Venezuela bajo amenazas a su seguridad

XINHUA / MARCOS SALGADO

Leopoldo Puchi

El ascenso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos crea un nuevo cuadro internacional que altera el entorno político y estratégico de Venezuela.
Las amenazas latentes que representa Trump para la seguridad del país, desde un posible incremento de sanciones hasta una intervención militar directa, obligan a Venezuela a replantear sus decisiones internas, adaptar la estructura institucional y reforzar su estrategia de defensa nacional para enfrentar la nueva situación y un eventual conflicto de agresión.
Más allá de que Trump sea considerado como pragmático y de la posibilidad inmediata de alcanzar un acuerdo negociado que permita la continuidad de las licencias petroleras, lo cierto es que Venezuela opera hoy en un contexto de seguridad marcado por peligros que se han elevado en magnitud e intensidad.
La colaboración venezolana en materia migratoria con Estados Unidos, a través de la posible reactivación del acuerdo de deportaciones establecido durante la administración Biden, podría resultar transitoria, dado que en cualquier momento podría surgir una reacción inesperada de Trump, conocido por su personalidad imprevisible.
Los contrapesos institucionales se han debilitado y la Corte Suprema se ha partidizado en manos conservadoras.
El nuevo panorama, caracterizado por el poderío sin control que tiene Trump, condiciona no solo la política exterior de Venezuela, sino también su política interna, en un marco internacional de guerras, tensiones e incertidumbre.
Impredecible
Las primeras declaraciones y el discurso de investidura de Trump tuvieron un tono aún más beligerante y unilateral que el de su primer mandato. La región fue sorprendida con anuncios que evidencian su carácter impredecible y su inclinación a ignorar normas internacionales.
Uno de los anuncios más impactantes fue su declaración sobre la intención de tomar el control del Canal de Panamá, un tema que no había figurado previamente en su agenda. Trump no solo desconoció el derecho soberano de Panamá sobre su territorio y el tratado que regula el manejo del Canal, sino que expresó que podría usar la fuerza militar para lograr su objetivo. Este pronunciamiento resalta el carácter avasallante y expansionista de su política exterior.
Militarización
La declaración sobre Panamá no es un hecho aislado. Trump ha endurecido sus políticas hacia América Latina, especialmente hacia México, con la militarización de la frontera, deportaciones masivas y un alza de aranceles. Aunque estas medidas eran previsibles, su escala y agresividad representan un nuevo nivel de confrontación.
Asimismo, la reincorporación de Cuba a la lista de países patrocinadores del terrorismo, que revierte el paso de Biden para normalizar relaciones, es un acto de presión que refleja más arrogancia que estrategia.
Canal de Suez
Las amenazas a buques en el Mar Rojo pone en alerta al tráfico marítimo | El Canal Marítimo y LogísticoLa experiencia histórica con el Canal de Suez y el Canal de Panamá brinda lecciones sobre los tipos de gobiernos que han logrado defender con éxito la independencia nacional y los intereses soberanos frente a las presiones extranjeras. En ambos casos, fueron gobiernos con liderazgo decidido los que enfrentaron no solo la intervención extranjera, sino también la resistencia de las élites tradicionales locales.
En Egipto, la nacionalización del Canal de Suez en 1956 por Gamal Abdel Nasser fue un acto que enfrentó a las potencias coloniales de la época, como el Reino Unido y Francia. Esta decisión marcó un momento de ruptura con las élites tradicionales egipcias subordinadas a Occidente.
De manera similar, en Panamá, la lucha por el control soberano del canal alcanzó su punto culminante con la firma de los Tratados Torrijos-Carter. Le correspondió al gobierno de Omar Torrijos enfrentar tanto a Estados Unidos como a las élites panameñas tradicionales que habían tolerado la presencia extranjera en el país.
Preparativos
Una de las consecuencias de la imprevisibilidad de Trump y de sus amenazas a países como Panamá es que ha creado un escenario de agresión que obliga a Venezuela a reorganizarse para proteger su soberanía. Este escenario tiene riesgos, porque un fortalecimiento del Estado puede afectar el funcionamiento democrático si no se actúa de manera acertada.
La unidad nacional es esencial. Venezuela debe superar las divisiones políticas internas y priorizar la cohesión frente a un reto existencial. Al mismo tiempo, el Estado necesita reorganizarse con estructuras de mando unificadas que coordinen fuerzas armadas, organismos civiles y recursos estratégicos. Esto incluye la participación activa de las comunidades y la protección de la infraestructura frente a cualquier agresión.
Divididos
Los efectos negativos que podría enfrentar Venezuela en su vida política interna al responder a las amenazas de Trump serían mucho menores si América Latina lograra articular una respuesta unificada. Pero eso no ha ocurrido.
La región sigue fragmentada, dividida entre gobiernos que se subordinan a Trump, otros que rechazan sus políticas y algunos que adoptan posiciones tibias. Esta falta de cohesión conduce a Venezuela a centrarse en su propio esfuerzo y muestra que América Latina es muy vulnerable frente a un líder como Trump, dispuesto a utilizar su poder sin restricciones.

 

*Politólogo y analista poíitico. Cofundador del Movimiento al Socialismo, fue ministro de Trabajo