Trump, con el camino despejado para la nominación republicana

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Mirko C. Trudeau

Al abandonar el gobernador de Florida, Ron DeSantis, la carrera por la nominación presidencial del Partido Republicano,  el expresidente Donald Trump quedó prácticamente solo en esa competencia, ante rivales que parecen meramente testimoniales como Nikki Haley, ex gobernadora de Carolina del Sur, el empresario Vivek Ramaswamy y el ex gobernador de Arkansas Asa Hutchinson.

Así, la hegemonía trumpista entre los republicanos se convierte en una grave amenaza a la institucionalidad estadounidense en su conjunto, a los derechos civiles y sociales y, particularmente, a la condición de los migrantes y las minorías.Donald Trump advierte a DeSantis sobre una candidatura para 2024 (Análisis)

“No tenemos un camino claro para la victoria. Por eso, hoy suspendo mi campaña”, explicó De Santis en un video difundido a través de redes sociales, cuando faltan dos días para las primarias decisivas de New Hampshire. En su mensaje el gobernador aseguró que “está claro que la mayoría de los votantes de las primarias republicanas quieren darle una nueva oportunidad a Donald Trump”.

Trump, acusado de una insurrección en 2020 luego de perder las presidenciales con Joe Biden, ganó la elección interna republicana en Iowa con un 51%, superando a Ron De Santis que obtuvo un 21,2%  y a Nikki Haley con un 19%.

Tres años después que una insurrección de fundamentalistas republicanos intentaran impedir que el Colegio Electoral eligiera a Joe Biden como presidente, dos Estados -Colorado y Maine- han apelado a la sección Tercera de la 14 enmienda -que considera que “ninguna persona podrá (…) ocupar ningún cargo, civil o militar habiéndose involucrado en una insurrección o rebelión contra la Constitución…”- para proscribir a Donald Trump, a quien acusan de impulsar la insurrección frente al Capitolio.

La Corte Suprema recibirá los alegatos el 8 de febrero, en el mismo momento en que continúa tramitándose la segunda demanda de la escritora Jean Carroll contra Trump.“El hecho de que el señor Trump abusó sexualmente To Take on Trump, E. Jean Carroll Wears Luxurious Layers - WSJ–de hecho, violó– a la señora Carroll ha sido establecido de manera concluyente y es vinculante en este caso”, dijo el magistrado Lewis Kaplan antes de amenazar a Trump con expulsarlo de la sala de audiencias, luego de su triunfo en Iowa.

Trump enfrenta 91 cargos penales, pero más del 60% de sus seguidores afirma que continuaría con su apoyo en caso de ser condenado. En caso de ser electo en su tercer intento, el magnate neoyorquino de 77 años se comprometió a hostigar a quienes considera “conspiradores progresistas” complotados para perseguirlo.

Trump acrecienta así el control de su partido y reduce significativamente las posibilidades de que el Partido Republicano rectifique y se deslinde de una figura política tan tóxica, mientras se hace notoria la manifiesta debilidad del octogenario presidente Joe Biden y de las escasas probabilidades de ser relecto en las elecciones de este año.

Para el expresidente, la alternativa es clara: un segundo periodo en la Casa Blanca o una estancia en la cárcel. Pero no es sólo Trump, ya que muchas de las principales figuras republicanas se sumaron a un discurso delirante, según el cual fue víctima de un fraude electoral en 2020 y las docenas de causas legales que tiene en contra –civiles, fiscales y penales– constituyen una persecución política.

Y esta cantinela tiene efecto ante el descrédito del establishment estadounidense, el desgaste de la credibilidad de los medios y la creciente influencia de la redes sociales en la creación de imaginarios colectivos, las crecientes desigualdades sociales, la pobreza, el desempleo y la destrucción de economías locales.ARCHIVO - Partidarios de Trump participan en un mitin el 6 de enero de 2021 en Washington. Poco después, miles invadirían de manera violenta el cercano Capitolio.

Y también, que ante el declive estratégico de Estados Unidos en el mundo, la visión adulterada de la realidad ha resultado de una tremenda eficacia político-electoral y no sólo ha logrado encandilar a muchos sectores depauperados -como el supremacismo blanco, el racismo manifiesto, los grupos antiaborto y el aislacionismo nacional-, y ha convertido en corrientes políticas a sectores cavernarios que hasta hace ocho años se encontraban en la marginalidad.

El Partido Republicano fue incapaz de construir una alternativa de derecha  enmarcada en las instituciones políticas y se ha entregado a una propuesta que consiste básicamente en demolerlas. Del otro lado, los demócratas -desencantados y desalentados- sienten sobre su hombros y su futuro el desgaste del gobierno de Biden.

La violencia parece estar a la vuelta de la esquina si Trump es inhabilitado para disputar la presidencia o encarcelado: sus seguidores más fanáticos y violentos no se resignarían a aceptar un escenario semejante, y apelarán a la violencia como lo hicieran hace tres años en la sede del Poder Legislativo en Washington.

Estados Unidos vive al borde del desbordamiento, la desestabilización y la ingobernabilidad, lo que no debe preocupar solo a los estadounidenses, sino también a todo el mundo.

*Politólogo y analista estadounidense, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)