Verano macrista: inflación, represión, déficit de caja, pocas inversiones y aumentos de los servicios básicos
Juan Guahán |
La inflación es, sin lugar a dudas, el principal problema que tiene que abordar el gobierno de Mauricio Macri. Es obvio que no es el único problema. El déficit de Caja, el superávit comercial cada vez menor, las bajas inversiones, un estado grande pero con servicios que dejan bastante que desear, una economía estancada desde hace largos meses, los subsidios de todo tipo; la pérdida de fuerza en el crecimiento chino y la crisis de Brasil se suman a estas dificultades.
Todas ellas forman parte del “combo” que hoy acompaña a la inflación. Pero, para los millones de argentinos, el termómetro que le permite saber cómo está su vida cotidiana es el precio de las cosas que tiene que comprar diariamente para vivir y los valores de los servicios básicos, que le permitan hacerlo con dignidad: luz, agua, gas, el precio de los alquileres, la atención médica y los precios de los remedios. Los valores de estos rubros no paran de subir.
Ante la falta de datos oficiales, el INDEC demoraría varios meses en volver a funcionar regularmente, las estimaciones son contradictorias. Algunos informes privados indican que la suba de diciembre andaría por un 4,2% y la de enero en 3,5%. La oficial del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dice –para la Capital Federal- otra cosa, sostiene que en diciembre la inflación fue del 3,9% y la de enero del 4,1%. Todas esas cifras están muy lejanas a las del discurso oficial que estiman una inflación anual entre el 20 y 25%.
En la larga lista de inflaciones que se vivieron en nuestro país hay una experiencia según la cual la salida de las mismas es una tarea que demanda un tiempo relativamente largo. Esto, que podría darle una justificación al gobierno, no alcanza para dar respuesta a las dificultades que todos los días padecen millones de familias, cuyo problema es hoy.
El Ministro Alfonso Prat Gay ha hecho una estimación del proceso de reducción de la inflación que, a pesar de ser ambicioso, no satisface a quienes lo miran desde el costado de las necesidades políticas. Espera que este año no supere el 25%, para estar entre un 12 y 17% en 2017, reduciéndose del 8 al 12% en el 2018 y bajar al 5% en 2019.
El gobierno, gran parte de la prensa y muchos analistas consideran que el déficit de Caja y la consecuente emisión, ante la falta de créditos externos, están en la raíz de la inflación. Todos saben que evitar la emisión con créditos externos también es “pan para hoy y hambre para mañana”. Por eso la única variante que tienen a mano, ante las dificultades para un rápido crecimiento interno, es llevar adelante este “ajuste” que supone bajar y bajar los costos del Estado.
Por ahora no entra en la agenda del gobierno el otro modo para dominar la inflación: actuar sobre los formadores de precios, que los suben para cubrirse de la inflación futura y aumentar sus ganancias. En estos últimos 12 años hubo una importante concentración económica y en la mayor parte de los productos básicos el mercado de las mismas está controlado solo por un par de empresas. Éstas fijan los valores a su gusto y paladar. De todo ello es poco lo se habla.
Sesiones extraordinarias y acuerdos políticos
Al final Macri se decidió por llevar a la práctica los acuerdos que viene realizando con el peronismo. Sabe que esos acuerdos tienen que manifestarse en el Parlamento. Para comenzar a verificarlos remitió al Senado su propuesta con los nombres de los dos miembros de la Suprema Corte que llenarían las vacantes existentes. Insiste en los mismos nombres que quiso colocar por un Decreto de Necesidad de Urgencia (DNU) y que constituyeron su primer gran error político, aunque con ello dejara manifiesta su voluntad de avanzar contra viento y marea.
Pero, un error es un error y ahora trata de enmendarlo. No es casual que remitiera esos pliegos después de haberse manifestado la escisión en el bloque del Frente para la Victoria (FpV) en Diputados. Si bien los pliegos se van a discutir en el Senado, la fractura de Diputados hace más pasable el apoyo en el Senado. Habrá cuestionamiento a estos dos candidatos porque habían aceptado entrar a la Corte por la ventana del decreto macrista. Tales cuestionamientos permitirán una fuerte crítica de los senadores cristinistas y posiblemente algunos votos en contra de su designación, pero difícilmente no permitan que superen esa valla y recalen como nuevos miembros del Supremo Tribunal.
Esta cuestión de los miembros de la Corte será debatida en las Sesiones Extraordinarias junto con otro par de temas como el visto bueno para el nombramiento de varios embajadores políticos y la designación de las nuevas cúpulas de las fuerzas armadas, con lo que pondrá fin a la hegemonía del general César Milani al interior del Ejército.
Sindicalistas peronistas se reunieron con Macri
El día jueves Macri anunció el aumento semestral (15,35%) para los jubilados, pensionados y de la Asignación Universal por Hijos, que por primera vez aplica el régimen de incrementos automático aprobado en los finales del gobierno de Cristina.
Ese mismo día Macri recibió a los 7 principales sindicalistas de las tres CGT (la que conducen Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo) más Gerardo Martínez, el “independiente” del gremio de la construcción. En todos los casos se trata de gremios que agrupan a personal, no estatal, de producción y servicios. Digamos que no fueron invitados los dirigentes que encabezan las dos CTA, Pablo Micheli y Hugo Yasky. Ambos son dirigentes de trabajadores estatales y más próximos a la conducción de ATE, que ha convocado un paro nacional para el próximo 24 de febrero.
En la reunión con los dirigentes de las diferentes CGTs, todos definidamente peronistas, reinó un clima de hablar claro pero primando la idea de “darle tiempo” al gobierno de Macri. Con el tema inflación como trasfondo se conversó, aunque lo nieguen, sobre la posibilidad de desdoblar las paritarias, con un aumento actual que rondaría el 20% y otro en el segundo semestre para ver si se verifica la reducción inflacionaria que promete el macrismo. Los dirigentes no salieron convencidos sobre el tema del régimen de ganancias, porque les adelantó que el mismo no será suprimido, sino que se elevará el mínimo. Se habla que pagarían ganancias los sueldos superiores a los 30 mil pesos, sin precisar si se refiere al monto de bolsillo o al ingreso nominal.
Más allá de lo tratado hay dos cuestiones destacables. La flor y nata del tradicional sindicalismo peronista volvió a pisar la Rosada, algunos de ellos hace años que no lo hacían. Lo otro es que fueron juntos, ¿habrá sido el preanuncio de una nueva unidad de la CGT?