Una tragedia intelectual a la venezolana
EDUARDO ROTHE| La vieja clase política venezolana que representa y dirige a la oposición desde la “Mesa de Unidad Democrática” (MUD) es víctima y victimario en la gran tragedia intelectual venezolana del Siglo 21. Por su acción (y la de los medios de comunicación privados) un sector importante de la población vive en estado de incoherencia y negación absoluta, en una imbecilidad colectiva con relámpagos de comicidad.
Aunque es cierto que a lo largo de nuestra historia la derecha ha estado reñida con el pensamiento popular, su hegemonía legal y cultural ocupaba todo el espacio intelectual y así siempre reía de último y siempre tenía razón. Pero en esta época de crisis, guerra y revolución permanente, donde casi todo se ve, se sabe o se intuye al instante, el pensamiento dominante sigue siendo el pensamiento de la realidad dominante pero como la realidad dominante está sumida en contradicciones, el pensamiento dominante es la contradicción.
Regreso a la normalidad
La revolución bolivariana se asume como una parte de la contradicción y adelanta, en la práctica, acciones para tratar de resolverla a corto, mediano y largo plazo. En cambio la oposición niega toda contradicción, niega la existencia de la lucha de clases y del imperialismo como factores determinantes en la política y propone regresar a una “normalidad” que antes no existía pero volaba y que hoy aletea su agonía en el polvo del pensamiento opositor. Pretende, sin caer en revolución ni exacerbarla, restaurar el antiguo régimen cuyas contradicciones insolubles fueron justamente las que engendraron esta revolución.
Para la oposición todo se explica y resuelve como en una telenovela: vivimos un malentendido causado por errores y accidentes del pasado. Cuando todo se aclare, el joven burgués se casará con la siempre joven Venezuela, bella y ya libre de la desconfianza que le inyectó el villano Chávez con su discurso divisionista y violento. Así se explica que la MUD niegue con insolente terquedad una década de cambios profundos, apostando a una improbable victoria que le permitiría revertirlos.
A juzgar por las declaraciones de los precandidatos presidenciales de la MUD, los habitantes de Venezuela son una mayoría (certificada) de infelices idiotas estafados por un demagogo irresponsable que durante una década sólo ha creado sortilegios para perpetuarse en el poder e imponer una dictadura que nunca llega. Y los políticos opositores son los únicos que se han dado cuenta…