Va bien, Maduro, va bien

MARIADELA LINARES | A uno le entra un fresquito cada vez que sabe de una nueva olla de corrupción destapada. Pareciera que por fin vamos a comenzar a limpiar la casa, de ese montón de sinvergüenzas que se arrimaron con el único fin de aprovecharse.

 

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Lo del Indepabis escandaliza, pero al mismo tiempo alienta. Ojalá todos lo  mafias, en parte culpables del calvario que estamos viviendo con la ausencia de algunos rubros alimenticios y de productos del hogar.

El jueves cayó otro jerarca del Seniat. Allí conviene abrir un buzón de quejas. Funcionario que cobró comisión por rebajar impuestos, funcionario que debe ir preso. Construyamos una cárcel de corruptos y apliquémosles el doble de las sanciones que su inmoralidad merece. En revolución no puede haber corrupción. Eso es contrario al espíritu del proyecto de crear un hombre nuevo.

Pensamos que a Dante Rivas lo sacaron muy pronto del Inttt. Después de su exitosa gestión en el Saime, donde erradicó las temibles mafias que traficaban con nuestro derecho a la identidad, fue muy bien vista su designación en Tránsito, el nido de matraqueros por excelencia del país. Fiscal que no cobre vacuna en “unidades tributarias” en vez de multas, simplemente no es de aquí.

De allí que saludamos con mucha alegría que el anuncio de “con todo contra la inseguridad y la corrupción”, esté dando resultados visibles. Ojalá no se quede ahí la cosa y sigan rodando cabezas. El plan contra el hampa también está arrojando logros y la política internacional nos ha proporcionado unos cuantos gustazos en los últimos días, que no vamos a repetir para no ser calichosos.

Pero, ojo, Presidente, cuídese mucho de ir construyendo su propio estilo, un discurso que lo identifique, inclusivo, que hable de “nosotros” y no de “yo”, que no ofenda y, sobre todas las cosas, que sea breve, conciso, directo. Sabemos que es muy difícil obviar la influencia recibida, pero conviértase usted en la excepción, porque nunca segundas partes fueron buenas. Sea usted mismo y vaya corrigiendo errores sobre la marcha, porque todos comprendemos que la tarea sobrevenida es monumental. Siga mostrando avances, que esos valen más que tres horas de tediosos discursos. Escúchese.