Stelling: Guerra de pasiones/ Britto García: Salutación del optimista/ Díaz: Crímenes económicos
Guerra de pasiones
Maryclen Stelling|
En el complejo panorama actual signado por la agudización de la crisis, la degradación social y la confrontación política “a muerte”, la palabra carece de valor ante la presión que, sobre la ciudadanía, ejercen eventos, objetos y acciones, vinculados a enfrentamientos armados, guerra, invasión…
Subyace un escenario profundamente simplista y simplificador del conflicto, de la confrontación y, por ende, del “otro”. Marco donde la individualidad se diluye y los enemigos se construyen mutuamente para, desde allí, adversarse y eliminarse.
La confrontación tiene lugar desde una extrema polaridad en la que juegan papel primordial las pasiones bélicas y donde la victoria de uno supone la desaparición del otro. Campean libremente el odio, la ira, la venganza, el desprecio, el deseo de someter, derribar, desarmar, doblegar o eliminar al adversario. En suma, negarlo, borrarlo y desaparecerlo sin importar los medios. Impera una subjetividad que avala cualquier salida violenta, en tanto supuesto instrumento ético y de justicia para lograr la paz y el orden deseados. Todo ello agravado por la transnacionalización del conflicto que fomenta la estrategia violenta.
Con absoluto desprecio a la palabra y en desmedro de las consecuencias, se pretende imponer la voluntad a través de la fuerza física. La guerra es un acto de fuerza y no hay límite para la aplicación de dicha fuerza. De allí que Jacques Lacan levante la siguiente interrogante “¿No sabemos acaso que en los confines donde la palabra dimite empieza el dominio de la violencia, y que reina ya allí, incluso sin que se la provoque?”
En ese contexto, nos demandamos ¿cómo derrotar la lógica de la guerra? ¿Cómo apartarnos de las prácticas violentas de representación y participación? ¿Cómo reconstruir el tejido social? ¿Cómo abrirnos a nuevas miradas sobre la convivencia, el dialogo, la concertación?
Lentamente y en paralelo a este escenario bélico, va emergiendo en el panorama político una nueva dinámica de búsqueda, de exploración de nuevas alternativas de sociedad, en la procura de una nueva subjetividad que promueva el reconocimiento del otro, el diálogo, la paz en democracia. Una suerte de centro político emanado o expulsado de la polarización radical violenta, comienza a impulsar por la vía política, estrategias para una construcción social incluyente y una salida pacífica al país.
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Salutación del optimista
Luis Britto García|
Venezuela es el país con mayores reservas probadas de petróleo en el mundo, con 302.810 millones de barriles. Quien controle esas reservas controlará el mundo.
El sistema financiero global fundado en un dólar no respaldado por nada está a punto de ser sustituido por el de otra moneda que, como el yuan, esté respaldada en oro.
El 15 de diciembre de 2018 Víctor Cano, Ministro del Desarrollo Minero Ecológico, declaró que “sólo en el área cuatro del Arco Minero del Orinoco, estamos estimando que existan 8 mil toneladas de oro inferido. Tenemos certificadas 2.300 toneladas de esas 8 mil. Eso nos colocaría como la segunda reserva de oro del mundo, pero podríamos ser la primera”. Quien controle el oro controlará el sistema financiero global.
Añadamos la energía hidroeléctrica de Guayana, el agua, la biodiversidad, el hierro, el aluminio, el coltán, el cobre, la espléndida fuerza de trabajo de 14.167.281 personas, de la cual 2.267.003 califican como profesionales, técnicos y afines. Gracias a estas riquezas, Venezuela puede ser dueña de su propio destino, o esclava de quien se las robe.
Las advertencias de China y Rusia han descartado la invasión militar directa externa; durante dos décadas la oposición intentó inútilmente apropiárselas mediante el golpe de Estado, el magnicidio, el terrorismo y el sabotaje.
Que conservemos las riquezas de las cuales dependen el mundo, nuestro país y la integración latinoamericana depende de que mantengamos la coherencia interna necesaria para defenderlas.
La única forma en que podríamos perderlo absolutamente todo es la derrota electoral. El 6 de diciembre de 2015 revela cómo podría producirse.
Si queremos depender de otros como esclavos y súbditos, la receta es sencilla: sigamos dejando que el oligopolio de una docena de parásitos mate de hambre al pueblo con precios incontrolados, que un puñado de ratas continúe rematándolo con el contrabando de extracción, que ineptos o cómplices lo sepulten permitiendo la proliferación de terroristas paramilitares, hasta que el elector hastiado retire su apoyo al sistema político y de Venezuela no quede más que un agregado confuso de botín y falsos positivos. Antes de que tantos sean inmolados para satisfacer la vileza de tan pocos, actuemos para defender los derechos de todos.
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Crímenes económicos
María Alejandra Díaz|
Las armas económicas generan efectos tan devastadores en la población como los actos directos de agresión. No sólo las bombas, misiles o proyectiles impactan centros urbanos, también los bloqueos comerciales y financieros impiden a los ciudadanos de una nación tener acceso a alimentos, medicinas e insumos fundamentales para la vida.
Para lograrlo, la cleptocracia financiera, a partir de la reinterpretación de Reagan de la Ley Glass Steagal de 1933, desató en el mundo una desregulación financiera con severos recortes sociales: operación de captura y concentración de la riqueza basada en una batería de dispositivos financieros asumidos por el resto del planeta, amparados en la cooperación o no de países, empresas y su pregonada confianza.
En este contexto la guerra financiera no es una metáfora exagerada sino más bien una herramienta estratégica, coaligado a esto último la “colonización financiera” que zigzaguea en los andariveles de realidad sensacional e inmediata. (Quiao Ling)
A partir del quiebre de esa norma, esa cleptocracia asaltó las finanzas mundiales y transgredió sus propios valores y principios, enarbolados como columna vertebral del sistema económico actual. Utilizó la Reserva Federal para sus robos masivos mediante la imposición del dólar ilegal como moneda de curso legal internacional.
Quiebre del Estado de Derecho, inseguridad jurídica de las actividades económicas; caos e incertidumbre imponen la fuerza. Un nuevo Leviatán ejerce la fuerza bruta, roba, despoja y asalta otros Estados: el reino animal del espíritu (Hegel), estado de guerra permanente. Hoy, esa es la base de actuación de los EEUU para cometer crímenes de lesa humanidad, agresiones económicas y financieras contra Venezuela. En medio de esta guerra irrestricta nuestra Doctrina de Defensa debe ante todo, protegernos del monstruo unipolar y su pretensión de imponer el imperio del caos.
Denunciemos este sistema financiero criminal sin credibilidad, que auspicia robos a los países usuarios, convirtiéndose en herramienta de ladrones, y no garantiza a los Estados Nación seguridad jurídica ni operacional, atentando contra sus intereses, activos y dineros.
Autores de crímenes de agresión económica y financiera, impactan en la posibilidad de garantizar la protección de los derechos humanos y resquebrajan la base fundamental del sistema: la credibilidad en sacrosanta ideología de la propiedad privada y el mercado, piedra base del edificio financiero del capitalismo sionista.
Son crímenes y delitos económicos que cometen las corporaciones y gobiernos occidentales contra el derecho en todos sus variantes comerciales e internacionales. Gobiernos y corporaciones atacando a Estados y gobiernos soberanos, que ellos consideran hostiles por jugar con las reglas básicas de la libre competencia y cuidar de su seguridad nacional.
Nuestra estrategia de defensa debe comenzar golpeando el valor de los activos intangibles de las marcas, hasta llegar a legislar en esta materia, pues ellas son el soporte del sistema financiero basado en la confianza de países, empresas y ciudadanos, dado que al violentar ese marco jurídico también se quiebra el principio básico de todo contrato: la buena fe y la confianza,
Urge sentar jurisprudencia con lo sucedido a Venezuela, a fin de tipificar esos actos de piratería y robo contra el país, por parte de particulares, quienes avalados unilateralmente por el hegemon, transgreden los contratos con terceros, en este caso entidades financieras y multinacionales. Tipificar y castigar la piratería unilateral de ciertos Estados con complicidad de los bancos. En este último caso no sólo el Estado agresor incurre en delitos de lesa humanidad, crímenes de agresión, también las corporaciones delinquen: es el Pranato Mundial.
Es un gobierno de bandas criminales terroristas que actuando en cohecho con bancos roban, saquean, bloquean unilateralmente fondos, cuentas, dineros, activos y bienes, causan un daño económico grave que repercute en la población del país; un delito de carácter híbrido que, al vincularse con el incumplimiento de las normas de la OMC y legislaciones comerciales y penales de los países, destruye el fundamento del ejercicio de la actividad comercial, el marco jurídico y ético de cualquier contrato.
En su doble moral destruyen la economía de mercado, su valor fundamental, su tesis del progreso, el libre comercio y las reglas mínimas de derecho comercial, el derecho internacional, la seguridad jurídica que tanto pregonan, en virtud de un pragmatismo pirata criminal, alegando supuestas amenazas a su sistema de vida por parte de países soberanos acusados de violar derechos humanos.
Tomemos la contraofensiva contra el pranato mundial criminal: los países afectados y respetuosos de la legalidad internacional deben oponerse y legislar contra las corporaciones criminales, sus marcas y los Estados que actuando como corsarios postmodernos intentan robar nuestros recursos.
* Abogada. Constituyente