Un Mercosur para cholos y cholas
Emiliano Guido – Miradas al Sur
El Mercosur ya es un guión geopolítico de seis actores estatales. La línea fundadora del bloque de la Cuenca del Plata había sumado unos años atrás a Venezuela como su quinto elemento. Ahora, tras la Cumbre de Jefes de Estado de Brasilia, la mesa del proceso de integración regional incorpora oficialmente una sexta silla, aunque falte formalmente la aprobación parlamentaria de Brasil y Paraguay, un hecho legislativo que se descuenta acontecerá en el corto plazo. Seguramente, el ingreso de Bolivia al primer espacio de convergencia comercial de Argentina hubiera sido menospreciado una década atrás, cuando la vilipendiada economía del Altiplano hacía equiparar en el imaginario social al vecino país como el Haití de Sudamérica, el más pobre entre los pobres.
Sin embargo, en la actualidad, el país presidido por Evo Morales, si bien lidera un mercado pequeño y mediterráneo, es un socio nada despreciable para el Mercosur tras recuperar sus recursos energéticos y estabilizar una economía que cuenta con el nivel de reservas monetarias, en relación con su PBI, más alto de América latina. En concreto, con la entrada de Bolivia, la alianza sudamericana capitaliza en su mapa de convergencia la segunda reserva gasífera del subcontinente y a una de las plazas más ricas en litio, el mineral del futuro según los especialistas porque alimenta las baterías de nichos premium del consumo: desde autos híbridos hasta smartphones.
Tetris globales
La economía global está ingresando en la era de los acuerdos megarregionales. El Trans Pacific Partnership (TPP), que vincula a Estados Unidos con la región asiática menos China, o el Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP), que podría conectar a Washington con Bruselas, son los emprendimientos más significativos. Se trata de pactos de libre comercio gigantescos, transcontinentales, áreas comerciales exentas de impuestos y protección estatal donde las mercaderías correrán tan libres como el viento sobre el océano, como proclaman los técnicos que defienden las mencionadas iniciativas. Concretamente, el TPP o el TTIP concretarían en la realidad la utopía librecambista de la escuela económica ortodoxa. En ese contexto, se inscribe la negociación de otro pacto comercial transoceánico, el que involucra a la Unión Europea y al Mercosur. La firma de un Tratado de Libre Comercio entre la eurozona y el bloque sudamericano viene negociándose sin suerte desde hace años. El proteccionismo agrícola europeo y la resistencia de los sectores industriales sudamericanos más consolidados son los actores que imposibilitan, a ambos lados del charco atlántico, la concreción del acuerdo. Pero, en los últimos meses, el ala pro libre comercio del Mercosur se fortaleció con el giro aperturista registrado en los gobiernos de Uruguay y Brasil, hoy tan en sintonía con el deshielo proteccionista como el Paraguay del magnate colorado Horacio Cartes. Por lo tanto, el ingreso de Bolivia reequilibra el diálogo interno del bloque y hace más simétrico la puja entre el eje Argentina-Venezuela con la tríada Brasilia-Asunción-Montevideo.
El canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa dio a entender en la capital brasileña que el Mercosur dejó de ser una prioridad en la política exterior del frenteamplista Tabaré Vásquez. “Necesitamos eliminar las barreras paraarancelarias que nos están impidiendo el libre tránsito de nuestros bienes comerciales y servicios entre los países de la región. Esperamos que la presidencia pro témpore paraguaya permita cumplir con aquello que soñamos: el proceso de integración de libre comercio”, advirtió Nin Novoa que, evidentemente, mal leyó el tratado constitutivo de un bloque que no otorga a su presidencia semestral rotativa ningún tipo de competencia exclusiva, a diferencia de lo que ocurre en la Unión Europea donde su proceso de convergencia institucional, financiero y parlamentario es mucho más vinculante. Otro referente de la mesa frenteamplista, su presidente Mónica Xavier, también criticó el rumbo del Mercosur, aunque con un tono moderado, en una entrevista otorgada a la revista Nueva Sociedad. “La participación de la región en el producto global se mantiene estable en torno a un magro 5% desde 1980. A esto se suman procesos ambivalentes. Si bien en materia de captación de inversión extranjera directa (IED) la región ha presentado un gran dinamismo, se concentran fuertemente en actividades vinculadas con los recursos naturales, que son de menor capacidad de generación de empleo.
Adicionalmente, la rentabilidad de esas inversiones recibidas ha crecido fuertemente pero los egresos por repatriación de utilidades a las matrices alcanzaron el 92% de los ingresos de IED, con lo cual el efecto positivo en la balanza de pagos se neutraliza”, indica Xavier, quien sin embargo no resalta que es la Alianza del Pacífico, y no el Mercosur, el bloque que más promueve esas IED fugaces, primarizantes, noventistas.
Cumbre social: preocupación por medios y Grecia
Bajo la consigna “Avanzar en el Mercosur con más integración, más derechos, más participación” se realizó en Brasilia, con participación de cientos de delegados de Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia, la 18ª edición de la Cumbre Social del organismo regional, en la que se instó a los gobiernos a una inmediata democratización de la comunicación y a la solidaridad activa con el pueblo griego.
El Foro social entendió que la libertad de expresión y la construcción de un Mercosur verdaderamente democrático y participativo implica necesariamente la democratización de los medios de comunicación, y enfatizó en la necesidad de participación activa y fomentada por los Estados y organizaciones sociales en la discusión, elaboración y/o implementación de las nuevas leyes de comunicación que refleje la democratización de la palabra, la pluralidad de voces y la extinción de los monopolios. “La comunicación es un derecho, no una mercancía”, señalaron.
Asimismo, las organizaciones sociales expresaron su repudio a las políticas neoliberales que se presentan nuevamente como receta para resolver la crisis generada por un sistema financiero desregulado en busca de lucros cada vez mayores. “Los pueblos del Mercosur han luchado contra tales políticas, contra las deudas ilegítimas y con la continuidad del colonialismo a través de las instituciones financieras (… ya conocemos tristemente el efecto de esas políticas que hoy se imponen al pueblo griego”, indicaron.
El foro apeló a los gobiernos de la región no solo a condenar las imposiciones hegemónicas sobre Grecia que recuerdan el pasado colonial, sino a realizar un gesto de solidaridad para con Grecia, a discutir opciones alternativas de financiamiento y prácticas que promuevan la justicia social y signifiquen una ayuda concreta para el pueblo griego.
Analizaron los avances y límites del proceso actual y el desafío del modelo que se desea, que incluye el Estatuto de la Ciudadanía en el Mercosur y la participación popular; la nueva declaración sociolaboral, las directrices de la educación y cultura en derechos humanos, e igualdades, derechos y participación de las mujeres en el proceso de integración.