Stelling: Despolarizar la Constituyente/ Díaz Rangel: Las manifestaciones
Despolarizar la Constituyente
Maryclen Stelling| Cual crónica de una batalla anunciada, el 1° de mayo, el Presidente de la República invoca el poder constituyente originario y llama “al pueblo a prepararse para una gran victoria”. Posteriormente, firma el decreto para convocar a una asamblea nacional constituyente que tendría como objetivos preservar la paz y la estabilidad de la República y perfeccionar el sistema económico, social y político de Venezuela.
Tal llamado ocurre en un contexto confrontacional multidimensional, en el que se ha incentivado de manera importante la violencia política. La oposición rechaza “enérgicamente” la convocatoria calificando el llamado presidencial de fraude constitucional y golpe de Estado que busca agravar la crisis de Venezuela y destruir la democracia. Destacan que el problema no es cambiar la Constitución, “sino cambiar a Maduro a través de los votos”, y hacen un llamado a “rebelarnos”. Del lado oficial se afirma que “no vamos a sustituir la
Constitución bolivariana”, lo que se quiere es incluir nuevos sujetos constitucionales en la Carta Magna. El Departamento de Estado se pronuncia y acusa a Maduro de “querer cambiar las reglas del juego para asegurarse el poder que se le está escabullendo”.
El llamado constituyente con miras a preservar la paz y la estabilidad del país ha generado -en el corto plazo- un efecto contrario. Se profundiza la polarización y recrudece la radicalización, lo que da inicio a una suerte de “estado de guerra” permanente que tiene como objetivo final la salida de Maduro.
Ante ese cuadro, unas marchas “pacíficas”, en muchos casos sin banderas políticas, se apropian de los espacios públicos. Ante una protesta que intenta reemplazar la cotidianidad de la ciudadanía impidiendo el libre tránsito, imponiendo el caos, la zozobra y el miedo… Ante unos medios que se exceden en sus funciones y promueven la confrontación, destrucción y violencia en tanto trofeos de guerra. Ante un determinado discurso político que asume el “estado de guerra” como un proceso legítimo y permanente por ser limitado a través de la fuerza. Ante una situación de conflicto social que no es más que un síntoma de problemas de fondo.
Ante ello, ciudadanas y ciudadanos que nos sentimos convocados por el llamado constituyente, debemos despolarizar el proceso, expropiarlo, hacerlo nuestro y promover la construcción de un nuevo pacto social para dar así inicio a una reconfiguración de las relaciones de poder, de las relaciones sociales, políticas, culturales y económicas.
—
Las manifestaciones
Elazar Díaz Rangel-UN|
¿Por qué no había manifestaciones durante la dictadura de Pérez Jiménez? Precisamente por ser una dictadura, donde no existían libertades sindical, de organización, de tránsito, de expresión, etc. Cuando aquí en Caracas la OEA se reunió en 1954 para darle el visto bueno al golpe contra el presidente Jacobo Arbenz, en Guatemala, hubo una pequeña manifestación en El Silencio que fue reprimida por la Policía y la Guardia Nacional, y mataron al militante comunista Félix Castillo. Y al final de la dictadura, en días de enero del 58, hubo manifestaciones de protesta en varios sitios, la policía y la GN arremetieron y hubo un saldo de 65 muertos (ver la lista en mi libro Días de enero).
Los 40 años de democracia representativa empezaron en 1959 con Rómulo Betancourt; en agosto hubo una manifestación de desempleados que fue disuelta a plomo, con tres muertos. Las protestas estudiantiles las disolvían violentamente y, cuando lo creían necesario, usaban armas de fuego. Existe abundante bibliografía sobre manifestantes muertos, desapariciones forzadas, torturados y asesinados.
Desde que Hugo Chávez asumió la Presidencia se prohibió el uso de armas de fuego a las policías y a la GNB en materia de orden público; en ocasiones ha habido víctimas, pero algo excepcional y siempre juzgados los responsables, no obstante que los efectivos militares y policiales son escupidos, maltratados de palabra y en ocasiones, de hecho, pues algunos de ellos han sido muertos o heridos por armas de fuego. Agresiones de esta naturaleza nunca antes se vieron en la historia contemporánea venezolana.
En la represión, no en las manifestaciones pacíficas, que las ha habido, algunas muy concurridas, sino en los actos vandálicos que comienzan a usarse armas de fuego, se utilizan bombas lacrimógenas, en ocasiones con excesos. Pero en la democracia representativa no hubo efectivos policiales o militares muertos ni heridos por la acción de los grupos extremistas, como ha sucedido ahora.
Como dijo el almirante Ceballos, estos hechos no pueden comprenderse sin los antecedentes habidos en el exterior, pero mucho menos deben desvincularse de la política de Washington. Hace muy poco el presidente Donald Trump, después que Maduro “cambió las reglas de juego”, anunció que trabajará con otros países de la región para estudiar sobre las medidas a tomar en el caso Venezuela, y que deben ser coordinadas en la medida de lo posible. Ya se entrevistó con los presidentes de Argentina y Paraguay, y ahora lo hará con el presidente de Colombia.
¿Estarán de acuerdo con una intervención militar conjunta para “rescatar la democracia” en Venezuela? Se ignoran cuáles pudieron ser las respuestas y cuáles pueden ser en el futuro inmediato. Pero de Colombia ya tenemos una declaración del vice de Defensa, quien se refirió a la más importante movilización hacia las fronteras. Claro, ahora tiene las mejores posibilidades sin tener que enfrentar a las Farc-RP ni a los paramilitares, que parecen no ser su problema.
Despejando interrogantes
-Oportuna la iniciativa de la Comisión Presidencial del proyecto constituyente de reunirse con sectores diversos; lamentable que el tiempo para los medios hubiese sido tan corto. Faltó tiempo para un diálogo más fructífero. Pero permitió aclarar tres cuestiones importantes: la primera, que la ANC que sea electa elaborará una nueva Constitución; que los diputados obreros serán electos solo por los trabajadores, el listado se hará a partir del registro nacional del SSO, donde deben estar más del 90% de los trabajadores, y la presencia del almirante Remigio Ceballos, quien hizo una exposición de antecedentes internacionales de las acciones que se han realizado en Venezuela, sin los cuales no es posible comprenderlos, justificó mi pregunta si declarados esos hechos como una insurgencia armada, ¿se puede pensar en tribunales militares? La respuesta fue positiva (en Valencia ya comenzaron a enjuiciar a varios detenidos por ataque al centinela o a dependencias militares).
-Resta una pregunta: ¿cómo es posible, si la Constitución contempla un ciudadano, un voto, para elegir a los diputados a la ANC se puede votar dos veces, en el área sectorial y en la votación general?
-Supongo que la Comisión Constituyente habrá valorado las declaraciones de Henri Falcón, quien considera que ese proceso “niega la posibilidad de una negociación”, y que lo que buscan es “postergar las elecciones” a gobernaciones y alcaldes. Sería importante que el CNE se pronunciara en forma concreta sobre ese otro proceso electoral. El presidente Maduro dijo hace poco: “El CNE tomará las decisiones que deba tomar”.
-Los obispos se pronunciaron contra el proyecto de convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente. Si ya lo había hecho la MUD, ¿qué necesidad tenían de pronunciarse?
-Valencia parece convertida en la ciudad con mas hechos de violencia en los últimos días; hasta 60 comercios fueron saqueados y objeto de destrozos en apenas dos días. Quizás por eso es la primera ciudad donde se llevan a los tribunales militares a los presuntos responsables de tales desmanes.