Tres formas de verdad
En estos tiempos, cuando la propaganda se cuela como información, cuando los infomercenarios se camuflan como periodistas, cuando la realidad se oculta bajo un montón de basura que nos disparan por todos los medios, que nos dicen que no es basura, sino tendencia y que todo esto es tan cool. Aún en estos tiempos tan embusteros la verdad sigue encontrando caminos y formas de dejarse ver, a veces brillante, otras burlona, siempre implacable.
La verdad incómoda
Hace unos días, Matt Lee, periodista estadounidense, intentó precisar la verdad en medio del constante festival mentiras made in la Casa Blanca. Esa vez el mentiroso de turno era un vocero petulante y gafo llamado Ned Price, que trataba de instalar la noción de que Rusia preparaba una operación de falsa bandera para tener la excusa de invadir a Ucrania. Esa invasión que los gringos y su aparato mediático dicen que es inminente desde hace meses, y no pasa.
La operación descrita por el vocero de la Casa Blanca era extrañamente igualita a las que los gringos montaban en Siria con sus héroes de papel tualé llamados White Helmets. Un video de un ataque horrendo, con heridos bañados en ketchup, niños polvorientos y despeinados por una explosión que nadie vio, llanto, desolación, pero esta vez producido por los rusos y sin nominaciones al Oscar, ni alfombras rojas, ni todas esas cosas cool.
Matt Lee, veterano periodista de la Associated Press, no sé si cansado de las rutinarias mentiras, o quizá de los niveles de absurdo que éstas han alcanzado, o tal vez porque el gafo petulante provoca unas incontenibles ganas de barrer el piso con él… por las razones que fueran, Lee decidió indagar un poco más y ahí empezó lo que parecía episodio de Los Simpsons, pero de verdad, verdad.
LEE: ¿Qué evidencia tiene para respaldar la idea de que se está produciendo en este momento un film de propaganda?
GAFO PETULANTE: Matt, esto es derivado de información manejada por la inteligencia del gobierno de los Estados Unidos. Información de inteligencia que ha sido desclasificada…
LEE: Ok, ¿entonces dónde está? ¿Dónde está esa información?
GAFO PETULANTE: Es información de inteligencia que hemos desclasificado.
LEE: Bien, ¿entonces dónde está? ¿Dónde está esa información desclasificada?
GAFO PETULANTE: Yo se las acabo de dar.
LEE: No, tú hiciste una serie de denuncias y declaraciones.
…
GAFO PETULANTE: ¿Qué es lo que quieres, Matt ?
LEE: Lo que quiero es alguna prueba que demuestre que los rusos están haciendo lo que dices. Ned, lo he estado pidiendo por mucho tiempo.
GAFO PETULANTE: Sabes que desclasificamos información de inteligencia…
LEE: Sí, y yo recuerdo las armas de destrucción masiva de Iraq. Y recuerdo que Kabul no iba a caer. Yo recuerdo muchas cosas. Así que, ¿dónde está la información desclasificada, más allá de que tú vengas aquí y la digas?
GAFO PETULANTE: Matt, lamento que no te guste el formato pero…
LEE: No es el formato, es el contenido.
GAFO PETULANTE: Lamento que no te guste el contenido. Lamento que dudes de la información que posee el gobierno de los Estados Unidos.
Y así siguieron un rato más sin que las pruebas que sustentaran la denuncia fueran presentadas por el gafo mentiroso. No podía entregar las pruebas porque no existen, pero sí podía dejar en el aire la noción de que las dudas legítimas del periodista no solo eran malas, sino antipatrióticas, y antes de darle la palabra a otro menos incómodo, dijo el gafo: “Si dudas de la credibilidad del gobierno estadounidense, del gobierno británico, de otros gobiernos y quieres, tú sabes, buscar consuelo en la información que los rusos están sacando, eso es tu problema”.
Quedó claro que no había pruebas. Punto a favor de la verdad.
La verdad dolorosa
En estos mismos días, otra periodista tenía su encontronazo con la verdad, pero de una manera menos digna que el gringo Matt Lee. Una del equipo de infomercenarios que intentaron en vano imponer la matriz de que un tarado con acné era presidente de Venezuela porque el Departamento de Estado lo había decidido así. Parte de la corte guaidosiana que regó mentiras y manipulaciones de todo tipo, atentando contra la paz y la estabilidad de nuestro país. Promotores todos de la grotesca mentira que aseguraba feliz que el bloqueo era maravilloso porque solo afectaba al gobierno chavista. No imaginaron en su odio y soberbia que escupían para arriba.
Cayó el escupitajo en forma de app llamada AKB Fintech para recibir dólares del exterior. Ya saben, porque el bloqueo que solo afectaba a Maduro resulta que no permite hacer transferencias hacia Venezuela y muchos periodistas, como la de esta breve historia, reciben sus honorarios desde el exterior.
Cuenta la periodista que AKB Fintech resultó ser una estafa. Que al principio todo funcionaba bien, y hasta algunos colegas, como Sergio Novelli, le hicieron publicidad. ¿Cómo no creerle a Sergio Novelli? Oh, wait!
El cuento es que los creadores de la app, unos venezolanos mayameros, vieron la oportunidad de oro en el bloqueo, en la necesidad de su misma gente de recibir su dinero, desafiando los designios imperiales gringos. Venezolanos pro-bloqueo, bloqueados. Los fueron atrayendo, ganándose su confianza, hasta que tenían el cestón lleno de incautos con muchos dólares por transferir y ¡zuás!
En fin, que la periodista se puso a denunciar la estafa de la que fue víctima en forma de hilo reportaje tuitero y yo, que pasaba por ahí, solo pude decirle que había sido víctima del bloqueo. Inmediatamente la bloqueada me bloqueó.
La fea verdad
Tras el terrible incidente en las aguas de Trinidad y Tobago, a una periodista y dibujante le pareció cheverísimo publicar una caricatura tan grotesca que hasta Rayma la repudió. ¡Imagínense la toxicidad del dibujito!
La periodista caricaturesca retiró su esperpento e intentó una disculpa tras un aluvión de críticas indignadas de los mismos que días atrás le aplaudían “genialidades” como la viñeta con los ojitos de Chávez que decía “4F, día mundial contra el cáncer”. Sus disculpas, eso sí, eran solo por la caricatura criticada. Por el resto del veneno que publica no.
“Un gran gesto de tu parte ofrecer las disculpas”, le escribió Luz Mely Reyes, quien jamás se disculpó por decir que el gobierno secuestraba niños para usarlos como soldados, entre otras tantas mentiras que sale de su Tuyuyo.
En fin, que a ninguna de las dos les importa el daño calculado que hacen, sino hacerlo sin que se les note la indignidad.