Stelling: El diálogo, imperativo ético/ Britto: Parábolas de 4a. generación/ Puchi: Nueva ronda
El diálogo, un imperativo ético
Maryclen Stelling|
Hassine Abassi uno de los miembros del Cuarteto para el Diálogo Nacional en Túnez y Premio Nobel de la Paz, estuvo recientemente en Caracas, invitado por organizaciones de la sociedad civil, para compartir el caso tunecino. Experiencia exitosa en la que destacó con especial énfasis el papel fundamental que jugó precisamente la sociedad civil “como mediador y fuerza convocante” de la paz, el diálogo y el fortalecimiento de la democracia en su país.
Aun cuando ninguna realidad es exactamente igual a la otra- y con la advertencia de que la experiencia tunecina “no es aplicable a todos los países”- el proceso conducido por el Cuarteto de Túnez, es de especial importancia para el país, más aun cuando el diálogo es asunto de interés tanto político como ciudadano.
Transformado el diálogo en Venezuela en factor importante de la confrontación política, es absolutamente certero el consejo de Abassi en cuanto a colocar los intereses del país por encima de aquellos de carácter político y personales. Sin despreciar la recomendación de evitar la injerencia de actores extranjeros durante las negociaciones.
Diálogo invoca otros procesos, tales como reencuentro, reconocimiento; negociación, acuerdos y ética; información y comunicación; independencia y responsabilidad nacional; democracia y paz.
Recordemos que la paz al igual que el diálogo es un proceso que no se resume a un acuerdo formal o a un documento; a una firma o mero apretón de manos; tampoco a un pacto o foto. Es un lento proceso que toma tiempo para ser trasladado al ámbito societal y ser asumido por la ciudadanía.
La construcción y consolidación de la paz, que va de la mano con el diálogo, no se limita a la ausencia de violencia. Ello nos conduce a la comunicación para la paz que debe imperar en todos los ámbitos societales y que, necesariamente, requiere ser asumida de manera obligante por las fuerzas sociales convertidas en promotoras del cambio social, impulsoras de la paz y del diálogo. Proceso en el que la comunicación y la información juegan un papel fundamental en la construcción mediática del proceso de paz.
El diálogo impulsado por la sociedad civil es de vital importancia para la prevención y gestión de la crisis, los propios conflictos y el postconflicto. El diálogo debe ser asumido por la ciudadanía en tanto paradigma para el cambio social.
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Parábolas de cuarta generación
Luis Britto García|
Parábola del justo Salomón. Ante el justo juez Salomón concurren dos damas alegando cada una ser la representante de la Patria en disputa.
-Soy la legítima representante -dice la dama de alcurnia- y para probarlo estoy dispuesta a todo: quemar vivo a todo el que no esté de acuerdo, a cortarle los fondos a mi Patria, a robarle todos sus bienes, a impedirle las exportaciones y las importaciones, a imposibilitar que le lleguen alimentos, equipos y medicinas, a matarla de hambre, a hacerla invadir por extranjeros, a minarla con bases militares de ocupación, a desmembrarla en toletes y repartirla entre los invasores.
-A mi Patria no –interrumpe la dama plebeya- métete conmigo, pero con mi Patria no.
-Cómo te atreves, monstruo –dice el sabio Juez Salomón –a pretender representar aquello que quieres ver destruido. Te condeno a que todo lo que deseas recaiga sobre ti.
Parábola del político entreguista. Alguna vez he narrado la historia del traidor Omichún, pero es bueno repetirla porque la principal arma del traidor es el olvido. Invaden los ingleses el rico y fabuloso territorio de la India, pero como sus mercenarios son inferiores en número deben recurrir a la traición y a la división entre los hindúes.
En la batalla decisiva, el traidor Omichún se vuelve inoportunamente contra sus compatriotas, y los entrega como siervos de los invasores. En el banquete de celebración del pillaje espera Omichún servilmente su recompensa por la traición que ha entregado su patria a los invasores.
Uno tras otro llaman los invasores a sus saqueadores, a sus asesinos, a sus genocidas, para recompensarlos con condecoraciones, cargos, porciones del botín. Omichún espera cabizbajo, cada vez más cabizbajo. Los invasores reparten las sobras del banquete entre los perros y los sirvientes. Omichún queda a solas con su conciencia, a solas con lo que jamás ha tenido.
Parábola del ratero sancionador. Ante el Juez concurren en juicio oral el fiscal, el acusado y los agraviados innumerables.
-Señor Juez –expone el Fiscal- el indiciado lleva paleados más de mil celulares de los agraviados aquí presentes, cada uno de los cuales lo ha identificado como ladrón de la manera más positiva.
-Perdón –retruca el agresor.- Más de 23.000 millones de dólares le han pillado a nuestro país, y a eso no lo llaman latrocinio. Yo no robo, solo “sanciono” celulares.
Parábola de los banqueros pillastres. Adoptan los banqueros pillastres la costumbre alegre de robarse los fondos que le depositan los países ingenuos. Adoptan los países ingenuos la costumbre de no depositar más sus fondos en los bancos, y desde entonces no hay más países ingenuos, ni bancos.
Parábola del tercer hombre. Esta parábola la cuenta Carol Reed en su película El Tercer Hombre. En la Viena devastada por la Segunda Guerra Mundial el especulador Harry Lyme –interpretado por Orson Welles– mientras sube y baja en la Rueda del Parque de Diversiones del Prater, justifica ante un amigo que su negociado en el mercado negro impida que los niños enfermos dispongan de antibióticos que los salven de enfermedades fatales: “En el Renacimiento hubo traición y crimen, pero fue una época que dejó un legado artístico asombroso. Mientras que en medio milenio de paz y orden, los suizos sólo han inventado un reloj que hace cucú”.
El paciente interlocutor deja al traficante, visita un hospital, ve morir niños que no reciben medicinas por culpa del provechoso negocio del amo del mercado negro, y denuncia a la policía dónde pueden encontrarlo. Harry Lyme muere como una rata, cosido a tiros en los albañales de la Viena destruida por los bombardeos. En la película no figura el parlamento del policía que lo remata: “Ningún especulador con medicinas pintó ninguna Capilla Sixtina”.
Parábola del emperador autoproclamado. El pueblo chino se subleva a principios del siglo XX contra los Emperadores de la Ciudad Prohibida, y pone en la calle a los inútiles descendientes de una dinastía inútil que no supo defender su país cuando los ingleses le declararon la guerra para obligarlos a comprar opio.
Los invasores japoneses quieren apoderarse de China, invaden Manchuria, y con bombos y platillos autoproclaman Emperador del Manchukuo a Pu Yi, el más inepto vástago de la dinastía depuesta. El títere se pasea entre nubes de incienso y de adulación que le impiden advertir la aproximación del Ejército Rojo, que expulsará de China a los japoneses y dejará para el Autoproclamado el exigente puesto de jardinero. Mejor cabeza del pueblo que títere de invasor.
Parábola de la amenaza. Trato de tumbarte con golpe de Estado. Te bloqueo los repuestos para tus equipos militares. Financio ONG que te espían, te sabotean, te difaman. Te invento procesos amañados por supuesta violación de derechos humanos. Te envío embajadores que pretenden enseñarte lo que debes y lo que no debes opinar. Te espío las comunicaciones con los correos electrónicos, las redes sociales y los satélites artificiales.
Te calumnio con todos los monopolios que dominan la información. Armo conjuras internacionales para derrocar tu gobierno y aislarte. Te rodeo de bases militares. Aliento países limítrofes o hemisféricos a invadirte. Promuevo agresiones con paramilitares y magnicidios con drones teledirigidos. Armo conjuras de sobreproducción para bajar los precios de tus exportaciones. Me robo tus bienes en el exterior.
Presiono a las calificadoras de riesgo para que los créditos que pidas tengan las tasas de interés más altas del planeta. Prohíbo a mis ciudadanos y a los de todo el mundo comerciar contigo. Desconozco tus autoridades elegidas y trato de suplantarlas con títeres. Invento que padeces de crisis humanitaria como pretexto para una invasión humanitaria. Propicio el sabotaje de tus acueductos, de tus carreteras, de tus plantas eléctricas, de todos los servicios públicos. Trato de sobornar para que te traicionen a tus funcionarios y tus militares. Declaro que eres una amenaza inusual y extraordinaria para mi seguridad.
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Nueva ronda
Leopooldo Puchi|
“Los Estados Unidos nunca dijeron que su esfuerzo en Venezuela se limitaría a una ronda”, expresó un funcionario del Consejo de Seguridad Nacional (CSN), al comentar las informaciones del Washington Post relacionadas con los reveses que había tenido la denominada operación libertad, destinada a deponer a Nicolás Maduro de la presidencia.
En vista de la frustración que se había generado, era razonable pensar que se podía producir una reformulación de la estrategia, tanto en los objetivos planteados como en las tácticas a seguir.
Efectivamente, el Post había señalado que Trump estaba insatisfecho con los resultados obtenidos de las políticas seguidas desde el CSN por John Bolton y Mauricio Claver-Caronne, y que se había quejado de que sus asesores subestimaran a Maduro, a quien ahora considera un elemento “duro de roer”.
El giro de Oslo
Al emerger el espacio de negociaciones abierto por Noruega, Elliott Abrams toma el relevo desde el Departamento de Estado. Abrams hace algunos ajustes a la estrategia al aceptar los encuentros de Oslo, negociación que no estaba contemplada en el diseño inicial, de acuerdo con lo expresado por el vicepresidente Mike Pence en febrero: “No es momento de diálogo, sino de acción”.
En el sentido del rediseño de la política hacia Venezuela, Abrams escribe un artículo en el Herald Tribune que se abre al camino a las negociaciones, reconoce el papel del chavismo en un futuro político y omite mencionar la condición previa de la salida de Maduro antes de la celebración de un proceso electoral, lo que lo aleja de la fórmula rígida del “cese a la usurpación”. Sin embargo, en su última rueda de prensa Abrams coloca de nuevo el asunto sobre el tapete.
Ronda de piedra
De manera que pudiera estimarse que la reformulación completa de un nuevo flujograma todavía está en proceso de consultas y elaboración. Sin embargo, no parece que el revés de la operación libertad haya conducido a un cambio en cuanto a los objetivos estratégicos, que tienen como centro la reinserción plena de Venezuela en el dispositivo geopolítico estadounidense, desde la perspectiva de la doctrina Monroe, asumida por Donald Trump en su discurso en la ONU como el marco determinante de su política hacia el hemisferio.
Tampoco parece desistir el gobierno estadounidense del objetivo de una transferencia integral del poder hacia la oposición, sin un acuerdo previo de cohabitación y participación compartida en los distintos espacios de poder del Estado y la sociedad.
Así que, la nueva ronda contempla los mismos objetivos. Y, como se sabe, si el Gobierno y la oposición no cambian sus objetivos, no habrá resultados en Oslo. En cuanto a los métodos, el eje central está en las sanciones. Habría que ver cuáles actos de fuerza, de los que están “sobre la mesa”, serán utilizados como método táctico ahora.
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