Stelling: ¿Empate o desempate?/ Cubadebate: El suicidio político de Washington/ González: Notas para el cambio

479

¿Empate o desempate?

Maryclen Stelling|

El reciente show político mediático, encabezado por el líder de la oposición Juan Guaidó, con la participación especial de Leopoldo López, levanta muchas interrogantes. ¿Qué sucedió realmente? ¿Golpe de Estado fracasado? ¿Cómo incidirá en la medición de fuerzas que caracteriza la confrontación política en Venezuela? ¿A quién beneficia?

Sin desmeritar la gravedad de lo sucedido para la estabilidad democrática, este hecho pasa a ser un capítulo tragicómico en la prolongada confrontación entre las dos fuerzas políticas. Confrontación que pretende hegemonizar los ámbitos y el consenso para la toma de decisiones. Medición de fuerzas en diferentes espacios en la procura de imponerse al otro.

Enfrentamiento prolongado en el que ninguna de las dos partes parece poseer la fuerza suficiente para imponerse. “Empate catastrófico” que afecta gravemente la democracia, deteriora el tejido social y las condiciones de vida de la población.

El empate catastrófico se caracteriza por la confrontación de dos proyectos políticos nacionales de país, con capacidad de movilización, atracción y seducción de fuerzas sociales. Confrontación de dos bloques -con voluntad y ambición de poder el ámbito institucional y social.

Empate que puede durar poco o mucho tiempo, hasta llegar un momento en que se produce un desempate, una salida. Con posterioridad al 30A, en ambos bloques se fortalecen las construcciones discursivas y los escenarios simbólicos que procuran la razón y la lógica.

Guaidó tensa la cuerda y anuncia que a partir del 2 de mayo habrá paros escalonados hasta lograr una huelga indefinida.

En una interesante estrategia simbólica, política y constitucional el Presidente, en compañía del sector militar, reafirma la lealtad absoluta de la FANB y la unión cívico-militar. ¿Cómo incidirá este nuevo capítulo en el necesario reconocimiento y reencuentro? ¿Afectará o posibilitará por la vía democrática el diálogo y la negociación entre las dos fuerzas políticas? ¿Seremos capaces de consolidar el proceso de construcción de un proyecto social y político? ¿Se trasladará la medición de fuerzas al plano bélico? ¿Cómo afectará el juego geopolítico internacional? Creemos que este suceso beneficia y fortalece a Maduro y abre las puertas al desempate, que deberá ser bien administrado.

—–

El suicidio político de Washington

Patricio Montsinos|

Si bien es cierto que la aplicación por Estados Unidos de la Ley Helms-Burton y su capítulo III dañará a Cuba, real es también que esa determinación de la actual administración de la Casa Blanca será su suicidio político.

El régimen de Trump conoce muy bien que el mundo entero rechaza el bloqueo que EEUU le impone a la mayor de las Antillas desde hace casi 60 años, y su recrudecimiento en lo adelante con la ya calificada “ley garrote” tendrá como respuesta un NO rotundo de la comunidad internacional.

Cuba goza de un gran prestigio en todos los continentes de nuestro planeta tierra, por su dignidad, firmeza, solidaridad, y resistencia ante las continuas agresiones de su vecino del Norte, que ha vuelto a errar, y esta vez gravemente, merced su siempre conducta obstinada hacia la nación caribeña.

Ni presiones, ni chantajes de Washington conseguirán que países y gobiernos se sumen a su actuar cada vez más beligerante contra un pueblo que lo único que ha hecho es defender su soberanía e independencia, y como siempre reitera el presidente boliviano, Evo Morales, compartir lo poco que tiene, y no lo que le sobra.

Al contrario, la puesta en vigor de la Ley Helms-Burton aislará aún más a EEUU, incluso de sus aliados, que verán afectados sus intereses nacionales por una legislación extraterritorial que no tiene cabida en el mundo bipolar en que hoy vivimos.

La solidaridad de los pueblos con Cuba se intensificará hasta límites insospechables para Trump y sus mediocres “asesores”, quienes lejos de serlo parecen estarlo apuñalando por la espalda para definitivamente destronarlo del poder.

El inquilino de la Casa Blanca no se entera que tales “colaboradores” lo están embaucando en contiendas destinadas al fracaso y su desprestigio internacional, y que pueden conducir al “emperador” y su “imperio” a la debacle.

Nunca antes un régimen de Washington había transitado por caminos tan oscuros, ni siquiera en los tiempos de la llamada “guerra fría” porque entonces contaba con un bloque de aliados, actualmente desmembrado precisamente por el actuar omnipotente de Trump, quien es cada vez menos tolerado, y al mismo tiempo más burlado.

El “emperador Calígula” del siglo XXI no podrá con Cuba ni con 100 capítulos de la Helms-Burton porque el pueblo de esa Isla está entrenado y preparado para resistir, y predestinado a vencer. Ya lo ha demostrado en múltiples ocasiones.

La soga con la que Trump y sus “asesores” quieren atar a la mayor de las Antillas, solo les servirá para el definitivo suicidio político de Washington. De ello que nadie tenga la menor duda.

Notas para el cambio

Ángel Daniel González|

El intento de golpe de Estado del 30 de abril fracasó bochornosamente. Los seguidores de la oposición, lentamente, van asumiendo la contundente realidad de que sus líderes, los nuevos prefabricados y los ya viejos y casi vencidos, les han estado contando mentiras una vez más.

Esto implica que, en medio de la crisis económica y política, en medio del bloqueo y el acecho constante por parte de Estados Unidos, el gobierno del presidente Nicolás Maduro recupera un espacio de fortaleza que venía necesitando hace rato. Pero lo más probable es que este espacio, marcado por el desastre de la contra, no dure demasiado tiempo. Así que la única opción es aprovecharlo al máximo.

Durante el acto del Día de los Trabajadores, el Presidente convocó para este fin de semana, 4 y 5 de mayo, a una “jornada de diálogo para el cambio”. Dijo que quiere que el pueblo le diga al Gobierno “qué hay que cambiar”. Queda claro que Maduro se asume en deuda con los grandes temas económicos y sociales del país.

En este sentido, la primera línea de cambio que debe implementar el Gobierno es la del discurso. Es necesario asumir la postura de que vivimos una grave crisis, y por lo tanto no se puede pretender mantener las mismas políticas de antes de la crisis.

Pero hay que decirlo. Debe haber coherencia entre las palabras y las acciones de Gobierno. Mostrarse responsable ante la gente es la mejor manera de convocar a la resistencia a los tiempos difíciles. Y esto implica un esfuerzo destacable de transparencia.

Por ejemplo, no se puede implementar un aumento salarial mediante una filtración de la Gaceta Oficial y sin ningún anuncio político al respecto. Sobre todo cuando es tradición que tal anuncio se haga el 1 de mayo.

Igualmente, si se determina la necesidad de cambiar el régimen de propiedad de una o varias empresas del Estado, tal cosa debe hacerse pública y comunicacionalmente, con las argumentaciones del caso, y no como según denuncias de organizaciones campesinas del estado Portuguesa se estaría haciendo con la empresa de propiedad social “Arroz del Alba”.

Las crisis políticas no deben enfrentarse con silencios y restricciones en el discurso, sino dando la cara al país e intensificando la producción de ideas, argumentos y debates.