En busca del voto indeciso Walz se sumó a la agenda ultraderechista de Vance
Mirko C. Trudeau
El debate entre los candidatos a vicepresidente, el demócrata Tim Walz y el republicano JD Vance, contrastó con el debate presidencial entre Donald Trump y Kamala Harris, cuando la demócrata trató de provocar al magnate para que perdiera el control y demostrar que era una candidata viable. Trump entró en la trampa y se convirtió en la figura explosiva por la que ha trabajado tanto y por eso ha ganado tanta notoriedad.
En el debate presidencial Kamala Harris hizo un buen trabajo al hacer que Trump pareciera un niño enojado y desagradable y que ella misma fuera una alternativa tranquilizadora. Y en el debate con Joe Biden, Trump ganó por defecto porque el cerebro del aún presidente no daba para más.
Pero en el debate entre vicepresidentes, tanto el demócrata como el republicano se centraron en ganarse a los votantes indecisos, en momentos en que el Partido Demócrata bajo Harris se ha desplazado mucho hacia la derecha en busca del voto indeciso, distanciándose de Joe Biden. Walz y el Partido Demócrata están dando una mano para hacer aceptable la agenda ultraconservadora y xenófoba de Vance.
El debate vicepresidencial le dio a JD Vance – un parcialmente desconocido y “raro” favorito de MAGA- la oportunidad de naturalizar las ideas de la Nueva Derecha y defender su posición como el futuro del Partido Republicano.
Como reveló la primera pregunta del debate, existe un alto grado de acuerdo entre los demócratas y los republicanos sobre la cuestión de Israel. Existe un acuerdo estratégico bipartidista para mantener la alianza con Israel incluso cuando aumentan enormemente las tensiones en Oriente Medio.
Walz declaró que “la expansión de Israel y sus aliados es una necesidad absoluta y fundamental para Estados Unidos”. Vance dijo que apoyaría un ataque preventivo de Israel. Si bien Walz y Harris pueden afirmar que sienten lástima por los palestinos, mantienen las mismas posiciones y están a favor de más agresiones israelíes y la continuación del genocidio.
En general, Vance ganó el debate al adoptar un tono racional a pesar del contenido profundamente reaccionario de su programa. El debate con Waltz lo posicionó como el heredero de Trump, aunque es prematuro saber qué pasará con el Partido Republicano, Maga y la Nueva Derecha si Trump pierde.
Hay un claro giro hacia la derecha en el Partido Demócrata, con su ala “insurgente” totalmente integrada al establishment. Mientras Biden se presentaba como “el presidente más pro-sindicato” de la historia reciente, Walz se alejó para apuntar al voto indeciso, dejando ese espacio abierto para que Vance se presentara como el candidato que más simpatiza con las luchas de la clase trabajadora blanca estadounidense.
Para sorpresa de los telespectadores, ambos candidatos exaltaron los aspectos en los que están de acuerdo y centraron sus ataques en el compañero de fórmula de su oponente, Trump y Harris respectivamente. En cuanto al tono, fue un debate extrañamente normal para un mundo en crisis. Más que normal, fue aburrido, mientras el mundo está pendiente en lo que pasa en Medio Oriente y quizá Estados Unidos esté en guerra cuando Trump o Harris asuman el gobierno.
Vance no podía mostrarse como el misógino oscurantista que es, ni Walz podía desafiar seriamente la agenda de extrema derecha de Vance. En materia de inmigración y casi todo lo demás, Walz parecía decir: “Queremos hacer todo lo que usted dice, pero que suene más agradable”.
Sorprendido, Bhaskar Sunkara señaló en The Guardian: «Acabamos de tener un debate entre vicepresidentes en el que ambos candidatos mencionaron a la socialdemócrata Finlandia como un ejemplo positivo, Walz se declaró un “sindicalista”; y Vance destacó las preocupaciones básicas de millones de estadounidenses. Los candidatos se esforzaron repetidamente por identificar áreas de acuerdo en cuestiones como la vivienda y el cuidado infantil».
No es sólo que este debate “sustantivo” ocurrió en el contexto de los ataques de Israel en Medio Oriente y la guerra en Ucrania, como dice Burgis, lo que hace que la “normalidad” parezca casi surrealista. No es que ambos candidatos estén apuntando al centro, dejando la polarización, sino que es el forma en que la extrema derecha está tratando de posicionarse como vocera de la clase trabajadora.
Vance fue elocuente al presentarse al público como un hijo de la clase trabajadora blanca que hizo realidad el sueño americano, proveniente de una familia pobre que sobrevivió con cupones de alimentos y se vio afectada por las adicciones que afectan a millones de familias de la clase trabajadora en el país.
Walz y los demócratas han oscilado entre seguir propuestas más populistas y dirigirse hacia la derecha en un intento de ganar el voto indeciso, con la posibilidad de perder el perfil propio. Esto se suma a las maniobras inteligentes y cínicas de la extrema derecha para aprovechar la ira de la clase trabajadora.
Los analistas concluyen que Vance fue capaz de presentar una agenda de extrema derecha que era aceptable y se presentó como un político coherente –muy superior a Donald Trump en la articulación de la política de la Nueva Derecha– y Walz hizo poco por desafiarlo. Vance marcó el tono, excepto en los temas de derechos reproductivos, vivienda y atención médica.
Vance se retractó de sus propuestas como la prohibición nacional del aborto, y salió victorioso del debate al presentar el movimiento pro vida como algo virtuoso sin ser seriamente cuestionado por Walz. En cuanto a la inmigración, Vance repitió terribles calumnias sobre los inmigrantes, pero lo hizo de una manera que parecía “equilibrada” y “razonable”.
Los inmigrantes
El debate fue contra los inmigrantes que se han convertido en el oscuro objeto del odio de Make America Great Ahain (MAGA) de Trump y en el sujeto de la retórica xenófoba de Vance, quien culpó a los inmigrantes por hacer subir los precios de la vivienda, los culpó por el fentanilo y los difamó como criminales. Tampoco se retractó de la promesa trumpista de implementar el programa de deportación masiva más grande de la historia.
Walz, por su parte, mencionó el proyecto de ley fronterizo bipartidista promovido por los demócratas (rechazado por Trump) que buscaba proporcionar millones de dólares a la patrulla fronteriza y reforzar la vigilancia fronteriza con tecnología de punta y que fue rechazado por el expresidente. Walz intentó mostrar que en este tema, republicanos y demócratas tienen pocas diferencias y plantean la misma agenda antiinmigrante y xenófoba, aunque los demócratas no usen la artillería racista de Vance y MAGA.
* Economista, politólogo y analista estadounidense, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).