Ucrania acepta el plan de Trump de negociar su repliegue en el Donbás
Juan Antonio Sanz
Zelenski cree que el nuevo plan de paz de Trump acercará el fin de la guerra, aunque implique cesiones a Rusia en el Donbás y la creación de zonas desmilitarizadas en el este.
La negociación para concluir la guerra de Ucrania y decidir el destino de los territorios ocupados por Rusia aparece como un proceso largo, pero inevitable. De momento, los ucranianos indicaron este miércoles su voluntad para negociar un armisticio sobre el nuevo plan de paz de 20 puntos del presidente estadounidense, Donald Trump, y la celebración de unas elecciones generales en Ucrania y un referéndum que pueda decidir en torno al destino del territorio ocupado por Rusia en la guerra y que Kiev podría perder en buena parte.
El plan de paz de 20 puntos negociado por estadounidenses y ucranianos y del que solo se conocían algunos detalles fue revelado por fin en su totalidad este miércoles por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. El líder ucraniano lo definió como “un documento fundacional para poner fin a la guerra, un documento político entre nosotros, Estados Unidos, Europa y los rusos”.

El plan revisa sustancialmente aquel documento de 28 puntos presentado en noviembre pasado también por Trump y que entonces estaba marcado por el punto de vista ruso. En este nuevo texto, por ejemplo, Ucrania no renuncia expresamente a sus aspiraciones a entrar en la OTAN ni tampoco se ve obligada a reconocer la soberanía rusa sobre los territorios ocupados, incluida la península de Crimea anexionada en 2014, aunque de facto se admita la posibilidad de que Rusia los mantenga bajo su control de momento.
Zonas desmilitarizadas
En concreto, el punto 14 del texto plantea dos opciones que admite Ucrania en principio: congelar la línea del frente actual –la llamada línea de contacto- a su paso por las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón (anexionadas en su mayor parte por Rusia), o desmilitarizar la zona de Donetsk que Ucrania todavía controla y que reclama Moscú.
Habría una o varias zonas económicas especiales (también podrían llamarse zonas desmilitarizadas) administradas por Ucrania y aseguradas por tropas internacionales, previa aprobación en un referendo a nivel nacional. Esto solo ocurriríauna vez que Ucrania recibiera garantías de seguridad solidas por parte, sobre todo, de EEUU.
“Si se toma esta decisión, se firmará un acuerdo separado entre Ucrania, EEUU y Rusia que determinará el estatus de la zona económica especial y los pasos que darán las dos partes del conflicto de manera equivalente para retirar sus fuerzas”, comentó Zelenski, quien insistió en la presencia de fuerzas extranjeras que evitaran la entrada de militares rusos.
La retirada de las tropas ucranianas que aún controlan esa zona de Donetsk que los rusos no han logrado aún conquistar debería producirse, según el presidente ucraniano, con la legitimación de un referéndum o por la decisión del Parlamento en Kiev. Ese referéndum, según Zelenski,podría celebrarse a la par que unas elecciones generales en Ucrania, un paso que ha reclamado Trump en varias ocasiones y que Rusia demanda también como imprescindible para negociar una paz entre Moscú y Kiev. 
Según Zelenski, Rusia deberá también retirar sus tropas de las regiones de Dnipropetrovsk, Nikolaev, Sumy y Járkov para que este acuerdo entre en vigor. Estas áreas fronterizas en el centro, sur y norte de Ucrania son escenario de redobladas ofensivas rusas orientadas a crear bandas de protección de cara a un eventual fin de la guerra. La idea es blindar Ucrania con un cordón de seguridad perimetral a costa de más territorio ucraniano.
El punto 15 es si cabe de mayor interés, pues según el mismo Ucrania y Rusia“se comprometen a no recurrir a la fuerza para cambiar las demarcaciones de territorio acordadas”. Es decir, de facto Kiev aceptaría esa pérdida territorial. Ahora le toca negociar de nuevo a Rusia desde la fuerza del campo de batalla . No parece muy probable que Moscú vaya a aceptar de buena gana las propuestas del plan de 20 puntos.
Ya de principio porque Zelenski se atribuye su formulación junto a EEUU y deja a Rusia el papel de comparsa que debe aceptar las decisiones adoptadas. Eso nunca lo hará el Kremlin. Menos aún cuando el Ejército ruso sigue avanzando en varios frentes, especialmente en Donetsk, para conseguir militarmente lo que no acaba de definirse de forma diplomática. Este martes, el Ejército ucraniano reconoció su retirada de la ciudad bastión de Siversk, rebasado por las fuerzas rusas.
La toma de Siversk despeja el camino a las tropas rusas en su avance hacia el último cinturón de fortalezas aún controladas por Ucrania en el oeste de Donetsk. Así es como se conoce a las ciudades de Sloviansk y Kramatorsk. La caída de estos bastiones defensivos completaría de facto la conquista rusa de todo el Donbás. Y mientras Zelenski trata de parar la guerra antes de que ésta derribe las últimas plazas en el Donetsk, Rusia se toma su tiempo para que esta eventualidad ocurra sí o sí, mediante la negociación o a sangre y fuego.
Según el nuevo plan, si se alcanzara un acuerdo al respecto, las tropas ucranianas que actualmente defienden Kramatorsk y Sloviansk deberían retirarse de estos bastiones, que serían parte de esas zonas desmilitarizadas. Si Ucrania reclama a Rusia que protagonice una retirada similar, sería interesante saber ya hasta dónde debería replegarse hacia el este el Ejército ruso. Cuestión peliaguda, pues ya el Kremlin ha dejado claro que no cederá un solo metro cuadrado de sus anexiones.
¿Concesiones de Trump a Zelenski?
La revelación por el propio Zelenski del nuevo plan evidencia que Trump quiere hacer concesiones a Ucrania tras el fracaso de aquel texto inicial de 28 puntos que recogía las reclamaciones rusas. No parece, sin embargo, que el Kremlin vaya a aceptar este retroceso, sabedor de que las presiones y sanciones que puede lanzar EEUU requerirían demasiado tiempo para tener un mínimo de eficacia. 
Zelenski subrayó la necesidad de una nueva reunión con Trump para analizar con detalle todos los puntos del nuevo plan. Tal encuentro, sin embargo, dependerá de las objeciones de Rusia al documento, que deja aún demasiadas cosas en el aire, como el control de la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Ucrania, y que en estos momentos está ocupada por el Ejército ruso. Según el plan, la central sería operada tras un acuerdo de paz de forma conjunta por rusos, ucranianos y estadounidenses.
Las dudas en torno a la OTAN
La futura relación ucraniana con la OTAN también es una incógnita. Zelenskivolvió a insistir en las aspiraciones de su país a entrar en el bloque militar occidental, que el plan de Trump deja ahora en el aire, al contrario que en el anterior proyecto de paz, que zanjaba el asunto y cerraba a Kiev las puertas de la Alianza. Rusia rechaza categóricamente esa integración y no está dispuesto a negociar nada al respecto.
En el punto 3 del nuevo plan se indica que Ucrania recibirá fuertes garantías de seguridad. En el 4 se añade que las fuerzas armadas ucranianas estarán provistas de 800.000 efectivos en tiempos de paz. Pero es en el punto 5 en el que se determina que la OTAN, EEUU y los aliados europeos de Ucrania proporcionaran a este país “unas garantías equivalentes al Artículo 5 de defensa mutua de la Alianza Atlántica”.
Al insistir Zelenski en la incorporación a la OTAN en un momento tan poco oportuno como éste, el líder ucraniano lanza un desafío a Rusia, seguramente producto del amparo que cree sentir por parte de Estados Unidos con este plan de veinte puntos. Un plan que habrá de ser revisado por la propia Rusia en conversación directa con Trump, algo que parece olvidar el líder ucraniano.
EEUU, el gran ganador
Entre los puntos del nuevo proyecto de paz se deja claro que es EEUU quien obtiene los beneficios directos más sustanciosos del proceso de pacificación de Ucrania y es Kiev el que aparece supeditado al respecto. El plan impulsa la entrada de Ucrania en la UE, una observación que es seguida, en el punto 8, por la promesa de que Kiev recibirá un paquete global de apoyo a la recuperación económica, con un acuerdo independiente sobre inversiones y, según dice el punto 9, con la creación de varios fondos destinados a recaudar 678.000 millones de euros (el coste de la guerra) a través de créditos o contribuciones del sector privado.
Es evidente que se está ya definiendo el camino a la inyección de ingentes ingresos de fondos europeos en la
maltrecha economía ucraniana de postguerra (más aún como aspirante a la entrada de Kiev en la UE) y a la llegada de empresas estadounidenses que se beneficiarán de esos fondos y promoverán pingües negocios en la reconstrucción. Uno de los sectores comentados por Zelenski para la inversión estadounidense es el de la producción de gas, hidrocarburo del que EEUU quiere convertirse en el mayor comercializador mundial.
En el punto 10, por si hubiera alguna duda, se deja bien claro: Ucrania agilizará el proceso de negociación de un acuerdo de libre comercio con EEUU. Como afectaría semejante tratado en un país miembro de pleno derecho de la UE en sus relaciones con el resto de compañeros de la UE, especialmente cuando las relaciones económicas entre Washington y Bruselas dejan mucho que desear, no parece preocupar de momento a nadie.