Superar el rentismo
Pasqualina Curcio|
Hay quienes afirman que el desabastecimiento y la inflación se deben a que el Estado venezolano “no ha asignado” las divisas al sector privado. Niegan que exista una guerra económica y presionan para eliminar el control cambiario.
Desde que inició el control en el 2003 y hasta el 2014 (última cifra disponible) el sector privado ha recibido de parte del Estado, y además a tasa preferencial, 329.756 millones de dólares. Un promedio de 27.480 millones al año, 2,6 veces más de lo que este mismo sector recibió entre 1970 y 2002, $10.743 millones anuales (datos del BCV).
Estas divisas, provenientes en un 99% de la venta de petróleo por parte del Estado y por lo tanto propiedad de todos los venezolanos, le fueron asignadas a los dueños del capital privado para que importasen los bienes necesarios para la producción y el consumo en nuestro territorio.
Quienes las recibieron fueron, en su mayoría, las grandes empresas nacionales y transnacionales de alimentos, medicamentos, productos de higiene, repuestos para vehículos, maquinarias, aerolíneas, entre otros rubros. No superan 1% de la población.
Entre 2003 y 2014, las importaciones, medidas en dólares, aumentaron 353%, pero en toneladas, solo incrementaron 22%. El costo promedio por tonelada importada aumentó 271%: pasó de 0,95 a 3,50 $/TN. La inflación de nuestros principales socios comerciales no fue de tamaña proporción.
En tan solo 12 años, el sector privado, mientras abultaba las facturas, se apropió y dejó en sus cuentas particulares, $210.649 millones (más de 2 veces lo que costó reconstruir Europa después de la II Guerra Mundial). En promedio, dejó fuera, $17.554 millones cada año.
Eliminando el efecto sobreprecio, las importaciones solo representaron, efectivamente, $9.926 millones anuales desde 2003 hasta 2014. Durante esos años, con esos niveles de importación, en lo absoluto hubo escasez, por el contrario, la economía creció 75%.
Dicho de otro modo, los $210.649 millones que los grandes capitales industriales y financieros dejaron fuera de nuestras fronteras, hubiesen servido para cubrir las importaciones de 21 años más.
En estos nuevos tiempos de revolución económica, superar el modelo rentista petrolero y avanzar hacia un modelo productivo, diversificado y sobre todo socialista, pasa, necesariamente, por impedir la transferencia de los ingresos de nuestras riquezas naturales a los grandes capitales transnacionales quienes por décadas son los que se han beneficiado de la mencionada renta.
Mantener y fortalecer el control cambiario es fundamental.