Trump y Putin ganan tiempo con su tregua parcial, que acepta Zelenski

José Antonio Sanz-Publico

Nadie se debería llevar a engaños. El alto el fuego de un mes acordado el martes entre Vladímir Putin y Donald Trump solo pretende ganar tiempo y no será fácil de cumplir, aunque la haya aceptado ya el líder ucraniano, Volodímir Zelenski. Es más, podría convertirse en una trampa para Kiev si se impone a nivel global la alianza creciente entre Washington y Moscú.
La impresión es que los dos gigantes, EEUU y Rusia, están haciendo todo lo posible para confundir a Zelenski e imponerle una hoja de ruta que no pinta nada bien para Kiev. Esta tregua en el bombardeo de las infraestructuras vitales en ambos países en guerra le permite a Trump mostrar que está haciendo algo útil para la paz en Ucrania, pues la realidad es que se ha avanzado más bien poco hacia el fin de las hostilidades desde que llegó a la presidencia de Estados Unidos.

 

Ahora, esta tregua le permitirá al presidente ruso, Vladímir Putin, consolidar las nuevas ofensivas militares que ha lanzado, oportunamente paralelas a los contactos con EEUU.

“El presidente Trump compartió detalles de su conversación con Putin y los temas clave tratados. Uno de los primeros pasos para poner fin a la guerra podría ser el cese de los ataques a la energía y otras infraestructuras civiles. Apoyé esta medida, y Ucrania confirmó que estamos listos para implementarla”, dijo Zelenski este miércoles en la red social X.

Putin exige el fin del apoyo armado a Ucrania para seguir negociando

Y Europa, que está siendo ninguneada por rusos y estadounidenses en las negociaciones en marcha, se encuentra ante la disyuntiva tener que renunciar al compromiso militar con Kiev, como reclama Rusia para avanzar en la negociación, o sostener en solitario (y enfrentándose a Trump) una guerra que muestra la propia fragilidad del proyecto europeo.

Por eso buena parte de las reacciones europeas a la conversación que mantuvieron el martes Trump y Putin fueron de estupefacción y muchas dudas al ver qué poco se ha avanzado hacia la solución del conflictoy cómo Trump está liando a Zelenski para que acepte sus soluciones para concluir la guerra.

Uno de los que comentaron la jugada de la conversación entre Putin y Trump fue el Reino Unido, que, a través de un portavoz de Downing Street,lanzó sus invectivas solo contra el jefe de Estado ruso, obviando el papel de Trump, como si éste no tuviera nada que ver en la propuesta de reducir la tregua al ámbito energético.

El portavoz británico criticó a Putin por no haber aceptado “un alto el fuego completo,inmediato e incondicional como ha hecho Ucrania”. Esto no es cierto, pues Kiev nunca ha aceptado un alto el fuego incondicional. Londres obviaba también que entre las sugerencias británicas está la de enviar soldados a Ucrania apenas entre en marcha una tregua completa y aunque no se haya firmado un armisticio, un paso que Moscú ha considerado como una declaración de guerra.

Trump y Putin quieren resolver la guerra solo si les beneficia

La conversación que mantuvieron este martes Putin y Trump sí puso sobre la mesa la voluntad de Moscú y Washington para avanzar en un acercamiento entre superpotenciasy dejar atrás la confrontación que había caracterizado sus relaciones durante la presidencia de Joe Biden.

Sin el cese de la ayuda militar a Kiev, no avanzará la tregua

Incluso si sale adelante esta tregua de un mes, ya se acerca el buen tiempo yno será tan importante para Moscú golpear las infraestructuras energéticas ucranianas. La prioridad es asegurar las líneas del frente e impedir una contraofensiva de Kiev. Nadie, de momento, tiene en mente ese cese total de las hostilidades entre los ejércitos ruso y ucraniano, y una contraofensiva solo pude tener lugar manteniendo el apoyo militar occidental al ejército de Ucrania.

Por eso, al agradecer la conversación telefónica entre Trump y Putin, el Kremlin dejó claro que la “condición clave para impedir una escalada del conflicto y (acelerar) el trabajo hacia un arreglo político-diplomático debe ser el cese total de la ayuda militar extranjera y el suministro de datos de inteligencia a Kiev”. A partir de entonces, según Moscú, se puede avanzar hacia nuevas fases.

Que EEUU cese esa ayuda no parece un mayor problema, pues ya lo hizo anteriormente, Sin embargo, el cumplimiento estricto de esa cláusula implicaría el fin del compromiso armamentístico que la Unión Europea y Reino Unidoacaban de renovar con Ucrania.Kievse vería desprovista del suministro de armas en caso de que salieran mal las negociaciones con Rusia y la Unión Europea quedaría sin uno de sus argumentos para avanzar en la propia cohesión militar en el viejo continente, lema que estos días se enarbola en Bruselas como principal desafío de la UE para los próximos años.

Otra de las demandas que manifestó el Kremlin al concluir la conversación es que se tengan en cuenta “la incondicional necesidad de eliminar las causas primigenias de la crisis y los intereses legítimos de Rusia en el ámbito de la seguridad”.

Esta frase puede contemplar desde el rechazo a la entrada de Kiev en la OTAN, que ya Trump se ha encargado de asegurar, hasta la desmilitarización de Ucrania, lo cual no parece factible en absoluto. Igualmente este apartado se puede referir a la presencia de tropas europeas en Ucraniatras la firma de un armisticio entre Moscú y Kiev.

El Kremlin la rechaza, pues considera el altísimo riesgo de confrontación que puede implicar tal paso.Reino Unido y Francia quieren liderar ese despliegue armado en Ucrania, haya o no paz duradera, y arrastrar al resto de países europeos al riesgo extremo de una confrontación militar con Rusia, eludiendo la negociación diplomática y todo lo aprendido en décadas de contención y disuasión durante la Guerra Fría y tras la caída de la URSS.

Zelenski contra las cuerdas, pese a sus sonrisas a Trump

En todo caso, el mayor problema para que este alto el fuego prospere es la difícil situación en la que queda Ucrania. De momento, pese a su aceptación de la tregua, Zelenski ya indicó en respuesta a la conversación entre Trump y Putin que su Gobierno jamás aceptará que los territorios ocupados por Rusia dejen de ser ucranianos.
“Esta es una línea roja para Ucrania”, aseveró.La situación en el campo de batalla tampoco augura buenas perspectivas para la tregua. Los avances de las fuerzas del Kremlin en el frente de Zaporiyia, mientras continúan los combates en Donetsk, este de Ucrania, y Kursk, sur de Rusia, apuntan aún a una guerra larga,no como desearía Trump, quien propuso además a su homólogo ucraniano que Estados Unidos asuma la “propiedad” de sus plantas eléctricas y nucleares.

Y el curso de la guerraapunta a una derrota ucraniana en el campo de batallaque puede ser más contundente si la contienda se alarga mucho y crece la pugna entre Bruselas y Washington sobre la ayuda militar a Ucrania. Por eso, Zelenski busca salidas a esta situación peliaguda y desde luego no las encontrará si se empeña en alinearse exclusivamente con sus aliados europeos y si desdeña a los estadounidenses, aunque a éstos se les vean los colmillos.

En su declaración de este miércoles, aceptando la tregua parcial, Zelenski apostó porcelebrar más reuniones con los estadounidenses y no quedar fuera de la ecuación como les ha pasado a los europeos. “Los equipos ucraniano y estadounidense están listos para reunirse en Arabia Saudita en los próximos días para continuar coordinando los pasos hacia la paz. Instruimos a nuestros asesores y representantes para que realicen esta labor lo antes posible”, anunció Zelenski en X.

Al comentar las conversaciones telefónicas de Trump con Zelenski y Putin, la Casa Blanca fue optimista este miércoles: la paz en Ucrania “nunca ha estado tan cerca”. Quizá demasiado optimista cuando uno de los negociadores, Zelenski, no tiene nada claro si esa paz no supondrá la fragmentación de Ucrania, mientras el otro, Putin, es un experto en juegos en la sombra y en cualquier momento podría sacarse de la manga una as que nadie espera.

*Periodista y analista en temas internacionales. Es especialista universitario en Servicios de Inteligencia e Historia Militar. Ha sido corresponsal de la Agencia EFE en Rusia, Japón, Corea del Sur y Uruguay, profesor universitario y cooperante en Bolivia, y analista periodístico en Cuba.