Uruguay: La Ley de urgente consideración pone en debate dos modelos de país
Nicolás Centurión
A un mes del referendo donde se definirá si se derogan o no 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC), Uruguay tuvo el primer debate televisado sobre esta contienda y los apoyos para una campaña y la otra delinean los perfiles de los intereses de fondo. Por su parte el presidente Luis Lacalle Pou viajó a Dubai con ministros y asesores para vender las bondades del país que se parecen mucho a los logros frenteamplistas de los últimos tres gobiernos.
Hubo debate y Uruguay lentamente se va acostumbrando a este tipo de formatos e instancias. Es cierto que los debates no cambian drásticamente las opiniones de nadie y tampoco vuelcan votos de manera destacable, pero al menos deja registro de las posturas de cada debatiente y potencia o devalúa posibles candidatos.
La primera de las suertes la corrieron Oscar Andrade y Ernesto Talvi en el debate presidencial de 2019, donde ambos demostraron buenos dotes de oratoria y fundamentos. Cada uno convenció a los suyos y dejó buena imagen hacia sus no-seguidores.
La segunda instancia fue la de Carolina Cosse, actual intendenta de Montevideo y el entonces (luego fallecido) precandidato presidencial y luego ministro del Interior Jorge Larrañaga. Ambos dieron un espectáculo endeble en las artes de la oratoria. El último debate fue entre los senadores Oscar Andrade, del centroizquierdista Frente Amplio, a favor de derogar los 135 artículos de la LUC y Guido Manini Ríos, líder del ultraderechista Cabildo Abierto.
Ambos con perfiles distintos marcaron su impronta. Andrade con más datos y argumentos, Manini apelando a las fibras más sentimentales de la población, a los golpes bajos, retóricas más llanas y que esquivaban muchas veces el tema central que era la LUC. Manini no habló en ningún momento del comunismo, ni Andrade del terrorismo de Estado, y en general hubo escasa interacción entre ambos.
A pesar de todo ello, Manini puede haber calado más hondo en los que aún no están convencidos de qué votar. Apoyadores de uno y otro dirán que cada uno ganó. Lo cierto es que fue un debate interesante, sin faltarse el respeto y que deja bien parados a ambos contrincantes.
Al oficialismo le conviene recrear la polarización de las elecciones de 2019, que volcó en su favor a personas poco politizadas. Gran parte de los dirigentes que integran la coalición derechista de gobierno parecen haber decidido que el tema más eficaz para activar respuestas emocionales favorables al No es el de la seguridad pública.
Y que la forma de lograr esas respuestas es presentar la consulta popular como una opción global entre los criterios que orientaron la actuación policial durante los gobiernos del Frente Amplio (insistiendo en que causaron un terrible aumento del delito) y los aplicados por el actual (que dice que la delincuencia ha disminuido).
Este planteamiento tiene grandes debilidades. Quizá el problema más grave es que el oficialismo, al adoptar esta línea de argumentación, parece sentirse obligado a vincular todo lo que hacen los policías con la LUC y la consulta popular.
Parte del discurso oficialista sobre la relación entre el Poder Ejecutivo, la LUC y la actuación policial se apoya en la tesis –indemostrable– de que los funcionarios logran mejores resultados porque ahora “se sienten más apoyados” por las autoridades, como si la eficacia de la política criminal dependiera ante todo, o exclusivamente, de factores subjetivos y de una especie de “coaching motivacional”, señala ladiairia.
Los números de apoyo a derogar la LUC siguen en aumento… como también aumentó el barril de petróleo. El precio del crudo ya venía en ascenso y con la escalada del conflicto ruso-ucraniano, promete dispararse. La LUC ata directamente el precio de los combustibles al del petróleo sin mediación alguna del gobierno y la suba de precios no demora en concretarse.
Recordemos que la última vez que aumentó el combustible (la tercera en ese mes), las firmas contra la LUC crecieron de a miles. Lo único que puede matizar dicha situación es que el precio de las materias primas vienen en aumento y las exportaciones no dejan de crecer. Ahora, eso tampoco implica una mejora de la economía de las familias.
En estas últimas horas se sumaron a la campaña del oficialismo, la del NO, cámaras empresariales que siempre apoyaron las políticas del gobierno pero que nunca quisieron quedar pegadas al mismo. Ahora el apoyo es explícito y las restantes se pronunciarán en estos días sobre plegarse o no a la campaña.
Mientras, el Poder Ejecutivo fue observado por el Tribunal de cuentas debido a la concesión del puerto de Montevideo a la empresa multinacional belga Katoen Natie hasta 2081. El informe señala que el gobierno firmó el contrato sin “contar con acreditación suficiente en cuanto a la presencia y tutela del interés general.” Además cuestiona que el presidente de la Asociación Nacional de Puertos actuó sin apoyo de su directorio.
El terreno queda más que delineado y como decía un viejo general, esto es entre oligarquía o pueblo.
Los viajes de Lacalle Pou
El presidente Lacalle visitó oficialmente la ciudad-emirato de Dubai, donde firmó un acuerdo de entendimiento con cámaras empresariales emiratíes para fomentar la cooperación entre los países. El acuerdo estratégico fue firmado por Hamad Buamim, presidente de las Cámaras de Dubai y Haroldo Espalter, miembro de la junta directiva de la CCSUY, en presencia de representantes de ambas cámaras de comercio. La firma fue seguida por el presidente Lacalle.
Lo curioso de dicha visita es que la Ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, presentó en la Expo Dubai 2022, un cúmulo de bondades del Uruguay, que en realidad son logros de los anteriores gobiernos frenteamplistas y que el propio gobierno a la interna se ha encargado de echar por tierra e incluso criticarlos en la campaña lectoral, para utilizarlo como dardo arrojadizo.
El otro aspecto a destacar, y que da cuentas del blindaje mediático existente, es la defensa, por parte de periodistas de dicho acuerdo entre Uruguay y los Emiratos Árabes Unidos. Las piruetas retóricas son dignas del Cirque du Soleil.
El presidente olvidó en su discurso hablar de la libertad, de los derechos humanos y la separación de poderes. No fue para nada enfático ni promotor de la libertad como lo fue contra Nicaragua, Cuba y Venezuela. Olvidó la libertad como cuando inició trámites por un TLC con China. Nuevamente el medidor de libertad para Lacalle Pou y su indignación, se hierve según el PBI del país con que negocie.
* Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE )