claramente, se refiere al intento anglosajón de construir una OTAN para el Pacífico.

VARIOS FRENTES.

“Presentamos cuatro propuestas para construir una  comunidad China-África con un futuro compartido en la nueva era y nueve programas de  cooperación con ese continente. Todo esto marcó un nuevo hito en la historia de las relaciones China-África.

Mientras tanto, las relaciones de China con otros miembros del mundo en desarrollo, incluidos los países de América latina y el Caribe, los países árabes y los países insulares del Pacífico, han logrado importantes avances durante el año, con resultados fructíferos en diversas áreas de cooperación”. Como base, considera importante dejar claro que “China es un miembro incondicional del mundo en desarrollo. Independientemente de cómo evolucione la situación internacional, China apoyará inquebrantablemente al mundo en desarrollo y profundizará la cooperación mutuamente beneficiosa con otros países en desarrollo”.

En concreto: “El voto de China en las Naciones Unidas pertenece al mundo en desarrollo. De cara al futuro, nos centraremos en las siguientes prioridades: respetar el principio de beneficio mutuo para desarrollar conjuntamente un motor de desarrollo, perseguir el bien mayor y los intereses compartidos, promover la coordinación estratégica, aumentar el comercio y la inversión y expandir la cooperación práctica para ayudar a otros países a mejorar la capacidad de desarrollo sostenible y autogenerado. Defender el principio de sinceridad, resultados reales, amistad y buena fe para construir juntos un puente para la amistad. Fortalecer los intercambios y el aprendizaje mutuo en los campos de partidos políticos, la reducción de la pobreza, y el desarrollo de servicios médicos y de salud”.

Luego, evalúa momentos críticos que deben servir de enseñanza global. “En 2021, el mundo entero fue testigo del Momento de Kabul, cuando las fuerzas estadounidenses abandonaron Afganistán a toda prisa. Esta retirada irresponsable ha provocado una grave crisis humanitaria para el pueblo afgano y enormes desafíos de seguridad para la estabilidad regional. Las escenas de caos e incluso de brutalidad impactante en el aeropuerto de Kabul permanecerán en la memoria de la humanidad para siempre como una marca histórica del fracaso de la llamada ´transformación democrática´”.

Al enfrentar los cambios repentinos en Afganistán, China no se quedó sentada, sino que extendió una mano amiga”. De qué modo. “Inmediatamente ofrecimos al pueblo afgano con asistencia humanitaria de emergencia, vacunas, alimentos y suministros para el invierno. El pueblo afgano ha sufrido años de guerra y agitación y no debería tener que soportar más estragos. China facilitó la coordinación internacional para una transición estable. Estos esfuerzos han sido bienvenidos y elogiados por todo Afganistán. Hoy, Afganistán todavía enfrenta serios desafíos en la economía, los medios de vida de las personas, la seguridad y la gobernanza. China continuará aplicando la política de amistad hacia todo el pueblo afgano. Lo apoyamos para construir un gobierno inclusivo, poner fin a las turbulencias, restaurar la estabilidad y reconstruir el país”.

LAS RESPONSABILIDADES.

Y retoma la cuestión central: “Quiero hacer hincapié en que los principales países tienen responsabilidades especiales e importantes para la paz y la estabilidad mundiales. Al manejar los problemas de los puntos críticos, los grandes países deben defender la justicia, no buscar intereses egoístas; promover la paz, no abusar del uso de la fuerza; fomentar el diálogo, no recurrir a sanciones deliberadas; y respetar las opiniones de los interesados, no imponerse por su peso”. Obvio que la tragedia afgana, aunque importante, no es el eje.

De allí, Wang evoluciona hacia uno de los centros más ardientes del presente internacional: “Hemos trabajado duro para promover la paz y la estabilidad en el Medio Oriente, con miras a alentar a los países de la región a escapar de la rivalidad geopolítica entre las grandes potencias y lograr el auto-fortalecimiento a través de la unidad. Hemos alentado la implementación de la solución de dos estados para facilitar un arreglo justo de la cuestión palestina. Hemos empezado a resolver la cuestión siria y apoyamos a Siria para acelerar la reconciliación y la reconstrucción, así como para regresar a la familia árabe.

Mientras “seguimos comprometidos con la paz y la estabilidad en la península de Corea y hemos trabajado para lograr avances sincronizados en el establecimiento de un mecanismo de paz permanente y la desnuclearización de la península. Lo que ha sucedido demuestra que la creciente fuerza de China aumenta la fuerza por la paz y el aumento de la influencia de China aporta factores más constructivos. China seguirá trabajando con el resto del mundo, desempeñará el papel que le corresponde y hará una mayor contribución a la paz internacional y regional”

¿Cómo sigue esta película? “El concepto más central de nuestra política exterior es poner a las personas al frente y al centro. Su objetivo más importante es superar los desafíos planteados por la pandemia y acelerar la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU. El objetivo fundamental es satisfacer las aspiraciones de las personas de todo el mundo de una vida mejor y realizar los valores comunes de la humanidad.

A través de la plataforma de la ONU y los canales multilaterales y bilaterales, sinergizaremos aún más las estrategias de cooperación con otras partes y promoveremos la colaboración entre los procesos de desarrollo de varios países, regiones y mecanismos. Profundizaremos la cooperación práctica para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU a tiempo”.

Para entender esa mirada hacia adelante, es preciso evaluar objetivamente lo sucedido: “Hace cincuenta años, se restauró la sede legal de la República Popular China en las Naciones Unidas. Fue una victoria que pertenece no solo al pueblo chino, sino también a todas las fuerzas por la paz y la justicia en el mundo. Cincuenta años después, como el país en desarrollo más grande del mundo y miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, China está desempeñando un papel cada vez más importante en la salvaguardia de la paz mundial y haciendo cada vez más contribuciones al progreso humano”.

Esto ha sido posible, señala, porque “hemos seguido un camino de desarrollo pacífico. China nunca ha librado una sola guerra y siempre está comprometida con la solución política de los problemas de los puntos críticos. China ha contribuido con más efectivos de mantenimiento de la paz que cualquier otro miembro permanente del Consejo de Seguridad y se ha convertido en el segundo mayor contribuyente financiero de las Naciones Unidas y las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU. Hemos defendido la equidad y la justicia internacionales”.

Desde allí, insiste en la institucionalidad. En la admisión de normas que su país no redactó y están siendo vulneradas por sus propios realizadores. “China ha defendido las normas básicas de las relaciones internacionales basadas en la Carta de la ONU, ha defendido los derechos de las personas de diferentes países a elegir sus vías de desarrollo y sistemas políticos de acuerdo con sus respectivas condiciones nacionales, y nunca ha dudado en defender a otros países en desarrollo. Hemos implementado una estrategia de apertura en la que todos ganan”.

Esto, en contraste con la acción de otros protagonistas. “Ciertos países, que utilizan el multilateralismo como tapadera, en realidad están adoptando medidas unilaterales. Los miembros de la comunidad internacional deben denunciar conjuntamente el falso multilateralismo en diversas formas, defender de manera inequívoca el orden internacional sustentado por el derecho internacional y realizar esfuerzos inquebrantables para promover una mayor democracia en las relaciones.

LO QUE VIENE.

Como se sabe, el tema Taiwán y el derecho a la integridad territorial es trascendente para el Dragón. Ahí, adopta una actitud terminante. “Los Estados Unidos son los responsables de las tensiones actuales en el Estrecho de Taiwán. Han  retrocedido en su compromiso contraído cuando estableció relaciones diplomáticas con China, instigaron a las fuerzas de la “independencia de Taiwán” y trataron  de distorsionar y vaciar el principio de una sola China.

Esto pondrá a Taiwán en una situación extremadamente precaria y traerá un costo insoportable para los propios Estados Unidos. La reunificación de China es una tendencia imparable. Los intentos de buscar la “independencia de Taiwán” terminarán inevitablemente en un fracaso. No hay otra salida para Taiwán que la reunificación con el continente. Ésta es una tendencia inexorable de la historia y el único resultado práctico y lógico”.

Sin embargo, faltan algunas precisiones sobre “cómo sigue la película”. A ver. “Promoveremos la cooperación de la Franja y la Ruta de alta calidad y salvaguardaremos el funcionamiento estable y fluido de las cadenas industriales y de suministro mundiales. Participaremos activamente en la gobernanza climática global y daremos un mayor ímpetu al esfuerzo interno de China para promover la transición y el desarrollo ecológicos y con bajas emisiones de carbono.

Implementaremos más la Asociación Económica Integral Regional y trabajaremos para promover el enlace de China con las naciones del Pacífico. Facilitaremos los acuerdos de libre comercio en el Golfo, aceleraremos las negociaciones de libre comercio entre China, Japón y la República de Corea y exploraremos formas de promover la liberalización y la facilitación del comercio y las inversiones con Europa, África, América latina y el Caribe. Y, no deja de apuntar, “serviremos al pueblo de todo corazón mediante el trabajo diplomático”.

Serguei Lavrov y Wang Yi.

Salta a la vista que en el personaje considerado, así como en todos los casos de quienes ejercen funciones de Estado, resulta adecuado efectuar una sutil limpieza de lo que pueda evaluarse promoción de la gestión para arribar al nudo de la filosofía expuesta. La expresión, en este punto, resulta adecuada. Es que a través de las vicisitudes de la política internacional lo que en verdad se debate es  el sentido de la humanidad.

Al aproximarse a la mirada que cada estratega propone, aunque la misma se encuentre enfocada sobre asuntos flamígeros de cada intenso presente, en su trasfondo tiende a recuperar las grandes preguntas que se ha formulado la especie dominante del planeta y ofrece respuestas que configuran un sistema de ideas. Lo que atrapa es que ese ordenamiento cuenta con base material de sustentación y deriva en acciones muy concretas que definen el decurso de casi ocho mil millones de personas.

Es demasiado ostensible que una de las contradicciones esenciales que plantea Wang es la de Cooperación o Competencia. Pero hay más. Preparamos el mate y dejamos andar el pensamiento.

Ha señalado Confucio que aprender sin reflexionar es malgastar energías.

Estamos atisbando lo que seremos.

 *Periodista y escritor argentino, dirige el Area Periodística de Radio Gráfica. Director de La Señal Medios