Venezuela sin oposición

Foto: Marcos Salgado

Oscar Schemel | 

En estos últimos años, la sociedad venezolana se ha despolarizado. La mayoría se distanciado del actual conflicto político y percibe que allí no están representadas ni están incluidas sus verdaderas expectativas y demandas. La mayoría se siente ajena, distante y excluida de este conflicto.

Los estudios de Hinterlaces concluyen claramente que hay un desplazamiento de la mayoría hacia el centro político, pero este centro es el centro político del chavismo.

Los venezolanos quieren igualdad y justicia social pero también orden, eficiencia y progreso. Apoyan el diálogo político y rechazan la violencia.

Una vez que las mayorías se sienten incluidas y protagonistas, tienen reconocimiento social y político, ganan la dignidad y valoran la participación, muy difícilmente renuncian a estas conquistas, independientemente del descontento y el malestar.

Los venezolanos exigen de sus dirigentes, estén en el gobierno o en la oposición, soluciones y respuestas para enfrentar las graves dificultades que atravesamos, pero dentro del modelo de inclusión.

Todo esto parece ignorarlo la oposición venezolana, a pesar de las tercas evidencias y de sus continuas derrotas.

Durante 20 años, la estrategia insurreccional de la oposición ha fracasado reiteradamente, a un costo terrible para el país, pues ha ocasionado muertes, destrucción, caos y sufrimiento.

Todavía hoy la oposición insiste en un plan de caotización económica y social promoviendo un feroz bloqueo económico y financiero contra Venezuela, con el objetivo de derrocar al gobierno bolivariano.

En vez de avanzar ocupando espacios sociales, cambiando la correlación de fuerzas simbólicas, convirtiéndose en una alternativa, perdió otro año entre divisiones internas, estrategias fracasadas, discursos repetitivos, violencia y odio.

La oposición ha logrado avances electorales importantes, aprovechando el descontento, pero todavía debe demostrar que es una fuerza homogénea, con planes y proyectos, con capacidad para gobernar y con sensibilidad popular.

Hoy 54% de los venezolanos preferiría que el presidente Maduro resolviera, aunque sea en parte, los problemas económicos del país, antes que viniera un gobierno de oposición.

Este dato por sí solo demuestra que la oposición sigue sin perfilarse como una alternativa. Los venezolanos exigen una oposición con estrategias acertadas, con un liderazgo renovado, vinculado con las nuevas expectativas de orden y eficacia, inclusión y participación.

Todavía hoy hay más pueblo con el chavismo que con la oposición. Actualmente el futuro de Venezuela depende más de lo que haga el chavismo que de lo que pueda hacer la oposición.