Stelling: Segunda y última fila/ Britto García: Trabajo Today / Curcio: Anclar
Segunda y última fila
Maryclen Stelling |
“El despertar y salir a la calle a resolvernos la vida se nos ha convertido en una novela de terror”, me comenta una lectora. Despertar con miedo…y el miedo a despertar; el miedo al día a día, a la cotidianidad, a enfrentar un contexto hiperinflacionario; Miedo a la incertidumbre, a la inseguridad, a la ausencia de normas y controles. Vivir con miedo….
Además de la “aterrorizadora” vivencia diaria, es necesario destacar el alarmante contexto informativo que reseña la crisis y, sin querer queriendo, alimenta el miedo ciudadano. El FMI proyecta al país “estallido de inflación hasta 1.000.000%”… “La crisis económica no da señales de mitigarse”…Escenarios de la “acción devastadora” de la hiperinflación que “no le extraña sin embargo a quienes padecen la crisis en carne propia”.
Según economista jefe del FMI para AL, la situación del país es “similar a la de Alemania en 1923 o Zimbabue a fines de la década de 2000″. La OPEP informa que “la producción de la estatal petrolera, casi única fuente de divisas, cayó de 3,2 mbd en 2008 a 1,5 millones en junio pasado, impidiendo aprovechar la recuperación de los precios”. En ese contexto, se informa que la reconversión monetaria arrancará el próximo 20 de agosto, con la reducción de 5 ceros a la moneda.
A este cuadro económico se suman pronósticos políticos, que anuncian crecimiento de la pobreza y la protesta social, además de incremento de “los grandes flujos migratorios” hacia los países vecinos.
Los medios, alineados con la oposición política, califican de “críticas de la segunda fila” a las “voces del chavismo” que recientemente han reclamado un giro económico. Resaltan maliciosamente que, aun cuando no figuran en el “cuadro cerrado” de los dirigentes de la revolución, “la rabia que se siente a lo profundo del país está haciendo mella” en la alta dirigencia del chavismo. Voces segundonas que intentan “empatizar” con un creciente malestar a lo interno del chavismo.
Desde la última fila, la ciudadanía, que padece la crisis en carne propia, se encuentra sometida a versiones contrapuestas sobre las causas, soluciones y medidas que toma el Gobierno. ¿Decisión acertada o experimento traumático y doloroso? ¿Medida correcta o receta fracasada aplicada en otras latitudes?
Y, de cara al futuro incierto, se reactiva el miedo en la última fila, ante la incertidumbre de una estabilización económica que, hasta ahora, no ha sido posible.
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Trabajo Today
Luis Britto García |
Esta es la historia de cómo una página web sin respaldo científico ni documental desarticuló uno de los factores básicos de la producción.
Al seleccionar el link www.trabajotoday.com aparecían una cotización del salario mínimo y escalas salariales que los trabajadores, como en conspiración simultánea, acogían y exigían inmediatamente. Nadie los obligaba, así como nadie obligaba a los empresarios a fijar sus precios de acuerdo con páginas web sin respaldo científico ni documental que anunciaban una supuesta cotización del dólar. Como por una mano invisible, las fuerzas de la oferta y la demanda encontraron por primera vez en la historia su punto de equilibrio: cada vez que los empresarios subían 100% sus precios, alegando que no obligaban a nadie a comprar, los trabajadores subían unánimemente 200% el monto de sus salarios, aduciendo que no obligaban a nadie a contratarlos.
En vano fue que los empresarios acudieran al gobierno para que éste hiciera entrar en razón a los trabajadores proponiéndoles un sistema de salarios acordados. Así como nadie respetaba la concertación de precios, menos caso hacía nadie de la de salarios. El gobierno condenó categóricamente que una página web operada desde el exterior fijara la cotización de un factor básico de la producción. Pero inútiles fueron todos los esfuerzos por hackearla: como Wikileaks, Trabajo Today abría con miles de enlaces y la supresión de unos conducía a la multiplicación de otros. A primera hora de la mañana, a través de los celulares, ya todo el mundo había recibido la consigna de Trabajo Today y nadie movía un dedo a menos que aceptaran pagarle la nueva cotización de la fuerza laboral.
La irresponsable página divulgaba otros datos de interés: los sueldos en Venezuela no representaban más de 10 al 20% de los costos de producción; el salario mínimo peor remunerado en Estados Unidos (el de Wal Mart) bordeaba nueve dólares por hora, o sea que los empresarios venezolanos cobraban precios dolarizados pagando salarios tercermundistas.
Al décimo aumento de precios seguido de incremento doble de salarios, los precios se estabilizaron misteriosamente y dejaron de subir. En todos los países del mundo van apareciendo páginas Trabajo Today que fijan el precio real de la fuerza laboral. Al poco tiempo las obedecen todos los trabajadores del mundo, que no tienen nada que perder, salvo sus cadenas.
Las guerras económicas se ganan con acción y organización.
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Anclar
Pasqualina Curcio |
Es sujetar algo firmemente al suelo o a otro lugar. Así lo define la Real Academia Española. En términos económicos, los mismos reales académicos de nuestra lengua la definen como “fijar el valor de un bien o de un servicio para evitar que su fluctuación incida sobre otros valores”.
También se refieren los académicos a lo que denominan “faltar un ancla” y lo definen como “romperse o desprenderse del fondo haciéndose inútil”. Para que un ancla cumpla su objetivo deben darse dos condiciones, especialmente en medio de un fuerte temporal: 1) que sea una buena ancla, que no se rompa, o que nadie logre romperla; 2) que se sujete en un lugar firme, no movible. Al echar anclas no es igual que ésta llegue al fondo o que se sujete en una boya, a menos de que exista total certeza de que esa boya esté muy bien aferrada al fondo.
Echar ancla al bolívar, en medio de este tsunami, debe garantizar que su material sea lo suficientemente resistente para evitar que las tenazas que diariamente aparecen en los portales web logren romperla. Debe garantizar también que el ancla llegue a un lugar firme.
Si anclar el bolívar al petro se está entendiendo como fijar un valor de la moneda con respecto al mencionado criptoactivo, se requiere una tasa de conversión, la cual debe fijar y establecer la autoridad monetaria. Esta tasa equivale al ancla. Cómo se calculará dicha tasa garantizará que pueda ser sometida o no a las tenazas de los portales web.
¿Se utilizará como referencia el tipo de cambio del Dicom, de la anunciada tasa para las casas de cambio, el implícito, o será tan arbitrario como el nivel de salarios que soñamos para los venezolanos? Cualquiera de estas modalidades, en medio de esta ola gigantesca, pudiese ser vulnerada por nuevos portales web.
¿Se referenciará el valor del bolívar con respecto al petro en función de las cantidades de ambos, es decir, se realizará una equivalencia entre la cantidad de bolívares que circulan actualmente en la economía con respecto a la cantidad de petros? ¿Cuántos petros se han minado, o pre minado? ¿Minar y minar petros, en esta equivalencia, apreciará el bolívar? ¿Será buena la calidad del material minado, o por el contrario hará agua, o tal vez burbujas?
Garantizar que el petro esté muy bien aferrado al fondo, es también condición para no “faltar el ancla” y llevar este barco a buen puerto.
En este relato los protagonistas son el barco, el ancla y el fondo (o boya). Equivalen al bolívar, la tasa de conversión y el petróleo (o petro). Los barcos jamás cumplen la función del fondo, porque de él se aferran, no intercambian roles. Entendemos, entonces, que no se intercambiarán bolívares por petros. De ser así, el relato cambiaría, sería el de un portaaviones llevando divisas hacia islas paradisíacas.
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