Venezuela: las negociaciones Gobierno-oposición y la “revisión” de las sanciones imperialistas

Milton D’León

(Presidencia de Venezuela)
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Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Canadá emitieron este viernes un comunicado conjunto en el que se declaran dispuestos a “revisar las sanciones” impuestas contra Venezuela si se produce “un avance significativo en una negociación global”. Esto pone en evidencia las negociaciones secretas que se vienen realizando entre Gobierno y oposición.

Las negociaciones y los acuerdos han avanzado de manera acelerada, con la particularidad que se realizan a puertas cerradas, más allá de las declaraciones altisonantes que uno y otro sector suele soltar a cada tanto. Éstas vienen desde antes de la elección del nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), pero una vez definido el ente electoral en los primeros acuerdos, se han hecho más frecuentes los gestos públicos.

Los primeros movimientos los operó el sector de derecha vinculado a Henrique Capriles, pero rápidamente Juan Guaidó dio un giro en su política proponiendo negociar con Maduro en función de las declaraciones hechas por su patrocinador Estados Unidos. Para la segunda semana de mayo Estados Unidos declaraba “una solución integral y negociada” a la crisis en Venezuela, tal como lo hiciera saber la subsecretaria interina para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Julie Chung. Por su parte, a Unión Europea lo había declarado unos días antes.

Otro movimiento que ya se había realizado en el marco de las negociaciones, fue el anuncio que diera a conocer la administración Biden, de otorgar una “licencia” para que Venezuela pudiera realizar transacciones y actividades vinculadas al manejo de la pandemia del coronavirus. Una medida decretada a casi un año y medio de una pandemia que azota al país y luego de tanto tiempo de muertes y contagios que amenaza con extenderse, colocando al desnudo todo su cinismo y discurso “humanitario” del imperialismo estadounidense.

Una “autorización” está en el marco de las actuales negociaciones entre el gobierno y sectores de la oposición. Como vemos, no es la salud de los venezolanos lo que lo lleva a hacer tales movimientos a Estados Unidos, sino el de favorecer al sector de la oposición que está en las discusiones como un arma de fuerza jugando con el hambre y la salud del pueblo.

En estos momentos una delegación de la oposición vinculada a Guaidó se encuentra en Estados Unidos representada por Leopoldo López, Carlos Vecchio y Nora Bracho, para recibir instrucciones del gobierno de Biden, tras reuniones con representantes en el Congreso, con la Casa Blanca y el Departamento de Estado. “Ha sido muy clara la Administración del presidente Biden en que no habrá levantamiento de sanciones si no hay avances significativos y permanentes hacia la solución de la crisis”, declaró Leopoldo López luego de reunirse con el senador estadounidense Rick Scott.

Por eso, la declaración conjunta de este 25 de junio entre la UE, EE.UU. y Canadá, solo viene a indicar que las negociaciones no solo siguen su curso, sino que desde las potencias emiten esta declaración para poner sobre la mesa las sanciones como mecanismo de presión. Hasta el momento se trata de la señal más clara por parte Joe Biden, de considerar el levantamiento de sanciones impuestas contra Venezuela si Maduro cede en las pretensiones de los sectores de la oposición.

La declaración, firmada por el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, Marc Garneau, eufemísticamente señala que la solución al conflicto político en Venezuela “tiene que venir del pueblo venezolano mismo”. Pero si así fuere, las imposiciones imperialistas ni deberían existir. Las sanciones, que se mantienen desde hace años, muestran toda la falsedad de tal afirmación y revelan el nivel de la injerencia imperialista de Estados Unidos y los otros países.

El propio Guaidó lo declaraba semanas atrás diciendo que el “incentivo” para que el gobierno acceda a cumplir todos los puntos planteados por la oposición sería “el levantamiento progresivo de sanciones, condicionado al cumplimiento de los objetivos del acuerdo”. Algo impensable para este sector antes de las primeras declaraciones de Estados Unidos.

Borrell, Blinken y Garneau indican que: “Aplaudimos avances sustantivos y creíbles para restaurar los procesos democráticos e instituciones centrales de Venezuela y estamos dispuestos a revisar la política de sanciones sobre la base de un progreso significante en una negociación global”. Señalando también que las condiciones electorales en el país cumplan los “estándares internacionales democráticos” empezando por las elecciones locales y regionales programadas para el 21 de noviembre.

Es por eso que este mismo viernes, el encargado de negocios de la UE en Venezuela, Duccio Bandini, informó la llegada el próximo seis de julio de la misión exploratoria que evaluará la participación europea en dichas elecciones. Siendo que el 21 de junio, el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, ya había anunciado el envío de tal misión técnica.

Desde Washington, antes de esta declaración firmada Antony Blinken ya se venían realizando movimientos por figuras estadounidenses que son consideradas de buen acceso a la Administración Biden que venían hablando con Maduro y el resto del entorno gubernamental venezolano. Entre ellas, el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Gregory Meeks, el exgobernador de Nuevo México Bill Richardson y el director del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley.

Todos estos movimientos ya los veníamos analizando desde La Izquierda Diario, pues las negociaciones se daban desde hace varios meses en los entretelones. Es evidente que la nueva coyuntura abierta en América Latina tanto desde el punto de vista de la lucha de clases (como hemos visto con los acontecimientos de la rebelión en Colombia), así como las oscilaciones en la superestructura de la política burguesa latinoamericana (como expresa la elección de Pedro Castillo en Perú y -por derecha- Guillermo Lazo en Ecuador), sin dejar de mencionar lo que acontece en Chile, en Brasil o El Salvador. En síntesis, toda una nueva situación política en el continente.

La Administración Trump confiscó los activos y cuentas líquidas de Venezuela en EE.UU., impuso un bloqueo en el sector petrolero con una prohibición de facto a las importaciones estadounidenses de petróleo venezolano, y sanciones a empresas que establecieran negocios con Venezuela y que al mismo tiempo lo hicieran en Estados Unidos, entre otras medidas.

Rechazar todo tipo de agresiones imperialistas está en el orden del día, así como repudiar las sanciones económicas, que no hacen más que aumentar las penurias de un pueblo que viene sufriendo desde hace muchos años las calamidades que caen sobre sus espaldas, de una de las mayores catástrofes económicas y sociales que haya tenido el país y los ataques antiobreros y antipopulares del Gobierno represivo de Maduro. Hay que ser claros en exigir el fin inmediato de las sanciones imperialistas y la devolución ya al Estado venezolano de todos los bienes confiscados.

En todos estos movimientos que se dan por arriba entre el Gobierno y la oposición con el visto bueno del imperialismo detrás, los trabajadores y el pueblo no tienen absolutamente nada que les pueda favorecer. Todo lo contrario. Si Maduro viene con toda una política de destrucción del salario, la eliminación de conquistas contractuales y un curso privatizador y entreguista, por parte de la oposición de Guaidó como de los otros sectores, así como de los grandes sectores patronales, es avanzar también en el mismo sentido, tal como lo han hecho público, incluyendo el famoso Plan País que levantaran los opositores.

Mientras esta situación sigue abierta el drama nacional de la catástrofe económica y social sigue castigando al pueblo con las grandes calamidades, una situación que ha empeorado con la pandemia. Para el pueblo trabajador se trata de recuperar la capacidad de lucha y organización para resistir a todos los ataques en curso y los que vendrán, y no caer en los cantos de sirenas de estos diálogos y pactos que se llevan a cabo por arriba. Solo un curso de acción independiente frente todas estas variantes políticas, al calor de las peleas que van librando, permitirá sentar las bases para construir organizaciones obreras y políticas con clara independencia de clase.

Source La Izquierda Diario