Venezolanos: ¿demócratas o autoritarios?
Lenin Brea-15yÚltimo|
A pesar de todo, el 2018 dejó una buena noticia para los venezolanos. Según Latinobarómetro, Venezuela habría sido el país que más apoyó la democracia en la región, superando en más de 10 puntos al que le sigue, Costa Rica.
La calificación adquiere valía en un contexto continental de retroceso en el apoyo a la democracia, según nos deja saber el informe de la consultora, que en algunos casos es agudo y se expresa en un positivo apoyo a Gobiernos de derecha, unos más autoritarios que otros.
Pero el dato no es una buena noticia porque contribuya al orgullo nacional, menos porque se acomode, en la más rigurosa práctica del “como sea”, al discurso de la oposición venezolana o pueda acomodarse al de la parte del chavismo que gobierna.
Es una buena nueva porque plantea una situación favorable para el despliegue de una política de izquierda y el desarrollo de las fuerzas populares. La clave para esta política sería la organización de la demanda democrática o, si se prefiere, del descontento.
Antes de ver más en detalle cómo es que el dato, de ser preciso, permite vislumbrar una vía para la praxis política de izquierda, es necesario examinar las conclusiones a las que llega la gente de Latinobarómetro.
El método “como sea” para llegar a las conclusiones que a uno le dé la gana
“Nicaragua y Venezuela tienen resultados sorprendentes, ya que son los dos países donde se declara un menor apoyo al autoritarismo y un alto apoyo a la democracia”, afirma el informe de Latinobarómetro, frente a la demanda de explicación de lo inusitado.
Dejaremos afuera el caso de Nicaragua para adentrarnos en la explicación que da el informe a los “sorprendentes resultados” de Venezuela. Y es que si las conclusiones de los analistas del observatorio no tienen nada de sorpresivas, el razonamiento empleado para llegar a ellas es otra cosa:
“En Venezuela, el apoyo a la democracia entre los que desaprueban al gobierno es 74% y sólo 21% entre quienes aprueban al gobierno. (La aprobación de gobierno es 24%). Una parte más importante de los que aprueban el gobierno son los ciudadanos que le es indiferente el tipo de régimen (34%), y los que aprueban un gobierno autoritario (27%). Aquí se ve una clara descripción de quienes son los que apoyan al régimen”.
“En otras palabras, los partidarios del régimen son mayoritariamente personas que no apoyan la democracia. […] Los venezolanos que apoyan la democracia desaprueban el gobierno. Es una demanda de democracia…”.
“La demanda de democracia en… Venezuela está cruzada por ser o no ser partidario del gobierno, politizando y haciendo depender de la coyuntura política su demanda. Es una democracia fracturada por la división política interna”.
Que se trata de un razonamiento no solo desacertado, sino torpe y necio –y esto aun en el caso de que la intención haya sido manipular a conciencia los resultados para favorecer la propia parcialidad política–, se hace evidente si, siguiendo la lógica de los especialistas de Latinobarómetro, agregamos a sus análisis las dos barras que dejaron por fuera. Así podríamos decir:
“Entre los que desaprueban al gobierno el 70% (la desaprobación de gobierno es de 76%) prefiere el autoritarismo a la democracia. Además, una parte mayoritaria entre quienes desaprueban al gobierno son ciudadanos a los que es indiferente el tipo de régimen (62%). Esto nos da una clara descripción de quienes son los opositores al régimen”.
“Por el contrario entre los que aprueban la gestión gubernamental solo al 34% le da lo mismo”, y a penas el 27% preferiría un gobierno autoritario. “En otras palabras, los partidarios del régimen son mayoritariamente personas que apoyan la democracia. Los venezolanos que no apoyan la democracia desaprueban el gobierno. Es una demanda de democracia…”
Vemos cómo la lógica de interpretación latinobarometriana lleva a resultados tan absurdos que pueden llegar a sembrar dudas sobre los datos mismos [1], y también cómo a sus analistas les da lo mismo con tal de hacer aparecer a quienes apoyan la democracia y aprueban la gestión de Gobierno como una minoria dentro del chavismo y al chavismo como un movimiento político autoritario.
Así razonan estos voluntariosos del análisis estadístico:
P1: Un 75% de los venezolanos apoyaron la democracia y un 20% no lo hizo.
P2: El apoyo a la democracia entre quienes desaprueban la gestión de Gobierno es de 74% y solo de 21% entre quienes aprueban.
C1: El restante porcentaje que aprueba la gestión de Gobierno es autoritario (79%).
C2: El apoyo a la democracia en Venezuela se identifica (casi absolutamente) con la desaprobación del Gobierno y viceversa.
C3: Hay una polarización entre los venezolanos demócratas-opositores y los autoritarios-que-apoyan-el-régimen.
Como se ve, las conclusiones no se pueden derivar de los hechos o premisas, resultando el razonamiento en puras falacias. La forma como están ordenados los datos solo permite comparar el apoyo a la democracia entre quienes aprueban la gestión de Gobierno y quienes la desaprueban, pero no permite decir mucho de la composición interna de cada grupo.
Si lo que se quiere saber es cómo es la magnitud del apoyo a la democracia y al autoritarismo entre quienes aprueban y desaprueban la gestión de Gobierno lo que hay que hacer es cruzar la aprobación de Gobierno y el apoyo a la democracia. De tal modo se llega a resultados bastante diferentes.
Pero, si aun se tienen dudas sobre la carencia de compromiso con la verdad de los analistas de Latinobarómetro es posible sumar a lo dicho sobre su método de interpretación “como sea” una observación sobre su discurso:
De forma correlativa a la voluntariosa transmutación de los que aprueban el Gobierno en gente que apoya el autoritarismo, se trastoca la variable “aprobación de la gestión gubernamental” en “partidario del régimen” u “opositor al régimen”. Así, de improvisto, estamos leyendo la interpretación de los datos que nos haría una María Corina Machado.
En lo que toca al carácter político-performativo, que tiene toda conclusión basada en datos estadísticos, el discurso del Latinobarómetro apuesta por una polarización maniquea y alejada de la realidad que muestran los datos que ellos mismos producen.
El apoyo a la democracia entre quienes aprueban y desaprueban la gestión gubernamental
Del gráfico precedente se puede concluir lo siguiente:
- La proporción de los que apoyan la democracia supera el 65%, tanto para quienes aprueban la gestión de Gobierno como para quienes la desaprueban. Es decir, el apoyo a la democracia es mayoritario entre unos y otros.
- El porcentaje de quienes apoyan la democracia es mayor en un 7% en el conjunto de quienes desaprueban la gestión gubernamental que en el conjunto de quienes la aprueban.
- El porcentaje de gente que apoyaría el autoritarismo es levemente mayor (2%) entre quienes aprueban al Gobierno que entre quienes lo desaprueban. En términos generales el autoritarismo es la preferencia minoritaria.
- Un dato significativo es el porcentaje de aquellos ciudadanos a quienes les da lo mismo si democracia o autoritarismo. En general es de 14%, superando el 10% entre quienes desaprueban al Gobierno y el 20% entre quienes lo aprueban.
Lo establecido cobra significación si se compara con los datos de 2017:
- Se observa una disminución del porcentaje de apoyo a la democracia en ambos grupos. Para quienes aprueban la gestión, el apoyo a la democracia ha perdido 10% y 7% para los otros.
- A su vez el posible apoyo al autoritarismo bajó para ambos grupos en idéntica medida (1%).
- Los datos más relevantes son el aumento en el doble de a quienes les da lo mismo el tipo de régimen dentro del conjunto que evaluó positivamente la gestión de Gobierno, y el aumento de 7 % de quienes no supieron o no contestaron dentro del grupo que evaluó negativamente la acción gubernamental.
La izquierda y el apoyo a la democracia
Para interpretar correctamente los datos hay que tener presente que la respuesta afirmativa a la pregunta por la aprobación de la gestión de Gobierno que encabeza el presidente Nicolás Maduro [2] no puede ser interpretada mecánicamente como afirmación de la identidad política. Es decir, quien sigue el debate nacional sabe que es público y notorio el descontento de buena parte del chavismo con la gestión presidencial y que una proporción grande de esta subparte se identifica, adicionalmente, con la izquierda.
Además del chavismo descontento, no todas las personas que desaprueban la gestión de Gobierno son “opositores” en el sentido de que se identifiquen con la política de la derecha venezolana no chavista. Existe, por ejemplo, una izquierda antichavista que se opone también a la derecha opositora. Más importantes, numéricamente, son los llamados ni-nis, de cuya conducta política se puede suponer que, en un contexto como el presente, desaprueban la gestión, pero que no se identifican con los postulados ideológicos ni políticos de la derecha opositora.
También habría que asumir que el total de las personas que aprueban la gestión son chavistas, pero que el chavismo no se reduce a este subconjunto. Así cobra significación política la oposición entre el chavismo autoritario (definido por la suma de quienes son apáticos con respecto a la forma de Gobierno y quienes preferirían un autoritarismo) y el democrático.
El campo de acción de la izquierda chavista estaría definido, primero, por la gran mayoría prodemocracia dentro del chavismo; luego, entre quienes desaprueban la gestión, por la parte que que apoya la democracia, teniendo importancia el subgrupo de los chavistas no-maduristas, o, si se prefiere, que desaprueban la gestión, y por último, por los ni-nis. Particularmente problemática parece la articulación de la izquierda chavista con la no chavista.
Del lado de la oposición no hay que olvidar que los datos muestran que en su mayoría es prodemocrática y que el sector de la derecha autoritaria es pequeño. Aun en la parte de quienes desaprueban la gestión y se reconocen como opositores, la gran mayoría es, plausiblemente, liberal o socialdemócrata al estilo puntofijista. Estas son también buenas noticias para la democracia venezolana.
La paradoja que refleja la encuesta de Latinobarómetro es que en la actualidad venezolana sea la derecha autoritaria quien capitanee la política, tanto a lo interno del chavismo como de la oposición. Es posible que el crecimiento de quienes da lo mismo y de quienes no saben y no contestan sea un efecto de la política desplegada por los liderazgos en juego. En todo caso, la despolitización favorece a ambas jefaturas políticas.
Notas:
[1] Claro que la interpretación correcta de los cruces de ambas variables lleva a resultados no contradictorios. Lo que está mal no son las premisas sino las conclusiones. Si tomamos los datos con base en los cuales los analistas de Latinobarómetro hacen el ridículo, y sustituimos los porcentajes por los números brutos vemos el mismo resultado que si cruzamos la aprobación de la gestión gubernamental por el apoyo a la democracia (tomamos el caso del año 2017 porque contamos con datos más precisos de la base de datos de Latinobarómetro):
“En Venezuela, el apoyo a la democracia entre los que desaprueban al gobierno es de 600 casos sobre un total de 938 respuestas. 295 personas sobre el mismo total apoyaron la democracia y también al gobierno.
Estas 295 personas (representadas por el 31,4% en el gráfico que expresa el cruce de apoyo a la democracia x aprobación de la gestión gubernamental) representan el 75,8% de las que aprobaron al gobierno, el restante 24,2% se divide en 31 personas que apoyaron el autoritarismo (8% que equivale a 41,9% en el gráfico analizado); 40 personas a las que le daba lo mismo (10,3% que equivale a 30,5%), y 23 personas que no saben o no contestan (3,2% que equivale a 40,4% + 40%), sobre un total de 389 casos, es decir, del 100% de los aprobaron al gobierno… Aquí se ve una clara descripción de quienes son los que apoyan al régimen”.
El problema con este procedimiento, además de lo poco económico que resulta en términos de lenguaje, es que así es imposible sostener la viveza.
[2] La aprobación de Gobierno de Venezuela solo sorprenderá a quienes valoran la diferencia de votos obtenida por el mandatario nacional frente a sus rivales en las últimas elecciones como un dato definitivo del apoyo a la gestión, procedimiento análogo al que usan los analistas de Latinobarómetro para afirmar que el chavismo es autoritario. Sin embargo el 24% obtenido no es bajo con respecto a los países de la región, de los cuales el que más apoyo tuvo fue Evo Morales con 47%. Mal de muchos, consuelo de tontos, es mejor mirar la serie histórica de Venezuela. Es relevante el aumento de la aprobación de la gestión gubernamental en el guarimbero 2017.