¿Tu eres un indignado?
MARIANO ALÍ | El mundo ha sido testigo de manifestaciones impulsadas por una multitud calificada de “indignados”. Desde España, EEUU, Japón, Israel y otras regiones han sido sacudidas en menor o mayor magnitud por una población que se volcó a las calles para gritar “No más injusticias”.
Se puede calificar como un fenómeno contracultural, de resistencia pacífica, de haraquiri colectivo a través del cual la muchedumbre se enfrenta al sistema con el fin de lograr cambios. No obstante, ¿Estos episodios de protestas mundiales plantean una modificación de fondo o sólo son muestra fehaciente de un sector de la población mundial que está resentida porque quienes manejan el sistema no les permitieron ser parte de éste a plenitud?
No es lo mismo protestar e indignarse contra el sistema porque este me excluyó a indignarse de su lógica y resultados aunque el sistema me incluya aparentemente con todos sus beneficios. La diferencia es abismal y nos corresponde mirar con cautela estos sucesos que en algunos casos han acaparado la atención de la prensa nacional e internacional comparándolos incluso con el Mayo Francés, y otras acciones de resistencia organizadas por la izquierda en pleno desarrollo de la Guerra Fría.
Por ejemplo, un indignado en Israel se siente rechazado porque el Estado sionista lo excluyó de los beneficios otorgados a los colonos judíos que ocuparon territorio Palestino, ¿No causa estupor esto? Este ciudadano le adosa a su sentimiento de posible ira o rabia la palabra indignación el no poder ser parte de la política de exterminio y de apropiación ilegitima que ejecuta Israel contra la soberanía Palestina.
Algunas consignas planteadas por los Indignados dicen “¡Democracia Real Ya!”, trazando de esta manera una interpretación sui géneris de este manoseado concepto. Indignarse por el sistema porque no te permite ser parte de éste pudiera interpretarse como un reformismo edulcorado esta vez de un hipismo militante y armado de nuevas tecnologías.
Una las grandes proezas que ha tenido el sistema capitalista es aparentar, provocar y establecer el método de las o la crisis para sumarle a su corpus sus propios anticuerpos y lograr de esta manera su continuidad. El axioma cambiar para que todo quede igual ha generado más pérdidas en sectores de la izquierda que en la derecha muy bien amaestrada para este tipo de coyunturas donde por una mera percepción mediática creemos que el sistema se cae y lo que realmente ocurre es su reacomodo y continuación.
El término “indignados” no aparece en el DRAE, lo que existe en este diccionario es la palabra “indignación”, la cual se define como “enojo, ira, enfado vehemente contra una persona o contra sus actos”. En una amena platica que tuve con James Petras, este sociólogo estadounidense me expresó sus dudas sobre esta multitud que manifiesta en las inmediaciones de Wall Street, para él, estas personas han puesto su atención en aspectos de forma pero no de fondo.
Sin embargo, en el medio de esas voces de protesta no todo es pose, ni snobismo de resistencia, también coexiste en sus polifonías de gritos y consignas quienes claman un cambio estructural del sistema. Esta mezcla de reformismo y conato de un clima prerrevolucionario no irá más allá de lo alcanzado si sus miembros no logran convertir sus exigencias en programas de gobierno con voces que se planteen la toma del poder a través de las formas de lucha que se determinen en su contexto y momento histórico, y además, de acuerdo a sus necesidades objetivas y prioridades existentes en cada nación. Sentirse indignado ya es algo pero no es todo.
Su conjugación en plural puede ser una suma de voluntades para mantener el sistema capitalista o para generar fisuras irreversibles en éste. En un sistema el todo es más significativo que las partes, la pluralidad que goza actualmente el movimiento “indignados” puede ser un atributo ahora pero a corto plazo en vez de sumar lo que significará es su implosión como movimiento al no consolidar la clásica fórmula de: programa de gobierno, líderes, toma del poder.
El futuro dirá si gana el come flor que protesta de 8 AM a 2 PM porque a las 3 PM tiene clases de yoga, si se imponen los infiltrados que por más radicales que sean y el gas pimienta que soporten, lo que quieren en el fondo es ser parte del sistema que los excluye; o, triunfarán aquellos que se indignan por el bloqueo al pueblo de Cuba, por el genocidio de Israel contra Palestina, por los bombardeos de la OTAN, por la doble moral de la ONU, por los desaparecidos del Plan Cóndor, por las masacres en Colombia, por el racismo, por el hambre en el mundo, por la demagogia de Kyoto, por los valores de cambio, por la mentira cuando se estipula como verdad; en fin, por la escoria de la infamia y su capacidad de aparentar lo que no es.