Una distinción importante: el Papa no es lo mismo que el papado

(Xinhua/Li Jing)

Eduardo de la Serna

Habitualmente, la muerte de un papa invita a la reflexión, a la evaluación e incluso, a los debates y comentarios. Es razonable que, al finalizar su ministerio (habitualmente por fallecimiento, si no por renuncia), se comente o debata lo positivo o negativo, lo celebrado o cuestionado de lo que el papa ha dejado.

Y esto ya nos lleva a un primer punto: lo dejado… el legado. Propiamente hablando, para reconocer un legado debe pasar un poco de tiempo ya que puede ocurrir que un papa deje algo que el continuador no continúa… y, en ese caso, sólo sería limitadamente un legado, una característica, o incluso, una propuesta no recibida, o un legado abortado.

Y, para ejemplificarlo, es evidente que Pablo VI dejó a sus sucesores como gran propuesta la aplicación del Concilio Vaticano II cosa que Juan Pablo II no continuó… y es, también evidente, que Benito XVI dejó una iglesia cerrada y en invierno que Francisco decidió no continuar. Es decir… se deja algo a sus sucesores (y en ese sentido sí sería legado) pero no es continuada, no es recibida… 

Pero más allá de esto, y antes de entrar en tema, supongamos un papa que goza de una excelente imagen en casi toda la comunidad cristiana (en realidad, sospecho que, por ejemplo, lo de “santo subito” fue una campaña publicitaria orquestada por los sectores tradicionalistas para alentar la continuidad de lo hecho por Juan Pablo II en su sucesor). Pero, yo creo que, yendo a lo profundo, esto puede ser un problema. Porque la admiración, los aplausos (y hasta, eventualmente, la canonización) pueden hacer confundir la valoración del papa con la valorización del papado. Y no son lo mismo.

El papado es una institución. Supuestamente de origen divino. Y el papado se “ejerce” de una manera… El papa es un sujeto que lo ejerce. Y, acá un problema, cuando un papa es bien valorado y aplaudido se corre el riesgo de negar el planteo acerca de si el papado es o no lo que debiera ser. Acá hay, creo, un problema.

Como es evidente entre todas las personas e instituciones, ha habido papas malos, buenos, regulares, muy malos y muy buenos (y no pretendo, en esto, evaluar el reciente pontificado de Francisco ni los anteriores), pero – creo que es razonable – cuando un papa ha sido cuestionado, criticado y evaluado negativamente es comprensible que se pretenda, a su vez, evaluar, cuestionar o criticar el papado, mientras que, si un papa ha sido valorado positivamente, el papado no sea discutido.

Preguntas sobre el Papado (algunas respuestas) - César Miguel RondónY, ¡acá mi problema!, creo que el papado precede a los papas, y es el papado, no tanto los papas (que, por cierto, si son buenos ¡mejor!), lo que se debiera revisar. Cuando la figura de un papa es aplaudida, y nos aproximamos a la “papolatría”, pareciera que no hay nada que cuestionar. Y sí creo que hay mucho que cuestionar. No en tal o cual papa, sino en la institución.

Y acá el tema… Es evidente que los cristianos (católicos o no) nos guiamos por el camino marcado por Jesús. Ese camino, para nosotros, ciertamente, no termina con su muerte. La pascua es la continuidad del proyecto del Reinado de Dios. Y en vida de Jesús, y en el grupo de sus seguidores, Pedro ocupó un lugar importante. No es un tema en discusión entre los cristianos. Pero, acá sí una división entre católicos y no católicos: ¿está previsto por Jesús un “ministerio de Pedro” o este es simplemente un “reconocimiento personal” al pescador de Galilea?

Ciertamente, los católico-romanos entendemos que el sucesor de Pedro, el obispo de Roma, es el que “preside la caridad” … Pero no es menos cierto que este “obispado de Roma”, particularmente a partir de Constantino, se ha asemejado más a una monarquía absoluta que a una comunidad de hermanos. Y una buena pregunta necesaria es ¿cómo debiera ser el papado? Inclusive, hemos de destacar que con sus límites es un tema que ya formuló Juan Pablo II e intentó continuar Francisco (pero, creo yo, no terminó de evaluarse a fondo, seguramente por su fallecimiento).

Por ejemplo, Juan Pablo II dijo claramente que la Iglesia “no es democrática” sin que quede claro por qué sí debieraEl papa Juan Pablo II también murió en abril: así fue su funeral con ocho casas reales | Mujerhoy ser monárquica. Y, lamentablemente, en esta imagen política, es evidente que el rey no es Cristo, o la Trinidad, sino “el Papa”, lo que no parece, en nada, coherente con Simón Pedro.

La pregunta acerca de cómo debiera ser el papado me parece que debe ser anterior al papa (insisto, con el problema que implica que, si el papa fue bien valorado, pareciera que el papado no ha de ser cuestionado). ¿Cómo debe ser? ¿Cómo debe vivir? ¿Cómo debe manifestarse o mostrarse?

Es cierto que siempre, como es válido para toda institución, más aún si es centenaria o milenaria, con el transcurso del tiempo se le “pegan” cosas que pueden ser aceptables en un tiempo, pero innecesarias más tarde y hasta negativas después y dificultan el caminar. Es así, entonces, que es importante la revisión, la crítica, la renovación. Pero, para quienes creemos que una institución (el papado en este caso) tiene una cierta fundamentación divina, hay una serie de criterios que se debieran tener en cuenta.

Para empezar, qué fue precisa y exactamente (con la mayor seriedad y fidelidad posible) lo que el fundador quiso. ¿Qué quiso Jesús al dar a Pedro un lugar de destaque? ¿Cómo fue el Pedro que Jesús y la primera comunidad cristiana dejaron? Luego, también, reconocer todo lo accesorio que se ha ido adhiriendo y valorarlo, pero sin temer descartar todo aquello que no es fundamental o necesario. Finalmente, mirar analíticamente, críticamente nuestra realidad actual para ver cómo, dónde, de qué modo se puede presentar hoy a ese “Pedro” que fue… La renovación en la Iglesia siempre debe, para ser fiel, primero que nada, mirar a Jesús, “ir a las fuentes” …

Y, para quienes creemos que el papado como se entiende actualmente, se parece más a Constantino, a una monarquía absoluta, que al sencillo pescador de Galilea, a ese que en casi todos los textos bíblicos “mete la pata”, a ese entusiasta atolondrado pero que sabe reconocer sus errores, entristecerse o hasta llorar, pero una y otra vez El Vaticano elige un sucesor para el papa Francisco en medio de un increíble despliegue de seguridadconfesar su amor (“tú sabes que te amo”), tenemos nuestras dudas. Curiosamente, además, suele pasar que muchos y muchas de quienes “canonizan” el modo actual de ejercer el papado, son quienes valoran negativamente a muchos de los papas que otros valoramos positivamente (“no es lo que debiera”, dicen).

Es decir, algunos canonizan el papado (tal como está), y desde él valoran positiva o negativamente a los papas, mientras otros, pueden valorar positiva o negativamente a los papas, pero pretenden (pretendemos) una profunda renovación del papado, para que sea más fiel a Pedro y a Jesús y también a nuestros tiempos… En este sentido, valoraremos positiva o críticamente a determinados papas, pero seguimos esperando una escucha de lo que el Espíritu dice a las Iglesias para pensar un papado fiel a Jesús y fuel a la humanidad del presente. Seguramente una reforma fundamental del papado quedó en el “debe” después del Concilio Vaticano II. Nos tocará, más que saber, experimentar en las próximas semanas, cómo sigue esto.

*Doctor en Teología, profesor de Biblia. Miembro del grupo de curas en opción por los pobres de la Argentina, donde ejerce su ministerio en la diócesis de Quilmes, provincia de Buenos Aires, Argentina