Violencia fronteriza: el enemigo de mi enemigo es mi amigo
Aldemaro Barrios-Historia Viva
El asunto de la recompensa sobre las cabezas de los líderes de la Revolución Bolivariana en Venezuela pareciera una cortina de humo o una suerte de ficción política para cubrir la responsabilidad del gobierno de Estados Unidos sobre la gravedad de los hallazgos de armas en Colombia destinadas a Venezuela para propósitos políticos violentos.Se trata de una acusación muy grave y comprometedora para los EEUU.
En el caso de la frontera colombo-venezolana si los decomisos de droga que entran en suelo venezolano resultan una perdida considerable para los cartelesdel negocio del narcotráfico[1] por la acción neutralizante de las autoridades venezolanas,entonces el Gobierno Bolivariano (Fuerzas Armadas, Policiales y la inteligencia social del pueblo venezolano), resulta un enemigo a derrotar por parte del narcotráfico.
Si para el gobierno de los Estados Unidos, el enemigo a destruir y exterminar es el GobiernoBolivariano que dirige Nicolas Maduro, por cuya cabeza el Departamento de Estado ofrece una recompensa de 15 millones de dólares[2], entonces tanto el narcotráfico como el gobierno de EEUU coinciden en tener un enemigo común: el Gobierno de Venezuela.
El viejo proverbio de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”,cobra sentido en el caso de Venezuela,como ocurrió con los Estados Unidos al apoyar a los muyahidines en Afganistán con fuerzas extranjeras entrenados por la CIA, entre ellos Osama Bin Laden para derrotar a los socialistas de la Revolución de Saur, en las década de los 80.
Esa sentencia de origen árabe o chino viene a colocarse en medio de campañas de persuasión, agresión y premiación perversa contra la dirigencia bolivariana venezolana, ahora se agrega otra modalidad violenta mucho más grave pero que no dista mucho de las anteriores métodos coercitivos aplicados contra Venezuela por parte de EEUU, golpe de estado en 2002, sabotaje petrolero 2003, asedio económico alimentario y medicinal desde 2012 y luego bloqueo, robo o despojo financiero hasta la actualidad.
Todo encubierto por un discurso de “apoyo a los venezolanos ante la crisis humanitaria” pongámoslo en los términos de la USAID y su mensaje público: “Por el bien del pueblo venezolano y de toda la región …”[3].
Toda una contradicción ante los hechos notorios y comunicacionales que el propio Secretario de Estado Mike Pompeo sentenció en su cuenta Twitter del 26 de marzo de 2020: “Hoy, Estados Unidos anunció recompensas para llevar ante la justicia a los ex funcionarios del régimen de Maduro responsables del tráfico internacional de narcóticos. La gente de Venezuela merece un gobierno transparente, responsable y representativo que atienda las necesidades de la gente “.
Tal atrocidad política prendió las alarmas en Naciones Unidas en tanto es una declaración de guerra y una agresión ilimitada contra la soberanía de un país del sistema mundial de naciones. Lo inmediato es saber cómo se hará efectiva semejante amenaza que ya puso a rodar a los complotados en Colombia, empezando por el Gobiernode Ivan Duque, un general retirado venezolano detenido por la DEA Cliver Alcalá Cordones y en grado de complicidad y responsabilidad a “empleadossubsidiarios” del gobierno norteamericano como el diputado venezolano Juan Guaido, que enfrenta diversos cargos ante la justicia venezolana.
Las entrañas de la violencia
De acuerdo a lo que señala el portal oficial de la empresa de mercenarios llamados contratistas Black Water, un empleado de esa empresa puede ganar entre 9 mil y 25.500 dólares mensuales dependiendo del encargo del contratador, el empleado debe ser certificado por la Private Military Company (PMC) Black Water que a su vez es certificada por el Gobierno de los Estados Unidos.
Por lo que una operación puede ser solicitada por otros gobiernos o empresas que así lo requieran., tal como ellos mismos indican: “…el PMC actuará como intermediario. Después de que el PMC evalúe la situación, determinará cuál de sus empleados es el más adecuado para el trabajo.”
Empresas militares privadas como Black Water o Dycorp tienen miles de empleados en todo el mundo, incluso muchos de ellos trabajan desde sus países de origen, como en el caso de empleados colombianos, muchos de ellos veteranos del ejército nacional con experiencia en lucha antiguerrillera, algunos entrenados para las Unidades de Autodefensas, grupos paramilitares pagados por terratenientes o capos del narcotráfico para defender sus negocios ilícitos.
Destacamos los datos del año 2015 cuando los Emiratos Árabes Unidos contrataron alas PMC y emplearon veteranos de guerra colombianos para enfrentarse a los rebeldes en Yemen, “…en 2017 una embocada organizada por el grupo Yemeni al Houthi dio muerte a 15 contratistas de los cuales 10 eran colombianos”.[4]
De esta manera la amenaza contra el presidente venezolano Nicolas Maduro cobra un carácter de intimidación terrorista cuya concreción provendría muy ciertamente desde una estas empresas PMC con complicidad de pagos por parte del Gobierno de EEUU o de grupos narcotraficantes duramente golpeados en la frontera venezolana por las autoridades venezolanas.
¿Se podría repetir una acción como la de los contras en Nicaragua durante el mandato de Ronald Reagan en los años 80? En aquella oportunidad dineros del narcotráfico fueron usados para financiar las agresiones militares contra los sandinistas.
Igualmente recordemos el caso del ex coronel israeli Yair Klein que organizó una PMC conocida como Hod Halanit que durante los años 80 entrenó a tropas paramilitares al servicio del narcotráfico comandadas por Gonzalo Rodríguez Gacha y Pablo Escobar Gaviria, “entrenó, entre otros, a los hermanos Carlos y Fidel Castaño y al sicario que asesinaría después a Luis Carlos Galán”[5], además de constituir escuadrones de la muerte en Colombia.
En 2012 luego de fugarse y un tránsito de búsqueda por la interpol y de su captura en Rusia, ante una acusación por delitos de lesa humanidad en ese país, envía un escrito al tribunal colombiano que lo acusaba señalando que los hechos de esos años “eran conocidos y estaban respaldados por el Gobierno de la época”, agentes del DAS y de distintas esferas del gobierno de Colombia lo sabían igual que el gobierno de Israel a quien Klein reportaba por tener una licencia de su PMC en ese país. Hoy esta libre y seguramente aspirando una recompensa como muchos mercenarios que viven en Colombia.
Hay suficientes evidencias del uso de los recursos del narcotráfico para golpear a Venezuela, que permiten establecer indicios que pondrán a prueba la estabilidad de la región. En este caso los enemigos comunes parecen ser el narcotráfico colombiano y el gobierno de los Estados Unidos que tienen la mira puesta contra Venezuela y no contra quien le hace más daño a su propia población, una irracionalidad que pone a prueba una vez más al gobierno de Trump en tiempos de pandemia y de elecciones presidenciales. Nada nuevo que nos sorprenda realmente.
Notas
[1]Los cultivos de hoja de coca aumentaron en Colombia en 2019 hasta las 212.000 hectáreas, mientras que la producción de cocaína alcanzó las 951 toneladas, unas cifras récord según estimaciones publicadas este jueves por el Gobierno de Estados Unidos. Disponible en:https://www.portafolio.co/economia/cultivos-y-produccion-de-coca-aumentaron-en-colombia-en-2019-538799
[2] “Nicolás Maduro Moros y 14 funcionarios venezolanos actuales y anteriores acusados de narcotráfico, corrupción,narcotráfico y otros cargos penales. Al parecer, Maduro y otros funcionarios venezolanos de alto rango se asociaron con las FARC para usar la cocaína como arma para “inundar” a los Estados Unidos” Disponible en: https://www.justice.gov/opa/pr/nicol-s-maduro-moros-and-14-current-and-former-venezuelan-officials-charged-narco-terrorism.
[3] Disponible en : https://www.usaid.gov/EstamosUnidosVE
[4] Disponible en : https://limacharlienews.com/south-america/colombian-private-military-contractors/
[5] Disponible en https://www.semana.com/nacion/articulo/yair-klein-cuenta-su-historia/255142-3